Por Jacinto Chiclana.-

Han llegado los primeros fríos y de acuerdo a la época del año, se encuentran en plena vigencia y desarrollo los planes de vacunación.

Pero lo que usted está pensando sobre el pequeño pinchazo que ya experimentó o que planea experimentar en cualquiera de los lugares en donde se vacunará para prevenir los peligros de la gripe, no tiene nada que ver con el ambicioso y crucial plan de vacunación emprendido por nuestra “Khaleesi” vernácula y sus no pocos cortesanos de su entorno imperial.

La desesperación para adquirir, o mejor dicho, mantener la impunidad que hoy gozan, ha sido hasta ahora el “leit motiv” de gran parte de sus afanes (afanes como sinónimo de esfuerzos, aunque hermano de sangre de afanes como voz lunfa de quedarse con lo ajeno), y ello les obliga a traspasar cualquier límite o barrera que pudiera aparecer como moral o ética.

Los ataques furibundos contra el presidente de la Corte Suprema en forma directa y por elevación contra el resto de los integrantes del máximo tribunal, es posible que no tengan parangón en tiempos idos. Pero usted y yo sabemos que en ese sentido, nuestra querida Nación no tiene igual: cuando creemos que ya lo hemos visto todo y que en la película solo resta el The End final, salta un elefante, rasgando por el medio la tela de la pantalla y lanza un bramido que nos desordena el jopo o la permanente a la croquignon.

Lejos de las enseñanzas de la tribu, en el sentido del respeto que nos merecen aquellos mayores muy mayores que lo han vivido todo y son como enciclopedias parlantes, en Argenlandia los esfuerzos para asestarle el golpe moral que le haga estallar una arteria del cerebro, no tienen limitaciones éticas ni tampoco se encuentran atadas a reglas elementales.

Lo que la Khaleesi y sus chicas y chicos están aplicando con el juez Fayt, es lisa y llanamente un linchamiento que haría palidecer de horror al propio inventor del método bárbaro, aplicado por las turbas enfebrecidas, que solo calmaban sus ansiedades cuando la víctima colgaba de la soga vil, con la negra lengua fuera de la boca y la mancha de orín en sus pantalones.

Habiendo probado de todo para horadar los muros de una corte que, paradójicamente, han entronizado ellos, llenando sus bocas con auto alabanzas, porque con sus nombramientos supuestamente habían terminado con la mayoría automática de la corte menemista, (a la que no cuestionaban cuando sus fallos favorecían a sus feudos) prueban ahora con flechas envenenadas de ponzoña a los integrantes que creen más débiles y vulnerables.

Hoy, la hora impone asegurarse la vida tranquila en cualquiera de las “quintitas” que han edificado en largos años de latrocinios al por mayor y teniendo la lealtad y obediencia de los tres dragones a su favor, es necesario asegurar el alcázar, para poder pergeñar el mejor método posible para emputecerle la vida al que los suceda y preparar el camino para un retorno triunfal en unos pocos años; seguir ejerciendo el poder absoluto y continuar afanando para las próximas veinte generaciones de herederos. Porque ya sabemos que según los dichos de un nuevo prócer de pelela, “…para hacer política, hay que tener mucha guita…”

Para ello, para conseguir tan magnos fines, si tienen que incinerar a un prestigioso señor de 97 años, colmado de prestigio y sabiduría, no les temblarán sus pulsos y al carecer absolutamente de moral, ningún prejuicio frenará sus ataques descarnados y crueles. Hay que destruirlo definitivamente, pues constituye un escollo en sus oscuros objetivos de colocar en su lugar a alguien que domine las técnicas de la genuflexión.

Por largos años, los argentinos, rápidos como el rayo para ejercitar el bullying internacional, hemos gastado a los españoles, englobándolos a todos como gallegos y tildándolos de poco menos que brutos.

Ellos, con un chiste casi inocente, nos han catalogado justicieramente, diciendo que no hay mejor negocio que comprar un argentino por lo que vale y venderlo por lo que cree que vale. Lo cierto es que es muy probable que ostentemos el primer lugar en el mundo en capacidad de convivencia con conductas y hechos, que en otras partes del planeta hubiesen despertado de tal manera la indignación de la gente que ya hubiese “corrido el escarmiento”, como solía decir el viejo líder que dio origen a esta manera de ejercer la política y al que se arriman cuando les conviene y denostan cuando forman agrupaciones que nada tienen que ver con su recitada esencia.

Mientras tanto, los llamados “políticos de la oposición”, siguen dando vueltas sobre sí mismos, persiguiendo sus respectivos rabos y armando alianzas de oportunidad con la misma velocidad que las desarman cuando descubren que no son incluidos en algún cargo sustancioso. Pero todos, salvo escasas excepciones, hacen la vista gorda ante estos ataques descarnados e insólitos, permitiendo que sean perseguidos todos aquellos que molestan y siendo casi indiferentes ante los intentos de destrucción de hombres y conductas.

Todos, sin excepción, abundan en diagnósticos y eventuales remedios para eliminar la inflación, la inseguridad, el desempleo y otros males que nos aquejan, pero nadie se juega prometiendo algún tipo de “mani pulite” o “nunca más” contra la corrupción cada vez más escandalosa ejercida por sus “colegas de la corporación política” y que nos hace aparecer ante el mundo como un enorme basural hediondo.

¿Y el pueblo? …el pueblo asiste impávido e indiferente. Preocupado por si este invierno alcanzará el gas para calentarnos y de vez en cuando hace presentaciones en “change.com” para que asfalten una calle en Villa Domínico o reparen el mingitorio del baño de Retiro.

Y en este ispa vaccarezziano, tan absurdo como escalofriante, en el que oscuros choferes o ignotos jardineros hoy manejan fortunas inconmensurables, la tapa de los diarios la ocupan las noticias de tres terrenos y un fideicomiso de un fiscal de la Nación, muerto hace tres meses en circunstancias que aún se desconocen.

Y en la otra mitad de hoja, el piloto de pruebas de los fetuccini alla puttanesca, descula si Fayt firmó desde su casa o presente en el tribunal… si, no se incomode, esto pasa en el mismo país en el que Felisa reposa en su casa amablemente, Jaime hace años camina entre nosotros, al igual que Schiavi, los parricidas siguen libres y el mago de la imprenta ejerce la Presidencia de la Nación en ausencia de la Khaleesi.

¿En la segunda hoja?

En la segunda hoja están las noticias que nos ilustran sobre cuál de los integrantes de Gran Hermano se encamó primero y con quien y, lo aún más importante, quien fue el primero en aparecer en bolas.

Hágame caso… pregunte en la farmacia si existe alguna vacuna contra esta enfermedad llamada “la argentinidad al palo”… creo que ya fue inventada.

Tratemos de vacunarnos antes que logren su objetivo y veamos pasar por la calle el brillante y lujoso ataúd del Juez Fayt, inmolado en este caldo de indiferencia y chatura perenne.

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