Por Oscar Edgardo García.-

El fiscal federal Diego Luciani ha demostrado en su trayectoria en el ámbito de la justicia una intrepidez poco frecuente, así como también una conducta independiente y ejemplar que debería ser imitada por los funcionarios del Poder Judicial.

Una nueva muestra de coraje ha brindado al declarar que fue víctima de operaciones mediáticas, presiones y amenazas de muerte durante el proceso judicial seguido a Cristina Fernández de Kirchner en la causa de Vialidad Nacional.

Como es habitual, la acusada utiliza a sus huestes para actuar en las sombras en pos de lograr un beneficio personal utilizando herramientas que caracterizan su «modus operandi»: la amenaza y el hostigamiento.

Las justificadas críticas que generalmente se le hacen a la justicia sobre su falta de independencia y su inoperancia no son aplicables al fiscal Luciani, quien se ha ganado merecidamente el reconocimiento de la mayoría de los ciudadanos.

Su inagotable lucha contra la corrupción y su desempeño son un modelo a seguir por el Poder Judicial y un mensaje esperanzador para el futuro del pueblo argentino, que reconoce su valentía y comparte totalmente la sentencia final de su alegato en la citada causa: «Corrupción o Justicia».

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