Por Juan José de Guzmán.-

No es este el mejor momento para poner sobre el tapete un tema que hubo quedado zanjado hace 38 años con el juicio a las Juntas Militares llevado a cabo merced a dos decretos dictados a sólo tres días de asumir (uno el 158/83), donde Alfonsín ordenó iniciar un juicio sumario ante el Consejo Supremo de las FFAA a los integrantes de las tres Juntas a partir del golpe de 1976, reservándole al Poder Judicial el derecho a apelar esa sentencia (cosa que terminó ocurriendo) y el otro el 157/83, que ordenaba la persecución penal a los dirigentes de Montoneros y del ERP).

Como resultado del mismo, no sólo fueron condenados los altos mandos de las FFAA sino también los de la guerrilla que azotó a nuestro país (Firmenich estuvo preso siete años hasta que el piadoso Menem los indultó a todos).

Si bien nadie puede “ni debe” desconocer las razones que existieron para que ocurriera lo que ocurrió en nuestro país en la década del 70, que es lo que propone la candidata Villarruel de LLA. Tampoco deberíamos privarnos como sociedad de vivenciar la epopeya jurídica que la Argentina le regaló al mundo, que muy bien destaca la película “Argentina 1985” (aun admitiendo que es una síntesis no del todo completa de lo vivido en aquellos años). Porque el legado que dejaron a la humanidad el Fiscal Strassera y los jueces que dictaron sentencia es inconmensurable.

Pero, en medio de una campaña plagada de chicanas, como la que estamos viviendo, creo inoportuna la pretensión de reabrir un debate que no estaba instalado en el temario electoral.

El sentido de la oportunidad nos debería indicar que, habiendo tanta necesidad de discutir temas como lo es la tremenda pobreza enquistada en el país (que va en aumento) por las erróneas políticas aplicadas, no es correcto mezclar peras con manzanas; es momento de debatir propuestas. El revisionismo siempre será bienvenido (y necesario) pero hoy, en un momento de crisis terminal como el que vive la Argentina, necesitamos poner todos nuestros esfuerzos en unirnos en vez de reflotar una grieta que difícilmente cierre, por lo menos en lo inmediato. Porque mientras debatimos sobre esto hay un 60% de niños y jóvenes que están debajo de la línea de la pobreza y muchísimos miles comen una sola vez al día (en comedores solidarios).

No los olvidemos, esos que sufren como nadie “el hambre”, que no estudian ni trabajan, que encuentran en la droga el placebo ante la falta de un horizonte en el porvenir y desconocen el significado de la palabra futuro, ellos nos lo representan todos los días.

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