Por Alexis Di Capo.-

Si bien no ha alcanzado -hasta ahora- el impacto y la trascendencia del “affaire” de la compra de alimentos con sobreprecios que afecta al ministerio de Desarrollo Social de Daniel Arroyo; la polémica “exportación de GNL” de YPF que no salió del país contiene un par de elementos similares que ya han disparado los primeros cuestionamientos y dejan mal paradas a las autoridades energéticas que convalidaron la operación.

Tal como había anticipado el lunes el Informador Público (IP); por una orden del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas y del secretario de Energía, Sergio Lanziani, la nueva cúpula directiva de la estatal Ieasa se vio forzada a adquirirle a YPF un despacho de 90.000 metros cúbicos de GNL a un precio más elevado que el correspondiente a un volumen similar de gas natural.

La adquisición del GNL -que YPF encuadró como una “exportación”- se concretó a un precio de 2.98 dólares por millón de BTU (US$/MBTU), un 30% más caro que valor promedio del gas natural que la petrolera de mayoría estatal estuvo vendiendo en el mercado doméstico en la misma semana del embarque enviado a la terminal regasificadora que Ieasa opera en Escobar.

En respuesta a la nota del IP, voceros de YPF y de la cartera de Desarrollo Productivo salieron a tratar de relativizar el tema con una información sesgada difundida en “El Cronista” que luego fue replicada en algunos portales de noticias del interior.

Según el relato oficial, la venta que ha quedado en la mira fue “la primera operación intraestatal de GNL entre dos jugadores del sector público” y se trató de un “intercambio que estaba previsto desde 2018” cuando YPF puso en marchas su negocio de exportación del gas excedente de Vaca Muerta por medio de barcos metaneros.

Al no desmentir los valores en danza, la versión brindada desde la petrolera terminó por confirmar que la venta se cerró a 2.98 dólares por millón de BTU con un “sobreprecio” de 30% respecto al precio de gas natural comercializado en el mercado interno.

La cuestionada operación de GNL había comenzado a tomar forma a fines de febrero, cuando la anterior conducción macrista que aún estaba al frente de Ieasa recibió una indicación del subsecretario de Hidrocarburos, Juan José Carbajales para avanzar con la compra.

Tras desembarcar en la empresa el 6 de marzo pasado, el nuevo titular de Ieasa, Andrés Cirnigliaro les elevó a Lanziani y Kulfas un informe que planteaba lo desventajoso de la operación por la diferencia de precio que había con el gas natural disponible en el sistema.

La respuesta que recibió la conducción de Ieasa en última semana de marzo fue una nota suscripta por Lanziani que, apoyándose en una instrucción del ministro Kulfas, le ordenó proceder con la compra directa a YPF.

Los 90.000 metros cúbicos de GNL que YPF le vendió a Ieasa fueron transportados hasta Escobar en el buque “Methane Kari Elin”. El metanero zarpó de Bahía Blanca el 24 de marzo pasado con un cargamento total de 130.000 metros cúbicos y una hoja de ruta que tenía como destino final España.

La descarga en la terminal regasificadora de la zona norte bonaerense se demoró hasta el sábado 4 de abril debido a que el directorio de Ieasa recién aprobó la compra en los últimos días de marzo cuando el buque ya estaba en viaje.

Ese desfasaje temporal fue motivo de un reclamo adicional de YPF para que Ieasa se haga cargo de los gastos extras del barco por los días de más que debió esperar para entregar la carga en Escobar.

Frente al cariz que va tomando el nuevo “affaire” del GNL, tanto las productoras locales de gas, como varios especialistas del ámbito energético aguardan con expectativa cuál será la reacción de la Casa Rosada si el caso se instala en la agenda política y económica, luego del reciente escándalo de los sobreprecios de los alimentos que derivó en la eyección de 15 funcionarios de Desarrollo Social.

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