Por Sebastián Dumont.-

José Manuel De La Sota será, casi con seguridad, el presidente del Frente UNA que armó junto a Sergio Massa y que tendrá su congreso nacional este miércoles en la capital Federal. El dato cobra aún más relevancia al saber que a mediados de agosto, el ex gobernador de la provincia de Córdoba visitó en la quinta de Olivos al presidente Mauricio Macri donde hablaron largo y tendido de política. Las fuentes confirman que el presidente está abocado a aceitar las relaciones con los distintos sectores del arco opositor y que está al frente de la posibilidad -aún no confirmada- de una convocatoria a un acuerdo económico y social, donde el espacio liderado por Massa y De La Sota sería una parte más que fundamental. A ello hay que agregarle el rol del Papa Francisco.

Distintas crónicas periodísticas hablan de un Mauricio Macri abocado a la política en el término más clásico de la misma. Abre las puertas de su quinta Los Abrojos en Los Polvorines, pero también en Olivos, para recibir a distintos actores con peso propio y evaluar la situación actual. Sabe que su gobierno pasa por un momento difícil pero que está dentro de lo planificado cuando recibió la pesada herencia K. El tema es que la transición hacia lo que busca el presidente no llega de la noche a la mañana y tampoco se resuelve sólo con marketing.

Aquí juega un rol fundamental el Frente UNA. Es hoy, dentro del peronismo, el sector más racional junto con varios gobernadores que además tienen la necesidad de los fondos para sus provincias. El caso de la reunión en Olivos con De La Sota es un dato que marca este momento del presidente. Está buscando la manera de articular un acuerdo económico y social que le permita transitar los próximos meses, sobre todo cuando llegue diciembre, con una robustez política que hoy no parece tener.

Aquí hay que detenerse en un dato importante. Toda esta movida de Macri para convocar a sectores de la oposición “racional”, estaría alentado también por una suerte de adelantamiento en los tiempos que vienen y en su próxima visita al Vaticano el 17 de octubre. Allí estará para la beatificación de Cura Brochero en una fecha por demás especial en el calendario peronista. También viajará De La Sota, quien en los próximos días se instalará en España convocado por una universidad donde dará clases. También estará el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti, de trato más que cordial con el presidente de la República. La información que trasciende las paredes del Vaticano da cuenta que esa podría ser una inmejorable oportunidad para que el Papa le hable al jefe de Estado sobre la necesidad de instrumentar un acuerdo con distintos sectores políticos y sociales.

A Macri lo tira para atrás el recuerdo de la década del 70 de aquel famoso acuerdo encarado por el entonces ministro de economía del gobierno peronista, José Bel Gelbard, que luego terminó en un proceso inflacionario, claro que dentro de un contexto político mucho más complejo que el actual.

No es la primera vez que trasciende la idea de una convocatoria de esta naturaleza con el apoyo de la iglesia católica. De hecho, quien más experiencia tiene en la materia es el ex presidente Eduardo Duhalde, quien antes de partir a Europa hizo declaraciones manifestando su preocupación por el momento actual de la Argentina.

Lo cierto es que el presidente parece haber tomado nota y está abocado a construir una red política de contención para su gobierno algo más alejado de las planillas de excel que han predominado hasta aquí muchos de los aspectos de su gestión inicial.

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