Por Hernán Andrés Kruse.-

La paciencia tiene un límite. Luego de años de padecer el flagelo de la inseguridad el pueblo de Rosario dijo ¡basta! El jueves 25, miles de rosarinos se congregaron en las escalinatas del edificio de Tribunales para luego marchar por calle Moreno rumbo a la sede local de la gobernación. Las fotos publicadas por La Capital confirman el carácter masivo de la convocatoria. La multitudinaria marcha contra la inseguridad y el reclamo de justicia fue estremecedora y emotiva. Nunca antes hubo en Rosario una marcha de semejante magnitud. Fue un hecho sin precedentes que superó con creces a convocatorias similares de años atrás. El dolor, la impotencia y la angustia se hicieron presentes anoche en las calles rosarinas. Los rosarinos se hartaron y descargaron con fuerza todo lo que vienen acumulando durante estos años de gobierno socialista. La gente repitió al unísono “Rosario se despertó, se cansó de tantas muertes. Hagan algo”. Al llegar a la sede de la gobernación en la Plaza San Martín la multitud hizo un respetuoso silencio para escuchar los testimonios de decenas de familiares víctimas de la inseguridad. El denominador común fue el previsto: muertes, familias destruidas, investigaciones judiciales que quedaron truncas y la consolidación de la impunidad. Se criticó duramente al gobierno provincial, al gobierno municipal, a los jueces y a los fiscales. La marcha fue absolutamente pacífica, sin un solo incidente que la empañara. En la plaza San Martín la emoción dominó el escenario cuando se escucharon testimonios desgarradores que hicieron llorar a muchos. Hubo muchas banderas, afiches y carteles con rostros de las víctimas de la inseguridad. También se hicieron presentes los familiares de las víctimas de la explosión de calle Salta 2141 y de accidentes ferroviarios. Una de las oradoras expresó: “esto marca un antes y un después, ya nada será igual. Demostramos que estamos hartos de tanta inseguridad. Autoridades, hagan algo”. También se escuchó a la multitud cantar “gobierno, dormido, tu pueblo está herido”. Antes de dar por terminado el acto se acordó una nueva demostración popular para el 8 de septiembre (fuente: La Capital, Guillermo Zysman: “Imponente y multitudinaria marcha contra la inseguridad y por justicia”, 26/8/016).

Se escucharon anoche relatos desgarradores. La presencia de los familiares de las víctimas conmovió a todos los presentes. Las familias de Mariano Bertini, Sandro Procopio, Nahuel Ciarroca, Rubén Figueroa y muchos más, encabezaron el recorrido con imágenes, mensajes y testimonios desgarradores. Hubo un cartel que rezaba “somos la voz de los que ya no están” y fue portado por un niño de 10 años. Lucas, hermano de Nahuel Ciarroca, señaló que “con esta marcha tan contundente, queda claro que la sociedad está pidiendo un cambio”. Por su parte, Marcela Nissoria dijo que “tuvimos que dejar la sangre de nuestros hijos en las calles para que la sociedad reaccione”. Para dar una idea de la magnitud de la marcha, basta con decir que tuvo más de siete cuadras de extensión. En el frente de la sede de la Gobernación se escucharon testimonios desgarradores: “no queremos más muertos, queremos vivir en paz”, “no queremos que sufran lo que sufrimos nosotros desde hace años”, “queremos que se haga justicia, no costumbre”, “nuestros muertos ya no volverán, pero esta marcha debe servir para que no les pase a ninguno de ustedes” (fuente: La Capital, Aníbal Fucaraccio: “Muestras de dolor, señales de hartazgo y relatos desgarradores”, 26/8/016).

Rosario en particular y la provincia de Santa Fe en general son una de las zonas más inseguras del país. El denominado “Gran Rosario” es considerado más peligroso que las zonas más complicadas del conurbano bonaerense. Los barrios periféricos de Rosario están hoy a merced del narcotráfico. En esos sectores los pobladores padecen una indefensión total y absoluta. Digo “pobladores” y no “ciudadanos” porque no lo son. Si hay un fenómeno que está íntimamente vinculado a la inseguridad es el narcotráfico. Desde hace tiempo que los narcos se disputan a balazos el control de determinado “territorio” (algún barrio periférico de Rosario) ante la pasividad de unas autoridades rayana en la negligencia criminal. Si bien la inseguridad es un problema que viene de lejos, lo cierto es que se agravó a partir de la asunción de Hermes Binner como gobernador en diciembre de 2007. A partir de entonces los límites de la provincia de Santa Fe pasaron a ser gigantescos coladores que permitieron el ingreso del narcotráfico en el territorio santafesino. Lo más llamativo de todo fue la reacción nula del gobierno socialista. De 2007 a la fecha los sucesivos ministros de seguridad tuvieron un común denominador: su incapacidad total para entender y solucionar el flagelo de la inseguridad. Entre la impotencia del socialismo, la flaqueza de la policía santafesina y la desidia de la justicia, emergieron los narcos como los “grandes actores” de la política de la Bota. Y aquí entra en acción un factor clave para explicar la irrupción narco en Santa Fe: la corrupción. En efecto, sin políticos, jueces, fiscales, policías y periodistas corruptos, el narcotráfico no hubiera avanzado en nuestra provincia como lo hizo a partir de diciembre de 2007. Hubo en este sentido una aplicación total y absoluta del famoso principio de Adam Smith “dejar hacer, dejar pasar”. La gran pregunta es: ¿qué hubo de parte de la política, la justicia y la policía: incapacidad, negación del problema o complicidad?

Para intentar responder a esta pregunta nada mejor que analizar el famoso caso del ex jefe de la policía santafesina Hugo Tognoli. El 12 de diciembre de 2011 el gobernador Antonio Bonfatti, acompañado por el ministro de Seguridad Leandro Corti, presidió la ceremonia de asunción de Tognoli como jefe de los uniformados santafesinos. En ese momento Tognoli contaba con 48 años y venía desempeñándose desde 2008 como Director General de Prevención y Control de Adicciones (ex Dirección de Drogas Peligrosas). En diciembre de 2012 (apenas un año después de su asunción) Tognoli fue detenido en el marco de una causa por narcotráfico. Fue inmediatamente indagado por la fiscal federal de Rosario Liliana Bettiolo y el juez Carlos Vera Barros. Según fuentes judiciales, a Tognoli se lo acusó en ese momento de haber colaborado con Carlos Ascaini, alias “El Vasco”, quien se encontraba procesado con prisión preventiva por narcotráfico. Lo notable del caso es que Tognoli había comenzado a ser investigado en noviembre de 2011, cuando aún era jefe de la División Drogas Peligrosas, cargo que dejó al poco tiempo cuando asumió como jefe de toda la fuerza policial (fuentes: el Ciudadano y Télam). El escándalo terminó con la condena en noviembre de 2015 de Tognoli a cargo del Tribunal Oral Federal de Santa Fe, cuyos miembros, por unanimidad, dieron por probados todos los delitos achacados al jefe policial en la instrucción de la causa. Los jueces dieron por acreditado que el ex jefe policial, como jefe de la Dirección General de Prevención y Control de las adicciones, mantuvo un estrecho vínculo con el comisario José Luis Baella (condenado en el mismo juicio a 5 años de cárcel por los mismos delitos que Tognoli) “para luego promoverlo en sucesivos cargos de jefatura”. Los jueces consideran que Tognoli “ayudó a Daniel Francisco Mendoza (condenado a 6 años y medio de prisión por fabricar y comercializar estupefacientes) a eludir las investigaciones del Poder Judicial y el Ministerio Público entre el 3 de marzo de 2011 y el 25 de agosto de ese año”. Y lo sustentan al considerar que “debía tener conocimiento directo de las investigaciones que se llevaban a cabo en ese ámbito, obligación inherente a la función de máxima jerarquía que desempeñaba y exigible en cumplimiento a la Ley Orgánica de la policía y al reglamento de la ex dirección General de Drogas Peligrosas que continuaban en vigor aún a partir de la nueva denominación de la repartición”, en 2006. Los jueces sostienen que en función de lo expuesto en las audiencias por la defensa de Tognoli y por lo expuesto por varios testigos, únicamente los jefes de las divisiones Operaciones e Inteligencia compartían las investigaciones que se llevaban adelante. Y daban información al titular de la repartición, al mismísimo Tognoli, “únicamente cuando se realizaban operativos o se pasaba a la faz operativa”, por lo que contradicen “el conocimiento directo” que a entender de los jueces tenía el jefe. Los jueces entienden que Tognoli conocía la actividad ilícita de Mendoza ya que” había un conocimiento generalizado (del hombre) y se remontaba tiempo atrás en el ámbito policial”. Respecto a Baella los magistrados argumentan que “Tognoli conocía con exactitud que se trataba de una investigación fraguada con el único objetivo de proteger al narcotraficante y desprestigiar a Norma Castaño, a quien identificó como “una denunciante compulsiva”. Dicen los jueces que Tognoli “fue advertido de la actividad de Mendoza a través de las denuncias de Norma Castaño, con quien se entrevistaba habitualmente, tal como lo recordaron en la audiencia de debate los empleados policiales Aloy y Fradegrada, quienes la veían concurrir a la dependencia, a veces en compañía de otra mujer”. También achacan a Tognoli “obviar la mención de Daniel Francisco Mendoza como infractor a la ley de drogas” en un informe solicitado por la dirección de Asuntos Internos, cuando ese informe fue elaborado y preparado por el oficial Claudio Acosta sobre la base de datos de los archivos de la dependencia desde 2009 y que no consideraban, al 20 de mayo de 2011, que Mendoza fuera infractor porque nunca había sido apresado aunque sí investigado. “Yo sólo firmé la elevación del expediente, no lo redacté”, aseguró el ex jefe policial. Por último, los jueces dicen que “ya ungido jefe de policía de la provincia (Tognoli) mantuvo la relación directa forjada con Baella y de esa forma continuó su injerencia en la actividad ilícita de Mendoza” (fuente: La Capital, 8/11/015).

Hugo Tognoli llegó a ocupar los máximos cargos de la policía durante los mandatos de Hermes Binner y Antonio Bonfatti. ¿No sabían ambos dirigentes socialistas de los antecedentes de Tognoli? Tognoli asumió como jefe de la policía santafesina a fines de 2011 y un año después es detenido por supuestos vínculos con el narcotráfico. En 2015 la justicia dio por probados esos vínculos y lo condenó a prisión. ¿Las máximas autoridades políticas del socialismo nada sabían del aspecto oscuro de la trayectoria de Tognoli? Hay demasiadas preguntas y muy pocas respuestas. Durante la gestión de Bonfatti su domicilio, situado en pleno barrio Alberdi (Rosario), fue acribillado a balazos con el gobernador y su esposa en el interior. Bonfatti jamás habló del tema.

En diciembre asumió como gobernador el socialista Miguel Lifschitz mientras que Maximiliano Pullaro lo hizo en el ministerio de Seguridad. Lejos de aminorar, la inseguridad se incrementó en estos meses, particularmente en Rosario. A raíz de la ola de crímenes que viene sacudiendo a la ciudad las críticas a Pullaro arreciaron en los últimos días. Visiblemente molesto, el funcionario dijo que “queremos dar un mensaje claro. Vamos a seguir trabajando duro. Nos reunimos con el gobernador, la intendenta y la plana mayor policial para coordinar políticas de seguridad y presencia en los barrios. Mejoraremos el patrullaje y haremos todo lo necesario. Pero hay algo fundamental: los que tenemos responsabilidad en la seguridad no nos podemos hacer los boludos. El jueves hubo seis condenas, pero también seis prisiones domiciliarias, y se reiteraron delitos por parte de gente que debía estar en prisión” (fuente: La Capital, Claudio Berón, “Quienes estamos a cargo de la seguridad no nos podemos hacer los boludos”). Luego el ministro arremetió contra el Poder Judicial, a quien responsabilizó en buena medida por la inseguridad reinante. Esa actitud motivó a un miembro de la Corte Suprema de la provincia, Daniel Erbetta, que dijo “no sé si el ministro Pullaro piensa que en Santa Fe él conduce el Scotland Yard”. Mientras tanto, la inseguridad se acrecienta ante la desesperación de una ciudadanía que observa atónita la mediocridad de la clase dirigente.

Con este ambiente como telón de fondo Rosario dijo ¡basta! en la noche del jueves 25. Quiera Dios que el gobernador y el ministro de Seguridad sepan estar, a partir de este histórico reclamo, a la altura de las circunstancias.

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