Por Otto Schmucler.-

Puede leerse en los medios que la defensa del condenado Lázaro Báez pide que lo reingresen al régimen de detención domiciliaria, porque argumentan el inminente “peligro de muerte súbita de su defendido”.

Como ciudadano de a pie, me pregunto, ¿cuántos otros ciudadanos tuvieron muerte súbita a raíz del monumental saqueo al estado perpetrado por esta banda? (https://www.youtube.com/watch?v=HK0NO7Z4pqg)

La justicia no se pronuncia respecto de la detención de la jefa de la banda, condenada en todas las instancias (inclusive la última, en queja a la CSJN) porque teme que enviarla a una cárcel común la perturbaría (pero no le preocupa la manera en que las convocatorias a San José 1111 perturban al vecindario y adyacencias), además de estar analizando si la pulsera electrónica que abraza su piernita no le estará provocando una reacción alérgica y habrá que hacerle “sana, sana, colita de rana…”

Terminémosla de una vez con estas concesiones absurdas, todo este quebranto que padece la Argentina, amén de por la inhabilidad de sus políticos es debido a la inhabilidad moral existente en ellos. En países como China o Tailandia aquel que con su actitud corrupta produce perjuicios graves al Estado es condenado a la pena de muerte (https://www.clarin.com/internacional/gobierno-china-condena-pena-muerte-exministro-acusado-actos-corrupcion_0_k0M08PGgHv.html)

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