Por Luis Alejandro Rizzi.-

El origen de las medidas que aplican las agencias de viajes responde a una decisión del Banco Central, que ordenó el 27 de octubre pasado reducir las ventas de dólares sin autorización previa a todas las empresas de US$ 150.000 a US$ 75.000 diarios. «La decisión del BCRA nos afecta, en especial a los operadores más grandes. Por eso, eliminamos las cuotas en hoteles y paquetes de viaje al exterior», dicen los operadores y agencias de turismo (La Nación, 12/11/2015).

“Se acabó lo que se daba…” me decía un conocido que en los últimos 18 meses hizo siete largos viajes al exterior aprovechando el virtual subsidio que significaba poder pagar los gastos de viaje con el dólar oficial. Ello sin contar los “dólares ahorro” que venía comprando habitualmente. “Ni siquiera pagaba el 20% de percepción fiscal porque los dejaba en la cuenta por un año…”

Pues bien, del uso de estos subsidios Kristina se muestra orgullosa, y junto con Kicillof y Mariano Recalde celebran que la gente viaje al exterior. Y justo cuando el Banco Central impone restricciones para ese tipo de gastos, el Jefe de Gabinete, el inefable Aníbal Fernández -orondo y zorollo- declara que si gana Macri con la coalición “Cambiemos” se acabarán los viajes al exterior, porque el peso se devaluaría un 67%. Surrealismo en estado natural…

Es sabido que en la Argentina, si bien hay un “Mercado único y libre de cambios”, no se pueden comprar dólares libremente por la sencilla razón que según algunos economistas los U$S 26.000 millones de dólares que el Banco Central informa como su nivel de reservas, en verdad serían mil quinientos millones negativos. Es decir, el Banco Central no tendría dólares de esos que mal o bien se llaman de libre disponibilidad, que son los que se usan para frenar especulaciones abusivas, llamadas vulgarmente corridas.

Discutir entonces cuánto vale algo que no se tiene es una pérdida de tiempo, ya que cuando un bien escasea o falta, la gente con tal de lograrlo paga lo que le parece que puede valer, y así puede pagar por un dólar, $ 10, 15 ó 20. Lo que realmente nos pasa es que no tenemos moneda, ya que el peso dejó de ser unidad de medida, instrumento o medio común de cambios y patrón de cambios diferidos o reserva de valor.

El próximo gobierno deberá comenzar por recomponer el valor de nuestra moneda, tarea que no será ni sencilla ni rápida, y para ello deberá en un principio financiar con créditos y reducir genuinamente y de modo simultáneo un déficit fiscal del 8% anual, más el cuasi fiscal originado en el Banco Central que suma miles de millones de pesos.

Por otra parte, deberá eliminar las llamadas retenciones, que han sido causa de la baja de nuestras exportaciones, pero que nutrieron al gobierno de recursos que fueron dilapidados, como los casi U$S 1,8 millones de dólares diarios aportados a Aerolíneas Argentinas y Austral desde 2007, según lo explicaba Santiago García Rúa en la edición del 12 de noviembre de su excelente portal Aviación News. Asimismo deberá revisar la insostenible presión fiscal que dificulta el desarrollo de actividades productivas y autorizar los ajustes por inflación de los balances a fin de eliminar la distorsión del impuesto inflacionario.

La pregunta entre los agentes es obvia: ¿la gente viajará…?

Según me explicaba un conocedor del mercado del turismo, me decía que ese mercado de viajeros se limita a no más de tres millones de personas que seguirán viajando, quizás un poco menos “…hasta que se acostumbren a los nuevos precios…del dólar”, que solo Dios sabrá cual será, pero que estará muy lejos de los $ 9,60 al que lo cotiza el Banco Central y que es casi imposible conseguir.

Les doy un dato: por importaciones impagas habría una deuda de U$S 8.000 millones que seguramente se pagarán con bonos.

Lo cierto es que una devaluación facilitará el turismo receptivo, pero -esto me lo decía un importante mayorista- “nosotros estamos preparados para el emisivo” -y agregaba: “tendremos que reconvertirnos…”

Como lo dije en notas anteriores, el piso que se espera por este rubro es un ingreso de U$S 10.000 millones para el 2016, que para la Argentina sería un record y una bendición.

También se insiste en imponer un recargo al turismo emisivo. La diferencia con el sistema de percepciones, es que el 35% que se cobra por cada dólar es un pago a cuenta de futuros impuestos a las ganancias o bienes personales, el recargo es derecho aduanero y no se recupera.

Según los que dicen estar bien informados, ese recargo sería de un 15% o 20% y se cobraría por la venta de todo servicio turístico emisivo incluido obviamente el billete aéreo.

También se dice que la reglamentación de este recargo haría muy difícil su evasión y elusión, ya que estas ventas podrían según algunos fácilmente hacerlas figurar desde el exterior, pero claro en algún momento habrá que girar las divisas para su pago y en ese momento quien transfiere deberá pagar el recargo.

En fin, lo primero será recuperar el valor de la moneda y luego veremos cuánto vale cada dólar…

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