Por Guillermo Cherashny.-

Da la impresión de que el Gobierno reflotó para las sesiones extraordinarias la discutida reforma laboral que el senador Pichetto descartó porque la CGT no puso la cara después de decirle que sí al Gobierno. Es que el triunvirato de la CGT dio su conformidad y salió Pablo Moyano hablando de la «Banelco» y Pichetto no quiso saber nada más.

Ahora en enero, el Gobierno volverá a la carga con la reforma «apretando» con las paritarias y los fondos de las obras sociales, que podría motivar a los sindicalistas, a los cuales les sugieren al oído que alguno puede ser detenido por la Justicia, por lo cual es probable que puedan dar el sí, pero nuevamente aparecerá Pablo Moyano o Sergio Palazzo de los bancarios amenazando con huelgas o denuncias de corrupción o de pactos espurios. Y en el plano político, los intendentes bonaerenses que se reunieron con Frigerio y que fueron criticados por los camporistas dejarán de lado las diferencias y se unirán contra la reforma laboral y los mismo harían los massistas comandados por Graciela Camaño, Felipe Solá y Facundo Moyano, quienes sumarán por lo menos a la mitad de los diputados de Argentina Federal, que más o menos responden a los gobernadores y en febrero se podrían repetir los tristes episodios del jueves 14 y el 18 de diciembre en ocasión de la reforma previsional.

El problema no será sólo que la ley no saldrá sino que los cristinistas, los peronistas de los intendentes bonaerenses, los massistas y los de Argentina Federal volverán a ponerse de acuerdo y acercándose cada vez más a una unidad con vista al 2019.

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