Por Guillermo Cherashny.-

Hace un tiempo que el periodista Carlos Pagni señalaba que el presidente Macri quería ver preso al «Caballo Suárez», el dirigente que maneja el SOMU desde hace poco menos de 30 años. Suárez se apoderó del sindicato a punta de pistola y después fue convalidado por elecciones que fue ganado por tiempo indeterminado. Pero dirigentes cercanos a él, a los que echó por no compartir los negocios o por dicresionalidad, lo empezaron a denunciar en el final del cristinismo en los juzgados y en los programas de televisión, donde se lo mostraba extorsionando a los empresarios navieros que se vieron obligados a pagarle peaje para navegar en los ríos. Al asumir el nuevo gobierno, el juez Rodolfo Canicoba Corral le intervino el gremio y la obra social por asociación ilícita, por defraudación y coacción, y durante estos meses se hablaba mucho de su eventual detención.

Según nuestras fuentes, en el triunvirato de la CGT evalúan que, si es por delitos, como pasó con Juan José Zanola o José Pedraza por el crimen de Mariano Ferreyra, no habría reacción. Pero existe la sospecha en el sindicalismo de que el presidente Macri quiere bajar los costos laborales. Por eso le rechazaron su ley de empleo joven.

En las dos CTA y en gremios de la CGT como camioneros y otros importantes sospechan que se viene otro intento de flexibilización laboral y están dispuestos a enfrentarlo con un paro general. De todas formas, la huelga se propone por la caída del salario real, de ahí que la CGT crea que Macri lo presionó a Canicoba para que detuviera a Suárez y después a Caló, el líder metalúrgico, por una causa donde lo acusan de lavado de dinero con el fin de amedrentar una eventual huelga que paralice el país.

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