Por José M. García Rozado.-

El titular de la Unión de Consumidores de Argentina, Fernando Blanco Muiño, aseguró que “por primera vez bajó el consumo de la canasta básica alimentaria”. Al respecto, señaló que “las familias después de recortar gastos un poco más superfluos y en el último trimestre de 2014 ya le metieron mano a los alimentos”. Por cadena nacional, la Presidente se mostró exultante porque la Argentina pudo colocar deuda en el mercado de capitales. “Obtuvimos más dinero que el que solicitamos”. Calificó como “razonable” la tasa del 9% que se pagará, aunque países como Bolivia consigan retornos del 4%. Por otra parte el Fondo Monetario volvió a advertir sobre “los desequilibrios macroeconómicos” por el “prolongado” gasto público sostenido con emisión del BCRA. Recomendó “políticas macroeconómicas más restrictivas” y “un tipo de cambio más débil” para recuperar la senda del crecimiento, algo que sólo podría considerar el próximo gobierno.

Axel Kicillof se esfuerza para llegar a octubre con todo “atado con alambre”, luego será problema del próximo Gobierno y del próximo ministro de Economía poner las cuentas en orden. Él ahora intenta conseguir dólares para cubrir los vencimientos de deuda de lo que resta del mandato de Cristina. Por eso celebró tanto la colocación del Bonar 24 que le reportó unos US$ 1.450 millones y este martes, ingresarán US$ 1.500 millones más, luego de la emisión de Obligaciones Negociables de YPF. Pero a Kicillof todavía le faltarían unos US$ 7.000 millones aproximadamente para pagar vencimientos hasta fin de año sin tocar las reservas del Central, que según la información oficial de la entidad que conduce Alejandro Vanoli, ascienden a US$ 32.675 millones. Aunque el economista y ex presidente de esa entidad, Martín Redrado, ya ilustró cómo se compone esa cifra, sería bueno recordarlo en la última entrevista brindada a Urgente24 Radio: “De las cifras que hoy reporta el BCRA, tenés US$ 4.800 millones que no son dólares, en verdad son 23.000 de yuanes depositados en el Banco de la República Popular de China, en una cuenta a nombre del Banco Central, (…) pero son papeles que no han utilizado para nada. Luego tenés US$ 2.000 millones que son préstamos con depósitos hechos con el Banco de Francia, hay otros US$ 1.500 millones de deuda que ha sido supuestamente pagada pero que por el litigio con los holdouts no ha salido, pero que le corresponde los tenedores de títulos. Así que ya de movida en lugar de reportar los US$ 32.000 millones después del aumento del endeudamiento, debería sacarle US$ 8.500 millones en términos de presentar reservas netas. Luego, cuando vas a las líquidas le tenés que sacar los US$ 5.500 millones que son las importaciones que no están pagas y a eso le tenés que sacar los depósitos de los argentinos o de empresas en el sistema financiero y eso te da US$ 11.000 millones, lo que te da la idea de que vas a llegar con un Banco Central quebrado al 10 de diciembre y más aún con esta idea de endeudar a la Argentina a tasas exorbitantes en relación a cualquier país de la región, con lo cual la idea es que pague el que sigue y que se encuentre con toda esta madeja”.

“Entre el swap con China y las colocaciones del Tesoro y de YPF, el Gobierno llega a octubre, pero harían falta otros US$ 7000 millones”, asegura Fausto Spotorno, economista director de la consultora Orlando Ferreres en declaraciones a Radio América. Según sus cálculos, las necesidades financieras rondan los US$ 10.000 millones, de los cuales se consiguieron US$ 3000 millones. Sólo en el cuarto trimestre se requieren US$ 8.000 millones. En tanto, la cuenta asciende para la consultora M&S Economía, de Carlos Melconian y Rodolfo Santangelo. De acuerdo con Facundo Martines Maino, consultor jefe de la firma, Argentina tiene que saldar US$ 12.000 millones de vencimientos hasta fin de año. El economista enumera: US$ 2.200 millones con organismos internacionales, Boden 2015 por US$ 6.500 millones, pagos al Club de París por US$ 770 millones y otros compromisos que suman US$ 1.400 millones. La cuenta da que faltan US$ 9.000 millones donde habría que descontar los pagos de bonos del canje bloqueados por el juez de distrito de Nueva York Thomas Griesa, por unos US$ 1.300 millones. Por último, “El Cronista” afirma que en el Gobierno no descartan una nueva emisión de Bonar 2024, título por el que el Ministerio de Economía convalidó una casa de 8,9%, más alta de la que pagan otros países de la región. El BONAR 2024 es un título de deuda pública recientemente utilizado por el Estado nacional. Cumple con el doble objetivo de aportar recursos para financiar el gasto público y acrecentar las reservas del Banco Central por estar nominado en dólares. El gobierno celebró que en el proceso de colocación de esta deuda se recibieron ofertas por U$S 1.416 millones, un monto muy superior a los U$S 500 millones que tenía previsto emitir. Algo parecido ocurrió con la emisión de deuda por parte de YPF. La contrapartida es que los inversores exigieron tasas de interés varias veces superiores a las que acceden países vecinos.

La decisión de contraer deuda bajo estas condiciones está asociada al fuerte crecimiento del gasto público. Según datos del Ministerio de Economía, entre los años 2004 y 2014 el gasto público nacional pasó del 20% del PBI al 33% del PBI. Es decir, al cabo de 10 años el gasto público creció 13 puntos porcentuales del PBI. Para tener una idea de magnitud, este aumento equivale a 2 veces lo que se invierte en educación pública. Tan relevante como el crecimiento del gasto público es la forma en que se financia el incremento. Con datos oficiales del Ministerio de Economía se puede estimar que entre los años 2004 y el 2014: 1º. La presión impositiva aumentó en 8 puntos porcentuales del PBI de los cuales la Nación se apropió de 6 puntos y el resto fue a las provincias vía coparticipación. 2º. Las transferencias del Banco Central, ANSES y otros organismos públicos se incrementaron en 2 puntos porcentuales del PBI y 3º. El resto, o sea 5 puntos del PBI, fue aumento del déficit fiscal. Estos datos oficiales muestran dos fenómenos muy importantes. Por un lado, que el gasto público nacional aumentó un 67% por encima de lo que creció la economía. Por el otro, que menos de la mitad de ese aumento se financió con el inédito crecimiento de la presión impositiva. Para el resto se apeló a consumir ahorros previsionales y reservas del Banco Central, emisión monetaria y ahora endeudamiento en dólares a tasas muy altas. En la experiencia internacional no se encuentran precedentes de aumento en el gasto público de esta intensidad. De todas formas, hay países de alto desarrollo que desde hace mucho tiempo tienen niveles de gasto público iguales o superiores a los que ahora tiene la Argentina. Su importancia no radica tanto en el tamaño del Estado como en la calidad de su administración. En la actualidad, el incremento del gasto público se usa para doblegar voluntades. La prioridad del gasto social no es apoyar a la gente para superar la pobreza sino hacerla cada vez más dependiente del asistencialismo; el exponencial crecimiento del empleo público tiene como principal objetivo sostener la estructura política del oficialismo; y la obra pública no responde a beneficios sociales sino al sometimiento de gobernadores e intendentes y a procedimientos fáciles para la corrupción. Este modo de gestión del Estado genera un doble perjuicio a la sociedad.

En primer lugar, porque los fondos públicos se dilapidan en dádivas asistencialistas, exceso de empleo público, corrupción e inversiones no prioritarias, en vez de organizar el sector público para promover el desarrollo económico y social. Por el otro, porque al usar al Estado para someter voluntades se contamina la dinámica política erosionando el funcionamiento de las instituciones democráticas y republicanas. Apelar al endeudamiento en dólares a tasas estrafalariamente altas en un contexto de presión impositiva record, acelerado consumo de reservas del Banco Central y la ANSES, y masiva emisión monetaria, es un nuevo escalón que sugiere el final de un ciclo. Cualquiera sea el color político, el próximo gobierno deberá abordar con urgencia y de manera ineludible un ordenamiento profundo de las cuentas públicas. Pero no hay que perder de vista que el desafío más grande será reorganizar el Estado bajo el régimen federal, republicano y democrático que prevé la Constitución Nacional. La economía en retroceso y las consecuencias se perciben en los maltratados bolsillos de los argentinos. El titular de la Unión de Consumidores de Argentina, Fernando Blanco Muiño, aseguró este martes 28/04 que “por primera vez bajó el consumo de la canasta básica alimentaria”. Al respecto, señaló que “las familias después de recortar gastos un poco más superfluos y en el último trimestre de 2014 ya le metieron mano a los alimentos”, lo que implica una reducción en el consumo de alimentos del 8% en seis meses.

Blanco Muiño, sostuvo que “en el primer trimestre de 2015 se confirma esta tendencia” y resaltó que esto “es un indicador de la enorme pérdida de poder adquisitivo que tiene el salario”. “No es que se pasó de una primera marca a una segunda marca, sino que lo que se compraba ya no se compra más”, explicó. Al mismo tiempo, Blanco Muiño aseveró que hubo cambios en los hábitos de consumo relacionados con la búsqueda de achicar el gasto, como el reemplazo de la carne vacuna por el pollo: “Ha crecido mucho el consumo de pollo en Argentina. También hubo un recorte en los gastos de gimnasio, terapia y garage. Hay autos que empiezan a dormir en la calle. Y hay una migración hacia segundas y terceras marcas”. En este sentido, manifestó que “la inflación está destrozando los salarios y las jubilaciones”, por lo que dijo que “el gran desafío es volver a niveles razonables de inflación, como tiene toda la región”. “Los únicos dos países que tenemos inflación tan alta somos Venezuela y Argentina. No hay sistema económico sustentable en el tiempo con estos niveles de inflación”, analizó. Por último, pronosticó que la inflación este año estará alrededor del 25% y subrayó que, si bien será menor a la del año pasado, esto se debe “pura y exclusivamente a la recesión”, y agregó que “la baja sobre la base a la recesión tampoco es recomendable para una economía que quiere mantener cierto nivel de consumo”.

La presidente Cristina Fernández celebró ayer martes de manera eufórica que la Argentina haya colocado deuda en el mercado de capitales, poniéndole fin a la histórica política de “desendeudamiento” de la era K. En el acto en San Martín, acompañada de funcionarios, intendentes y el gobernador Daniel Scioli, la mandataria despotricó contra los críticos y contra los que recomendaban negociar con los holdouts que le ganaron a la Argentina un juicio en el exterior. En un mensaje transmitido por cadena nacional -¿y van?-, la Presidente contrapuso esas opiniones con los US$ 1.500 millones que la Argentina colocó la semana pasada en el mercado financiero a través de una extensión de la emisión del Bonar24. “Hace pocos días la Argentina volvíó a acceder al mercado a tasas razonables”, dijo la mandataria a los gritos y en medio de la ovación del público presente. Dicho monto fue colocado a una tasa anual del 9%, mientras que países como Bolivia y Paraguay consiguen préstamos por la mitad de ese valor. De esa forma, Cristina Fernández respondió a los pronósticos que anticipaban una mayor dificultad del país para tomar crédito en el exterior. “Obtuvimos más dinero del solicitado”, se regodeó y también señaló que lo mismo ocurrió con la última colocación de deuda por parte de YPF. La Presidente atribuyó la apertura del mercado de capitales a la Argentina en que “hemos honrado la deuda” del país. Y agregó que, por el contrario, “no vamos a honrar la estafa y la usura”, y lo sostuvo en que “lo prohiben Dios, la Torá (el libro del judaísmo) y el Corán (el libro sagrado del islam)”. “No se puede explotar al ser humano”, completó. En términos político, la mandatario dijo que “este espacio político (el Frente para la Victoria) tiene hombres y mujeres que seguirán con esta políticas, profundizándolas y mejorándolas”. A su lado estaba Scioli, principal precandidato a Presidente del oficialismo. El acto tuvo como motivo la inauguración del nuevo edificio del Banco Nacional de Materiales Controlados del RENAR (Registro Nacional de Armas).

El Fondo Monetario Internacional (FMI) recomendó hoy miércoles a la Argentina realizar “ajustes de políticas para restablecer el crecimiento y la estabilidad”, más allá de que haya logrado atenuar “las presiones sobre el tipo de cambio”. En el informe “Perspectivas Económicas: Las Américas de abril 2015” publicado este 24/04, el FMI señala que “los desequilibrios macroeconómicos” del país “siguen siendo importantes, tras un período prolongado de expansión fiscal basada cada vez más en el financiamiento del banco central”. En el mismo, el FMI ratifica sus proyecciones de recesión para este año: -0,3% como consecuencia de “los cambios adversos en los términos de intercambio (especialmente la marcada caída del precio de la soja), la debilidad de la actividad en Brasil y la renovada apreciación del tipo de cambio real efectivo”. Por otro lado, el documento califica como “invasivas” las restricciones aplicadas sobre el comercio y los mercados de cambios que arrojaron como producto “una brecha importante entre el tipo de cambio oficial y el informal”. El FMI destaca, no obstante, que la brecha cambiaria se estabilizó en torno al 40-50% desde fines de 2014 y “pareciera que la inflación retornó a niveles de dos dígitos algo menores”. Pero si bien hace esa apreciación sobre la suba de precios, el mencionado informe eleva la previsión respecto de una anterior del FMI. Entonces, la proyección sube del 18,6% al 20,5% para 2015 (y la iguala para 2016). Si bien el primer dato corresponde al informe “Perspectiva Económica Mundial”,de mediados de abril, el FMI aclara que aunque las cifras pueden diferir “ambas están basadas en las mismas proyecciones básica”. En cuanto al crecimiento de la economía, el informe reconoce que las “distorsiones económicas son menos extremas” en la Argentina que en Venezuela, sin embargo, el país “necesitará una combinación similar de políticas macroeconómicas más restrictivas, un tipo de cambio más débil y un menor nivel de distorsiones microeconómicas para sentar las bases de un retorno a la estabilidad y al crecimiento”.

Si bien el FMI recomienda ajuste y devaluación, temas que deberá considerar el próximo gobierno, no son todas malas noticias para la Argentina en este informe. De acuerdo al documento, la confianza de los inversores “se ha recuperado parcialmente, a pesar de que la confrontación en curso con los que se quedaron fuera del canje (holdouts) impide que el país acceda a los mercados mundiales de bonos”. Y explica que el “optimismo relativo” de los inversores estaría relacionado con “el nivel moderado de endeudamiento externo” local y “con la expectativa de que algunas de las políticas económicas más distorsivas podrían relajarse” con la próxima administración. En tanto, el informe señala que algunos “cambios jurídicos” como en el área petrolera “mejoraron el clima” aumentando “las chances de explotación del gran potencial de Argentina en el sector de energía”. El Gobierno Nacional gastaría este año unos US$ 11.000 millones para financiar la venta del dólar “ahorro” y “turista”. El dato corresponde a estimaciones de la consultora Abeceb, que comparó el monto con el equivalente a “dos superávits comerciales”. El total surge de US$ 6.300 millones que se orientarán al turismo y US$ 4.700 millones para dólar ahorro. La cifra se traduce un 40% más que lo destinado en esos conceptos en 2014, uno US$ 7.814 millones, señala la consultora. “Pero aun cuando se apunte a lograr un buen clima para octubre, hay que tener en cuenta que la decisión involucra elevados costos económicos”, advirtió Dante Sica, director de Abeceb y ex secretario de Industria y Minería de la Nación. Es que la oferta de divisas se lograría a costa de restringir importaciones, lo que afectará el desempeño productivo del país con efecto sobre el empleo y la inflación. En cuanto a la oferta de dólares, la consultora sostiene que se percibe que se trata de un bien barato cuya oferta es baja, lo que dispara la demanda, que al mismo tiempo presiona un ajuste que restablezca el equilibrio. Por el lado de la oferta -dice Abeceb-, el primer trimestre arrojó una contracción de las exportaciones de 16%, siendo un factor determinante la caída de las colocaciones industriales (donde las menores ventas manufactureras a Brasil explicaron el 66% de la variación en este rubro).

En cuando a la demanda, el cepo cambiario evita que la misma se incremente lo necesario para volver al equilibrio, sostiene. “De hecho, en ese mismo plazo, las importaciones mostraron una caída idéntica a la de las ventas externas, cumpliendo el objetivo oficial de financiar las compras externas con el ingreso de divisas vía exportaciones”, dice Abeceb. “En este escenario, el Banco Central ya ha vendido casi US$ 3.000 millones para satisfacer la demanda de ahorro y turismo con el objetivo de lograr buen clima preelectoral, durante los dos primeros meses del año”, estima la consultora. Para Sica, “esta herramienta que han elegido las autoridades para impedir que suba la brecha entre el dólar oficial y el paralelo resulta inequitativa, ya que las importaciones son esenciales para mantener el nivel de oferta agregada y por ende, el empleo. También son fundamentales para evitar que la demanda presione sobre una oferta reducida, generando inflación”. ¿De qué desendeudamiento me habla la Presidente?

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