Por Carlos Tórtora.-

Javier Milei cae en las encuestas y no pocos sondeos apuntan a que LLA perderá las elecciones del 7 de septiembre. Todo esto cuando el gobierno les impone condiciones inaceptables a los bancos y se tensa aún más la situación cambiaria. En medio de un temporal como nunca afrontó antes, el presidente encuentra todavía algunas noticias alentadoras. Ayer, tal vez la más significativa fue que la UCR bonaerense abandonó formalmente la alianza Provincias Unidas como rechazo a la maniobra de Juan Carlos Schiaretti y Martín Lousteau de impulsar a Florencio Randazzo para primer candidato a diputado nacional.

Ocurrió que el presidente del comité provincial de la UCR, Miguel Fernández, se negó a firmar la adhesión presentada por Pablo Dominichini, presidente de la Convención y allegado a Lousteau.

Este escándalo en Buenos Aires corre paralelo a la polémica entre los radicales porteños, que quieren a Facundo Manes para senador y Lousteau para diputado en una lista unificada con Graciela Ocaña y Elisa Carrió. Al margen de todos los problemas técnicos que se presentan porque las alianzas ya fueron inscriptas, lo cierto es que el padrino de Ocaña y Carrió, Horacio Rodríguez Larreta, se resiste a las pretensiones de Manes.

Esta tensión lo que refleja es que el espectro del centro, lejos de reunificarse en un nuevo JxC, tiende a astillarse como en tiempos pasados.

Espantando votantes

Lo que está ocurriendo en Buenos Aires y Capital sin duda le resta atractivos electorales a la franja de votantes de centro, ya bastante castigada por la polarización brutal que Milei trata de imponer en el país.

La aparición de los cinco gobernadores que anunciaron un nuevo espacio político no parece ahora proyectarse seriamente en este tablero electoral.

Para LLA, la fragmentación del centro es entonces una excelente noticia ya que, con un flojo resultado en octubre, los promotores de una estrategia de centro para el 2027 quedarían muy incómodos.

Simple pero hasta ahora eficaz, las posibilidades de reelección de Milei pasan sobre todo por mantener viva la antinomia de libertarios vs. kirchneristas, sin que los terceros tengan espacio para hacerse oír.

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