Por Roberto Fernández Blanco.-

¿Eres verdaderamente libre o esclavo de tu mente emocional?

CONCEPTOS SOBRE LA LIBERTAD

Este Glosario de conceptos aspira a colaborar con la tarea de dar respuesta al silencioso, latente y permanente cuestionamiento del ¿Por Qué? siendo la libertad de las personas un componente esencial y potente de la naturaleza humana, la prédica libertaria no ha conseguido trascender más allá de los convencidos y de algunos otros pocos sin llegar a calar hondo en las masas, en toda la ciudadanía, cuando es evidente que la especie humana aprecia y preserva celosamente su libertad personal pese a no llegar a valorarla en plenitud como la ley natural inajenable que es y por sus comprobados beneficios.

Tímida y temerosa, dejándose someter y cautivar, la ciudadanía vacila en salvaguardar sus libertades y rescatarlas ante aquellos que la amenazan con una prédica autoritaria y disolvente, cediendo espacio y poder de convencimiento a las ideas socialistas que -contra natura- logran confundir e imponerse como ideas y aspiraciones sociales cuando todas las evidencias de tentativas socialistas han demostrado su “absoluto fracaso sin excepción” pues han conducido y conducen a los pueblos a procesos involutivos y destructivos con pérdidas de libertades, sumisión, servidumbre, empobrecimiento, enfrentamientos entre ciudadanos, delaciones, proscripciones, torturas y crímenes.

En ciencia la respuesta y la solución se alcanzan cuando uno se atreve a hacerse las preguntas adecuadas animándose a penetrar más allá de las generalmente indetectables barreras de la mente emocional de las que a veces nos suponemos inmunes pero que -aunque uno no lo perciba- suelen, en menor o mayor medida, estar contaminadas, intoxicadas por axiomas socialistas de enorme potencialidad que reposan en el muy resistente inconsciente profundo enturbiando el juicio tal como la borra que yace en el fondo de la botella enturbia el vino al momento de servirlo.

Siendo el “libre intercambio” de ideas, afectos, conocimientos, arte, ciencia, bienes y servicios, la expresión y sentimiento núcleo del ser liberal / libertario, se hace evidente que los “conceptos liberales” no han llegado a decantar en profundidad por no haberse posicionado ante los ciudadanos con el lenguaje adecuado para abonar, preservar, estimular y hacer madurar los frutos de la libertad.

SUPERANDO LA GRIETA PROFUNDA

La Argentina vive bajo la amenaza de una grieta social profunda reeditando el antagonismo entre Civilización y Barbarie.

Civilización implica una comunidad ilustrada, pacífica, armónica, respetuosa, educada (no adoctrinada) para el ejercicio, intercambio y cooperación libres y plenos de las energías creativas y productivas de cada uno.

Barbarie es lo opuesto, incultura, irrespetuosidad, crueldad, agresividad, irracionalidad, falsedad, destructividad.

En favor de la generación de jóvenes que aspiran a disfrutar de los beneficios de una Argentina desarrollada y pujante, de progreso sostenido, de pleno aprovechamiento de su potencial creativo y productivo y en pleno ejercicio de las libertades personales -irrenunciables e inalienables- es recomendable un repaso simple de los conceptos básicos que hacen a una “comunidad civilizada, pacífica, en convivencia armónica, de espontánea cooperación productiva, de libre creación y producción de riqueza y de libre intercambio de los frutos y beneficios que cada persona o grupo de personas aporta como bienes y servicios poniéndolos a la consideración de los demás”.

LA NATURALEZA DE LAS COSAS

No es posible contradecir ni transgredir las leyes y/o reglas de la naturaleza.

Todo aquello que pretenda contradecirlas conduce a lo que en física se denomina equilibrio inestable. Se consume energía para sostenerlo y tarde o temprano, se derrumba.

La esencia natural del ser humano es la libertad y -con ella- el impulso de convivir armónicamente en comunidades pacíficas, respetuosas.

GLOSARIO DE CONCEPTOS

Tal como se hace en ciencia, para desarrollar un intercambio productivo de argumentos y razones conducentes a un enriquecimiento social, es esencial contar con -y compartir- un “glosario de conceptos” para que todos hablemos el mismo idioma con un claro y específico significado de cada término acostumbrándonos a intercambiar ideas concretas y dejando de utilizar títulos, rótulos y calificativos que en su vaguedad inducen a confusión y conducen a discusiones estériles cuando no a enfrentamientos improductivos y destructivos.

Los conceptos bien definidos y precisos ayudan a encontrar entre todos el camino y la solución más conveniente a cada planteo teniendo en cuenta que lo que se busca es la respuesta o solución apropiada al tema o problema que se analiza y no el intentar doblegar a quien consideramos un contrario u oponente. En síntesis, una forma de procedimiento científico.

Esto tiende a facilitar el intercambio productivo de propuestas, permitiendo que una discusión (que es intercambio de argumentos fundamentados donde los participantes se respetan y valoran) se desarrolle con mayor objetividad y eficiencia evitando que se convierta en un debate, en un choque de emociones, que implica confrontación, controversia, polémica, generalmente poco productiva, donde se considera al otro un contrincante con quien hay que librar batalla para doblegarlo.

En “civilización” los ciudadanos conviven armónicamente, considerando y analizando las diferentes opiniones para encontrar la respuesta precisa y/o la solución más conveniente.

En “estado de barbarie” solo se busca descalificar, deponer y destruir a quien no comparte la misma creencia. Un improductivo choque de perturbadas pasiones.

Es en este estado cuando la mente emocional se hace refractaria a toda actitud reflexiva científica, lanza sus insultos descalificadores, titula y rotula para infamar, censurar y estigmatizar al ahora opinante enemigo por no ser portador de iguales ideas.

Un glosario de conceptos bien definidos permitirá unificar criterios y armonizar el intercambio de argumentos para lograr conclusiones y acuerdos satisfactorios dentro de un marco respetuoso y civilizado para consensuar mecanismos de desarrollo sostenido de nuestro enorme potencial productivo.

PENSAMIENTO RÍGIDO vs PENSAMIENTO RACIONAL-CIENTÍFICO

Y para poder lograr consensos superadores debemos empezar por despojarnos de pulsiones negativas.

Dos formas de pensamiento operan en nuestra mente, el que brota del sector emocional y el que nace del sector de la mente racional-científica.

La Mente Emocional es sede de una descomunal energía psíquica innata, instintiva, impuesta por el esquema filogenético heredado de nuestros primitivos ancestros que ha venido evolucionando a través de los siglos.

Es la que predetermina el comportamiento impulsivo, indeliberado, brusco y esencialmente poco reflexivo del que resultan conductas reflejas espontáneas frente a estímulos asumidos como perturbadores que generan respuestas defensivas y/o agresivas de enorme energía psíquica y fuerte irracionalidad en defensa y preservación de las emociones más intensas instaladas como verdades absolutas, consideradas irrefutables e incuestionables, las que incluyen creencias, supuestos, dogmas, prejuicios, principios (asumidos como verdades claras y evidentes que no necesitan evaluación ni demostración), doctrinas, axiomas, lemas, fobias, eslóganes, pautas, títulos, rótulos, etc.

En algunas emocionalidades se suman componentes de orden psíquico del tipo de trastornos neuróticos narcisistas (psicosis): egocentrismo, mesianismo, arrogancia, soberbia, altanería, petulancia, pedantería, vanidad, histrionismo, omnipotencia, omnisciencia, neurosis narcisista (psicosis), rabia narcisista, autoestima demandante (tan frágil como obsesiva), personalidad bipolar maníaco-depresiva, delirio paranoide, histerismo, falsa modestia, simulación, hipocresía, juicio de realidad, etc. y traumas resultantes de infancias y/o juventudes dolorosas, poco felices, generadoras de fisuras psíquicas, frustraciones, resentimientos, envidias, etc. que dan lugar a pulsiones negativas y destructivas.

Predomina así una marcada imposibilidad de introspección eficaz.

En estas condiciones todo juicio nace impregnado por rígidas e inamovibles supuestas verdades.

Pero no todas las mentes emocionales tienen tal potencialidad negativa de despliegue ofensivo/defensivo. Es muy común, como contrapartida, encontrar mentes dóciles cediendo mansamente a adoctrinamientos y dogmas impuestos por personalidades dominantes y/o regímenes autoritarios que doblegan y someten la personalidad a la condición de servidumbre y fuerte dependencia, convirtiéndolos en masas sojuzgadas, despersonalizadas, conducidas como mansos rebaños pero permeables a ser activadas como salvajes manadas.

Y asombra y preocupa que muchas personas de formación universitaria y de un supuesto nivel cultural superior no valoren plenamente el concepto de la libertad personal y acepten o necesiten ser comandados reclamando líderes que los guíen y conduzcan, máxime teniendo a la vista las trágicas consecuencias de tales dependencias.

Como complemento positivo de la mente emocional, la especie humana viene desarrollando una mente racional y científica que interactúa con la emocional.

Lamentablemente, en una gran mayoría, la potencialidad de la mente emocional ejerce intensa dominación sobre la mente racional, sometiéndola, poniéndola ciegamente al servicio y defensa de las creencias de la mente emocional.

En los casos que la mente racional-científica alcanza suficiente desarrollo y potencialidad para prevalecer sobre la emocional por la fortaleza de los argumentos y la correcta interpretación de las evidencias, la mente emocional se adapta y suma energía productiva aportando humanidad y vocación.

La mente emocional es como un puerto donde las naves del pensamiento están amarradas. Para navegar por los mares del conocimiento y el progreso es necesario dejar que el pensamiento suelte amarres y se largue sin ataduras, sin temores y con avidez por el descubrimiento.

Albert Einstein soltó amarres, se montó sobre un rayo de luz y llegó a la Teoría de la Relatividad en sus dos islas, la restringida y la general.

Galileo se animó pese al bloqueo y amenazas de la Inquisición y Newton tuvo también que aventurarse más allá de lo convencional.

Estos son ejemplos de verdaderos héroes revolucionarios.

De todo esto resultan dos formas de pensamiento, el pensamiento de carácter dogmático y el pensamiento libre, de carácter racional-científico, la pugna entre la Verdad Dogmática versus la Verdad Racional y Científica, Galileo versus la Inquisición y el Geocentrismo de Ptolomeo (Siglo II dC) versus el Heliocentrismo de Aristarco de Samos (Siglo III aC) y el de Copérnico (Siglo XVI dC).

El antagonismo entre ambas formas de pensamiento deben resolverlo las personas a nivel individual fomentando, desarrollando y acentuando la fortaleza y predominio de la mente racional por sobre la emocional para tratar de unificar ambas mentes en una síntesis humanista y productiva.

A nivel interpersonal es necesario distinguir claramente entre filósofos (amantes de la verdad evidente con profunda vocación por el conocimiento científico verificable por experimentación) y sofistas (manipuladores retóricos de argumentos adulterados para respaldar falsas creencias y/o actuar como mercenarios al servicio de voraces pretensiones).

Las personas, los pueblos, suelen ser víctimas de políticas derivadas de pensamientos dogmáticos y propósitos mezquinos que rehúyen toda “discusión” racional para tratar de imponer sus objetivos instalando “debates” con argumentaciones sofísticas, intencionalmente distorsionadas, edulcoradas, que los conduzcan a la patológica “toma del poder absoluto”.

La humanidad viene pagando muy caro precio en vidas, sufrimientos materiales y pérdida de libertades por la acción de grupos dependientes de “comandantes y conductores nefastos” preñados de muy enfermiza y destructiva megalomanía.

ESENCIA DE LA GRIETA PROFUNDA

Ciencia o Creencia, Ciencia o Emoción, Ciencia o Dogma.

GLOSARIO DE CONCEPTOS Y DEFINICIONES

La mente emocional se va formando, y también intoxicando y contaminando, desde la infancia en contacto con lo cotidiano, con los hábitos y costumbres que impone el medio social en el que convive, incorporando -por acostumbramiento y subliminal adoctrinamiento- las cargas arriba mencionadas, creencias, dogmas, adoctrinamientos y supuestos varios, enquistando conceptos confusos y conceptos equivocados que, protegidos por una fortísima corteza emocional defensiva, resisten todo posible cuestionamiento y revisión esterilizando poder de razonamiento genuino y cercenando capacidad evolutiva.

Se hace necesario desarrollar una poderosa mente racional-científica para poder penetrar esas cortezas y conseguir despojar la mente emocional de las rígidas e improductivas resistencias.

La duda filosófica-científica (no pusilánime) es esencial para el desarrollo de un espíritu libre, creativo y productivo.

Todo avance con rigor científico se desencadena cuando se logran el permiso y la libertad mental necesarios para poder hacerse las necesarias, las debidas e incluso las “indebidas” preguntas, sin sufrir el temor interno paralizante del supuesto castigo que imponen los dogmas ante todo cuestionamiento violatorio que ponga en riesgo su rigurosa preservación.

Esclavo de sus pulsiones emocionales, bombardeado por un subliminal e intensivo adoctrinamiento socialista y abrumado por los ya arraigados hábitos, costumbres, circunstancias y comportamientos sociales de muchos argentinos con rumbo perdido, el ciudadano vive sumergido en una continua pérdida de independencia y libertad personales.

Ha quedado así convertido en una máquina de repetir y sostener vaguedades, tonterías, opiniones sin sustento justificable, sometimientos doctrinarios y actos improductivos y destructivos.

Puede que un glosario integrado por un específico listado de conceptos con su definición aclaratoria aportando precisión y disipando dudas ayude a remover resistencias y facilitar que la mente emocional pueda ir despojándose de visiones polarizadas que impiden la revisión de dogmas y creencias, permitiendo corregirlas y perfeccionarlas dando lugar a un efecto combinado de liberación y racionalización que promueva un más rápido salto evolutivo.

EL CONCEPTO ESENCIAL: ¿QUIÉN ES EL ESTADO?

(Este es el concepto Fundacional y Fundamental que hace a la esencia de un pueblo libre, a la esencia de la Libertad)

“Un pueblo de ciudadanos deseosos de convivir respetuosa y armónicamente bajo los beneficios de la libertad e inmunizados frente a toda tentativa de gobiernos totalitarios debe tener bien en claro y asumidos los conceptos rectores que preservarán su convivencia armónica y productiva, sus derechos y su condición soberana”.

El origen fundacional de una sociedad es “la toma de decisión” (y consecuente ejecución) de un grupo (pueblo) de personas que -de manera espontánea y en pleno ejercicio de sus libertades individuales- deciden asociarse para “compartir la suerte (consorcio) con la conciencia de un objetivo común” integrando un proyecto comunitario y constituyendo una organización soberana (Autoridad Suprema) denominada Estado.

Es este el más básico de los conceptos a clarificar, el que responde a la pregunta ¿Quién es el Estado?, uno de los conceptos que mayor confusión acarrea y dificultades genera pero que -una vez bien entendido y asimilado- da claridad, respuesta y sentido a muchos otros conceptos e ideas mal comprendidas, confusas, distorsionadas o decididamente mal definidas.

Es de fundamental importancia comprender y asumir la enorme diferencia conceptual que existe entre Estado y Gobierno, pues el Estado no es el Gobierno ni el Gobierno es el Estado.

*El Estado somos nosotros los ciudadanos, la comunidad de personas libres y soberanas (Autoridad Suprema) espontáneamente integradas como Consorcio (lo que significa “compartiendo la suerte”), jurídicamente organizados bajo la forma de Estado de Derecho, operando e interactuando según las clausulas acordadas, redactadas e incluidas en un Reglamento Constitucional del Consorcio (Contrato Social conocido como Constitución Nacional) en el que se han determinado y establecido, como fundamentos rectores, la inalienable preservación de las libertades individuales, los fundamentos básicos del Estado de Derecho y los criterios básicos y esenciales para sostener una convivencia social pacífica, armónica y respetuosa en la que cada uno de nosotros, como personas físicas y/o jurídicas, interactuando en libre y espontánea cooperación y complementación, podamos desarrollar responsablemente nuestras potencialidades creativas y productivas generando riqueza e intercambiando libremente los frutos de nuestras capacidades y nuestros logros, sean bienes, servicios, arte, literatura, ciencia, afectos, etc.

Para operar comunitariamente atendiendo al cuidado, mantenimiento, sustentación y optimización de lo que el consorcio pueblo ha definido como “bienes y servicios comunes del Consorcio Estado”, que hacen al más eficiente accionar productivo comunitario, preservando las libertades ciudadanas y consolidando la convivencia social armónica, nosotros, el soberano Consorcio Estado, hemos establecido en el Reglamento Constitucional la creación de tres instituciones subsidiarias, independientes y complementarias” (subsidiarias implica que están al pleno y exclusivo servicio de la comunidad), a las que el Consorcio Estado -en su soberano carácter de “Mandante”- les ha impuesto tareas administrativas “delegando en ellas específicas atribuciones, obligaciones y responsabilidades” que han sido bien establecidas, bien limitadas y bien delimitadas, las que “no pueden ni deben ser rebasadas” por los funcionarios (empleados públicos de todo nivel, desde el presidente de la Administración) contratados a sueldo por la comunidad en carácter de “Mandatarios” para ejecutar dichas tareas con el máximo de transparencia, honradez, eficiencia y mínimo costo operativo, sueldos que los ciudadanos del Consorcio-Estado pagamos con parte del fruto de nuestra producción de riqueza, aportando además las expensas necesarias (bajo la forma de impuestos) para cubrir exclusivamente la implementación y ejecución de las específicas tareas comunitarias que les hemos encomendado.

Esta tríada de instituciones “subsidiarias” e independientes entre sí, englobadas bajo el inadecuado título de Gobierno son: la Administración Ejecutiva, la institución Legislativa/Consejo de Administración y la institución Judicial.

El “Gobierno” (Administración del Estado) solo tiene “su razón de ser” en virtud de las específicas y limitadas funciones y atribuciones que le han sido delegadas por los ciudadanos Mandantes con el específico objetivo de proteger y robustecer el libre y armónico funcionamiento productivo del cuerpo social, funciones que nuestros empleados públicos no tienen permitido rebasar.

Y es aquí donde cabe advertir que el no distinguir adecuadamente esta diferencia conceptual entre Estado y Gobierno tiene un efecto demoledor en nuestra conducta emocional como ciudadanos pues debilita sensiblemente nuestra mal preservada libertad, cediendo torpemente -a manos de nuestros empleados públicos (funcionarios devenidos en una oligarquía centralizadora)- la toma indiscriminada y arbitraria de decisiones que afectan nuestra vida social y productiva, resignando nuestra soberanía, quedando expuestos a la condición de sometimiento respecto de un Gobierno que se instala con pretensiones y vocación totalitaria, integrado por funcionarios con pulsiones megalómanas, psicópatas obsesivos, petulantes y presumidos, que, eludiendo su condición de mandatarios a sueldo al servicio de la ciudadanía y abusando de nuestra pasividad, despreocupación y torpe complacencia se erigen con pretensiones de monarcas medioevales asumiendo arbitrariamente la patológica condición de comandantes y/o conductores omniscientes para ejercer forzado tutelaje sobre el pueblo mandante, centralizando y concentrando la suma del poder y adjudicándose la despótica facultad de planificar todos los aspectos de nuestra vida social y productiva, decidiendo despóticamente sobre nuestros derechos y libertades, bienes y emprendimientos, pretendiendo ser obedecidos en aspectos que jamás hemos resignado y nunca hemos delegado, expoliando los frutos de nuestro trabajo productivo y destruyendo nuestra capacidad generadora de riqueza y bienestar según sus caprichos, antojos, veleidades, pulsiones ideológicas, obsesiones psicóticas e intereses personales.

Estos entes parasitarios fueron así convirtiendo las instituciones subsidiarias en una estructura monopólica, autoritaria y con desvíos despóticos, afectando los vínculos sociales espontáneos creativos y productivos, debilitando y destruyendo el andamiaje generador de riqueza, trocando las expensas en “impuestos” múltiples y crecientes, convirtiéndolos en la práctica -mediante eufemísticas justificaciones- en exacciones, expoliaciones y confiscaciones a sernos quitadas de nuestra producción de riqueza, impuestos que dichos funcionarios van fijando a su antojo y conveniencia para cubrir los gastos públicos de una usualmente perdularia y muy costosa administración (viciada de corrupción), incumpliendo las debidas tareas específicas que les fueron encomendadas y violando los alcances de las atribuciones que hemos delegado en dichas instituciones subsidiarias en las que, como funcionarios, tienen la obligación y responsabilidad de “limitarse a cumplir” bajo la condición de “deberes y obligaciones de funcionarios públicos”.

Al confundir y unificar el concepto Estado con el concepto Gobierno, claudicamos en nuestra condición de ciudadanos libres cayendo torpe e ingenuamente en manos del totalitarismo centralizador socialista, sistema cuyo inevitable fracaso está confirmado y explicitado por el derribo del Muro de Berlín hace ya 30 años y por las inocultables y lamentables actuales condiciones de vida de los pueblos de Cuba y Venezuela, fracaso que, de no corregir el rumbo, los argentinos estamos corriendo el riesgo de reeditar.

Dada nuestra familiaridad con los cotidianos conceptos “consorcio y administración” nos será mucho más claro, preciso y conveniente reconocer los beneficios de usar el término Consorcio para identificar el concepto Estado y el término Administración en vez del concepto Gobierno. Con este simple cambio de términos se logra un perfecto manejo de los conceptos y una clara interpretación de los actos administrativos de nuestros empleados.

Es necesario tener siempre presente que el empleado público a cargo de la Administración opera con dineros y riqueza de los ciudadanos, nunca con dineros de su bolsillo, bolsillo que nunca se vacía y que muchas veces se llena con reconocimientos y maniobras espurias, mecanismo al que diferentes gobiernos nos han venido sometiendo a los ciudadanos.

De aquí la recomendación de que todos los actos de cada gobierno de turno deban ser analizados y controlados recordando que cuando se menciona el concepto “Estado” nos estamos refiriendo al concepto “Consorcio de Ciudadanos” y que cuando mencionamos a un “funcionario de cualquier nivel”, empezando por el designado para presidir la Administración del Consorcio-Estado”, nos estamos refiriendo a nuestros “empleados públicos mandatarios” a sueldo para estar (por el período establecido) a cargo de la Administración de los específicos bienes e intereses del Consorcio-Estado puestos a su debido manejo.

¿ESTADO DE BIENESTAR O BIENESTAR DEL ESTADO?

La mención Estado de Bienestar es una vacua afirmación del populismo socialista tratando de imponer la conveniencia de implementar un gobierno centralizado que concentre la suma del poder para comandar la generación de un supuesto bienestar igualitario para toda la población. Bajo esta concepción deja de existir la soberanía (Autoridad Suprema) del pueblo. Estado y Gobierno se unifican como concepto instalándose un mecanismo autoritario despótico que incluso termina sometiendo a quienes lo implementaron.

Una supuesta omnisciente vanguardia pretenderá comandar los destinos de la comunidad en busca de una ilusoria “justa distribución de la riqueza”, riqueza que habrá que producirla -como los hechos históricos lo confirman- bajo un orden despótico que impondrá una “injusta distribución del trabajo productivo”, una forma de trabajo forzado en un régimen sin libertades individuales, experiencia que sobradamente ha demostrado su total imposibilidad y fracaso.

Lo confirman el derribo del Muro de Berlín en 1989, la extinción de la URSS, la extinción de la Alemania socialista y las dolorosas pobrezas de los sufrientes pueblos de CUBA, Venezuela, Corea del norte, Nicaragua.

Bajo este régimen autoritario no pueden desplegarse los verdaderos revolucionarios progresistas, los Bill Gates, Steve Jobs, Henry Ford, René Favaloro, Albert Einstein, etc., los auténticos creadores de bienestar generalizado.

En CUBA Bill Gates sería un chofer de taxi de piqueta y Steve Jobs un camarero o maitre de un hotel de alguna cadena hotelera del mundo capitalista operando en Varadero u otra playa de turistas extranjeros.

Anhelamos que la Argentina opte por el camino de la preservación de las libertades individuales, la libre convivencia armónica por vía republicana, la libre creación, producción e intercambio de riqueza aprovechando a pleno la potencialidad de los creativos emprendedores que se consolidan como empresarios generando trabajo, riqueza y desplegando bienestar, operando dentro del orden republicano de la libertad bajo una sólida estructura institucional integrada por la tríada administrativa antes mencionada y la limitación de atribuciones y poderes de nuestros empleados públicos de todo rango y nivel.

El mayor o menor bienestar de un pueblo es -siempre y únicamente- producto y consecuencia de la riqueza que el propio pueblo es capaz de generar.

Y es el orden espontáneo de la libertad el que ha demostrado ser -por lejos- el de mayor eficacia en la creación de bienestar, en claro contraste con los sistemas sometidos al credo socialista.

No son los políticos los que generan riqueza ni pueden lograr -como lo demuestran los hechos- que el orden autoritario socialista imponga con éxito que un pueblo sometido genere su propio bienestar, como se desprende de absolutamente todas las experiencias de fracaso socialista.

El motor del desarrollo funciona a pleno con la liberación de las capacidades creativas y productivas individuales, ese permiso natural requerido por la naturaleza humana para poder expresar sus capacidades, sus potencialidades, facilitadas y favorecidas por el orden armónico espontáneo, pacífico, de respeto mutuo y libre intercambio bajo el manto del Estado de Derecho garantizado por la tríada de las instituciones públicas republicana.

Al comprender y asumir en profundidad los beneficios del orden republicano de la libertad, los ciudadanos dejan de litigar con choques ideológicos improductivos que la realidad histórica ha ido extinguiendo, pese a la persistencia de algunos residuales personajes patológicos que no logran desprenderse de sus pasiones, resentimientos e impotencias.

Un pueblo libre y espontáneamente armónico opta naturalmente por el análisis, la evaluación y el consenso como la forma más conveniente, efectiva, beneficiosa y de menor costo para el funcionamiento armónico del consorcio Estado en el comprobado camino de progreso que garantiza la libertad.

Véase hacia dónde huyen los ciudadanos que escapan de los regímenes socialistas, incluso volteando muros de la magnitud del Muro de Berlín.

La irrefutable votación de los pies al decir del filósofo Julián Marías.

Está la humanidad en la etapa de un desarrollo científico y productivo de proporciones maravillosas, impensadas, para cuyo provecho los pueblos en desarrollo deberán recordar y asumir la importancia de la frase de ese gran maestro que fue Domingo Faustino Sarmiento: “Hay que educar al Soberano”, frase escasamente comprendida cuando se asume que Sarmiento simplemente promovía la educación del pueblo cuando -en su enorme capacidad de síntesis- Sarmiento usó el concepto Soberano en vez de pueblo, para destacar la necesidad de un ciudadano ilustrado asumiendo con claridad y potencialidad su condición de Soberano apto para el debido ejercicio de la Autoridad Suprema dentro del accionar armónico del Consorcio-Estado, esto es, inmunizado contra toda tentativa de adoctrinamiento dogmático totalitario.

Resulta penoso notar como mentes con patologías psíquicas sometidas a pulsiones cargadas de resentimientos, impotencias y envidias, no pueden sanar de sus destructivas pasiones y operan, para calmar sus mal reprimidos odios, sembrando la destructividad de la que son incurables portadores y, a la vez, sus propias víctimas.

CONCEPTO “CONSTITUCIÓN NACIONAL”.

Es esencial que los ciudadanos comprendamos este concepto en profundidad, su propósito esencial, para utilizar debidamente el uso de los concepto “constitucional y anticonstitucional”, para prevenir y evitar interpretaciones deformadas y caprichosas y no tolerar afirmaciones decididamente mal intencionadas sin fundamento alguno.

Le es esencial a una nación reconocerse como sociedad natural de personas integradas armoniosamente como entidad jurídica donde los valores asentados en el reglamento constitucional del consorcio-nación (Constitución Nacional) -que incluye las reglas básicas que rigen la convivencia social- preservan los beneficios de las libertades personales y los fundamentos que consolidan la convivencia pacífica, armónica y de libre y espontánea cooperación, afianzando -en particular- la justicia como un valor esencial, salvaguardando su plena independencia y la total idoneidad de sus integrantes.

Si algo acechan las pretensiones de grupos de inclinación autoritaria es la integridad del Reglamento Constitucional que rige nuestra “unidad nacional en libertad” que afirma y garantiza que el Estado (Consorcio de Ciudadanos) es la Autoridad Suprema y las instituciones son entes subsidiarios con muy acotadas y específicas atribuciones y con funcionarios al exclusivo servicio de la comunidad.

Preservar la integridad de nuestro Reglamento Constitucional y comprender su contenido y propósito, es esencial para preservar nuestra integridad como ciudadanos libres.

Tenemos a la vista claros ejemplos de las consecuencias de una falta de rápida y valiente defensa comunitaria de los valores esenciales establecidos en nuestra Constitución Nacional.

La despótica tiranía de Fidel Castro, su grupo familiar y sus cómplices, doblegó la voluntad del pueblo cubano imponiendo su personal reglamento y perpetuándose como un despótico monarca vitalicio con una justicia títere a su servicio.

Otros psicópatas delirantes han intentado -y aún intentan- imponer sus propios reglamentos en su enfermizo y voraz afán por perpetuarse en esa condición de comandantes forzosos pisoteando las libertades naturales de todo ser humano, contando para ello con la servil y tonta complicidad de seres cívica y humanamente deficientes.

Ejemplos a mencionar son: Chávez-Maduro, Evo Morales, Daniel Ortega, todos ellos con pulsiones similares a las de los desaparecidos Hitler, Mussolini, Stalin, Mao, Fidel Castro, etc.

En un antiguo artículo hemos mencionado el riesgo de los pueblos de contraer el SIDA, Síndrome de Inmunidad Deficiente al Autoritarismo, quedando altísimamente expuestos a claudicar frente a regímenes autoritarios.

Clarificar y difundir profusamente el propósito y objetivos de nuestro original valioso reglamento operativo fundacional titulado “Constitución Nacional” es de importancia fundamental y una esencial necesidad comunitaria para ilustrar a los jóvenes en la defensa de sus personales libertades y derechos, para tratar de inmunizarlos contra las ridículas y enfermizas pretensiones autoritarias y despóticas de personajes desquiciados, intelectualmente corruptos y humanísticamente discapacitados.

CONCEPTO GOBIERNO vs ADMINISTRACIÓN

En otros países el concepto correcto utilizado es el de Administración, como se desprende de la anterior definición del Estado como consorcio de ciudadanos que claramente conserva y preserva su condición de Soberano (Autoridad Suprema).

El término gobierno deriva de la palabra “govern” que en ingeniería significa comandar, conducir, dirigir, tal como se hace para manejar una nave.

El erróneo concepto de gobierno que tenemos instalado en nuestro bagaje de cultura cívica nos induce a ceder y entregar a terceros el comando de nuestro rumbo y destino, a funcionarios devenidos en comandantes, conductores, regentes, dirigentes, guías o líderes.

Bajo este equivocado enfoque el ciudadano cede y transfiere peligrosamente sus derechos y libertades a manos de terceros quedando cautivo ante el despotismo.

Y así se encaraman en el absolutismo los psicópatas de turno, tales como el comandante Fidel, el comandante Chávez, el Führer (líder) Hitler, el gran conductor Perón, Il Duce Mussolini, el Gran Timonel Mao, etc.

De seguir haciéndolo así deberemos aceptarnos como torpes e incapaces.

¿Necesitan los pueblos cultos, potentes y productivos someterse al mando y antojos de comandantes o conductores mesiánicos que los convierten en un lumpen social en estado de servidumbre a ser manipulado por estos supuestos líderes asumidos de avanzada y arrogados de omnisciencia?

¿Aceptaría Ud. racionalmente su dependencia y necesidad de ser comandado y conducido por quien es “su empleado público”?

Cada vez que los ciudadanos de un país buscan y eligen “gobernantes” en vez de “mandatarios administradores”, están subliminalmente cediendo sus personales poderes, enajenando sus derechos y libertades y depositando sus destinos en manos de terceros -arrogados de omnisciencia- que finalmente desplegarán sus neurosis narcisistas para conducir a un pueblo sojuzgado en lo que, recurrente y fantasiosamente, suelen denominar gran movimiento histórico, movimientos de liberación, cambio revolucionario o eufemismos equivalentes.

Ni Ud. ni nuestros semejantes somos seres incapaces o impotentes como para necesitar y requerir tutores que nos guíen masivamente. Menos aún aquellos que elegimos como nuestros empleados públicos para servir a la comunidad, estrictamente sujetos a los alcances, límites y atribuciones establecidas en base al Reglamento Constitucional, límites que rebasan impúdicamente.

Como seres libres tomamos nuestras propias decisiones respetando las reglas de convivencia social.

El bienestar de un pueblo radica en la suma de capacidades de sus ciudadanos para crear, producir e intercambiar riqueza.

Es en el pueblo, interactuando libre y espontáneamente, en armoniosa cooperación productiva, donde radica el único y auténtico poder.

La recurrente y arraigada tendencia a ser “gobernados” (comandados, conducidos) abre el camino al autoritarismo y al despotismo iluminado que arrebatan el poder a los ciudadanos y terminan perpetuándose en su desquiciada condición de “conductores” que, al estilo de la leyenda del flautista de Hamelin, al son de “musical parafraseo” terminan conduciendo a los pueblos al derrumbe, la catástrofe, la miseria, el fracaso, e incluso desencadenando fanatizados enfrentamientos entre hermanos que enlutan a los pueblos, crean profundas grietas sociales y terminan destruyendo sus capacidades y riquezas.

Sobran ejemplos evidentes de pueblos sufriendo las consecuencias de haberse dejado dominar y arrastrar por líderes, conductores y/o comandantes arrogados de mesianismo y preñados de megalomanía.

Basta con mencionar a supuestos revolucionarios culpables de graves enfrentamientos sociales, terror, hambrunas, muertes, desolación y pérdidas de libertad.

Se cumplen 32 años del derribo del ominoso Muro de Berlín que puso en evidencia el inherente fracaso del socialismo representado por la URSS de Lenin, Trotsky, Stalin, seguido de la inmediata extinción de la Alemania Oriental Socialista, el desastre de la Alemania nacional-socialista (nazismo) de Hitler y del fracaso del socialismo fascista de Mussolini, todos estos sumados al del socialismo chino de Mao y a regímenes similares que aún resisten en avanzado estado de putrefacción.

Debemos tener bien en claro que los ciudadanos elegimos como empleados administradores a otros conciudadanos para tan solo otorgarles un “mandato” específicamente “limitado en atribuciones y en tiempo” para evitar que desvaríen y pretendan despóticamente perpetuarse arrogándose atribuciones y poderes que nunca les fueron conferidos.

Los designamos y les pagamos un sueldo para que estén al exclusivo servicio de la ciudadanía ejerciendo específicas funciones administrativas en las instituciones subsidiarias del Estado en las que desempeñan sus funciones, instituciones en las que hemos delegado bien delimitadas atribuciones conjuntamente con específicas obligaciones y responsabilidades.

La humanidad está alcanzando un momento histórico de madurez en el que -de una vez por todas- los pueblos han de superar la etapa cultural cívico-infantil de pretender designar tutores que los rijan.

Véase el precio que están pagando los pueblos cuya escasez de cultura cívica y de anticuerpos democráticos (el pueblo Argentino entre ellos) los ha llevado a dejarse someter por regímenes autoritarios en los que el encaramado autócrata despliega toda su despótica psicosis.

Desterremos de nuestra cultura cívica los conceptos equivocados y la errónea aplicación que le hemos venido dando a los términos “Poder” y “Gobierno” sustituyéndolos por “Mandato” (para ejecutar lo establecido en nuestro Reglamento Constitucional, rigurosamente sujeto a las “limitadas Atribuciones” que les fueron delegadas) y por “Administración” respectivamente.

Los funcionarios (servidores públicos a sueldo) empezando por el Presidente de la Nación, son meros administradores al servicio del “pueblo soberano” en el limitado alcance de las “atribuciones” que les fueron delegadas “por tiempo limitado” (que implica fin de mandato no renovable).

Y no más que eso.

El concepto Poder, para el imaginario público, se ha lamentablemente convertido en un término que induce a la equivocada noción de «Poder de dominación» (Poder absoluto), al estilo de las fantasías infantiles del poder de la espada.

De ahí la torpe e insana afirmación de algunos afiebrados sectores de ir por la «Toma del Poder».

Un pueblo de seres capaces, sensatos, potentes, productivos, pacíficos, aptos para una convivencia naturalmente armónica, como lo es en esencia la mayoría del pueblo argentino, debe aprender a repudiar todo intento autoritario y desterrar de su carga cultural el uso de los términos “Gobierno” y “Poder” por la equivocada idea que aún se tiene de estos conceptos y las lamentables consecuencias que ello acarrea.

Sus sustitutos son: “Administración” y “Atribuciones limitadas”.

Reeduquemos urgentemente nuestra personal “cultura cívica”.

“Hay que educar al Soberano”, dijo Sarmiento con su admirable capacidad de síntesis, recordando con ello -nada más y nada menos- que el Soberano es el Pueblo y no sus mandatarios y/o representantes.

*En síntesis, debemos definirnos dando respuesta a dos preguntas esenciales:

¿Es Ud. una persona cuya vida necesita ser comandada y conducida por un líder o tutor político (en esencia un empleado público designado y pagado por Ud. con carácter de mandatario al servicio de la comunidad) que autoritariamente le imponga cómo tiene que actuar y desarrollar su vida personal, económica y social, en tanto le impone contribuciones forzosas (impuestos) a su producción de riqueza para utilizarlos a su arbitrio?

¿O es Ud. una persona libre e independiente que no necesita ni acepta que ningún político ni sistema político le imponga arbitrariamente condiciones de vida, reconociéndose Ud. parte de una comunidad libre que solo necesita “mandatarios administradores” (con “atribuciones bien delimitadas”), al cuidado de los bienes comunes”?

CONCEPTO PODER versus ATRIBUCIONES LIMITADAS

Nuestra Argentina de hoy enfrenta una etapa histórica crítica y determinante debiendo decidir entre dos sistemas de convivencia social de características y consecuencias bien opuestas, el “sistema de libertad”, en el que prevalece el pleno ejercicio de la soberanía ciudadana garantizando las libertades individuales en un ordenamiento republicano de convivencia espontáneamente pacífica, armoniosa y productiva, versus el “sistema autoritario” en el que una minoría concentra -arbitrariamente- todas las decisiones, quedando los ciudadanos sujetos a una dependencia, sometimiento y funcionamiento de carácter despótico.

Esto obliga a reconsiderar el concepto Poder pues una definición difusa abre las puertas a una confusa y mal intencionada interpretación que deriva en abuso autoritario en el que el Poder Soberano le es usurpado al pueblo para someterlo al ejercicio de un Poder Absoluto centralizado del cual se hace muy difícil liberarse.

El único concepto válido de Poder en el sistema de la libertad es el de “facultades o atribuciones de alcances específicos bien delimitados” que el soberano Consorcio de Ciudadanos (el pueblo- Estado) delega en sus instituciones subsidiarias y -por extensión- en sus funcionarios Mandatarios, limitándolos a la ejecución de las específicas tareas que hacen a las Atribuciones delegadas.

De aquí la conveniencia e importancia de sustituir el uso del término Poder por el más adecuado de “Atribuciones” que el soberano pueblo mandante delega para ser rigurosamente observadas y cumplidas por sus empleados mandatarios dentro de los estrictos límites y alcances especificados en los lineamientos del Reglamento Constitucional.

En consecuencia, cuando se habla de Poder Ejecutivo, se refiere al órgano Administrador en el que el mandatario a cargo tiene Atribuciones Limitadas para únicamente ejecutar las específicas tareas de administración que le fueron delegadas, gestionando de manera honesta, responsable y eficiente la aplicación de los recursos aportados por la comunidad para sostener, facilitar y optimizar el orden social armónico y productivo cuidando la observancia y el respeto por las leyes vigentes.

Cuando se habla de Poder Legislativo, se refiere al órgano institucional de mandatarios con Atribuciones Limitadas para específicamente dar forma a las leyes requeridas por el soberano pueblo mandante dentro del marco constitucional.

Y cuando se habla de Poder Judicial, se refiere al órgano donde los mandatarios a cargo tienen Atribuciones Limitadas a la específica tarea de arbitrar y administrar justicia -de acuerdo con las leyes aprobadas vigentes- y preservar la correcta y debida interpretación y cumplimiento del contenido del Reglamento Constitucional.

Es función y obligación de estas tres instituciones subsidiarias el interactuar de manera autónoma pero coordinada garantizando el fiel ejercicio de sus respectivas responsabilidades y obligaciones para preservar la plena vigencia de las libertades y derechos ciudadanos sin serles permitido rebasar los límites establecidos en el Reglamento Constitucional.

Es conocido que cuando la comunidad se doblega y pierde su condición y ejercicio de Autoridad Suprema emanada de su condición soberana, el concepto PODER se corroe, las Atribuciones se rebasan y el sistema político deriva en una ilegítima concentración y centralización autoritaria de poder (mono-arquía, oligo-arquía, poder absoluto) que atenta, limita y suprime las libertades y derechos de los soberanos ciudadanos, trastocando los valores democráticos, tal que aquellos que fueron designados como empleados públicos con atribuciones limitadas terminan deformando, a su antojadizo interés o dependencias ideológicas, arrogándose poderes que nunca les fueron concedidos.

CONCEPTOS: DÊMOS, KRATOS y ARKHEIN

De su origen griego, dêmos identifica al “pueblo” (la comunidad), kratos (cracia) significa “autoridad” y arkhein (arquía) significa “mandar, comandar, conducir, gobernar”.

Cuando se menciona el término “democracia” (autoridad del pueblo) su concepto implica “pueblo soberano”, esto es, el pueblo no renuncia ni enajena su condición soberana (Autoridad Suprema), tan solo delega en las instituciones subsidiarias -creadas por el consorcio-Estado- determinadas y bien acotadas tareas, obligaciones y responsabilidades que recaen en mandatarios administradores, los que, en su condición de empleados públicos (funcionarios), han de limitarse a las atribuciones delegadas sin rebasarlas, actuando con idoneidad y honestidad al exclusivo servicio del pueblo soberano mandante que les paga sus sueldos.

Se ha consolidado erróneamente que la democracia consiste simplemente en votar por representantes (no mandatarios) que, con mucha facilidad, se arrogan un trastocado rol atribuyéndose poderes que no les corresponden ni nunca les fueron delegados.

El funcionario, cualquiera sea su nivel, desde el mandatario que encabeza la administración más los que le siguen en el escalafón, es un empleado público que debe respetar y responder con honesta y eficiente dedicación a sus mandantes, al pueblo en su totalidad, al Consorcio-Estado, informando con claridad y consolidando la armonía social, la convivencia pacífica y el mutuo respeto.

Frente al concepto desvirtuado se abre el camino a psicópatas megalómanos que se instalan con carácter de autócratas, concentrando -de modo autoritario, indebida e ilegalmente- la mayoría o totalidad de los poderes, derivando en una monarquía (poder despótico concentrado en una persona) o en una oligarquía (oligos=pocos, arquía= gobierno, comando), agrupación de personajes nefastos con intereses mezquinos y/o militantes de ideologías que restringen derechos y libertades, imponen servidumbre y generan enfrentamientos destructivos y empobrecimiento generalizado.

CONCEPTO POLÍTICA

Jorge Luis Borges consideraba a la política como la más mezquina de las actividades humanas, opinión a la que -en mayoría- los ciudadanos adhieren.

¿Dónde está la causa de esta apreciación?

Está en nuestra errónea concepción del concepto política.

El diccionario dice: Política es el arte de conducir los intereses del Estado.

Pero el diccionario nada dice respecto de ¿conducirlos adonde?, poco aclara acerca del concepto Estado y obviamente nada especifica respecto de cuáles son los intereses del Estado, esto es, de los ciudadanos que integran el Consorcio-Estado.

El problema radica una vez más en la concepción del concepto Estado que tiene asumida la enorme mayoría de las personas al confundir Estado con Gobierno y Gobierno con Poder de Comando casi sin límites.

Todo cambia si comprendemos que el Estado es el Consorcio de Ciudadanos, que somos el conjunto de ciudadanos quienes constituimos la Autoridad Suprema, que somos quienes producimos la riqueza y pagamos las expensas administrativas y los sueldos de nuestros empleados funcionarios, aportes convertidos por los políticos en impuestos a ser forzadamente acatados, fijados casi arbitrariamente a gusto y/o necesidad de ellos, nuestros empleados públicos, y comprendiendo a la vez que el término Gobierno es incorrecto por su origen y significado (comando/conducción) siendo Administración y Gestión los términos que corresponden aplicarse.

En síntesis, entender esto es empezar a dar auténtico valor al conjunto de los ciudadanos (los integrantes del consorcio-Estado) en su verdadera condición de soberanos y de seres libres e independientes que no necesitan -ni quieren- ser comandados ni conducidos por sus empleados públicos, sino todo lo opuesto ya que estos son contratados por el pueblo con carácter temporario para ejercer específicas funciones administrativas dentro de las muy limitadas atribuciones que se han delegado en las instituciones republicanas.

El consorcio Estado debe recuperar la noción de su libertad e independencia (demo-cracia= autoridad suprema y soberana de la comunidad) y saber ejercerla sin confusiones ni vacilaciones a la vez que exigir a los administradores de turno a cumplir debidamente con sus deberes y obligaciones dentro de los límites preestablecidos.

CONCEPTOS REPRESENTANTE Y MANDATARIO

*Representante es una persona que nos sustituye haciendo las veces de uno.

Esta sustitución deja al sustituyente o representante en libertad de actuar según su propio criterio (y/o su propio interés si se trata de un político venal) pudiendo contradecir el objetivo de quien lo autorizó con su elección (voto).

*Mandatario es la persona que bajo el contrato de mandato acepta ejecutar solo la única o únicas gestiones que el mandante le ordena delegándole atribuciones bien delimitadas. En el caso de un funcionario (empleado público) resultante de votación del pueblo, el mandato queda rigurosamente limitado a la plataforma que propuso en su campaña, condición que lo obliga a proponer una gestión sensata, debidamente concebida y ejecutable.

Deben los ciudadanos recordar esta diferencia de concepto al elegir a los funcionarios que ocuparán los cargos públicos con sus específicas obligaciones y responsabilidades.

Y cabe recordar -para tener en cuenta al votar- que cuando un político promete a algunos sectores ciertos beneficios para seducir a los votantes, el día que los concede, esos beneficios se pagan con riqueza quitada a todos los ciudadanos a través de desmedidos impuestos, inflación monetaria y cobertura de deudas contraídas por el funcionario en nombre del Consorcio Estado, lo hayan votado o no.

El funcionario debe hacerse responsable del compromiso y obligaciones que asume en su carácter de mandatario o renunciar en caso de no estar en condiciones de honrar sus compromisos.

Se trata de un funcionario, un empleado público y no de un endiosado monarca.

CONCEPTO RIQUEZA

Sin extraer y procesar, el petróleo y el gas no son riqueza.

Sin labrar y cosechar, la tierra fértil no es riqueza.

Riqueza es todo lo que usamos, consumimos, deseamos y disfrutamos, todo aquello que nos es útil y todo aquello de lo que nos valemos y servimos para nuestro bienestar.

La riqueza hay que producirla, aunque esa tarea sea tan simple como levantar la fruta madura del suelo para poder consumirla.

Y para producirla (convertirla en consumible y/o utilizable) hay que emprender la tarea valiéndose del esfuerzo creativo y del esfuerzo productivo.

Quien emprende la tarea es un “emprendedor”, que al progresar en su “emprendimiento” se va consolidando como “empresario”, cuyo fruto consumirá en sí mismo y/o intercambiará con terceros en una comunidad respetuosa de las libertades y emprendimientos individuales y/o grupales, en convivencia armónica, beneficiándose ambas partes y con ello toda la comunidad.

El emprendedor es un generador y proveedor de riqueza.

Y esto es independiente de la magnitud de su participación en su generación.

Verduleros, zapateros, carniceros, bodegueros y similares, son empresarios.

E incluso un empleado participando en una cadena productiva es un emprendedor y un potencial futuro empresario.

En la completa cadena productiva todos somos proveedores y consumidores de riqueza y -así- una comunidad de libre intercambio se va enriqueciendo y elevando su nivel de bienestar.

El aspecto obvio a resaltar es que cuanto más eficiente es el trabajo productivo de cada emprendedor, mayor será su cantidad producida, teniendo acceso a más posibilidades de intercambio (compra-venta).

Dicho de manera directa, al producir una persona más riqueza es obviamente más rico.

Y no hay otra alternativa legal, socialmente armónica y respetuosa, para ser rico que la de producir riqueza en mayor cantidad y/o de mayor utilidad y/o interés social”.

En una sociedad de ciudadanos honestos y productivos, es más rico el que más riqueza produce y aporta.

En una sociedad sin orden social armónico, los corruptos y mafiosos dañan el tejido comunitario, generando iniquidad y pobreza, al enriquecerse sin aportar, expoliando riqueza de los ciudadanos productivos, usualmente en el terreno de la política, por latrocinio de los dineros públicos aportados por los contribuyentes para cubrir el consecuente desmesurado y perdulario gasto público.

El desarrollo del mundo actual ha sido, es y seguirá siendo, producto de un capitalismo en libertad (entendido como acumulador y multiplicador de riqueza) cuya enorme dinámica creativa y productiva ha sido, es y seguirá siendo consecuencia y mérito de la libre iniciativa, esa condición innata e inherente de la naturaleza humana.

El capitalismo libertario ha sido y es el gran motor generador de riqueza y de él provienen el celular, el automóvil, internet, las computadoras, heladeras, lavarropas, licuadoras, ropa de todo tipo, relojes, maquinarias para fabricar todo tipo de bienes, tomógrafos, antibióticos, bicicletas, supermercados y todos los etcéteras que puedan enumerarse.

Y gracias a estos beneficios, el promedio de vida saludable y placentera de las personas viene creciendo superando los 80 años.

Pero no todo es parejo ni todo es igual.

Todos tenemos capacidad productiva, unos más creativos que otros, otros más productivos, otros en ambos aspectos, algunos en un rubro o profesión, otros en otras, en bienes, servicios, ciencia, arte, literatura, etc.

Todos somos útiles (o podemos serlo) pero ninguno es igual a otro pues algunos son o pueden más en algún aspecto, otros menos, pero nunca iguales excepto que, civilizadamente, hemos acordado convivir respetándonos, en armonía, disfrutando en comunidad, intercambiando lo que producimos y cooperando voluntaria y espontáneamente.

La naturaleza nos brindó la potencialidad de ser útiles y la vocación de ser libres.

Y poco a poco la humanidad sigue evolucionando y progresando, a veces con sobresaltos y retrocesos, pero a la larga retomando el camino del desarrollo en paz y libertad.

Pero hay quienes, por sus condicionamientos psicológicos, actúan resentidos por sus frustraciones, envidian por sus impotencias y odian por sus fracasos.

Carentes de fortaleza para reponerse, inhibidos de desarrollar impulsos productivos y de activar sus potencialidades adormecidas, incapaces de generarse el estímulo y empuje necesarios para sumarse e integrarse al cuerpo social generador de riqueza, emergen quejosos y amenazantes pretendiendo (exigiendo) repartir (en realidad, recibir) lo que otros producen.

Son estos los revoltosos que instalan en la comunidad sus envidias, odios y resentimientos y que -creídos revolucionarios- predican la “toma” de riqueza producida por sus conciudadanos, la confiscación y la violencia terrorista para instalar el sistema socialista que ha llevado a quienes lo instalaron -y sin excepción alguna- al más rotundo fracaso, a una involución social sin parangón como la que -hace 30 años- terminó haciendo estallar el Muro de Berlín.

Al día de hoy es emblemática la mutación del socialismo al de una incipiente y creciente economía de mercado en la ex China de Mao y en la ex Rusia de Lenin-Trotsky-Stalin.

Quien guste probar y confirmar los efectos de la planificación socialista debería tratar de convivir un mínimo de tres años -sin interrupción- incorporado a la vida común del sometido pueblo cubano, del venezolano o del norcoreano.

El socialismo tuvo su implosión con el derribo del Muro de Berlín pero su cadáver se descompone lenta pero irremediablemente.

ECONOMÍA, RIQUEZA Y MONEDA

Para evitar un intercambio estéril de argumentos confrontados teñidos de emocionalidad y cargas ideológicas, lo más sensato y productivo parece ser el retroceder en el tiempo, recrear un proceso económico desde un estado embrionario e ir sacando conclusiones.

Un grupo de amigos o un grupo familiar inician un emprendimiento productivo sembrando y cosechando tomates de 100 calorías alimenticias cada tomate. Otro grupo productor siembra y cosecha zapallos de 1000 calorías cada uno.

El primer grupo productor desea intercambiar sus productos con el segundo para diversificar su dieta.

La unidad de referencia será la unidad de calorías, tal que para comer un zapallo equiparando calorías, el primero deberá entregar 10 tomates de 100 calorías cada uno (totalizando mil calorías) para poder acceder al zapallo de 1000 calorías.

Para ejecutar el trueque van a la “Oficina Pública de Validación de Trueques” donde entregan diez tomates recibiendo a cambio un certificado (voucher, vale, cupón, comprobante o documento referente de unidades monetarias, dinero aceptado por los ciudadanos como referente de valor) que representa poder de acceso a 1000 calorías.

Para simplificar identificaremos las calorías con el símbolo ¢.

Con el certificado o voucher de 1000 ¢ se completa la operación de trueque por la cual el segundo grupo productor entrega el zapallo al primero y recibe el voucher equivalente a 1000 calorías.

Para mayor facilidad de uso (trueque), el productor de zapallos pide que le desglosen el voucher de 1000¢ por 10 de 100¢, convirtiendo al tomate en unidad de referencia o medida, o aún mejor, estableciendo que una (1) caloría ¢ sea la unidad o patrón de medida.

Este desglose le permite al poseedor utilizar los 1000¢ recibidos para comprar (hacer trueque con) un melón de 500 calorías cosechado por un tercer grupo productor y usar los 500¢ restantes para comprarle a un cuarto productor 50 zanahorias de 10¢ calorías cada una.

El voucher o dinero así emitido es un certificado fehaciente y fidedigno de calorías producidas y aportadas, una confirmación explícita de riqueza creada e incorporada al medio social comunitario y una garantía de que ese voucher/dinero le será aceptado para cualquier operación de trueque/compra que desee realizar.

Y quien consume 1000 calorías por día y en igual tiempo produce 2500 calorías, tiene un ingreso excedente disponible de 1500 ¢ que puede conservar como ahorro o puede disponer de ellas para consumir alguna otra prestación (bien o servicio) tal como hacer turismo, comprarse libros, asistir a una noche de ballet o fútbol, o también prestar ese poder de compra a una persona amiga o interesada en la que confía que le devolverá el préstamo con el compromiso de reintegrársela con algún beneficio compensatorio por tal favor que le fue útil al favorecido con el préstamo y que justifique al prestador el haber postergado su uso y haber asumido el riesgo de un posible incumplimiento.

Este mecanismo de intercambio de riqueza se multiplica en la medida que nuevos grupos productores incorporan nuevos productos, frutos de su capacidad de “trabajo útil productivo”, en tanto los anteriores aumentan su capacidad productiva resultando así en un creciente enriquecimiento comunitario que dispondrá de mayor y creciente cantidad de bienes y servicios de todo tipo para ser intercambiados, incluidos artísticos, literarios, científicos, educativos, de entretenimiento, de confort, etc.

Esta multiplicación de bienes fertiliza el desarrollo de Bienestar del Consorcio-Estado.

Obviamente, otras personas, sin ser productores directos (emprendedores /empresarios) también generan y suman riqueza aportando “trabajo útil” a los productores a cambio de una participación (sueldo o comisión) del mayor volumen o riqueza producida.

Esta es la esencia de una sociedad productiva pacífica, armónica, respetuosa y de espontánea creación de riqueza y libre intercambio, en la que cada persona con su “trabajo útil productivo” (directo como productor emprendedor o indirecto como aportante empleado) participa de la producción e intercambio de riqueza.

El que nada produce no puede participar del intercambio y solo podrá aspirar a recibir dádivas (subsidios) si los demás se compadecen de él por sufrir alguna desgraciada circunstancia que le impide producir.

La haraganería no está incluida en este beneficio.

Tampoco incluye al quejoso rogativo que esquiva el esfuerzo y -sin salir a obtener su espacio productivo- espera o exige ser asistido para que le ofrezcan algo que le satisfaga y le solucione su pedido o necesidad.

En tanto este sistema conserve su pureza, el bienestar será generalizado y cada cual disfrutará del intercambio del fruto de su producido.

Este sistema iguala a las personas (individuales o jurídicas) en el hecho de que cada una gozará de la riqueza fruto de su esfuerzo, de su talento, de su voluntad y capacidad productiva y -mediante libre intercambio- de los bienes y servicios producidos y aportados por sus congéneres.

De lo analizado queda claro que “decir que es el Estado quien tiene que crear riqueza y/o tiene que crear trabajo”, es una afirmación redundante e inconsistente pues el Estado somos todos los ciudadanos agrupados como consorcio, los que -individualmente o cooperando entre nosotros- creamos y producimos la riqueza.

Es en este proceso donde tiene que insertarse el interesado en participar aportando su capacidad de producción adicional para ser incorporado.

Y así es como el voucher se convirtió en dinero o moneda, impreso por decisión del Consorcio Estado a través de sus instituciones republicanas y usado como referente intermediario para las transacciones económicas.

El dinero en sí no es riqueza sino mera herramienta, un simple papel impreso, un voucher, un cupón, un referente para el intercambio de riqueza en tanto y en cuanto sea aceptado por su calidad y capacidad para “representar verdadera riqueza”.

El dinero no tiene valor propio. Sin contrapartida de riqueza “es absolutamente nada”.

Un simple hecho que confirma la importancia de una moneda “verdaderamente representativa de riqueza” es ver como políticos corruptos, mafiosos, sus testaferros y sus adláteres, llenan sus bolsos con Euros y/o Dólares para depositarlos en paraísos fiscales, conscientes de la conservación de su valor o poder de compra, en tanto desprecian y descartan los pesos cubanos, los bolívares venezolanos y los pesos argentinos carentes de valor por sus fallidos sistemas económicos.

Para que una comunidad goce de mayor riqueza y bienestar hay que liberarla de trabas y expoliaciones (impuestos y reglamentaciones recaudatorias) para fomentar la multiplicación productiva y su mayor intercambio, no debiendo tolerarse componentes sociales parasitarios que exijan y/o pretendan consumir sin producir.

MONEDA BASTARDEADA

Bastardear significa degenerar la naturaleza de una cosa apartándola de su primitiva pureza.

El metro es la unidad de medida lineal. Creada en 1792 por la Academia de Ciencias de Francia fue convertida en Patrón internacional de medidas lineales, representado entonces por una barra de platino-iridio depositado en un pabellón de la Oficina de Pesos y Medidas de Breteuil en Sevres, en las afueras de París. (Ahora se mide en base a la velocidad de la luz en el vacío por ser “más constante e invariable” que la masa de metal que sufre desgaste, pero el concepto “Patrón de Medida” no cambia).

Patrón implica una condición de referencia invariable, inmodificable, de aquí que el metro patrón fue resguardado representado por esa barra de dimensión fija e intocable, depositada en Francia.

El metro, tal como cotidianamente lo usamos, está subdividido en mil pequeños tramos iguales que se denominan milímetros.

Adoptado internacionalmente tiene vigencia indiscutible.

Quien compra un metro de lo que fuere tiene la garantía (y ninguna duda) de que -en cualquier parte del planeta- un metro es siempre esa misma y única longitud.

Su valor útil y vigencia se basa en el simple -pero fundamental- hecho de que su dimensión es intocable, inmodificable, por acuerdo y aceptación internacional.

Esta cualidad y virtud es a lo que aspira el mundo actual en lo relativo a la moneda para evitar los vaivenes y jugarretas a que recurren los países con pésimas administraciones que actúan como “tratando de adulterar el metro” para obtener espurios beneficios.

Imaginen una administración del Estado devenido en gobierno que, apartándose de sus “atribuciones” y abusando de su ilícito y autoritariamente arrogado “poder” de comando, decide “emitir antojadizamente” subdivisiones adicionales del metro patrón dividiendo cada milímetro por dos e imponiendo la falsa verdad de que la nueva mínima subdivisión sigue siendo un milímetro.

La inevitable consecuencia será que al ir Ud. a adquirir un metro de tela de “los de antes” usando el nuevo metro, Ud. recibirá la mitad de lo que medía anteriormente, resultando víctima de una fraudulenta sustracción, una estafa, un robo.

Es decir que, para volver a tener la misma cantidad de tela que la obtenida con el “metro original” ahora requerirá dos unidades del “nuevo metro”.

Al emitir el gobierno nuevos milímetros (inflación del metro) Ud. necesitará más cantidad de los nuevos milímetros para volver a obtener la misma cantidad de tela.

Lo mismo sucede con la emisión de moneda (inflación monetaria).

Para ser un válido mecanismo de referencia para el intercambio la cantidad total de moneda debe ser fija e invariable.

Así sucedió con el uso del oro en tanto su cantidad total no variaba.

En particular, en 1849, nuevos descubrimientos de oro aumentaron la cantidad circulante produciendo -obviamente- aumentos en los precios durante varios años subsiguientes, haciendo totalmente evidente que la “inflación generalizada de precios” es una consecuencia directa del “aumento de la cantidad de moneda”, esto es, de una “inflación monetaria”.

Por otra parte, a igual cantidad de moneda, si la cantidad de riqueza crece los precios se reacomodan empezando a bajar solitos durante el proceso de intercambio.

Y respecto de los ingresos, lo importante y válido es la sostenida vigencia del poder de compra de la moneda.

No importará recibir menos cantidad de dinero si con ello podemos adquirir más riqueza.

En estas condiciones, con mayor generación de riqueza comunitaria una misma cantidad de dinero representará un mayor poder de intercambio (compra) debido al crecimiento de la relación “cantidad de riqueza por unidad de moneda”.

¿ESTIMULAR EL CONSUMO?

Volvamos al tema anterior del intercambio y veamos que sucede si nombran jefe de la arriba mencionada “Oficina Pública de Validación del Trueque” a un señor de nombre Juan M. Keynes (traducción del original John M. Keynes) el que, para reactivar (estimular o activar aún más) el consumo y con ello la economía, introduce el concepto de “cebar la bomba” emitiendo (creando sin respaldo de riqueza adicional) vouchers (dinero) adicionales a los representativos de la riqueza realmente producida.

Al ser emitidos estos vouchers (dinero) adicionales sin la contrapartida o respaldo de verdadera y concreta riqueza adicional, carecerán de valor verdadero, su valor es falsificado, pues aparentan representar una riqueza que no existe, que no ha sido producida y por ende no incorporada al proceso de intercambio, esto es, riqueza ficticia con el negativo efecto de estar permitiéndole al favorecido tenedor a participar en el acceso a la riqueza real existente sin haber aportado nada a cambio.

Se introduce así un conflicto, una discrepancia entre riqueza concreta y riqueza ficticia que no le es posible detectar inmediatamente a la comunidad por haber sido emitidos de manera subrepticia, generando desequilibrio y dando lugar a intercambios deficientes casi imperceptibles que se van haciendo visibles muy lentamente.

Los vouchers (dinero, moneda) no son riqueza per sé. Al ser emitidos sin contrapartida de incremento de riqueza se introduce una distorsión en el intercambio de bienes y servicios alterando (aumentando) la relación vouchers por unidad de riqueza, esto es, generando inflación generalizada de precios por incremento de la cantidad de moneda.

Al igual que con el metro bastardeado con el agregado de milímetros Ud. necesitará más vouchers (dinero) para obtener (comprar) la misma cantidad de tela o comida que adquiría antes de la emisión de moneda adicional.

O sea, la moneda es bastardeada por emisión monetaria creando la inevitable dupla causa-consecuencia, esto es, la inflación de la cantidad de moneda genera inflación generalizada de precios.

La primera pregunta que surge al emitir el gobierno estos vouchers adicionales (emisión monetaria sin respaldo de nueva riqueza) es: ¿produce esta emisión de dinero un mágico aumento del volumen de riqueza producido y/o del número de productores aportando riqueza adicional? La simple y obvia respuesta es “no”.

La segunda pregunta es: estos vouchers adicionales (dinero con falseada capacidad de trueque) emitidos por encima de los existentes que están sosteniendo el intercambio con el nivel de producción real ¿a quién se los entrega el gobierno que se toma la licencia de imprimirlos a hurtadillas sin autorización del consorcio y sin anticiparlo?, ¿cómo utiliza esa impresión adicional?, ¿cómo y a quienes distribuye o a quienes paga con este flácido dinero acompañado del relato embustero de que con ello estimulará el consumo y una mayor producción?, ¿lo entrega a supuestos nuevos potenciales productores (amigos del poder) que no habiendo ingresado naturalmente en el circuito productivo ven en esta oferta-regalo de vouchers/dinero, la cómoda posibilidad de insertarse beneficiándose al participar tan fácilmente de la producción existente o utilizándolo para hacer negocios espurios?. ¿Se los queda el ente emisor (administrador/gobierno) para gastarlos y/o adjudicarlos a su antojo e interés personal cubriendo gastos desbordados, pretendiendo esconder los efectos de su perdularia gestión administrativa?

Así es como el político se convierte en un abusador serial que carga al ciudadano el costo de sus tropelías.

Como consecuencia, igual cantidad de producción con mayor cantidad de moneda conduce a “mayor cantidad de moneda por unidad de producción”, esto es “precios crecientes de bienes, servicios y salarios” (inflación de precios) que a su vez conduce a una realimentación sostenida del Gasto Público (dados los incrementos de precios) que mueve al gobierno a cubrir sus espurios endeudamientos y compromisos de pago emitiendo creciente cantidad de moneda (inflación monetaria), una viciosa espiral de inflación realimentada, perpetuada y con final descontrolado de múltiples consecuencias sumamente dañinas.

Para tener estabilidad de precios se deberá dar a la moneda el carácter de “patrón de referencia para los intercambios de riqueza” (patrón significa referente invariable, esto es, más allá de simple o supuestamente confiable) suprimiendo toda impresión de moneda adicional, esto es, fijando definitivamente su cantidad total.

Además de prohibir al administrador (gobierno) de turno el imprimir moneda a “su particular necesidad o antojo” para cubrir gastos improductivos, sumisión de su clientela política y/o actos de corrupción, deberá también impedírsele el tomar deuda (que obviamente es una carga postergada -más intereses- que deberá pagar el consorcio de ciudadanos), la que muy probablemente apunte a una aplicación con reditúo político y poco o nada productiva para la comunidad, para cubrir (y esconder) excesos de gastos o para algún negocio espurio, cuyo uso distorsionará el equilibrio productivo resultando en un hecho económicamente negativo.

El Gasto Público -debidamente discriminado y eficientemente administrado- debe únicamente cubrirse con un monto reducido de la recaudación impositiva que el Estado (consorcio de ciudadanos) le autorice y transfiera -para su honesto y eficiente manejo- al administrador de turno mediante un presupuesto rígido, preciso y limitado, que no debe superar un específico y reducido monto o un medido porcentaje del producido total (PBI).

El manejo de dineros públicos por parte de administraciones no calificadas, esto es, de políticos ávidos y voraces por encaramarse en posiciones que ellos llaman de “poder” (toma del poder) casi inevitablemente conduce a las pérdidas de libertades, a la dilapidación de riqueza, al riesgo de corrupción y a un empobrecimiento social generalizado.

Un nuevo diseño del manejo administrativo se hace necesario, más bien imprescindible, para quitar de las manos de los políticos de turno el direccionamiento de los dineros aportados como expensas (impuestos) por los ciudadanos, especificando claramente las muy limitadas tareas reservadas a la administración pública con detalladas obligaciones y responsabilidades para el cuidado, la debida aplicación y el necesario control de los dineros públicos.

Además, para dar explicación sencilla a los adoradores del mencionado nuevo jefe Juan M. Keynes, aceptemos el supuesto de que se dupliquen los salarios para aumentar los ingresos de todos (en igualdad de derechos para todos sin excepción) con el propósito de catapultar el consumo. De esto resultará que los grupos productores independientes -al no ser beneficiarios directos como los empleados públicos que reciben sus ingresos directamente a través de la Administración emisora de vouchers/dinero (Gobierno)- reciben sus ingresos como contrapartida por la entrega (venta) de sus productos (tomates, zapallos, etc.) por lo que -para ser justos beneficiarios receptores de ese igualitario derecho que supuestamente va a promover el consumo- deberán inevitablemente duplicar los precios de sus mercancías para lograr el correspondiente doble ingreso, con lo cual nada cambia en cuanto a poder de compra excepto por el desorden en la readecuación de los precios.

En síntesis, la administración deberá emitir el doble de vouchers (aumento de salarios) para beneficiar absolutamente a todos en igualdad de derechos en cuanto a ingresos -con la supuesta idea de promover el consumo- y esto resultará en que los productores, para tener el mismo derecho a un ingreso duplicado, han tenido que duplicar el precio de los productos con resultado invariable respecto al consumo, salvo por el transitorio desorden.

Por muchas vueltas que le den los ligeros opinantes keynesianos sobre el tema, la sencilla, evidente y única conclusión posible es que la “Inflación Generalizada de Precios” es consecuencia directa de la “Inflación Monetaria” (aumento del volumen o cantidad de moneda emitida) con el agravante que el gobierno emisor del dinero lo aplica y distribuye antojadizamente según su enfoque y particular interés generando ineficiencia y dilapidación improductiva de riqueza.

Como recordatorio para los estimados adoradores Keynesianos, el mismo Keynes, un poco más viejito, reconoció este hecho. “La inflación monetaria solo sorprende una única vez, que es “cuando se toma de sorpresa a los ciudadanos con la emisión monetaria” o -como excepción- cuando debe tolerarse frente al lamentable caso de tener que enfrentar una situación de guerra donde los pueblos aceptan el sacrificio.

Pero, indefectiblemente, siempre distorsiona los intercambios (el mercado) hasta que estos se recomponen tras haber producido serios trastornos en la economía y enorme sufrimiento en la población.

El mecanismo inflacionario es una perversa trampa poco visible en la que el gobierno que emite la moneda no reparte lo emitido entre los ciudadanos de manera proporcional a sus tenencias sino que se apropia subrepticiamente de ese dinero adicional para cubrir sus excesos y desmadres del gasto público que tiene bajo su responsabilidad.

Pero también sucede que este mecanismo inflacionario es ya tan conocido que todos -teniendo el justo derecho a defenderse- se adelantan preventivamente a sus nefastos efectos distorsivos en los intercambios de la riqueza producida, multiplicando el disparo inflacionario.

Queda así bien claro cómo es que se instala este perverso mecanismo de eludir una gestión administrativa correcta (esto es, limitada a las atribuciones y gastos delegados por los ciudadanos) por parte de politizados administradores no confiables, ineficientes y voraces que conducen a una crónica y generalizada corrupción que se enquista en las estructuras de las instituciones públicas.

¿PUEDE EXISTIR BIENESTAR GENERALIZADO CON INFLACIÓN MONETARIA?

Cuando uno escucha la verborrea inconsistente y dañina de los promotores de “estimular el consumo con emisión (inflación) monetaria”, intentando con esto seducir, encantar, debilitar y someter la voluntad de los pueblos valiéndose de relatos embusteros y mecanismos de fascinación o influjo a masas desconocedoras de sus efectos, sinceramente cándidas e ingenuas, ofreciéndoles fatuas promesas de bienestar con ridículas presunciones, induciéndolas a creer, a suponer y a aceptar como verosímiles tales afirmaciones, se disparan mecanismos de alarma frente a la ya evidente estafa que se cierne sobre toda la comunidad.

Lamentablemente muchos sofistas (presumidos filósofos) y muchos seudo-economistas de claustros sin calle, insisten, y a veces consiguen, seducir y convencer -cual hábiles predicadores- a numerosos incautos con sus relatos fantasiosos y falsedades científicas.

Las personas no consumen dinero sino riqueza, cualquiera sea su forma o carácter, esto es, bienes, servicios arte, literatura, ciencia, etc.

Los vouchers (dinero) son solo representaciones de la riqueza a ser intercambiada, donde la valoración de cada uno de los bienes y servicios es una cuestión de preferencias individuales.

Hay quien preferirá contratar medios para hacer viajes turísticos en tanto otros preferirán comprarse una bicicleta.

Cuando la riqueza crece en volumen atendiendo a los deseos e intereses de las personas, el intercambio se generaliza y multiplica dando lugar a la competencia por atraer el deseo y enamorar la voluntad de los conciudadanos para lo cual la lombriz del anzuelo son la calidad, las prestaciones del bien ofrecido y su precio, esto es, la cantidad o monto de vouchers/dinero que pretende quien ofrece el producto o servicio y la cantidad que pretende dar a cambio el interesado en consumirlo.

En base a los valores del intercambio (precios) surge una dinámica de preferencias y decisiones por parte de oferentes e interesados.

Y todos los ciudadanos somos oferentes e interesados, cada uno a su gusto y potencialidad.

El evidente éxito del sistema capitalista y liberal -cuyos resultados empiezan a ser también evidentes en regímenes capitalistas no liberales (la China actual por ejemplo)- resulta de esta muy fluida y ágil dinámica a la que los ciudadanos adhieren para disfrutar de la riqueza a la que son capaces de acceder sin violencia, produciendo, aportando e intercambiando riqueza complementaria.

¿Por qué vivir en un mundo de producción y escasez controlada y limitada por un ente centralizado (socialista) cuando podemos disfrutar libremente de la abundancia del mundo liberal capitalista, que no obliga a consumir pero que sí da a las personas la plena libertad de optar y decidir por lo que desea y/o prefiere!!

CONCEPTO MERCADO

En tiempos ancestrales, para facilitar la operativa del intercambio productivo, los pueblos decidieron destinar un espacio común, un predio suficientemente amplio (una especie de shopping center) tal que cada grupo familiar ofreciera allí sus excedentes de producción o bien los servicios que podía prestar a los miembros de la comunidad (peluqueros, herreros, carpinteros, etc., con sus ofertas y listados de productos y servicios).

A ese sitio de reunión lo denominaron feria, mercado o centro comercial.

En nada difiere el actual concepto de «mercado» de aquel concepto ancestral de centro de intercambio de productos y/o servicios en puestos callejeros, salvo por la actual enorme suma de productos y servicios que las personas han ido creando e incorporando y por las nuevas formas tecnológicas desarrolladas por el capitalismo liberal para la realización del proceso de intercambio, que incluye desde las antiguas formas de intercambiar (ofertar y adquirir) en una feria callejera hasta las modernas de intercambiar en shoppings y/o hacerlo por internet mediante transferencias bancarias y entregas casi robotizadas.

Y hablar de libre mercado es redundante porque -salvo por la interferencia de regímenes autoritarios o mecanismos mafiosos- mercadear ha sido y es por su naturaleza un acto libre, espontáneo, donde proveedores y consumidores se intercomunican entre sí desde y hacia cualquier sitio del planeta para libremente ofrecer sus productos y/o servicios a quien desee y/o guste y/o necesite adquirirlo a cambio de un equivalente compensatorio en el que ambas partes se ponen de acuerdo para realizar el trueque, el que puede ejecutarse a través de un medio de compensación o pago cualquiera aceptado por ambos (trueque por otra mercadería, servicio, vouchers/dinero…).

«Mercado» (mecanismo de comercio público) es simplemente la acción e interacción de libre intercambio de bienes y servicios entre ciudadanos de comunidades de seres libres donde cada persona participa de manera espontánea y armónica con su aporte social de creación y producción de bienes y servicios (riqueza) intercambiándolos -por mutuo acuerdo, interés y conveniencia- con otras personas interesadas, respetando los acuerdos, los contratos y los derechos ajenos en los que están incluidos los propios.

Este concepto coincide plenamente con la afirmación del flanco libertario del poco o nada leído (o mal entendido) Karl Marx cuando en 1848, en sus juveniles 30 años de edad, señaló -en su Manifiesto Comunista- que «Solo el libre desenvolvimiento de cada uno permitirá el libre desenvolvimiento de todos».

CONCEPTO MERCADO NEGRO

La aparición de un Mercado Negro es la mejor demostración de la naturaleza libertaria del ser humano. Nace de la reacción espontánea de toda persona frente a toda tentativa de cercenamiento de sus libertades.

Tan pronto como un sistema político centralizador pretende interferir en el libre desenvolvimiento de las personas mediante trabas, restricciones, controles y regulaciones impuestas por un planificador autoritario, genera la natural rebeldía libertaria y dispara el automático mecanismo defensivo para la preservación de los intereses y necesidades personales bajo la harto conocida forma de Mercado Negro.

Las evidencias sobran y todas ellas son consecuencia directa y forzosa de los actos contra la libertad de gobiernos de orientación dirigista y del totalitarismo socialista.

Interferir con la libertad de acción de las personas reprimiendo, restringiendo, controlando, limitando y/o tratando de impedir el libre accionar productivo y el libre intercambio del fruto producido, genera efectos negativos inmediatos de inevitables penosas consecuencias.

Somete a las personas al agrietamiento y cercenamiento de sus naturales libertades, deprime el estímulo y las fuerzas creativas y productivas, despoja a los ciudadanos del derecho y beneficio de un intercambio libre, espontáneo y natural, dificulta y empantana la producción generando escasez y conduce a la más costosa, inmanejable e inevitable búsqueda, ansiosa y angustiosa, de las personas por eludir las restricciones y encontrar el mecanismo para su libre interacción, impedimentos que conducen -indefectiblemente- a la instalación del muy conocido mecanismo del mercado negro, la forma triste, ineficiente y riesgosa de defender y preservar los derechos a la libertad económica.

Los argentinos que hemos visitado la Cuba castrista hemos sobradamente visto hasta que nivel alcanza el mercado negro con las ofertas clandestinas callejeras (y aun dentro de los hoteles turísticos) de los pocos bienes que pueden producir, ron, habanos y el pedido de los cubanos a los turistas “confiables de no delatarlos” de muchos otros productos básicos circulando por el mercado negro, tales como jabones, calcetines, etc., todo esto sumado a la desenfrenada búsqueda de dólares y euros para sustituir, mediante el cambio clandestino de moneda, esos ruinosos papeles vacíos de poder de compra que son los pesos cubanos, todo esto en su cotidiana lucha para tratar de adquirir los muy escasos productos disponibles y superar la escasez y limitaciones de la libreta de racionamiento.

Algo similar ocurrió en Estados Unidos con la Ley Seca, la prohibición de la fabricación y libre comercialización de bebidas alcohólicas que multiplicó la producción clandestina y desencadenó y robusteció las feroces mafias de los Al Capone y otros hasta que finalmente todo se solucionó “levantando la restricción” y liberando la producción y el intercambio con el enorme beneficio de una evolución competitiva hacia mayores niveles de calidad, pureza y mayor satisfacción del producto ofertado.

También hemos visto como se multiplican el Mercado Negro y la corrupción en Argentina cada vez que se imponen restricciones a las importaciones y a los pagos al exterior mediante cepos, complejas solicitudes y mecanismos burocráticos cargados de pesados trámites, exigiendo permisos o autorizaciones gubernamentales especiales que inmediatamente habilitan y conducen a mecanismos paralelos de coimas para “obtener los permisos” y eludir las trabas.

Todo esto lo paga el ciudadano con sobrecostos y escasez.

También lo vemos a diario con el narcotráfico que ha creado bandas de altísimo grado de violencia que libran violentos y mortíferos combates entre sí para ocupar territorios de comercialización de narcóticos/drogas alucinógenas, drogas que se degradan con químicos para su más redituable comercialización, que destruyen a los consumidores y que se han convertido en una lacra mundial.

Se multiplican los cárteles y capos de narcotráfico con poder de establecer narco-estados como lo fueron el de Panamá de Noriega, el de Colombia (Pablo Escobar) y como lo es en la actualidad el de la Venezuela de Chávez-Maduro, todas ellas operando y triangulando a través de la plataforma cubano castrista.

Sepamos prevenirnos de la penetración de este riesgo estilo venezolano.

A estos se suman los brutales cárteles mejicanos, como fuente de producción y distribución con principal destino directo hacia Estados Unidos y países de mayor ingreso per cápita.

Los ingentes sobrecostos que los ciudadanos deben soportar por las absurdas e infructuosas pretensiones de control policial para impedir las inevitables violaciones a esas ineficaces y contraproducentes leyes y reglamentaciones que van contra la naturaleza de las cosas, tanto para tratar de evitar el contrabando como para combatir y suprimir el narcotráfico, etc., generan una enorme dilapidación improductiva de riqueza comunitaria con el agravante del alto nivel de corrupción que se ramifica en fuerzas policiales, de gendarmería y militares que, debiendo reprimir terminan corrompidas incluyendo la complicidad de jueces, fiscales y funcionarios políticos.

Estas muy negativas consecuencias, siendo incapaces los pueblos para impedir -mediante la represión- la creciente criminalidad, expansión del narcotráfico y la corrosión de las estructuras institucionales, hacen aún más evidente los beneficios de optar por los sabios caminos de la libertad.

Las restricciones aduaneras protegen a los ineficientes empresarios prebendados a costa del mayor costo para el consumidor local, empresarios que medran merced a estas barreras de protección y que gracias a esto evitan o reducen la reinversión de sus ingresos para actualizar sus fábricas en pos de una mejora en el nivel de producción en calidad, mejor precio y distribución, beneficiándose con mayores y más fáciles ganancias al ofrecer mercaderías más caras y de menor calidad, cuando con un mercado libre se verían obligados a competir y desarrollarse (incluso a nivel internacional) contando con la ventaja “natural” de estar ofreciendo mercadería de primera calidad fabricada localmente contra la que -procedente de otro país- viene recargada con los costos del transporte, seguros, acarreo y el proceso de importación.

Sin aranceles de protección y con el adecuado desarrollo local, el contrabando deja de ser negocio y el estímulo de producción local de alta calidad actúa como multiplicador del mercado, multiplica la demanda laboral, multiplica la oferta para el consumo local y abre el camino de la exportación a múltiples mercados internacionales.

Con respecto al narcotráfico, lo más eficiente es también adecuarse a las leyes de la naturaleza, acordando por vía legal con tres o cuatro empresas químico-farmacéuticas de gran prestigio internacional, la producción de las sustancias narco-alucinantes con muy alta pureza y a muy bajo costo (producirla es bastante barato).

Esto, además de habilitar la opción menos peligrosa para quien la consume, destruye automáticamente el negocio marginal del narcotráfico, termina con las pandillas criminales que batallan para tomar zonas de comercialización, termina con los consumidores que salen enajenados a robar, termina con los enormes costos de la casi imposible represión policial, termina con la corrupción de jueces, políticos y policiales y -fundamentalmente- evita que se multiplique la degradación de la droga que destruye la mente de los consumidores que se convierten en peligrosísimos delincuentes.

La reducción del costo para toda la comunidad será enorme y el control se limitará a educar y a “limitar y penalizar los efectos del mal uso en lugares públicos” tal como se hace con el alcohol y el tabaco.

La única forma de actuar con eficiencia es hacerlo siempre en armonía con las leyes de la naturaleza confiando en el natural comportamiento de los miembros de la comunidad, la praxis, la conducta humana de acuerdo con su naturaleza en un mundo que gracias a la ciencia evoluciona aceleradamente vaticinando un futuro cercano de un muy alto nivel de bienestar generalizado.

La libertad conduce a la convivencia armónica espontánea y al respeto por las libertades del otro, de la que deviene como un eco la propia libertad.

EN SÍNTESIS, PROGRESO EN LIBERTAD ECONÓMICA Y POLÍTICA

Si el total de riqueza producida es de 10 tomates y hay emitidos diez (10) pesos como herramienta de intercambio, a cada tomate corresponderá un precio de 1 peso.

Si la comunidad es de 10 personas y cada una posee 1 peso de los 10 pesos emitidos (en razón de su aporte productivo), cada persona accederá a un tomate a un precio de 1 peso por cada uno.

Si se emiten 10 pesos adicionales (totalizando 20 pesos emitidos) cada uno de los 10 tomates pasará a tener un precio de 2 pesos.

Si cada una de las diez personas recibe proporcionalmente los 10 pesos agregados, cada persona pasará a tener 2 pesos y -como antes- accederá a un tomate pero a un precio de 2 pesos cada uno (Inflación generalizada de precios provocada por el aumento/inflación de la cantidad total de pesos). Lo esencial de esto es que las personas, en estas condiciones, siguen adquiriendo la misma cantidad de riqueza, esto es, un tomate por cada persona.

*¿Dónde radica entonces el principal problema de la inflación monetaria?

El problema radica en que lo que realmente sucede es algo bastante distinto y perverso, esto es, el administrador de turno (mal denominado gobierno), que subrepticiamente imprime los pesos adicionales, no los reparte proporcionalmente entre las personas de la comunidad sino que se los queda para su uso discrecional para cubrir los gastos de su pésima administración (dinero extra que así ingresa al circuito económico distorsionando precios y provocando inflación generalizada de precios), que incluye los gastos improductivos de su gestión, los gastos políticos (sueldos, subsidios, etc.) -que impone a la comunidad Estado para sumar votos que le aseguren su continuidad en el cargo- y para usos espurios de una corrupción que se ha ido generalizando, instalándose y enquistándose en casi todos los rincones de las instituciones subsidiarias del Estado.

No es posible lograr estabilidad económica, seguridad jurídica y/o progreso amplio y sostenido sin contar con una firme, natural y espontánea estabilidad monetaria, libre de todo manipuleo, control y/o regulación.

Una moneda estable, válida como patrón fijo invariable, hará rápidamente evidente todo manipuleo indebido del Gasto Público (gran culpable de la miseria de los pueblos a través del cual se nutre la corrupción política) y contribuirá a preservar la riqueza producida por los ciudadanos (evitándose así su dilapidación por parte de los administradores de turno), estimulando la inversión productiva y fomentando el ahorro, el que, junto con la pujanza emprendedora de todas las personas, es la fuente y semilla de todas las riquezas.

El camino del progreso y de la riqueza de los pueblos transita por la drástica reducción del artificioso e indebido Gasto Público (despilfarro producto de la perdularia y/o incorrecta gestión del administrador de turno) desmontando las intencionadamente hipertrofiadas estructuras del Estado y abortando las desbordadas pretensiones mesiánicas y autoritarias de las tres arrogantes oligarquías prebendadas enquistadas en las instituciones del Estado y ferozmente aferradas a sus compulsivos privilegios, integradas por el rol y los abusos permitidos a la corrupta casta de la Política, por la pseudo-Empresarial-prebendada y por la oligarquía Sindical con su arbitrario mecanismo de explotación por plusvalía de los trabajadores empleados que se ven obligados a ceder parte de su participación en la producción de riqueza pagando “aportes” directos (e indirectos a través de sus empleadores), que a la luz de los hechos han servido y sirven para enriquecer a los jerarcas improductivos y parasitarios de estas organizaciones, algunos de los cuales están en la cárcel descubiertos en el desvío de las recaudaciones hacia sus patrimonios personales, incluidos los resultantes de delitos de extorsión que han resultado en demoras y encarecimientos de obras, productos y servicios.

Estas tres oligarquías operan en complicidad conformando una única oligarquía virtual de tres patas que se complementan en sus mezquindades tal como tres afanípteras marabuntas desangrando a un explotado pueblo argentino que, aturdido y agobiado, se sumerge en una incontenible decadencia.

Lo verdaderamente alarmante y trágico es que -con impudicia- lo hacen al son de “combatiendo el capital”.

En una comunidad libertaria queda muy poco espacio y mínima probabilidad para que prospere alguna oligarquía.

La importancia de la libertad radica en que cada persona per se (y no un tercero ungido como mesiánico soberano) decide su propio destino optando por lo que le conviene y/o le gusta actuando en armonía con sus congéneres, en tanto que en el socialismo un ente despótico tiránico decide a su antojo el destino y forma de vida de las personas.

Es conocido el precio en pobreza y sufrimiento pagado por los pueblos sometidos al socialismo hasta su final explosivo representado por el derribo del ominoso Muro de Berlín y por los aún agonizantes instalados en Cuba, Venezuela y otros pocos.

CONCEPTO OLIGARQUÍA

El concepto Oligarquía (olis: grupo de pocas personas, arkhé: gobierno/comando) identifica a un grupo de intereses mezquinos que haciendo abuso de poder imponen condiciones a la comunidad a través de actos de gobierno (comando) para preservar y potenciar sus particulares privilegios y beneficios.

Mencionamos anteriormente las tres patas oligárquicas que cogobiernan (comandan) la Argentina, pero un ejemplo más contundente de oligarquía de una única pata es la que se instala en un país con el carácter de omnisciente vanguardia del socialismo, concentrando todos los poderes (ese conocido “vamos por todo”) y que deriva en una tiránica monarquía (mono-comando) encabezada por un psicópata que incauta todos los bienes de la comunidad imponiendo un régimen despótico que todo lo controla y que conculca todas las libertades sin perder los exclusivos privilegios que se reserva para sí.

Claros y recientes ejemplos son Fidel Castro con su isla privada en Cayo Piedra, Maduro con su lujosa mansión en República Dominicana, etc., y con fortunas expoliadas al pueblo y depositadas en paraísos fiscales a través de testaferros.

El derribe del Muro de Berlín también permitió descubrir los privilegios y fortunas de las tiranías oligárquicas instaladas en los diferentes países de la entonces URSS, dependientes de la oligarquía superior instalada en el Kremlin.

Un claro ejemplo bien representativo del despotismo socialista lo fue el régimen de Nicolae Ceaucescu en Rumania, con una enorme fortuna depositada en Suiza, ejecutado al mes de la caída del Muro de Berlín (en Dic. 25 de 1989) por un pelotón de fusilamiento del entonces liberado pueblo rumano.

CAMINO DE LIBERTAD vs CAMINO DE SERVIDUMBRE

*Sociedad liberal-libertaria: Integración de personas (colectivo) con el propósito de conformar una comunidad de seres libres, compartir suerte, esfuerzos y forma de vida (consorcio de ciudadanos), integrados y organizados espontánea y voluntariamente para sostener una convivencia armónica, cordial, pacífica, despojada de acciones coactivas y/o coercitivas, de mutuo respeto, de cooperación productiva por libre consentimiento, de libre disposición del fruto producido y libre intercambio por creación y generación de bienes, servicios, ciencia, arte, literatura y cuanta otra opción o propuesta enriquecedora se proponga y se acepte voluntariamente sin cercenar la plenitud de las libertades personales.

En este tipo de organización liberal el Soberano es el cuerpo social, los individuos interactuando por acuerdos espontáneos y delegando (tan solo delegando) atribuciones específicamente delimitadas (que no será permitido el ser rebasadas) en una administración con funcionarios con mandatos limitados en atribuciones y en tiempo.

*Sociedad Socialista: grupo de personas (colectivo) integrando una comunidad cuya organización social suprime los derechos y beneficios individuales en supuesto favor a los de la colectividad, depositando en un ente planificador centralizado, presidido por un dictador (el que dicta), el monopolio absoluto de la autoridad (total autoritarismo), el fijar, disponer y ordenar las condiciones de la convivencia social en lo civil, político y económico, determinando el interés colectivo, estableciendo como se produce la riqueza, como se distribuye el esfuerzo productivo y como se distribuye lo producido, todo ello según su incuestionable e irrefutable voluntad y supuesta sabiduría.

Esta forma de organización socialista es acorde con el sistema colectivista que suprime la propiedad personal y la hace colectiva, sujeta a la voluntad distributiva del ente autoritario planificador.

En este tipo de organización el ente planificador no acepta disconformes ni disidentes y -por su propia esencia y naturaleza- ese ente central (supuestamente omnisciente) suele perpetuarse encabezado por un déspota que todo lo decide a su capricho y antojo, quedando el pueblo despojado de su condición soberana (Autoridad Suprema) y sujeto a la condición de servidumbre sin espacio para decidir sobre su vida personal.

De esto sobran ejemplos, todos ellos -sin excepciones- experimentos fallidos con graves consecuencias de atraso, pobreza ,dolor y muerte para sus pueblos, la Rusia de Lenin-Stalin, la URSS hasta que el hartazgo de sus pueblos volteó hace apenas treinta años el Muro de Berlín, la Alemania del nacional-socialismo de Hitler, la Italia del socialista fascista Mussolini, la China del “librito rojo” del Gran Timonel Mao, la Corea del Norte del “Líder Supremo” Kim Jong Un, la tiranía despótica de Fidel Castro (su familia y sus cómplices), la devastadora tiranía Chavista/Maduro en Venezuela, la tiranía socialista de la extinguida Alemania Oriental graciosamente denominada democrática y finalmente rescatada de su tremendo fracaso por la Alemania liberal, etc.

Lo importante es que “no puede citarse ni un único ejemplo de éxito” de un gobierno socialista, incluido el del plagio socialista llamado Justicialismo que Juan D. Perón trató de adjudicarse como de su creación.

Los actuales mal denominados (o creídos) socialismos que existen en países democráticos como los de los países del Báltico, lejos están de ser socialistas, tratándose de simples variantes del liberalismo toda vez que en ellos “nadie cuestiona la propiedad de los ciudadanos (se la protege por ley), ni las libertades individuales, ni el libre intercambio del fruto de lo producido por cada persona o grupo integrado de personas (empresas).

REVOLUCIONARIOS Y PROGRESISTAS vs INVOLUCIONISTAS

El concepto “Revolucionario” suele despertar (en mentes impetuosas, generalmente juveniles y en otras que no han podido madurar y desarrollarse) fantasías de epopeyas, de personajes heroicos supuestamente capaces de hechos maravillosos dignos de elogios y cantos épicos, muy alejados de la sensatez racional y de los actos productivos cotidianos que generan riqueza y bienestar.

Muchos caen así -confundidos- en estados de trance seudo-revolucionario donde suelen quedar psíquicamente anclados en sus frustraciones desbordando resentimientos y severas patologías agresivas que no consiguen disipar ni apaciguar.

Evolucionar implica desarrollo, progreso, avances graduales que permiten pasar de una condición o estado a otra situación mejor.

Revolución implica una evolución rápida, un salto evolutivo, una profunda transformación provechosa de amplia y beneficiosa utilidad.

Verdaderos “Revolucionarios” y por ende “Progresistas” son aquellos que generan auténticos saltos “evolutivos”, transformaciones profundas, sustanciales y perdurables, multiplicadoras de riquezas y de bienestar para sus comunidades y la humanidad.

Debemos a los auténticos revolucionarios nuestro actual superior nivel de bienestar. Claros ejemplo de ellos son: Favaloro, Watt, Graham Bell, Pasteur, Salk, Einstein, Galileo, Bill Gates, Steve Jobs, Henry Ford, y muchos miles de verdaderos héroes pacíficos que en pleno ejercicio de sus libertades han sabido y podido aportar conocimiento y desarrollo con avances filosóficos y científicos de enorme magnitud.

Este es el concepto de Revolución que debemos rescatar para reinstalarlo en su verdadero significado directamente asociado al mundo de la libertad de las personas, al libre desenvolvimiento de cada uno.

El más acabado ejemplo de verdadera Revolución y verdadero Progreso lo fue la Revolución Industrial (1760-1840, en adelante), magnífico fruto de las fuerzas creativas y productivas de los emprendedores de entonces, con la introducción de nuevas tecnologías que desencadenaron acelerados cambios sin precedentes para las sociedades de todo el mundo, generando enorme multiplicación de riqueza y bienestar en un breve lapso histórico, instalando la economía de mercado, afianzando el capitalismo de las fuerzas individuales y marcando el gran salto evolutivo de los conceptos liberales con la escuela austríaca, el concepto de utilidad marginal y la apertura y reconocimiento de las pulsiones productivas humanas.

Pero la palabra revolución tiene también incorrecto uso en otra acepción equívoca, la de un acto violento de sublevación, rebeldía, insurrección, supuestamente superador pero que -tal como los hechos lo evidencian- genera procesos destructivos y -por ende- regresivos, que producen fuerte involución, retraso, retorno o caída a condiciones o estados indeseables impensables o que se habían superado.

Y así resulta que lo que se creía revolucionario y progresista termina -por sus consecuencias- en un grueso y lamentable hecho Involucionista.

Es este erróneo concepto el que acoge a deslumbrados “revoltosos” que -insanos, violentos e inútiles- resentidos por su naturaleza impotente e incapaces de usar sus manos y su cerebro para producir en paz generando riqueza y progreso, optan -en un idealizado estado de exaltación y ensoñación combatiente- por levantar el puño amenazante, exacerbando frustraciones, alimentando envidias y odios, convocando a la lucha armada, estimulando rebeliones sin sustancia, provocando enfrentamientos, cometiendo crímenes absurdos y estúpidos, ejecutando actos de terrorismo, alimentando guerras, dolor, destrucción, empobrecimiento, hambrunas, miserias y muertes, tan solo para terminar imponiendo una tutela tiránica, despótica, para ingenuamente intentar descargar, aliviar, atenuar ese interno desamparo, esa incontrolable pulsión improductiva-destructiva que brota de sus innatas incapacidades y patológicos resentimientos.

Estas no son revoluciones sino burdos actos de rebeldía insana, revueltas, involuciones del progreso, actos retardatarios y destructivos que los hechos confirman que solo han conducido y conducen a la paralización y al retraso y que apenas beneficia a sus parasitarias “vanguardias” que suelen perpetuarse en el “poder” -burdo poder- y enriquecerse en ese fatuo rol de guías, comandantes o conductores de la endemoniada violencia que generan, en tanto sus cándidos y enfervorizados seguidores terminan siendo sometidos mediante dádivas y adoctrinamiento y finalmente explotados y esquilmados.

Irrefutables ejemplos de esto han sido y son las trágicas consecuencias de las tiranías resultantes de esas falsas revoluciones y de sus “supuestos revolucionarios”, las de Lenin, Stalin, Hitler, Mussolini, Mao, Fidel Castro, Chávez-Maduro, etc., todos -sin excepción- absolutos fracasos del inoperante socialismo con el saldo letal de millones de muertos, un socialismo que está en avanzado estado de putrefacción desde el derribo del Muro de Berlín con la masiva huida al occidente libre (“la votación de los pies” según el acertado decir del filósofo Julián Marías), con la conversión socioeconómica de los pueblos ex URSS y -en particular- desde la implosión y extinción de la Alemania Oriental Socialista rescatada por la Alemania Liberal Capitalista, siendo este el más claro, evidente e irrefutable ejemplo de los efectos y consecuencias inherentes del socialismo en contraste con el sistema de las libertades y derechos de las personas.

El socialismo, demostrado científicamente como inherentemente inoperante e improductivo por la Escuela Austríaca (en vida de Karl Marx, entonces en Londres a sus 54 años) y comprobado por todas las evidencias como fuente de retraso, apenas sobrevive como una quimérica remembranza, ruidosa, destructiva y totalmente inútil.

Los jóvenes de hoy con capacidad productiva y creativa no solo no se apartan de los beneficios del progreso en plena libertad sino que la preservan, aprovechan y gozan, en tanto que aquellos que aún permanecen aferrados, desinformados y ciegamente sometidos al caduco dogma socialista (aunque sin dejar de usufructuar los beneficios y desarrollos del sistema liberal), se van extinguiendo consumidos por sus contradicciones con la realidad y con los actos naturales de la conducta productiva humana.

Se confrontan así dos estilos de convivencia colectiva, uno es el del sistema liberal donde las personas interactúan libremente en un clima de respetuosa, pacífica y armónica cooperación para la creación, producción e intercambio de riqueza (bienes, servicios, arte, literatura, ciencia, afectos, etc.), esto es, el orden espontáneo del mundo libre y, el otro, el del estilo totalitario socialista en el que un ente centralizado, digitado por un rector autoritario, planifica -según su limitado entender, capricho y antojo- el comportamiento de la sociedad, en la que las personas -en estado de servidumbre- son conducidas como manada sin derecho a opinar, cuestionar, discrepar y decidir sobre su propia vida.

Solo un grado extremo de contaminación mental por efectos de una persistente intoxicación fundamentalista socialista impide a muchos -sin capacidad de reflexión- desprenderse de sus ataduras dogmáticas para poder ver la realidad de los países sometidos al socialismo en contraste con la de los países donde se respeta, valora y protege el libre accionar productivo de las personas, la libre decisión sobre el fruto generado, el libre intercambio sin tutores tiránicos que impongan sus patologías y sin aquellos precarios revoltosos y groseros involucionistas que despojaron a sus pueblos de sus más elementales derechos humanos sumergiéndolos en un inocultable atraso, decadencia, servidumbre y pobreza.

CIVILIZACiÓN O BARBARIE: UD. ELIGE!

No permitamos que nos alcance la oscura noche de la barbarie.

El socialismo es un sistema inherentemente perverso que invade la mente emocional con pulsiones de carácter supuestamente humanista pero que conduce a la enajenación de las libertades y los derechos esenciales de las personas, de los ciudadanos y de los pueblos que integran.

Altera la convivencia armónica, el intercambio de bienes y servicios y la cooperación productiva y creativa sometiendo a los pueblos a la servidumbre de un ente planificador central que despóticamente controla y dirige arbitrariamente la conducta y actos de las personas restringiendo hasta anular sus libertades y derechos personales.

Respaldan estas afirmaciones 1)- las evidencias de absolutamente todos los fracasos -sin excepción alguna- del sistema socialista con los daños y perjuicios causados, 2)- la evidencia científica sobradamente demostrada por la escuela austríaca confirmada por los hechos y 3)- los conceptos de este Glosario que apuntan a la necesidad de depurar con racionalidad científica la invadida, intoxicada y contaminada mente emocional de muchos, incluidas las de aquellos no bien clarificados en sus liberalismo y libertarismo.

La humanidad está operando desde hace más de un siglo con conceptos distorsionados por el dogma socialista.

Es necesario cambiar el orden de los factores, liberar el componente racional de la mente de la dependencia y el sometimiento que en mayor o menor medida le impone el sector emocional (rígidamente contaminado por el dogma socialista) para permitir que la mente racional desintoxique la mente emocional, la despeje de la perversión de los conceptos autoritarios y la humanice liberándola de las pulsiones emocionales autoritarias y violentas que pretenden someter a las personas a un régimen oprobioso centralizado que impone ideas improductivas con rigidez dogmática, que aniquila el progreso y que -como las evidencias lo han demostrado- conduce a tiranías despóticas ejercida por psicópatas megalómanos arrogados de omnisciencia.

Es absurdo y contradictorio que los ciudadanos de un pueblo soberano resignen sus libertades manteniendo empleados mandatarios que han sido designados para únicamente administrar los bienes comunes del consorcio permitiéndoles que se erijan en arbitrarios tiranos comandando la vida de quienes los designaron (y les pagan sus sueldos), disponiendo sobre las libertades de los soberanos ciudadanos, alterando la armonía social espontanea, interviniendo en los actos de intercambio y decidiendo -a su interpretación y antojo- sobre los frutos productivos, bienes y ahorros de sus mandantes.

Es tristemente asombroso cómo parte de la juventud, plena de vocación libertaria, termina siendo adoctrinada y contaminada de violencia por las intoxicaciones de un dogma engañoso que conduce a la pérdida de las libertades, a la destrucción de la capacidad creativa y productiva, a la pérdida de la armonía social y a los enfrentamientos.

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