Por Juan José de Guzmán.-
Como sacado de un libro de cuentos infantiles, de esos que los padres más de una vez hemos utilizado para hacer dormir a nuestros niños, así fue lo que se vivió las otras noches en Paraguay, en la final de la Copa Sudamericana por influjo de Nahuel Losada.
Un muchacho como cualquiera de la calle, un laburante de la vida que para acomodar las finanzas familiares (fue padre muy joven) manejaba el taxi que su padre le prestaba para que se ganara unos pesos extras.
Porque hasta la noche mágica en Defensores del Chaco y a sus 32 años, Losada, que pasó por varios clubes sin poder asentarse en ninguno de ellos (incluso del ascenso) era solamente el arquero de Lanús, por quien nadie hubiera dado dos mangos si lo que se pretendía era elegir una posible figura para que el granate consiguiera el título ante Atlético Mineiro.
No estaba en los cálculos de nadie que Nahuel fuera tan decisivo esa noche del 22-11-25, sin embargo finalizando el tiempo de alargue Teixeira se encontró con la pelota dominada ante el gigante arquero de Lanús que emulando al Dibu de la final 2022 (cuando con sus piernas evitó que Kolo Muani marcara el 4 a 3 que hubiera significado la pérdida del título que gracias a él quedó en manos de Argentina.
Después vino la otra historia, la de los penales y allí, otra vez se convirtió en héroe absoluto, atajando 3 y dándole el título a Lanús.
Al margen de la gloria, el tozudo “Dibu Losada” ya tiene un cuento nuevo para contarle a sus hijos antes de dormir.
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