Por Carlos Tórtora.-

Desde que retornó de su ultima gira europea, Javier Milei se mostró errático y dedicado a repetir sus argumentos de siempre, sin una sola idea nueva para responder al agravamiento progresivo de la realidad económica. Ayer por fin reaccionó y elaboró una respuesta a la pérdida del control del Congreso por parte del oficialismo. En síntesis, dijo que si la oposicion consigue sancionar los proyectos previsionales y de emergencia de discapacidad que vulnerarían el déficit cero, él recurrirá al veto. Y si la oposición cuenta con votos suficientes y consigue mediante la insistencia ratificar las leyes, el gobierno judicializará la cuestión.

La segunda parte de su mensaje consistió en afirmar que en diciembre próximo La Libertad Avanza tendrá mayoría parlamentaria, ya que obtendrá 40 puntos en la elección de octubre, con lo cual daría marcha atrás con las leyes que afecten el equilibrio macroeconómico.

Con su nueva tesis, una vez más el presidente intenta obtener un rédito político mediante la utilización de falacias y citando datos falsos. En el caso de ir por la judicialización del eventual rechazo del Congreso a sus vetos de futuras leyes, se trata de una amenaza insustancial.

Es sabido que la Corte Suprema de Justicia viene sosteniendo una jurisprudencia inequívoca que sustrae a la justicia de entender en causas en las que se ventilan cuestiones políticas no judiciables, es decir, por ejemplo, la decisión política del Congreso de sancionar nuevas leyes previsionales. Así es que llevar a la justicia el cuestionamiento por el rechazo al veto de una ley es una operación que conduciría a una vía muerta y que tan sólo serviría como entretenimiento mediático.

Una victoria que no cambiaría nada

La segunda postura del presidente es aún más fantasiosa. Si la Libertad Avanza se impusiera por el 40% en octubre -lo que hoy parece un dislate- no pasaría aún así de 60 diputados nacionales propios y seguiría dependiendo de concretar alianzas para obtener el quorum de 129 y obviamente también para sancionar proyectos.

En cuanto al Senado, con un resultado óptimo en octubre, LLA podría en el mejor de los casos duplicar sus senadores nacionales de 6 a 12 y aun así estaría a años luz del quorum de 37.

Sin salida

En síntesis, el gobierno no tiene chance alguna de revertir en la justicia el rechazo a su veto de una o varias leyes. Y en cuanto al control del Congreso, aun obteniendo en octubre un triunfo extraordinario, quedaría muy lejos de contar con quórum propio y de poder sancionar leyes. La concresión de mayorías legislativas oficialistas siempre dependió – y así seguirá siéndolo- de captar los votos del Pro, la UCR y los partidos provinciales. Y estos son aliados que, si la economía se desbarranca como todo parece indicar, se irían alejando del gobierno todo lo posible.

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