Por Sebastián Dumont.-

El caso de José López parece haber caído en el momento justo para el Ministro de Seguridad bonaerense Cristian Ritondo, cuando su labor al frente de la silla eléctrica más compleja estaba siendo muy cuestionada. Habían circulado varias versiones sobre la posible dimisión del ex legislador porteño. Sin embargo, el episodio de las valijas del señor López, presentado con el adicional de la presencia de dos policías que no sucumbieron a la tentación de no ser sobornados. Por ahora, ganó oxigeno, aunque la inseguridad en la provincia de Buenos Aires parece poco controlada y en pocas horas el conurbano fue escenario de dos asesinatos. Uno en Pilar y el otro en Malvinas Argentinas, donde la agravante de que el 4 de junio habían matado a otro joven de 24 años. Una mezcla de varios factores.

Hace tiempo que se marca desde este medio que hay situaciones más que extrañas vinculadas a la inseguridad en la provincia de Buenos Aires. Los cambios de mandos en la cúpula y la influencia de un sector de la bonaerense que respondía a otras vertientes, hace pensar que detrás del crecimiento de ciertos delitos está la mano negra de los desplazados.

Primero fue el incremento de los secuestros extorsivos, cuyos epicentros más notorios se dieron en los departamentos judiciales de Morón y Lomas de Zamora. Pero ahora, la gravedad no amaina, y se ha llegado a provocarse homicidios en ocasión de robo con peligrosa asiduidad.

Lo llamativo es que en el distrito de Malvinas Argentinas se observaron dos casos similares con menos de 20 días de distancia. Dos asesinatos cuando se intentó robar el auto en la puerta de la casa de la víctima. Los datos que surgen son el de zonas probablemente liberadas como consecuencia de una menor presencia policial. A eso hay que sumarle los cambios de autoridades policiales en la comuna. Y el retiro de, extrañamente, cámaras de monitoreo. Llamó la atención también la falta de pronunciamiento de las autoridades locales sobre las situaciones trágicas.

Allí, donde gobierna el K Leonardo Nardini, el secretario de seguridad es el abogado Jorge Cancio, al que no se le conoce experiencia en la materia de seguridad comprobada. Su segundo tiene más experiencia porque es un policía retirado que fue parte de la cúpula que condujo Hugo Matzkin, se trata de Angel Becerra.

En Pilar se dio otro caso grave el sábado. Un joven de 39 años fue asesinado en el centro de la ciudad el sábado pasado. Allí, la actitud del intendente ha sido diferente y se puso al frente desde el primer momento, aunque es un tema que todavía le cuesta encarrilar, ya que tuvo que cambiar al secretario de seguridad casi desde el arranque mismo de su gestión.

Pero más allá de la cuestión municipal, los ingredientes para la situación de seguridad son más amplios. Y no hay margen para poder relajarse. Ni caso López que vaya a distraer la atención durante tiempo eterno.

Por otra parte, preocupa y mucho lo que sucede con efectivos de la policía local, donde no termina de ser traspasa a las comunas como se había prometido. Las reacciones de algunos intendentes no se hace esperar. La semana pasada, otro kirchnerista, Alberto Descalzo, de Ituzaingó anunció que le quitaría colaboración a la policía sacando de circulación varios patrulleros. No parece ser un momento ideal para hacerlo.

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