Por Guillermo Cherashny.-

«Voy a hacer lo que tenga que hacer para que vuelva la alegría» dijo Cristina en el acto en Pilar con delegados metalúrgicos y militantes k, quienes exclamaron «Cristina presidenta». Pero no sería esa la pretensión de la expresidenta, porque sería muy difícil ganar en un ballotage. La intención es descartar la senaduría nacional por la PBA, porque sería una posición muy débil ante un triunfo de Juntos, y además se diría que busca fueros ante una eventual condena. En cambio, aspirar a la gobernación bonaerense y ganarla es mucho más poder que una banca en el Senado y encima no necesita segunda vuelta, porque se gana por un solo voto en la primera.

Kicillof, quien es el principal fogonero de «Cristina presidenta» para que le arrastre votos para su reelección como gobernador, sería el principal perjudicado, aunque tendría consuelo con la primera senaduría o bien la candidatura a presidente, ya que está tan convencido de un triunfo del kirchnerismo aun en segunda vuelta. El candidato a vicegobernador puede ser Martín Insaurralde, el amigo de Máximo, con lo cual los intendentes del conurbano pueden desplazar a la burocracia que acompaña actualmente al gobernador bonaerense, que los destrata permanentemente. Esa jugada de Cristina pondría en aprietos a Juntos por una eventual candidatura de Espert o un candidato a gobernador de Milei, los que serían acusados de funcionales al kirchnerismo por todo Cambiemos y su militancia periodística del canal «Uganda» y la otra señal de noticias. Así las cosas, la expresidenta provocaría una sorpresa como en el 19, donde nominó como presidente a Alberto y Cambiemos no la vio venir. Y tener a Cristina como gobernadora en la PBA sería mortal para un gobierno de juntos.

Share