Por Luis Américo Illuminati.-

Cristina Fernández de Kirchner cruzó al presidente Milei por su guiño al campo, dijo que éste “gobierna para ricos” y que EEUU (Donald Trump) le arma la campaña. La detenida mandó desde su confinamiento un destemplado audio al acto por el Aniversario de la muerte de Eva Perón, la cual si viviera le diría unas cuantas cosas que no le agradarían. La marcha de las antorchas es un simbolismo del que se apropió indebidamente el kirchnerismo, ya que el binomio Néstor y Cristina nunca alumbraron ningún camino que no fuera la demagogia populista; antes bien, apagaron todos los focos y luminarias de la paz y la concordia y metieron a la Argentina en un oscuro túnel. La señora Cristina Fernández -hoy día condenada e inhabilitada por la Justicia- quiere parecerse a Eva y cuando lo intenta logra un burdo y patético remedo, una pantomima. Olvida que Perón y Eva Duarte no eran simpatizantes como ella del marxismo, incluso el primero defenestró a los Montoneros y los calificó de imberbes y psicópatas, como lo demostró en aquel histórico acto en Plaza de Mayo. Una persona que ha mentido y engañado sistemáticamente a lo largo de 12 años, que nunca hizo una autocrítica ni ha pedido perdón por el inmenso perjuicio causado a su país, ¿se le pueda creer algo? Acusa al presidente Milei, al FMI y al candidato de Trump para la Embajada en Buenos Aires de meterse en la campaña. En algunos sectores allegados a Axel Kicillof por lo bajo se habla de que Cristina Fernández, por su bien y por el alborotado y dividido partido peronista (muchos caciques y pocos indios) tendría que ser internada preventivamente en el Borda por su incontrolable verbosidad. Pero su hijo Máximo ha montado una campaña presentando a su madre como una mártir, como una suerte de Juana de Arco peronista. La internación de la condenada no parece muy desatinada, habida cuenta los síntomas visibles, ostensibles y preocupantes que se observan de su trastornada personalidad, dado que su delirio de persecución es de vieja data. Y no es exagerado creer que en cualquier momento diga que seres alienígenas están confabulados con Milei en contra de ella y de su partido (o partidito). Recuerden su recurrente delirio persecutorio, entre otros, del imaginario complot judicial (Lawfare) en su contra que denunció durante la sustanciación del juicio donde salió condenada. Desde todo punto de vista, no parece una buena estrategia ni como maniobra proselitista que una rea confinada con prisión domiciliaria y tobillera electrónica, por condena confirmada por la Corte Suprema, arremeta sin ninguna prueba contra el presidente Javier Milei por conjuras imaginarias, siendo que nadie olvida el escándalo de las valijas de Antonini Wilson (y muchas otras no controladas por la autoridad aduanera de Ezeiza), conteniendo millones de dólares para financiar su amañada campaña, fondos enviados por su socio ideológico, el fallecido Hugo Chávez, que luego se cobraría con altos intereses perjudiciales para nuestro país. Un asunto tan oscuro que aún subsiste en la memoria colectiva. Y pese a que usaron todo el aparato y la fuerza del poder para taparlo es un asunto tan maloliente, que la condenada ex presidenta y sus acólitos si tuvieran un mínimo de vergüenza, debería abstenerse de abrir la boca y acusar como si ella, condenada por la Justicia tuviera la autoridad moral para hacerlo.

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