Por Carlos Tórtora.-
El gobierno ha perdido la batalla judicial por las elecciones en Buenos Aires. Con un impecable fallo, Alejo Ramos Padilla coincidió con la fiscal Laura Roteta y decidió que la lista de candidatos a diputados nacionales la encabece Karen Reichardt y no Diego Santilli. LLA anunció que apelará y la Cámara Nacional Electoral seguramente confirmará el fallo. Entonces el gobierno recurrirá ante la Corte Suprema, pero ya estaremos a 10 días de las elecciones y la vía judicial se tornaría abstracta, irrelevante. Lo mismo ocurriría con el reclamo libertario para reimprimir la boleta única.
El fallo de Ramos Padilla es inminente, pero éste de algún modo ya lo adelantó: el Correo informó oficialmente al juzgado que el 16 empezará el operativo de distribución de las boletas. Esto es el jueves próximo. Cualquier disquisición jurídica está entonces fuera de lugar. Si no se cumple con estos plazos, sencillamente el 26-O no podría haber elecciones en Buenos Aires.
Sin embargo, fuentes oficiales deslizaron que LLA seguiría con la apelación y estaría dispuesta a llevar el caso ante la Corte Suprema.
Construyendo al enemigo
La pregunta que se abre paso es obvia: si tiene la batalla perdida, ¿por qué el gobierno se empeña en apelar lo resuelto por Ramos Padilla sabiendo que sólo puede cosechar nuevos rechazos? Habría dos respuestas. La primera sería que la Corte Suprema finalmente ceda y le asigne el primer lugar a Diego Santilli. Pero en el caso de la boleta única, un fallo a favor de LLA llegaría demasiado tarde.
La otra respuesta posible -y la más verosímil- es que Milei esté empezando a construir un gran culpable de la inminente catástrofe electoral: la Justicia. El relato oficial va a necesitar explicar una derrota en Buenos Aires por más de 20 puntos. Y es así que en algunos despachos de la Casa Rosada ya se estaría escribiendo el libreto. Un juez históricamente ligado al kirchnerismo, Ramos Padilla, y una Cámara y hasta una Corte Suprema que lo respaldan con la intención de desestabilizar al gobierno y promover un golpe blando.
Este disparate o algo parecido podría ser entonces la bandera de Milei para denunciar que la justicia le hizo fraude. Semejante show explicaría por qué LLA seguiría apelando algo que ya no tiene arreglo.
Volteado por su propia inhabilidad para gobernar y con la idea de mantener su núcleo duro, Milei se aferraría a la denuncia de que le robaron la elección como parte de un golpe en marcha con una alianza opositora que buscaría que Victoria Villarruel asuma y convoque a elecciones presidenciales.
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