Por Luis Razzolini.-

Santo Padre:

Permíteme dirigirme a vos de manera coloquial, como si fuera una charla entre dos amigos; dado que así me resulta más fácil encarar esto que quiero pedirte. Pero primero, como corresponde, debo presentarme: soy un argentino más, que a sus casi 70 años ve con preocupación la situación de su país, temeroso de que las acciones que se toman desde el gobierno nacional puedan significar la pérdida de una gran parte de nuestro territorio.

Y quiero pedirte a vos, por que no son muchos los argentinos que pueden dialogar con la presidente y menos que alguien que pueda hacerlo en un plano de igualdad como es tu caso, tampoco pueden hacerlo alguno de sus colaboradores desde la obediencia debida o desde la obsecuencia.

Te lo pido, porque además del Papa sos argentino, pues entiendo que te debe preocupar lo que pasa en nuestro país tanto como a mí. Y en cierta medida seremos responsables por la herencia que les dejemos a los más jóvenes.

Voy al grano. En el acuerdo que nuestro país firmó con China que contiene cláusulas secretas, por el cual se le cede unas 200 Ha en Neuquén para la construcción de una estación aeroespacial, puede traer consecuencias insospechadas para el futuro de país, dado que cedemos una parte del territorio nacional sobre el que no tendremos ningún tipo de control, a una potencia extranjera, y que estará bajo el manejo de militares de ese país. Hoy ni las más altas autoridades argentinas, llámese diputados o senadores pueden ingresar en la construcción de ese complejo.

¿Por qué tanto misterio? ¿Qué se nos oculta? ¿Cuál es la necesidad de este acuerdo si ni siquiera hay transferencia de tecnología? ¿O es la resultante de un préstamo encubierto que se pretendió disfrazar como canasta de monedas? La principal sospecha es que ese lugar se destine a una base de lanzamiento de misiles intercontinentales nucleares China, o simplemente a una estación de vigilancia aérea con capacidad de espiar el movimiento de aviones y satélites, lo que convierte a esa región del país, en caso de un conflicto nuclear, en un blanco para los misiles de ese tipo de quien sea su enemigo.

Otra sospecha, es que cumplidos los 50 años de la concesión, los chinos no quieran abandonar el país, conscientes de las debilidades nuestras en defensa, pueden rehusarse a dejar la Patagonia, y pueden también una vez afincados ir tomando 500 ó 1000 Hectáreas total nadie lo notará y a ellos tampoco les importará nuestros reclamos si los hubiere, y al final terminen tomando toda la Patagonia.

Padre, estimo que una persona o un pequeño grupo de ellas no puede comprometer a 40 millones de argentinos en esta vil entrega de nuestra soberanía. Resulta que estos que se cansan de hablar contra el imperialismo, que repiten constantemente los slogan de liberación o dependencia, tienen una dualidad de criterios impresionante, para ellos hay un imperialismo malo y un imperialismo bueno, este último es el que tiene una ideología afín a la que ellos pregonan, y la dependencia no es mala si proviene de ese imperialismo.

Creo que se debe gobernar de frente al pueblo y no de espaldas al mismo, no podemos ser los convidados de piedra en algo en lo que se juega el futuro de nuestros hijos y nietos. Lo que se puede considerar un secreto de estado, en este caso donde está en juego la soberanía de nuestra Nación y su integridad territorial, no puede quedar en manos de un pequeño grupo de personas que tome decisiones por el resto.

Puede ser legal, dentro de las facultades que tiene el gobierno, pero considero que no es justo, y entre una cosa y otra hay una gran diferencia a favor de esto último.

Padre, aproveche este afecto repentino que Cristina siente por usted desde que fue nombrado Papa, y pídale para que los argentinos conozcamos la verdad de todo lo tratado, sin tapujos, estimo que es nuestro derecho.

Desde ya muchos ciudadanos como yo se lo agradeceremos.

Un argentino preocupado

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