Por Juan José de Guzmán.-

Cuántas veces nos hemos referido a “ese instante” que puede cambiar todo, en un abrir y cerrar de ojos.

La foto nos muestra el instante único, irrepetible en que los reflejos y la intuición del arquero argentino cambiaron todo. En ese instante sucedió algo mágico (los suplentes del seleccionado francés irrumpieron en el césped al grito de gooOOOLLL), se habían cumplido los 3 minutos que había adicionado a los 120 el árbitro de la finalísima, cuando el número 12 de Francia, Randal Kolo Muani recibió solo, absolutamente solo frente al arco argentino, en el área chica y le pegó de primera, de sobrepique. Era el gol y el campeonato pero, como en aquella película “El cielo puede esperar”, Dibu abrió sus piernas casi a 180º y el pie izquierdo se interpuso entre la gloria para Francia cambiando el sentido de la misma en dirección de la Argentina. Algo así como lo que en el 86 llamamos “la mano de Dios” en 2022 sería “el pie de Dios”

Todo lo que hoy analizamos y argumentamos de los distintos partidos de nuestra selección, de la evolución y crecimiento, partido tras partido, trayendo a colación distintos nombres y momentos de este inolvidable Mundial, la épica de Messi y la gloria que hoy nos une y convoca podría no estar sucediendo de no haber existido ese instante mágico que por suerte existió.

Los invito a que, cuando pensemos en el significado de la palabra “gigante” recordemos este instante, y por añadidura a Emiliano “Dibu” Martínez (el pié de Dios).

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