Por Guillermo Cherashny.-

Hace unos meses, Leonardo Fariña, en dos reportajes que periódicamente le hacen los periodistas, denunció que la empresa Amarilla Gas, de Pablo Miedvietzky, emitió facturas truchas para las empresas de Lázaro Báez, cuestión que también denunció ante el juez Casanello y el fiscal Marijuán.

Esta situación no tendría ninguna importancia, porque varias empresas bahienses, como las de Juan Suris, también lo proveían a Báez de facturas truchas para disimular sobreprecios y pagar retornos a los Kirchner. Pero Amarilla Gas es una empresa de ese rubro con sede en Resistencia, Chaco, cuyo dueño, Pablito Miedvietzky, es el marido de Lily, amiga de viajes con Elisa Carrió. Se conocen desde hace mucho tiempo, por ser nacidas en esa provincia y Lily es la dueña de la agencia de turismo Fun Time. Una denuncia penal recientemente abierta por los camaristas Irurzun y Farah sostiene que la diputada chaqueña es beneficiaria de viajes regalados por Lily Miedvietzky entre los 103 días de viajes de Carrió al exterior, de los cuales sólo uno de ellos los pagó la Cámara de Diputados.

Si bien la ley no es muy clara en cuanto a si los legisladores pueden recibir regalos, está claro que éticamente, que la directora de una empresa de gas que proveía de facturas truchas a Lázaro Báez esté denunciada en la ruta del dinero K no parece una causa armada. Y si algunos viajes de Carrió se los regalo la dueña de Fun Time, habría un asunto para investigar.

Amarilla Gas es una importante empresa de instalaciones gasíferas y una de las principales beneficiarias de las garrafas sociales que se venden a los pobres a un precio superior al fijado por los gobiernos. Es más, se dice que podría manejar un mercado negro de las garrafas sociales.

Carrió dice que Ricardo Lorenzetti está detrás de esa denuncia de los dos camaristas y en el programa de Mirtha Legrand amenazó con renunciar a los fueros para defenderse, pero no lo hizo.

Este conflicto entre el presidente de la Corte y la fundadora de Cambiemos está al rojo vivo y puede estar armada, como dice Carrió. Pero la acusación de ella contra Lorenzetti en el sentido de que quiere ser presidente en una crisis política suena inverosímil como las denuncias por enriquecimiento contra el juez, que ya fue sobreseído.

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