Por Guillermo Cherashny.-

A partir de la captura de los hermanos Lanatta y de Schillaci, la gobernadora de Buenos Aires sufrió amenazas de muerte muy concretas sobre sus hijos, que hacen pensar que no son una «joda» de Tinelli. De ahí la decisión de cambiar su domicilio con su marido, el intendente Tagliaferro de Morón, hacia una base aérea de esa localidad o en el Palomar, y no por miedo a un robo o una entradera, aunque no se explicitó cuál era el motivo. Decir que temía un asalto sería decirles a los bonaerenses que es una privilegiada y se exponer que fue amenazada por policías o narcos era mucho peor. Se decidió no dar motivos, pero la razón se cae de madura, ya que Vidal y Ritondo, el ministro de seguridad, no aceptan «la valija» con la recaudación de la Bonaerense, que incluye el peaje al narcotráfico, lo que genera una situación insólita, ya que los más de 40 superintendentes recibían ese peaje pero, al no poder garantizarles impunidad a los narcos, éstos se podrían tomar venganza. Por lo cual, lo que se recaudó en diciembre, enero y lo que va de este mes se devolvió a los cárteles, porque no se garantiza más la «vista gorda». Y este esquema se completa con el pase a retiro y la disminución a la mitad de las 40 superintendencias, especialmente en lo hace a los que «combaten» a los narcos.

Hay una historia poco conocida de 1998, cuando el entonces gobernador Antonio Cafiero viajó al exterior con su Ministro de Gobierno Díaz Bancalari y en su lugar quedó el Ministro de Salud, Ginés González García, quien tenía información sobre una mafia que operaba en el conurbano y llamó al jefe de la bonaerense y el comisario general Samohano le dijo: «No se equivoque, doctor; la mafia somos nosotros». Se refería a la prostitución y el juego clandestino. Pero, a partir del 1887, cuando el «progresismo» bautizó a la bonaerense como la «maldita policía», empezaron las purgas de Arslanián y los bajos sueldos, a lo que siguieron más purgas de todo el arco político de derecha e izquierda y, como todo el presupuesto bonaerense se va en pagarles a los docentes que trabajan y a los que no lo hacen -que son mayoría- los sueldos de la policía cayeron año tras año y así terminó en la violenta huelga del 2013. Si bien no se puede justificar recaudar de los narcos, las continuas purgas y señalización de los policías como continuadores de la dictadura militar, más el invento del «gatillo fácil» de la policía -cuando en realidad existe el gatillo fácil de los delincuentes defendidos por el progresismo, que dicen que son discriminados por la sociedad.

Así las cosas, Vidal y Ritondo toman el toro por las astas y eso genera muchas amenazas de los sectores que durante doce años de kirchner-cristinismo introdujeron el narcotráfico en la provincia de Buenos Aires.

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