Por Carlos Tórtora.-

La ahora formal partición de la UCR en Diputados traerá posiblemente como consecuencia la fractura del bloque de senadores nacionales. El quiebre del centenario partido es en buena medida la culminación del trabajo político que vienen haciendo Guillermo Francos y Patricia. No es casual que al mismo tiempo que se forman dos peronismos tome fuerza el cisma radical. En este último caso, el éxito de Milei se cimentó comprando a los gobernadores radicales, que se aliaron a la Casa Rosada pasando por encima de un presidente del partido bastante débil, como es Martín Lousteau.

Ahora es probable que el nuevo bloque opositor de Lousteau y Facundo Manes crezca si la situación económica continúa deteriorándose. La UCR es hoy un campo de batalla, como lo prueba la intensa disputa en la interna para la elección de autoridades partidarias de Buenos Aires. El sector alineado con Lousteau y liderado por Pablo Domenichini acusa al oficialismo que responde a Maximiliano Abad de haberse alzado fraudulentamente con la victoria cuando no se habrían contado los votos de distritos fundamentales como por ejemplo Quilmes. No es un secreto que un objetivo electoral de primer nivel para el gobierno sería contar el año que viene con la adhesión del radicalismo bonaerense al frente que lidere La Libertad Avanza.

El voto radical, como es sabido, define el resultado en secciones rurales como la Cuarta, la Sexta y la Séptima.

Una crisis distinta

La participación del gobierno en la crisis del PJ sigue lineamientos distintos a lo que ocurre en la UCR. El oficialismo no parece estar en condiciones de impulsar la ruptura de los bloques de UP en Diputados y el Senado por una razón muy simple: los peronistas huelen que su retorno al poder está a la vuelta de la esquina y esto cohesiona a los bloques.

Milei debe contentarse por ahora con que cuatro gobernadores del PJ -Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca), Hugo Passalacqua (Misiones) y Gustavo Sáenz (Salta)- se sienten en la mesa de Olivos.

La mayor apuesta del gobierno pasa por conseguir que Cristina Kirchner lidere el PJ y sea la primera candidata a diputada nacional por Buenos Aires. Varios son los encuestadores que le asegurarían al presidente que ella está en baja y que sus salpicaduras de corrupción la llevarán a una derrota electoral.

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