Por Guillermo Cherashny.-

Desde la asunción del nuevo gobierno el 10 de diciembre pasado, los tuiteros del PRO agreden a quienes deslizan una crítica, que son atacados ferozmente por centenares de cuentas falsas que marcan el ritmo y después cientos de seguidores reales los siguen con más agresiones. La primera víctima fue Ignacio Fidanza, director de La política online, quien denunció a Guillermo Riera, un subsecretario de Presidencia como el titiritero detrás de las agresiones. Y en la primera etapa, los periodistas eran atacados y se los calificaba de pauta-dependientes, elogiando al gobierno de Cambiemos por disminuir drásticamente la pauta publicitaria con el argumento de que el gobierno cristinista compraba voluntades mediante la publicidad oficial y que esa situación no se repetiría. El problema es que el PRO, desde el gobierno de la Ciudad, mantuvo durante ocho años una generosa pauta publicitaria que fue incrementada durante la campaña electoral y con sumas millonarias que se les pagaban a encuestadores, pero al llegar al poder, decidieron que no eran éticas esas conductas y así muchos periodistas fueron atacados y también actores que simpatizaban con el cristinismo, con términos soeces e insultantes.

El tema se agravó cuando el conductor estrella Marcelo Tinelli no sólo denunció a los trolls sino que expuso los nombres y apellidos de las cuentas falsas y esta denuncia fue tomada por el diario La Nación, que entrevistó al citado Riera, quien negó las acusaciones. Hay que agregar que en otras oportunidades se acusó al ministro de cultura Hernán Lombardi de ser en realidad la Dra. Pignata, una tuitera que expresa posiciones cercanas a las fuerzas armadas y que es muy antiperonista y que tiene muchos seguidores. Todo indica que estas cuentas falsas serán motivo de una investigación porque, si bien no está tipificado como delito en el Código Penal, hay intención de que estas conductas sean penadas.

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