Por Jorge Augusto Cardoso.-

Si fuese cierta la afirmación de Bullrich de que Villarruel no debió presidir la sesión en el Senado porque ésta era ilegal e ilegítima, ¿por qué preocuparse?, pues al no tener las excluyentes condiciones que ella refiere, lo que de esa sesión ha resultado carecerá de validez. Por otro lado, que quien ha cambiado de colores partidarios como de corpiños e incluso, siendo presidente de un partido, se fue a otro, se haya permitido llamar traidora a la presidente del Senado, que cumplió con el rol asignado, es por demás, desopilante.

Share