Por Otto schmucler.-

¿Qué hay que explicar?  No le demos más vueltas, la razón está expuesta en los comentarios y pareceres de la gente que se comunicaba (por todos los medios), hubo pavura a la posibilidad de que vuelvan los Kukas.

Los argentinos se hartaron de tanta mentira, corrupción y aprovechamiento del poder en beneficio propio.

Se hartaron de la Cámpora, de Julián Álvarez (no del 9 de la selección), Zaffaroni, Slokar, la jueza Ledesma, Ramos Padilla, de las mentiras de Massa, las burradas de Kicillof, de Fernando Espinoza, del kirchnerismo prebendario, de Máximo, de Wado de Pedro, Moreau, Tailhade, Mayans, Recalde, del “Capitán Ich” que inauguraba canillas en su Chaco natal, de Larroque, de Ottavis, Cabandié (que pidió un correctivo para una agente de tránsito porque lo multó con razones), de De Vido, Antonini Wilson, Anímal Fernández, de Luana Volnovich (que como directora del PAMI veraneaba con su segundo en el Caribe azul) Albertítere, de Muñoz, del juez Obligado, de la condenada en todas las instancias bailando en el balcón, con tobillera, y paro aquí porque puedo gastar páginas y páginas y entonces no van a publicar mi Carta.

El voto de septiembre fue un “voto castigo”, contra la soberbia y el maltrato que todos recibían del presidente Milei, a no dudarlo, pero, una vez que se tomó conciencia del peligro inminente de una vuelta más de kirchnerismo, tomó muy en serio los carteles que pregonaban “kirchnerismo NUNCA MÁS”.

Y así fue, nomás. Colorín Colorado, el populismo se ha terminado.

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