Por Juan José de Guzmán.-
Porque la vida se termina, en cualquier momento y si todas las causas abiertas en su contra terminaran como se prevé, en condena, la oportunidad de haber tenido un acto de constricción confesando ante el pueblo las debilidades humanas que la llevaron a no bajarse del “AFANODUCTO” pergeñado y creado por Néstor, amén de haber seguido encabezando ese macabro sistema de robo al Estado.
Confesar que la utilización del término “lawfare”, al cual se aferró para contrarrestar las denuncias que tramitaban en Tribunales en su contra, haya sido, tal vez, el mejor regalo que le pudo haber hecho el Papa Francisco en vida (quien le otorgó un importante espacio en la Cumbre Panamericana de Jueces y Juezas sobre Derechos Sociales y Doctrina Franciscana en el Vaticano, tanto o más importante que los rosarios que supo enviar como obsequio a quienes tenían sus cuitas con la Justicia).
En cada una de las audiencias, de la causa Cuadernos, que se sustancia en el Tribunal Oral N° 7 de Comodoro Py, donde están involucrados exfuncionarios y empresarios acusados de corrupción, con los testimonios de arrepentidos (sumados a las pruebas de geolocalización utilizados para darle sustento a la acusación), donde todos coinciden en lo mismo, el dinero recaudado tenía destino casi excluyente en Juncal y Uruguay, donde vivía el matrimonio Kirchner. Y en el dormitorio del depto. que habitaban, la puerta del vestidor era blindada (¿tal vez por temor al riesgo que pudieran correr sus carteras Louis Vuitton o sus collares de perlas cultivadas?).
Lo de la puerta quedó develado tras un allanamiento decidido por la justicia, algo similar a lo que Lanata en 2013 nos mostró en televisión, con los planos de la bóveda de grandes dimensiones que el matrimonio había hecho construir en una de sus propiedades de El Calafate, en el subsuelo, con puerta de acceso doblemente blindada, como para recibir grandes cantidades de dinero (el físico, según Fariña).
Un mes después, Báez invitó al periodismo para que constatara in situ que lo de PPT había sido una mentira, porque allí no había ninguna bóveda sino una cálida bodega privada, con sillones, alfombras, vinos Premium y un olor a pintura fresca penetrante.
Esta causa, además, tiene conexidad con otros expedientes de “Transporte” y “Energía”, que están en curso y el de Vialidad, que la condenó a 6 años de prisión (domiciliaria con tobillera electrónica).
No le remuerde la conciencia seguir engañando a su feligresía que, ante un llamado suyo o un suceso que la involucre, como fue la operación de urgencia de apendicitis a la que fue sometida este fin de semana, en un sanatorio privado, acude prontamente a orar por su salud o aquellos que en las frías noches lluviosas peregrinaban hacia San José 1111 para recibir un par de besitos desde el balcón, o aquellas/os legisladores que al asumir en el Congreso juran por “cualquier cosa y por CRISTINA LIBRE” que es lo mismo que pedir cualquier cosa.
A propósito del sanatorio privado, que no es ninguno de los hospitales públicos a los cuales aludía cuando dijo “creo que hay un sistema de salud cuando los presidentes se atienden en hospitales públicos, lo demás es puro cuento”.
Me pregunto entonces, ¿la habrán llevado engañada al Sanatorio Otamendi? ¿O será debido a que dijo claramente “los presidentes” y ella ya no lo es (y si la Justicia Divina y/o nuestra justicia renaciente no se oponen, no volverá a serlo, nunca más).
Digo, ¿no?
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