Por Luis Orea Campos.-

El Ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires Eduardo Macchiavelli anunció en una reunión con vecinos del Barrio Monserrat que en octubre próximo el gobierno procederá a la «limpieza» de la plaza del Congreso.

El funcionario respondió así a quejas sobre el deterioro que sufre este espacio público desde hace varios años debido al abandono y la desidia municipal que se manifiesta en la ocupación por parte de personas en situación de calle que además tienen montado su negocio de cirujeo en las dos plazoletas donde acumulan todo tipo de objetos en desuso configurando verdaderas «chacaritas» ad hoc y basurales que engalanan las veredas de una plaza por la que circulan diariamente contingentes de turistas de todo el mundo.

Por caso, en la esquina de la avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña debajo del gomero de 135 años declarado patrimonio histórico tiene su depósito una «cooperativa» de cartoneros clandestina.

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Los vecinos le hicieron notar al ministro que estas bellezas urbanas configuran además una potencial fuente de contaminación cercana a un arenero donde los fines de semana juegan centenares de niños del barrio.

Por consiguiente esta problemática trasciende lo meramente ambiental para transformarse además en una cuestión sanitaria, sobre todo teniendo en cuenta que en estos basurales proliferan ratas y todo tipo de alimañas e insectos, para no contabilizar el hábitat perfecto que se crea para la reproducción del mosquito que transmite el dengue ante la proximidad del verano, a tal punto que el anuncio de una campaña de «concientización» sobre el dengue hecho por la encargada de mantenimiento barrial de la comuna 1 Mirta Marcos suena a chiste de mal gusto porque la misma comuna está haciendo la vista gorda.

Por otra parte se le hizo notar a Macchiavelli que la plaza Congreso es un ícono urbano y cívico de la ciudad de Buenos Aires y de la misma República Argentina ya que se encuentra frente a la Casas de las Leyes, convirtiéndose por consiguiente la penosa imagen que se transmite al mundo en un auténtico papelón en el plano internacional.

A todo esto, dado el temor con que se maneja el macrismo respecto del orden público ¿Podrá Macchiavelli cumplir el compromiso asumido de desalojar a los okupas durante el próximo octubre? No son pocos los que dudan que lo pueda hacer y piensan que su palabra llegará al mismo destino que el famoso «protocolo antipiquete» de Patricia Bullrich, o sea, la nada.

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