Por José M. García Rozado.-

Daniel Scioli en cada acto de campaña agrega la propuesta de un nuevo ministerio en la nación, lo que pareciere un “reparto de caramelos” para endulzar el oído de los oyentes, cualesquiera sean ellos lo que me lleva a pensar: “¿es una promesa cada uno de ellos o simplemente algo que dice ”para la tribuna” y nunca piensa cumplir?”. Lo que está haciendo el candidato del FpV es una aberración, pues nos retrotrae a épocas en que se prometía cualquier cosa con tal de ganar y después se sinceraba diciendo: “¡Si decía lo que iba a hacer no me votaba nadie!”

Lo de Daniel Scioli no tiene parangón; en cada acto una promesa, o en cada acto un “nuevo ministerio”, y ya van como diez, el último el ministerio de “Economía Popular”, algo inentendible por más que pretenda congraciarse con Francisco -que de paso debemos agregar, que lo vienen haciendo todos y en fila (¡Una vergüenza total!)- en este caso pero que si realmente quisiera congraciarse con el papa Bergoglio, la primera medida debiera ser “luchar seriamente contra el narcotráfico y el lavado de dinero”, y no a partir de su presunta asunción presidencial sino lo tendría que haber implementado desde el inicio mismo de su gestión provincial en diciembre de 2007, cuando Argentina se hallaba ya inmersa en una “penetración total de tráfico de estupefacientes”, en cambio él y su gestión/es (ambas) amparados en que la lucha contra las drogas depende de la justicia federal, se dedicaron a mirar para otro lado.

Hablar por hablar, o prometer por prometer sin pensar cumplir es “un pecado cuasi de lesa humanidad”, y les cabe a todos los candidatos; pero muy en especial para aquellos que pretenden seriamente llegar a la primera magistratura nacional, provincial o municipal, pues esas promesas incumplidas generan frustraciones y desencantos muy profundos en el pueblo que les creyó, y como consecuencia de ello éste descree finalmente de “La Política”, así con mayúsculas, esa misma que defiende ahora si (y no para congraciarme con él) el Papa Francisco, desde que era el cura jesuita Jorge Bergoglio y que fue el motivo central y único que lo llevara a “bancar” a Cristina Fernández ante el ruego y el pedido popular de que “le soltara la mano” en aquellos terribles momentos más difíciles de la crisis institucional argentina, o sea hace apenas no más de 14 meses atrás.

¡Resulta un secreto a voces las simpatías de Francisco (Jorge Omar Bergoglio) por Daniel Scioli y Julián Domínguez, quienes son precandidatos por el FpV/Partido Justicialista! Sergio Massa, al igual que Hugo Moyano, nunca gozó de la cordialidad de un recibimiento vaticano, aunque a decir de las autoridades vaticanas y nacionales no fue por ningún motivo especial, sino simplemente porque nunca ninguno de ellos solicitó una audiencia, caso contrario también los hubiere recibido. Es más con Hugo Moyano, Juan Carlos Smith, Gerónimo Venegas y con Omar Plaini mientras fue cardenal de Buenos Aires tuvo diversas y variados encuentros en ocasión de actos de Pastoral Social. En cuanto a Mauricio Macri, “ocurrieron días mejores” en el vínculo con el jefe terrenal de los católicos apostólicos romanos, que se fueron “enfriando” con los actos, dichos y actitudes del Jefe de Gobierno. La ingeniería electoral afirma que, para que Scioli y Domínguez prevalezcan, Aníbal F. debe quedar en el camino. ¿Se cumplirá la ambición pontificia? Difícil es saberlo, ya que la realidad política no siempre acompaña las ambiciones terrenales y en esto la cualidad papal es absolutamente terrenal y no “divina”.

El Servicio Penitenciario Bonaerense depende del Ministerio de Justicia provincial, que comanda el abogado ex penitenciario Ricardo Casal, un colaborador de Daniel Scioli con base político-profesional en San Isidro, que goza de la confianza absoluta del gobernador, y que dicho sea de paso nunca actuó en contra del tráfico de drogas, como tampoco lo hicieran Granados su par de Justicia. Aparentemente, el equipo de Periodismo Para Todos, que dirige el periodista Jorge Lanata, ingresó en 6 oportunidades a las instalaciones del Servicio Penitenciario Bonaerense para negociar, primero, y al final entrevistar a Martín Lanatta. Esto quiere decir que el ministro Casal fue informado de todo y, probablemente, le transmitió las novedades a su superior, el gobernador Daniel Scioli. Sin embargo, nadie le advirtió a Aníbal Fernández, jefe del Gabinete de Ministros de la Nación y precandidato a gobernador bonaerense.

Durante las semanas recientes mucho se ha insistido en que Scioli no simpatiza con la precandidatura de Aníbal Fernández “porque le impide soñar con un triunfo en la primera vuelta electoral” que ocurrirá en octubre. Aníbal es muy conocido, aunque con elevada imagen negativa. Y él es ganador seguro en el “Mundo K” pero sufre una difícil aceptación entre los electores no K. Nunca se desmintieron los rumores de que Scioli simpatiza con el binomio Julián Domínguez-Fernando Espinoza, ya que Martín Insaurralde su protegido y candidato natural no fue de la partida. Se afirma que el componedor del binomio Domínguez-Espinoza fue el ministro de Seguridad bonaerense, Alejandro Granados, jefe político del municipio de Ezeiza.

Granados ha logrado articular una suerte de consenso, a nivel de alcaldes municipales y “puntero” de la tercera Sección Electoral Bonaerense, a favor de Domínguez-Espinoza. Granados comanda a la Policía Bonaerense, que probablemente también tuvo información de lo que se “cocinaba” con Martín Lanatta. Tampoco informó a Aníbal Fernández. Ni cruzó datos con el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, un senador provincial en uso de licencia y con ambiciones políticas en el territorio bonaerense. Aníbal Fernández dijo que se siente “dolido” porque “hay muchas personas que creí que eran buenas y son una basura. Esperaba algún tipo de gesto. No me quita el sueño. Mi preocupación es más grande. Soy parte de un proyecto que decidió combatir una corporación. Y hay otros que decidieron colaborar con esas corporaciones”. Él fue más allá: “Esto tiene que ver con una millonada que pusieron mis contrincantes del mismo espacio. Con sólo mirar Infobae, TN y Clarín te das cuenta. Todas las notas que le han hecho son positivas. Armaron un programa para meterse en las primarias abiertas simultáneas y obligatorias de la peor manera”. Luego, el Consejo Federal del Partido Justicialista difundió un documento en defensa de Aníbal y crítico de Grupo Clarín, donde se desempeña Jorge Lanata. Sin embargo, para quienes conocen las riñas pejotistas, se trata de “un texto formal”. Muy pocos alcaldes municipales bonaerenses le manifestaron su solidaridad a Aníbal. En tanto, la distribución de boletas electorales del binomio Domínguez-Espinoza ya cubrió la totalidad del territorio provincial, logística que llega demorada para el caso de Aníbal. En especial a La Matanza (Espinoza), Lomas de Zamora (Insaurralde) y Ezeiza (Granados).

Por si faltara algún dato que confirme la puja doméstica en el FpV, en el Pasaje Dardo Rocha de la capital provincial, La Plata, a pocos metros de la Gobernación bonaerense, el sciolismo organiza un acto para Domínguez y Espinoza con los intendentes. Inicialmente sería en la sala Alberto Ginastera del Teatro Argentino, pero el alcalde de La Plata, Pablo Bruera, cedió el Pasaje Dardo Rocha. Distinto es el caso de otro entrevistado en el programa Periodismo Para Todos, que conduce Jorge Lanata: José Luis Salerno dio su testimonio desde la casa de la diputada nacional Elisa Carrió, precandidata presidencial por Cambiemos. Carrió es una vieja enemiga de Aníbal. Ante las preguntas, Carrió confirmó, durante la entrevista que le hizo Joaquín Morales Solá (TN) que su vivienda fue el improvisado set de filmación.

Cristina Fernández de Kirchner no tiene el beneficio de la duda. Por razones que sólo ella conoce, luego de haber transitado un tortuoso recorrido para sacarse de encima a Aníbal Fernández, en diciembre del año pasado volvió sobre sus pasos y lo reincorporó al gabinete. Ahora paga el costo de esa decisión. Y la factura le llega en el peor momento, cuando los presidentes se miran en el bronce y empiezan a fantasear sobre cuál será su “legado”. “Narcotráfico, crímenes mafiosos, corrupción”, son algunos de los aportes que el regreso de Aníbal, ahora como jefe de Gabinete, le ofrenda a su despedida del poder. Entre todas las contradicciones de Cristina Fernández, acaso las más flagrantes puedan encontrarse no sólo en la economía, sino también en su política de seguridad. Luego de la muerte de Néstor Kirchner, la Presidente inició un “viraje ideológico” que alejó a su Gobierno del pragmatismo del ex presidente -y de las recomendaciones del entonces cardenal Bergoglio- para embarcarse en declaraciones de principios que poco se preocupaban por el marco de la realidad. En economía, el mejor exégeta de esa ensoñación clase mediera porteña que rescata los lugares comunes atribuidos a esa franja de barrios que van desde Palermo hasta Villa Urquiza, pasando por Parque Chas, no es otro que Axel Kicillof, algo así como la encarnación sublimada de Aníbal Ibarra, el Frepaso, Mafalda, el Nacional Buenos Aires y todo lo que esa Argentina siempre quiso ser. Esa mirada nostálgica de una grandeza europeizante que nunca terminó de cristalizar.

Esa misma visión, que puede encontrarse en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, en la Flacso de Filmus y Basualdo, tiene su correlato en materia de seguridad en el garantismo de Eugenio Zaffaroni, que se traduce al interior del poder, en el grupo que lidera el periodista Horacio Verbitsky y que ofrecía a Nilda Garré como uno de sus principales cuadros operativos.

No es casual que Kicillof y Garré lideren hoy, en este final de ciclo, la boleta de diputados nacionales por la Capital de Cristina Kirchner. Es la expresión de lo que ella quiso ser, no de lo que fue. Porque en el medio se cruzaron sus conocidas contradicciones, que los que la quieren bien, llaman “equilibrios”. En una de sus horas más brillantes, luego de conseguir la reelección por más del supuesto y engañoso 54%, Cristina acaso se sintió liberada de los compromisos de la realpolitik que cultivaba su difunto esposo y coronó una faena que le venía costando sangre, sudor y lágrimas: “El desplazamiento de Aníbal Fernández del gabinete nacional”. Tan difícil era la tarea que tuvo que ofrecerle el puente de plata de una banca de senador nacional, cuyo mandato excedía el suyo. Fue la coronación del movimiento que inició un año antes, cuando le amputó a su ministerio lo único que le importaba a Aníbal: “El manejo de las fuerzas de seguridad”, que cedió a Garré, designada entonces flamante ministra de Seguridad.

Fue una revolución silenciosa pero profunda. Cambiaba el peor pragmatismo de negociación con el lado oscuro, por la idea purificadora de Zaffaroni, Verbitsky, Garré y Saín, que ven a la policía “no como parte del problema, sino como la máscara institucional de las verdaderas mafias del delito”. Es decir, del narcotráfico y actividades afines como los secuestros. Si Aníbal era el hombre que pactaba con el mal para -en el mejor de los casos- tenerlo bajo control, Garré era la Juana Azurduy que se iba a inmolar en su aniquilación. Pero como en tantas cosas, Cristina se quedó a mitad de camino. Ni purificó las fuerzas, ni ordenó la calle, ni disminuyó el delito. Y luego todo se enredó. Cristina entró en guerra con los servicios de inteligencia -el otra supuesta expertise de Aníbal- y en su hora más difícil, derrotada en las elecciones de medio término, con un gabinete disfuncional y el fin de ciclo en el horizonte cercano, repatrió a su antiguo ministro, a ese que había echado, en medio de los rumores más desagradables. Primero lo ubicó en una vergonzante Secretaría General, para ya sobre el final encaramarlo a la jefatura de ministros. Simulación de un ascenso paulatino que posiblemente estuvo pactado de entrada. ¿Por qué lo hizo? ¿Se vio débil y entendió que necesitaba a alguien que hiciera lo que había que hacer? Son decisiones. Pero si hay una persona en el mundo que no puede sorprenderse por este lodo en el que su jefe de Gabinete sumergió al Gobierno, es ella. “Después de todo era el final más previsible, aquel que en el 2011 quiso evitar y por esas paradojas propias de los humanos, terminó abrazando”.

La precandidata a Presidente de la Nación por el frente Cambiemos, Elisa Carrió, afirmó que el ministro de Justicia y Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires y candidato a intendente de San Isidro, Guillermo Montenegro (PRO), es «íntimo amigo de Aníbal Fernández» y que protege al fiscal general Julio Alberto Novo por el llamado “Triple Crimen de General Rodríguez”. «La que viene hablando solita de la droga desde el año 2003 soy yo. Porque el resto, son todos amigos de Aníbal Fernández», afirmó Carrió. «Y le voy a contestar a Guillermo Montenegro, candidato de Cambiemos en San Isidro, lo lamento mucho. El señor Montenegro duda y le voy a decir por qué: porque es íntimo amigo de Aníbal Fernández. Y se lo dije a Macri hace algunos años. Es íntimo amigo de Fernández y también lo defiende al fiscal Novo que está acusado por el fiscal federal ante Arroyo Salgado por encubrir el triple crimen. Esta es la denuncia que hace el fiscal que dice que cada vez que quería llegar a los Juliá, se cortaba la investigación», agregó la precandidata a Presidente. Montenegro fue fiscal federal, juez federal y luego fue convocado por Mauricio Macri para el Ministerio de Justicia y Seguridad porteño, del que depende la Policía Metropolitana. Elisa Carrió fue una de las primeras denunciantes de Aníbal Fernández y sus presuntos vínculos con el narcotráfico. Ambos protagonizaron varios cruces en los últimos años y la legisladora lo sigue culpando por el aumento del consumo de estupefacientes en el país durante su gestión en el Gobierno nacional al frente del Ministerio del Interior. Pero entre sus declaraciones, Carrió ligó también al PRO con Aníbal, fuerza que integra junto con ella el frente Cambiemos junto con el radicalismo. Luego, se metió en la interna de Cambiemos y apuntó contra sus socios del PRO, especialmente con Guillermo Montenegro, ministro porteño y candidato a intendente por San Isidro: “Vi un tuit de Guillermo Montenegro, ¿por qué no dice que es íntimo amigo de Aníbal Fernández?”

Desde el Ministerio de Seguridad porteño señalaron al diario Clarín que Montenegro se encontraba dolido por la acusación de Carrió ya que el ex juez «es respetuoso de las investigaciones judiciales», pero no negó su vínculo con el funcionario nacional. En el PRO afirman que el 17 de junio, con motivo del allanamiento a la inmobiliaria de Máximo Kirchner en Santa Cruz, Aníbal había dicho sobre Montenegro y la orden del juez Bonadío que ejecutó la Metropolitana: “Estamos en presencia de una malversación de fondos, yo no soy un fabulador, ellos hacen cosas que no tienen que hacer. En Gallegos tiene fuerzas federales de seguridad a su disposición ¿Quién lo acordó? ¿Montenegro, porque era colega de Bonadío? Y le aclaro que tengo un enorme respeto por él”. Olvidando que nada tiene que ver una cosa con la otra es como mezclar peras con papas diría el viejo “Vizcacha”. Es que la realidad marca que tanto Mauricio Macri como Daniel Scioli, desde hace ya 8 años comandan los dos distritos más grandes del país permeados totalmente por el narcotráfico y el narcolavado, junto al estado socialista de Santa Fe, y ninguno de los tres FpV, PRO y Socialismo han hecho realmente nada.

Diez conclusiones imprescindibles en el tema que ocupa el centro de la coyuntura político-electoral argentina: El papa Francisco es tan católico como peronista. Por si faltara confirmarlo, el tema apareció en la portada del matutino “The Washington Post”: «El catolicismo romano y el peronismo tenían mucho en común, y el joven Francisco se empapó en ambos». El papa Francisco fabrica tiempo, en su cotidianeidad, para cumplir una agenda argentina allá en el Vaticano, desde donde otea el mundo global. La agenda argentina del pontífice es compleja pero exitosa: “apaciguó a Cristina Fernández de Kirchner” y ayudó a imponerle la precandidatura presidencial única por el oficialismo de Daniel Osvaldo Scioli. También logró impulsar la precandidatura de Julián Domínguez. El Papa que ha destacado en la sociedad global considera posible que su influencia se extienda en su país de origen, donde Iglesia y Estado tienen rango constitucional, uno de los pocos con concordato vigente con el Vaticano. Aníbal Fernández no es parte de la agenda positiva del pontífice católico apostólico romano. Las penurias del jefe de Gabinete de Ministros de la Nación no entristecen al obispo de Roma. Aníbal F se ha manifestado por la despenalización del consumo de marihuana (puerta de ingreso a adicciones más graves y a violentos cambios en las conductas) y también es benevolente con una ampliación de la posibilidad de abortar.

A Daniel Scioli le preocupa “agradar” a Su Santidad: «Vamos a proyectar el día de mañana un “Ministerio de la Economía Popular” para cumplir el sueño del Papa Francisco. Lo tengo en mi agenda», destacó el gobernador bonaerense tras recorrer IMPA, la primera fábrica recuperada por los movimientos cooperativos de la Ciudad, junto al coordinador del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas y trabajador de esta fábrica, Eduardo Murúa. Por si no hubiese quedado en evidencia, Alberto Pérez, el alter-ego de Scioli, aclaró: «El mensaje del Papa Francisco en su gira latinoamericana es ‘incluyamos a todos a través del empleo, de la justicia social, pensando en el otro como un hermano y en pensar la política y el poder como un servicio’ y así concibe Daniel Scioli la política: como un servicio». Julián Domínguez mantiene una antigua relación con Jorge Omar Bergoglio, hoy día el jefe vaticano, y no la oculta: «El papa Francisco habló de tener en la Iglesia pastores con olor a oveja. Nosotros pensamos que debemos ser políticos con olor al pueblo». Aparece hasta cuando la niega: «No es bueno que al Papa se lo involucre en la campaña. Yo no lo voy a hacer, por respeto al Papa, primero. Es argentino, latinoamericano y no surgió de los intereses de la Guerra Fría, está marcando la agenda internacional como lo que pasó entre EEUU y Cuba, la salida de Bolivia al mar. Pero no se lo puede involucrar de ninguna manera a los intereses partidarios de ningún candidato ni de ningún país.»

El Papa cree que el narcotráfico es un desafío importante que enfrenta Latinoamérica, y eso incluye a la Argentina. No es el punto de vista de Aníbal Fernández, como tampoco pareciera de Scioli o Macri. Aníbal dijo: «Los únicos gobiernos que detuvieron cabezas del narcotráfico fueron los de Néstor y de Cristina. Hay sectores que, a veces, para agraviar a la propia Argentina utilizan los informes de Estados Unidos pero el propio informe de los Estados Unidos en el tema del narcotráfico dice que Argentina es un país de tránsito y va a seguir siéndolo, gracias a Dios. Es mucho más fácil intentar usar a la Argentina para pasar por ella y mandar (la sustancia ilegal) a Estados Unidos y a España por la Argentina, lo que deja mucho más dinero, que hacer negocios en la Argentina». Aníbal Fernández también colisionó con el punto de vista católico acerca del costo social del “modelo” y las estadísticas sobre pobreza en la Argentina. El rector de la Universidad Católica Argentina (UCA), el arzobispo Víctor Fernández, hombre cercano al papa Francisco, le respondió con rudeza a Aníbal, quien cuestionó la medición del Barómetro de la Deuda Social, dependiente de la casa de estudios.

Pero es tal la “necesidad de agradarle a Francisco” que este cúmulo de ministerios a crear por Daniel ya se parece a la “caramelera de los viejos almacenes porteños y nacionales”, porque son infinitos y tienen contenidos para todos los gustos, es así como ya nos explayáramos uno de sus endulzados anuncios proselitistas tiene y deja un “amargo sabor” para peronistas y sindicalistas, muchos de quienes lo respaldan, pues detrás de ese regalo a Francisco se esconden organizaciones anticlericales y filo marxistas tales como la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (?) -CTEP-, una coalición que reclama por los trabajadores informales, un 35% del mercado laboral argentino al que engruesan los trabajadores en negro del propio Estado nacional, provinciales y municipales, los tercerizados por empresas y el propio Estado, todas organizaciones y trabajadores que el Gobierno CFK y el de NCK nunca atendieron, más allá de que la enorme mayoría de sus organizaciones son precisamente K. El Movimiento Evita de Esteban “Gringo” Castro y Emilio Pérsico actual secretario de Agricultura Familiar de la Nación, Kolina que responde a Alicia Kirchner, y organizaciones que responden a dirigentes K como el “Chino” Navarro.

La CTEP representa a cartoneros, cooperativistas del Plan Argentina Trabaja (Alicia K), vendedores ambulantes, campesinos no agremiados, costureros, motoqueros no afiliados al gremio respectivo, artesanos y trabajadores de empresas recuperadas, agrupaciones como el Movimiento de Trabajadores Excluidos de Juan Grabois, Marea popular, el Frente Darío Santillán, el Movimiento de Empresas Recuperadas, el Movimiento de Campesinos Indígena y la Organización Los Pibes entre otras, o sea todos grupos de clara orientación marxista y seudo progres cristinistas no alineados abiertamente en el FpV. Ultrakirchneristas, “peronistas combativos (montos)”, y dirigentes y organizaciones claramente de izquierda independiente de los partidos de esa orientación (PO, MAS, etc.) quienes combaten abiertamente al peronismo y al sindicalismo tanto de CGT como de CTA. Pero Scioli en su afán de ser más papista que Francisco llegó a la barbaridad de explicarle a los empresarios: “Ha llegado la hora de que los bancos privados tengan que “poner la barba en remojo” y mirar más su balance con responsabilidad social, y comprometerse con políticas (?) como el Pro.Cre.Ar para que cada familia tenga una vivienda, cada campesino su pedazo de tierra y el trabajo cada vez con más derechos”.

¡Se olvidó de sus ¿raíces? peronistas, pues la banca, así como el capital deben estar al servicio del desarrollo y del hombre y la mujer “generando puestos de trabajo” para que éstos entonces alcancen el “ascenso social” por su propio esfuerzo y mérito! El Estado peronista es esencialmente un “Estado de Bienestar” y no un “Estado benefactor” porque ése es un sistema populista berretizado y humillante que exige del pueblo el agradecimiento por la dádiva y no el sentirse “orgulloso de lo obtenido” a través de la cultura del trabajo y del esfuerzo. “¡Hasta Francisco y las encíclicas más humanistas de la Iglesia deben estar horrorizados!” ¡Daniel, por favor dejá de prometer pavadas y dedícate a resolver los gigantescos problemas de la provincia más grande del país!

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