Por José Luis Milia.-
A hoy, 15 de agosto de 2025, han muerto en prisión 931 argentinos, militares, gendarmes, policías y civiles. No estaban en prisión por delitos comunes: estaban, y allí han muerto, por cumplir órdenes, por combatir a la subversión cuando el país se lo pidió. Murieron solos, enfermos, olvidados, como si su entrega no hubiera valido nada.
No es genocidio, llamar así a sus muertes sería banalizar una palabra dolorosa, pero han muerto por una mentira impuesta como verdad, sostenida por pistoleros devenidos en próceres de papel, protegidos por un régimen jurídico venal. Los mismos que mandaron al muere a miles, y hoy cobran indemnizaciones por una historia amañada.
Lo que ocurre en la Argentina no es justicia: es una venganza vil, organizada por gobiernos pasados, legitimada por una justicia corrupta y consentida por el silencio del gobierno actual. Esperaron que sus enemigos envejecieran, que fueran abandonados, que las leyes se torcieran hasta hacerle creer al pueblo que todo esto es legal.
Han sido ejecutados sin juicio justo, sin defensa, sin compasión. Mañana serán más, por desatención o por abandono médico. Sus verdugos tienen nombre y cargo: jueces que, en su función, han hecho de la prevaricación un dogma y luego se convierten en sicarios negando prisiones domiciliarias y mirando de lejos como sus condenados agonizan.
Un payaso que integra la Corte Suprema, definió estas crueles ejecuciones tardías como “política de Estado”: una política que pisotea la Constitución y avergüenza a la república.
Ellos son los presos políticos de la Argentina. Presos del odio y del oportunismo. Pero también, y eso nadie podrá borrarlo, los hombres que derrotaron a la subversión marxista. Y su muerte, por más que quieran disfrazarla, es una derrota moral para toda la Nación.
15/08/2025, día de la Asunción de la Santísima Virgen María
18/08/2025 a las 8:51 AM
Como puede verse, marxistas y liberales hacen causa común a la hora de socavar al país. Son los dos polos de un mismo sistema que nos condena al atraso y la impotencia. Enemigos de todo lo auténticamente nacional, nos tienen entre Smith y Marx; los que piensan en clave argentina están excluidos. En todo caso prefieren la Argentina como enclave de alguna potencia foránea.
18/08/2025 a las 11:50 AM
¿Pensaron en el escándalo que hubiera provocado la sola intención de Milei, a quien se le cuestiona casi todo y enfrenta una oposición casi total en el honorable aguantadero, de intentar comenzar a revertir la criminal y repugnante situación de los presos por combatir al terrorismo guerrillero?
No sé si está en sus planes hacer algo para remediarlo, pero ya veo a la casi totalidad de los medios desatando una polémica brutal, y acusándolo de cómplice de Videla y Cía. y de genocida.
18/08/2025 a las 5:35 PM
Pocos deben recordar cuando la Corte Suprema reconoció la aplicación de la ley del 2×1 para los militares procesados y condenados, decisión absolutamente legal y constitucional. Luego dio una vergonzosa marcha atrás. La reacción fue brutal. Recuerdo una foto de la redacción de La Nación con muchos de sus integrantes protestando por la medida. Vergonzosa e indignante reacción ante una medida jurídicamente impecable.
Imaginen entonces si Milei intentara siquiera empezar a modificar semejante injusticia que viola la Constitución. Se le tirarían encima como perros de presa. Ya bastante oposición a casi todo sufre, si agregara esto sería un desastre. Las «almas bellas» del periodismo y ONG filomontoneras lo masacrarían.
18/08/2025 a las 6:22 PM
Ser. Milia
Como he dicho tantas veces. Una nota para la mesita de luz y releerla cada día.
En cuanto a la opinión de los foristas, las suscribo, en su mayoría, totalmente.
Mi opinión sigue siendo la de siempre. Podrán hacerse los distraídos, los cómplices o como quieran llamarse; pero sus conciencias(a los gobiernos de todos los colores) le reprocharán, si las tienen limpias, por el resto de sus días el no hacer nada sobre el tema en cuestión.
Estimo que quizás la Vice Villarruel, algo pudo llegar a hacer en este tema: pero fue sacada quirúrgicamente de la cancha.
De modo que será todo muy difícil.
Cosas extrañas y tristes para nuestra desquiciada historia.