Por Gabriel Boragina ©
En la Argentina actual se invoca el liberalismo para justificar políticas que lo contradicen. Como advirtieron Ludwig von Mises y Friedrich A. von Hayek, el intervencionismo estatal no corrige los males del mercado: los agrava y destruye la libertad que dice proteger.
La Argentina atraviesa una crisis de liberalismo. No porque sus ideas hayan fracasado, sino porque nunca fueron realmente aplicadas. Se invoca la libertad mientras se sostiene un Estado desmesurado, un sistema impositivo confiscatorio y una maraña regulatoria que impide planificar el futuro. El resultado es una paradoja: el liberalismo es culpado por los efectos del estatismo.
“El mayor enemigo del liberalismo no es el socialismo, sino la tergiversación de sus principios.” — Ludwig von Mises.
El liberalismo clásico —el de Mises, Hayek, Bastiat o Alberdi— se basa en una premisa moral y práctica: la libertad individual es el motor del progreso. El Estado debe limitarse a proteger derechos, no a dirigir la economía. Sin embargo, en la Argentina se ha naturalizado un dirigismo constante, disfrazado de modernización.
“Cuanto más planifica el Estado, más difícil se hace para el individuo planificar su propia vida.” — Friedrich A. von Hayek.
Mises, en La acción humana, fue categórico: “No hay medio de evitar el colapso final de un sistema intervencionista; o se avanza hacia el socialismo o se retorna a la economía de mercado.”
La Argentina oscila entre ambos extremos sin definirse. Se privatizan monopolios sin competencia, se liberalizan precios sin seguridad jurídica, se reducen gastos sin eliminar privilegios. Se proclama el “orden” del mercado mientras se mantiene la arbitrariedad del poder.
La ilusión de que el Estado puede “controlar” la economía lleva a una permanente frustración social. Cada fracaso del intervencionismo se atribuye a supuestos defectos del mercado, cuando en realidad deriva de la negación del mismo.
El problema argentino es más profundo que el diseño económico: es cultural. El liberalismo requiere ciudadanos que confíen en sí mismos, que asuman responsabilidad y comprendan que la prosperidad no surge de la dádiva estatal, sino del esfuerzo personal.
“El liberalismo no es una doctrina para aprovecharse de la libertad; es una doctrina para preservarla.” — Ludwig von Mises.
Pero preservar la libertad implica aceptar la competencia, la incertidumbre y el riesgo. En un país acostumbrado al amparo del Estado y al rescate permanente, esa idea resulta casi subversiva.
La restauración del liberalismo argentino no depende solo de políticas económicas, sino de una transformación moral y cultural. Se trata de devolver al individuo su poder de decisión, limitar la arbitrariedad política y reconstruir la previsibilidad institucional.
Hayek describió el orden liberal como “un sistema de reglas abstractas que permite a los hombres perseguir sus fines individuales dentro de un marco de normas generales.” Ese ideal contrasta con un país donde cada sector busca su excepción y donde el poder político decide discrecionalmente quién gana y quién pierde.
Argentina no sufre por un exceso de liberalismo, sino por su ausencia. El discurso liberal actual es apenas una máscara: detrás de él se esconden prácticas corporativas, regulaciones arbitrarias y privilegios que perpetúan la dependencia. La verdadera revolución liberal no será retórica, sino institucional: comenzará cuando el Estado deje de dirigir la vida de las personas y éstas recuperen la convicción de que nadie puede elegir mejor por ellas que ellas mismas.
El actual trabajo de los verdaderos liberales es convencer a los argentinos que LLA no es un partido liberal sino solamente en el discurso. Y que esta es la razón por la cual no se esta avanzando hacia un verdadero orden liberal, sino hacia lo que podríamos denominar una macroeconomía del estancamiento signado por un descomunal atraso cambiario, con tipos de cambios fijos entre bandas reguladas burocráticamente al mejor estilo dirigista. Endeudamiento creciente no autorizado por el Congreso (como taxativamente lo ordena la Constitución Argentina) escandaloso nepotismo donde la hermana del titular del poder ejecutivo ejerce de facto la máxima autoridad, para peor, involucrada en hechos de corrupción notorios que persisten sin aclararse, inflación reprimida disfrazada de deflación, y un sin fin de anomalías más a la que oportunamente nos hemos referido desde este mismo sitio.
Ante la ausencia de un cambio de rumbo del gobierno o su permanente postergación con la excusa que debe procederse gradualmente, urge ilustrar a la ciudadanía que este nunca fue el camino propuesto por el liberalismo, sino su antítesis.
10/11/2025 a las 12:24 PM
Recordando el «Día de la tradición» establecido en homenaje a la fecha de nacimiento del político y poeta gauchesco bonaerense José Hernández, hago propicio el evento para comentar acerca de «La impostura del liberalismo argentino» desarrollada por la opinión de Gabriel Boragina. Pareciera adecuado evocar aquel verso del poeta, político y gran observador de la realidad argentina desde fines del Siglo XIX: «De los males que sufrimos/ Hablan mucho los puebleros,/ Pero hacen como los teros/ Para esconder sus niditos:/ En un lao pegan los gritos/ Y en otro tienen los guevos.» (Martin Fierro. Verso 2136).
10/11/2025 a las 11:16 PM
COMO SE PUEDE CRITICAR AL LIBERALISMO EN UN PAIS QUE VIVIO CASI 100 AÑIS EN LA CENTRO IZQUIERDA.
RECIEN DA LOS PRIMEROS PASOS, DEBE DESMONTAR TODA LA TELARAÑA TEJIDO POR EL ESTATISMO.
DESREGULAR MILES DE NORMAS, ELIMINAR MONOPOLIOS, ETC ETC.
YA QUIEREN EN DOS AÑOS UN FUNCIONAMIENTO PERFECTO DE LA TEORIA LIBERAL ?
ACLAREMOS POR OTRA PARTE QUE, NUNCA SE LLEGARA A LA PERFECCION EN LA APLICACION DE NINGUNA TEORIA.
PERO LO IMPORTANTE ES MANTENER EL RUMBO HACIA EL NORTE PERSEGUIDO, AUNQUE NUNCA
SE ALCANCE.
PARECE INJUSTO LAS CRITICAS AL GOBIERNO, SI OBSERVAMOS COMO ACTUO EL CONGRESO Y LOS COLECTIVOS SOCIALES EN CUANTO INTENTO HUBO
DE LIBERAR LA ECONOMIA DIRIGISTA Y CONVERTIRLA EN UNA ECONOMIA DE MERCADO.
LOS ESFUERZOS HECHO POR ESTE GOBIERNO SON ENCOMIABLES. DE AHI EL PREMIO EN EL ULTIMO ACTO ELECCIONARIO.
11/11/2025 a las 11:38 PM
PENSAMIENTOS DE FEODOR DOSTOIESKY
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“Los hombres aman los razonamientos abstractos, deformar la verdad, cerrar los ojos y los oídos a todas las pruebas que los contradicen”.