Por Carlos Tórtora.-
Patricia Bullrich fracasó en su intento de precipitar días atrás el reemplazo del senador puntano Bartolomé Abdala, presidente provisional del Senado. Abdala, un moderado, es sostenido por Victoria Villarruel, mientras que Karina Milei quiere poner en su lugar a un incondicional de la Casa Rosada.
La clave es que Abdala está en la línea de sucesión presidencial y que su caída podría debilitar a Villarruel. Ya el año pasado, los Milei intentaron sustituirlo por Luis Juez pero no lo consiguieron. El mandato del puntano vence próximamente en febrero y, con su habitual estilo arremetedor, Bullrich quiso precipitar su relevo cuando ella no es todavía ni jefa del bloque y ni siquiera senadora, ya que su jura será el 10 de diciembre.
Lo ocurrido estos días encendió entonces las alarmas en Olivos. Bullrich prácticamente habría prometido que, haciéndose cargo del nuevo bloque de 20 senadores de LLA, igualaría en poder a los 28 senadores peronistas que quedarán. Pero la realidad indica otra cosa: de los seis senadores libertarios actuales, habría varios que se resisten a la actual Ministra de Seguridad.
Entre los más díscolos se menciona al formoseño Francisco Paoltroni y al dueño Ezequiel Atauche.
Estos indicadores sugieren que el rol de Bullrich como interventora de Milei en el Senado dista bastante de ser sencillo y que podría haber un sentimiento de rechazo a la creencia de considerar a los senadores oficialistas como empleados de Olivos.
Un barco que se hunde
Las dudas sobre la eficacia de Bullrich se suman a las crecientes dificultades de Karina Milei para sostener en la presidencia de la cámara baja a Martín Menem. Éste es hoy por hoy el operador indispensable del gobierno para la sanción del presupuesto y las reformas laboral, previsional y tributaria. Pero las denuncias en su contra por corrupción en el Coimagate y otros casos se van profundizando día a día.
El reciente dictamen del Fiscal Federal Franco Picardi señala a Alan Pocovi, familiar político de los Menem, como uno de los principales receptores en el circuito de coimas de la Agencia Nacional de Discapacidad. Con semejante mochila sobre sus espaldas, no le resultaría fácil al riojano liderar la Cámara en debates cruciales.
28/11/2025 a las 12:46 AM
Ciertamente que «disciplinar el Congreso» es misión imposible. Mejor así, desde que «el Congreso» es instancia parlamentaria y debe deliberar, aunque sea para no lograr nada productivo. Así lo viene demostrando desde hace más de cuatro décadas. Queda demasiado claro que «el Congreso no dignifica».
El «Restaurador de las leyes» (Juan Manuel de Rosas) desde el año 1834 lo explicó con claridad: «Todo se volverá un desorden, como ha sucedido siempre, esto es, si no se convierte en una zanda de pillos, que viéndose colocados en aquella posición y sin poder hacer cosa alguna de provecho para el país, traten de sacrificarlo a beneficio suyo particular, como han hecho nuestros anteriores Congresos…» (Carta de la Hacienda Figueroa).