Por Carlos Tórtora.-

El renunciamiento de Cristina Kirchner a cualquier candidatura para el 2023 es el dato más importante de este fin de año. Pero su influencia trasciende los límites del Frente de Todos para repercutir también en la oposición. La decisión de la vicepresidenta tomó por sorpresa a JxC, que se preparaba para la lucha electoral contra ella. Probablemente el más impactado sea Mauricio Macri, por el paralelismo de su situación con la de Cristina, con la diferencia de que él no sufre condena alguna, al menos por ahora. En este punto hay quienes opinan que el expresidente estaría ahora más inclinado a no ser candidato por efecto del renunciamiento de su rival, mientras que otros dicen que la actual situación lo estimula a presentarse. De cualquier modo, es un hecho que la decisión de Cristina, de mantenerse, marcaría el cierre de toda una etapa política que involucra también a Macri.

Un enemigo necesario

Lo que hay que medir ahora es si CFK aprovecha su renunciamiento para bajar su perfil público y disfrutar de una situación menos expuesta. De hacerlo así, esto le plantearía a JxC una realidad complicada. Es que casi todo el accionar mediático de la oposición se concentra en la descarga contra la vicepresidenta y su séquito. Si ella ya no es candidata y además baja el perfil, JxC perdería algo muy importante y es un enemigo importante para combatir. Cuesta pensar a la oposición concentrando por ejemplo sus ataques en un presidente débil y esquivo como Alberto Fernández o en un Sergio Massa, que se refugia en su perfil aséptico de Ministro de Economía. En síntesis, el esquema opositor depende de la centralidad de Cristina y sin la misma se puede debilitar seriamente. De este modo, hay que concluir que ella es tan necesaria para JxC como para la Cámpora desde el otro bando.

Así las cosas, el desconcierto también está llegando a las filas opositoras y se impone toda una readecuación. Muchos sostienen que la vicepresidenta no renunciará a la centralidad y hará sentir su presencia con la misma intensidad que de costumbre, por lo cual, candidata o no, estará en el centro del tablero político.

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