Por Juan José de Guzmán.-
En una entrevista concedida a un periodista, el fundador de una conocida marca de ropa (que por su nombre y logo es obvio que ama al Polo) hizo comparaciones totalmente fuera de lugar (hay gente que no paga impuestos por decir boludeces).
Este “Petete” de los negocios cree que el Libro Gordo le sirve para evitar papelones como el que ha hecho al opinar con ligereza sobre cosas que exceden su capacidad de raciocinio y visión de las mismas.
Entonces fue que no vaciló al analizar a 2 ídolos de distintas disciplinas, sin darle claridad a sus apreciaciones, mezclando “el culo con las témporas”.
Así fue que, muy suelto de cuerpo, habló sobre las habilidades o talentos que caracterizan o caracterizaron (a su particular entender) a dos ídolos de distintos deportes.
Fue allí que minimizó la habilidad (y genialidad) de Diego diciendo que tenía sus “2 patas” en una gramilla perfecta (a diferencia de Adolfo, que lo hacía en una cancha poceada) y que además era secundado por otros 10 jugadores (se nota que olvidó ya al mejor gol de todos los mundiales, ante Inglaterra, en México, donde no sólo gambeteó a medio equipo inglés sino también a la historia).
Diego, Sr. Simonetti, fue al revés de lo que usted dijo, no sólo secundado por otros 10, en aquel glorioso México 86, sino que fue “Diego y 10 más”.
Diego, Sr. Simonetti, fue un día a Nápoles, que nunca había ganado el Scudetto, y lo hizo prevalecer por sobre los poderosos del Norte de Italia provocando una verdadera revolución en el fútbol italiano, logrando revertir el complejo de inferioridad de los tifosi del Sur, una especie de reivindicación del Sur frente al poderío de los clubes del Norte.
De Cambiaso no voy a opinar porque no entiendo de Polo, pero mi capacidad de raciocinio me hace pensar que amén de su virtuosismo sobre un caballo (que puede ir hasta a 50 kilómetros por hora), de alguna manera comparte con el animal la concreción de sus logros (incluso con 5 caballos distintos, según su apreciación), no sé si con cualquier mancarrón lograría los títulos que obtuvo como lo ha hecho Diego cuando llegó a Nápoles.
Pero como no quiero caer en la petulancia que estoy criticando en Lando la corto aquí.
30/12/2025 a las 2:28 AM
Retrato de las cenas ocasionales en calidad de parásito (en el sentido griego de la palabra) del leguleyo cuando no tenía qué comer
Soneto acróstico
Revolvías los ojos por la mesa,
inquiriendo, nervioso, la comida
con ansias de una harpía contenida,
aspirando a fingir con mueca tiesa
resuelto de la cuna hasta la huesa
de tu hambre el bando impuesto por la vida…
o que pasara desapercibida
al sentir de los más la dura empresa,
tan triste, de hallar pan a tu sustento
oportuno al albur de alguna cena,
roto al fin el ayuno de tu casa…
reparando así un poco el macilento
estado que en tu cuerpo con gran pena!
se dejaba entrever, de carne escasa.
30/12/2025 a las 2:29 AM
Retrato de las cenas ocasionales en calidad de parásito (en el sentido griego de la palabra) del leguleyo cuando no tenía qué comer
Soneto acróstico
Revolvías los ojos por la mesa,
inquiriendo, nervioso, la comida
con ansias de una harpía contenida,
aspirando a fingir con mueca tiesa
resuelto de la cuna hasta la huesa
de tu hambre el bando impuesto por la vida…
o que pasara desapercibida
al sentir de los más la dura empresa,
tan triste, de hallar pan a tu sustento
oportuno al albur de alguna cena,
roto al fin el ayuno de tu casa…
reparando así un poco el macilento
estado que en tu cuerpo, ¡oh gran pena!
se dejaba entrever, con carne escasa.