Por Guillermo Cherashny.-

Las investigaciones que lleva adelante el juez federal Federico Villena en la localidad de Lomas de Zamora ubican a Alan Ruiz, el ex jefe de operaciones especiales de la AFI, como el principal responsable de los seguimientos al kirchnerismo y algunos nombres de Juntos por el Cambio que no acataban el verticalismo amarillo.

Alan Ruiz no debe confundirse con Allan Bogado, un marginal de la inteligencia que apareció en el caso Nisman, ya que Ruiz es ex subcomisario de la Policía Metropolitana que pidió el retiro apenas asumió Macri y fue a ocupar un cargo en La Pampa, en el Ministerio de Seguridad que ocupaba Juan Carlos Tierno, un peronista bolsonarista que ya fue destituido como intendente de Santa Rosa.

Ruiz estaba en la Dirección de Inteligencia en esa provincia y le «armó» una causa por narcotráfico a Espartaco Marín, el hijo de Carlos Marín, el líder y ex gobernador de esa provincia y, como tierno tenía excelentes relaciones con la ministra Patricia Bullrich, parecería que ella le vio cualidades a Alan Ruiz para sacar a adversarios políticos de la cancha y se lo llevó a su ministerio, a la División Prófugos de la Justicia, donde habría participado en la detención de Marcelo Mallo, de varios barrabravas argentinos, junto al luego famoso Marcelo D’Alessio, quien apareció en un video y una foto con la entonces ministra, aunque ella siempre negó lo evidente y, con los chats que mantenía con el procesado falso abogado, dijo que ese celular lo usaba su nieto, una respuesta poco seria. Pero con el blindaje mediático que le proporcionaba un poderoso empresario no tuvo problemas en superarlo.

No se sabe exactamente cuándo Alan Ruiz pasó de la búsqueda de presos a la Dirección de Operaciones Especiales de la AFI, pero cabe recordar que Silvia Majdalani y Patricia Bullrich integraban durante el kirchnerismo la Comisión Bicameral de Seguimiento y Control de los Organismos de Inteligencia, de ahí que Macri nombrara a una en la AFI y a la otra en Seguridad. Y tampoco fue una casualidad que se presentaran los funcionarios, entre ellos Ruiz, quien rápidamente se orientó hacia La Pampa para armarle una causa al senador Juan Carlos Marino, presidente de la Comisión Bicameral, por supuesto acoso sexual. El beneficiario quería ser Carlos Mac Allister -para ser gobernador de La Pampa-, cuyo hijo Alexis, el futbolista, fue representado por Gustavo Arribas, jefe de la AFI. Pero la historia no terminó bien, porque el candidato fue otro. Pero a Marino lo sacaron de la cancha.

Ruiz volvió a las andadas en la denuncia que hizo José Luis Vila, un agente histórico de la AFI, al cual le pusieron una bomba; y el autor de este atentado, el confeso narco «Verdurita» Rodríguez, dijo que fue reclutado por otro agente, Facundo Melo, quien era subordinado de Alan Ruiz.

Lo demás es historia conocida. Los seguimientos a Cristina Fernández, al Instituto Patria, y la relación con los «candados» para grabar las conversaciones de los presos K en Ezeiza. La Bullrich niega toda la investigación y la minimiza al decir que es una «verdurita»; pero las pruebas parecen ser concluyentes y nadie puede pensar que Alan Ruiz, por su cuenta, manejaba esta extensa red de espionaje sin conocimiento de Bullrich, Arribas, Majdalani y el propio presidente Macri. Es más, los agentes de la AFI mencionados en la investigación se reportaban con Susana Martinengo, Secretaria de Documentación de la Casa Rosada, con despacho a 30 metros del ex presidente Macri. ¿Patricia Bullrich seguirá diciendo que esta investigación es una «verdurita»?

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