Por Máximo Luppino.-

Cuando la ley de una Nación avala un crimen atroz, demuestra que la ética social está en terapia intensiva. La Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) consagra la oscura filosofía del utilitarismo materialista capitalista, donde los principios sagrados de vida son ignorados por la comodidad egoísta individualista del YO-YO…

La razón de ser de las personas cobra sentido en la existencia del “otro”, del semejante, del hermano humano, que no es otra cosa que uno mismo “con otro cuero”. Una sociedad se realiza cuando el conjunto de la misma encuentra su realización, así es que en la dicha del prójimo estriba nuestra felicidad espiritual. ¿Cómo será esto posible si descartamos a nuestros hijos por nacer? ¿Cómo podremos ver la luz del día con sana alegría si hemos decretado la oscuridad para nuestros retoños? ¿Cómo amaremos la vida si decretamos la muerte para un inocente que desea nacer?

Ley aberrante, carente de AMOR, huérfana de compasión, cúspide lúgubre del más pecaminoso descarte, el de nuestros propios hijos. Matarlos sin oportunidad alguna de manifestarse.

“No hay AMOR más grande que el dar la vida por sus amigos”. La IVE no sólo desoye esta gran verdad espiritual, sino que permite descartar a nuestros propios hijos.

Somos de los que piensan que Alberto Fernández está logrando una presidencia aceptable cuidando a los que menos tienen. Pero patrocinando esta ley aberrante hirió el corazón de muchísimos compañeros que apreciaban en él un presidente justo y humanista. Con la aprobación de la IVE Alberto obtuvo un “triunfo político” manchado de sangre de incontables inocentes. Un precio demasiado alto por una “ley” condenada por la cristiandad y un buen sector peronista.

Ninguna vida es descartable, mucho menos aquella que ansía pisar la tierra, abrir los ojos y un día correr feliz a los brazos de su madre protectora… Pero el aborto cegará drásticamente todos estos episodios de dicha familiar.

El aborto es una bofetada artera a la familia y sus valores trascendentes.

Nosotros no condenamos a nadie, ni descartamos a nadie, valoramos a todos, más allá de sus pensamientos y sentires. Sólo enfrentamos ideas, NO personas, las cuales son sagradas.

Continuaremos con más fuerza que nunca predicando el “SÍ A LA VIDA” que no es otra cosa que un SÍ a TODOS, a la creación misma y a sus valores celestiales. La batalla es cultural. En ese terreno insondable y magnífico de la conciencia humana daremos la pelea con las armas del AMOR y la respetuosa persuasión.

Nadie los vio, pero el 30 de diciembre del 2020 los nonatos lloraron lágrimas de dolor fundada en la más distante incomprensión de muchos adultos de nuestra amada Argentina.

Si rompemos la familia enterramos los valore que sostienen nuestra patria y el universo todo. Los niños son el ALMA floreciente e inocente del cosmos. Juan D. Perón sabiendo esto nos regaló como legado de sus gobiernos y perla doctrinaria el gran mensaje “¡Los únicos privilegiados son los niños!” ¿Alguien no se percató que un niño necesita nacer?

Si el PERONISMO pierde sus valores doctrinarios y su ALMA de justicia social será un cuerpo amorfo irrelevante e inútil… La doctrina de EVA y del General está viva. Aplicándola se dará grandeza a la patria. Esa doctrina que dice: “El peronismo es un movimiento nacional, humanista y cristiano”. Eso es lo que debemos SER…

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