Milei y la crónica de un desguace anunciado (2)
Por Hernán Andrés Kruse.-
LA RE-ESTATIZACIÓN DE AA
“El balance de 1992 ya decía que el patrimonio de Aerolíneas Argentinas había pasado de 620 millones a 240 millones de dólares, y sus nuevos dueños seguían endeudándola. La empresa dio pérdidas por 27,5 millones en el primer año, 115 millones en el segundo, 248 millones en el tercero, 183 millones en el cuarto y 68 millones de dólares en el quinto. Hubo un saldo positivo, en 1997 de 2,8 millones de dólares y en el 2000 de 2,5 millones (Libro AAA). Ante posteriores denuncias, se descubre que había sido rematado el capital de la empresa: 2 aviones Boeing 707, de 2 millones de dólares cada uno, fueron tazados en 1,57 dólares. Los edificios de Madrid y Río de Janeiro fueron vendidos a un austral cada uno. En vez de cumplir con los 638 millones de dólares de inversión, Iberia se quedó con la compañía y liquidó el patrimonio. Muchos testimonios cuentan que los aviones salían de Buenos Aires rumbo a Madrid con las cubiertas de sus ruedas en perfecto estado, y volvían con las cubiertas viejas. Asimismo, las llamadas telefónicas realizadas en Madrid con destino a Buenos Aires se hacían por cobro revertido (Libro AAA). El secretario de transporte afirmaba que el pasivo de la empresa ascendía a 839 millones de dólares, de los cuales 390 millones correspondían a deudas con los bancos por la compra de la propia empresa, además de una deuda de AA con el Estado por 52 millones.
Finalmente en julio de 1992 se asumió una “estatización transitoria” de parte de las acciones y se aceptó como parte del pasivo de la empresa unos 390 millones de dólares que fueron utilizados para comprarla. El estado se hace cargo de la compañía, y de la deuda, al aumentar su participación accionaria del 15% al 27%. También se hizo un acuerdo para ampliar el capital de la empresa en unos 145 millones de dólares a través de aportes en efectivo. Se sabía que los accionistas no iban a aceptar, por lo que el Estado se haría cargo de sus acciones, llegando al 43 %. A cambio de haber firmado dicho acuerdo, el Estado pedía reducir costos: eliminar frecuencias y despedir personal; como así también un ligero vaciamiento del área cabotaje en beneficio de Austral. Luego de un proceso complejo el estado volvía a participar en la empresa, aportando capital para saldar las deudas que habían contraído los compradores con el propio estado, pero sin manejarla cuando antes era totalmente de su propiedad, la controlaba y le daba ganancias”.
EL VACIAMIENTO DE AEROLÍNEAS
“En marzo de 1994 se firma un acuerdo para la reestructuración financiera y operativa de AA, en la cual el Estado prácticamente regalaba sus acciones a cambio de que los españoles aportaran capital para que la empresa siguiera funcionando. Los extranjeros quedaban autorizados a modificar (achicar) el plan de inversiones y a agregar y quitar frecuencias sin otro criterio que el de la rentabilidad. Iberia se aseguraba además 10 años más como Línea de Bandera y la autorización para vender bienes de la compañía. El gobierno argentino, por su parte, renunciaba al derecho de veto, última herramienta para ejercer algún control sobre la gestión de Aerolíneas. Así como dos años atrás el estado había aumentado su participación en AA bajo amenaza de los españoles, ahora se desprendía de un 37% de ellas en un nuevo pacto firmado bajo las mismas presiones. Sin el poder de veto estatal la empresa ahora contaba con la vía libre para su desguace. La forma de hacer admisible jurídicamente este desprendimiento, fue la creación de una empresa ficticia llamada INTERINVEST, una sociedad a cargo de capitales españoles residentes en Argentina, que estaba habilitada a tomar parte del paquete accionario según la nueva interpretación de la ley. Iberia controlaba a partir de este mecanismo legal el 85% de la empresa, el Estado un 5% y el PPP un 10%.
Para el año 1995 a la compañía ya se le estaba tornando difícil operar debido a las condiciones de vaciamiento y obsolescencia de las aeronaves. Un año más tarde gana la derecha las elecciones en España, de corte totalmente neoliberal y privatizador. El nuevo gobierno anuncia que sus políticas también se pondrían en marcha sobre AA. Los españoles se proponían sanear y privatizar Iberia, para lo cual estaban hablando con American Airlines (competidora de Aerolíneas en las rutas hacia Norteamérica) y British Airways. Aerolíneas, que debía 860 millones de dólares, no estaba en condiciones de competir con la gigante del norte. En 1999 se produce la llegada de American Airlines a la gestión de Aerolíneas. Se trataría de una empresa grande y pujante haciéndose cargo de la gestión de una mucho más pequeña y casi desaparecida. Los norteamericanos se comprometían a adquirir inversiones al tiempo que pretendían achicar gastos laborales y establecer negocios con American perjudiciales para ARSA.
A comienzos del 2000 American abandona AA, luego de numerosas acusaciones de mal manejo de la misma. Durante ese año la empresa perdió 224 millones de dólares y disminuyó la cantidad de pasajeros transportados, que pasaron a otras empresas. American sólo con la venta del sistema Sabre recuperó los 25 millones de dólares por su porcentaje comprado de la compañía (AA debió comprar a American, bajo la nueva gestión, un nuevo servicio de contratación distinto del anterior. Este cambio le costó unos 34 millones de dólares anuales durante 10 años). Cuando American se desentiende de la gerencia, ésta pasa nuevamente al estado español a través de un organismo llamado SEPI. El plan de los europeos (Plan Director) era despedir 1549 empleados en plena ley de flexibilización laboral argentina y derivar rutas a terceros como Southern Winds y Aerolíneas Express. Los trabajadores presentaron el “plan Restaurar” para expandir la empresa y hacerla viable, mientras la SEPI continuaba con sus planes de reestructuración y achicamiento.
El 13 de octubre de 2000 se firma un acuerdo entre la SEPI y el gobierno, en el cual se accedía a la capitalización (necesaria para que la empresa pudiera seguir operando) a cambio de varias concesiones jurídicas que continuaban con el privilegio de AA sobre el cielo argentino. En el gobierno se especulaba con permitir la quiebra en caso de que la SEPI se hiciera cargo de la deuda, pasando la empresa a manos de nuevos accionistas. La estrategia de los españoles por su parte era la de arrastrar a los argentinos a un oneroso plan de salvataje conducido por ellos. Patricia Bullrich intentaba convencer a los trabajadores para que aceptaran las nuevas condiciones laborales a medida que aumentaba dramáticamente la conflictividad. La empresa vaciada y sin recibir más fondos del estado nacional parecía dirigirse inexorablemente hacia la quiebra.
Mientras tanto, los trabajadores hacían desesperados intentos para defender sus fuentes de trabajo y la Línea de Bandera Nacional. Los funcionarios argentinos buscaban hacer quebrar a la empresa para volver a entregarla a manos de amigos del poder (como por ejemplo Eurnekian), a menor precio. Por su parte, éste dialogaba con los trabajadores para ofrecer su solución: quedarse con la empresa y sanearla, despidiendo personal y administrando rutas a discreción. Pretendía el manejo de las rutas nacionales junto con Lapa y cederles las internacionales a American y Delta (Libro AA). La parte de la resistencia se tornaba cada vez más combativa y la Ministra Bullrich declaraba que el futuro de AA estaba contado en horas: debía 1.000 millones de dólares y contaba con sólo un avión propio, mientras que Iberia fue vendida en 1.500 millones de dólares.
La sociedad argentina hizo propia la lucha de los trabajadores de AA. Es imprescindible remarcar el enorme peso que tiene Aerolíneas Argentinas para la identidad nacional, como símbolo de lo que fuera un país pujante y conectado. Una idea de Nación inclusiva y federal donde todas las provincias estaban conectadas y en la que los aviones con el nombre y la bandera del país surcaban épicamente los cielos del mundo, se desmoronaba. No se trataba sólo de impugnar esta nefasta operación sino todo un modelo económico, político y social. A la par con su Línea de Bandera, el estado argentino en su totalidad se estaba dirigiendo inexorablemente hacia el colapso. Quedaría, sin embargo, la estoica lucha de sus trabajadores y el apoyo de toda una sociedad que compartía su causa. AA dejó de funcionar bajo la órbita de la SEPI, pero faltarían siete años aun para que volviera a pertenecer al Estado nuevamente. Una vez retirada Iberia, le tocaría a Marsans hacer su parte en el vaciamiento de Aerolíneas.
GESTIÓN MARSANS
“La empresa quedó en manos de Marsans (compuesto por la empresa Air Comet y una operadora turística) que ofreció el mejor pliego para la SEPI. Pagó un euro para adquirir AA, mientras que la SEPI puso 758 U$S millones para cancelar los pasivos. Los compradores afrontarían unos 615 US$ millones del total de 1230 U$S millones que se adeudaban. Poco a poco se retoman rutas y se mejora además su servicio. Se logran acuerdos salariales, bajar la conflictividad laboral y recuperar puestos de trabajo. En el 2003 se recupera peso en cabotaje y un año después Aerolíneas logra salir de la convocatoria de acreedores. En el 2005 ciertos desacuerdos con el gobierno se profundizaron y vuelve a surgir la idea de convertir AA en una empresa de capital mixto argentino-español. Asimismo retorna la conflictividad laboral ante nuevos despidos e incumplimientos (Libro AAA). En el 2006 aumenta la participación estatal a un 5% con miras a llegar a un 20%, mientras que la compañía retorna a su anterior proceso de vaciamiento y precarización laboral, y el gobierno nacional se hace cargo del 20% de la compañía, autoriza bajas de impuestos para la actividad y subas en los precios de cabotaje. No obstante no logra revertirse el rumbo”.
LA RECUPERACIÓN
“La determinación de recuperar la empresa -en vías de cesación de pagos- estaba tomada para el año 2008 y se produjo una tregua con los gremios. La situación de AA era más que preocupante: de 68 aviones, 32 no podían utilizarse y las estimaciones de deuda hablaban de más de U$S 800 millones, patrimonio negativo de 890 millones de dólares y unos 30 millones de dólares mensuales de déficit. El objetivo del gobierno era tomar el control de la empresa, ponerla en valor, capitalizarla y reprivatizarla. Por su parte los trabajadores pedían la re-estatización. Cuando Aerolíneas fue privatizada en 1991 contaba con: 28 destinos internacionales, 11.600 trabajadores, tres simuladores de vuelo y 29 aviones propios. Al momento de ser recuperada por el Estado Nacional tenía 20 destinos internacionales, 2.600 empleados menos, ningún simulador de su propiedad. Y solamente seis aviones propios (Fuente AAA).
Fue clave el consenso generalizado en la sociedad sobre la necesidad de volver a mantener operando a Aerolíneas Argentinas y Austral; así como la lucha de los trabajadores por salvar su fuente de trabajo y la Línea de Bandera, y la decisión política del Gobierno Nacional de que así fuera, se había logrado torcer el rumbo de la historia recuperando Aerolíneas Argentinas y Austral (Libro AAA). El primer presidente de la compañía bajo el nuevo directorio fue Julio Alak, que intentó desde el inicio de su mandato ordenar la compañía y recuperar el sentido público (Diario Crítica 05/05/2009). En mayo de 2009 se encarga la compra de 20 aviones Embraer E190 en el marco de un acuerdo con Brasil, destinados exclusivamente a abastecer a la flota de Austral, que los adopta como únicas aeronaves de su escuadra y homogeneíza su flota adquiriendo nuevos equipos para conectividad regional y de cabotaje. A estos se le suma el encargue de 12 aeronaves Boeing 737, en reemplazo de los anteriores MD83, de menor rendimiento y mayor gasto de combustible.
Bajo la presidencia del Dr. Mariano Recalde, se logró un crecimiento sostenido en las nuevas rutas y se aumentaron las frecuencias a los distintos destinos, sobre todo en los vuelos de cabotaje y aquellos que cumplen funciones de “fomento”. Aerolíneas logra operar al día de hoy unos 36 destinos a nivel nacional, de los cuales sólo en 13 hay una competencia. Esto significa que la mayor parte de sus rutas no son viables económicamente, pero que a la vez son para asegurar la conectividad en el interior del país. Además, se incorporan nuevas oficinas en varias ciudades del mundo, se realizan acuerdos con el PAMI, la CGT y el INCUCAI entre otras entidades y se colabora en campañas de solidaridad (por ejemplo con los cascos azules o trasladando donativos en las últimas inundaciones en La Plata). Asimismo se incorporan nuevos aviones, totalizando un total de 65 aviones que incluyen 12 Airbus 340, 3 Airbus 330, 28 Boeing 737-700/800 y 22 Embraer 190. Se organizan varios corredores de rutas, como el Federal o el Petrolero, en los cuales se une a ciudades del interior sin pasar por Buenos Aires. Además, se realizan enormes incorporaciones de personal, se efectivizan ascensos postergados y se mejora la situación económica de la empresa. Se estima que para el año 2015 ésta logrará dar balances superavitarios. Por otro lado, desde noviembre de 2010 AA lograría ser parte de la alianza comercial entre aerolíneas Sky Team, que traslada a 385 millones de pasajeros anuales y que permite sumar 898 nuevos destinos en 169 países”.
(*) Germán Epelbaum: “Aerolíneas Argentinas. Una gestión atravesada por la racionalidad técnica y la ideología política” (Departamento de Sociología de la Facultad de Humanidades y Técnicas de la Educación, UNLP, 2014).
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Señales de un cambio social y político
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
23/9/024
La perplejidad, la parálisis y el temor empiezan a dejar paso al despertar del debate público (y las peleas) dentro de las fuerzas políticas a las que el triunfo de Javier Milei puso a la defensiva, tras dejarles al desnudo su crisis de liderazgo, de representación y hasta de identidad.
El cambio de clima político y social es evidente. No sus efectos. Sobre todo, para determinar a quién favorece. La primavera acaba de empezar no solo en el almanaque y en el termómetro, a pesar (o a causa) de que el invierno sigue demasiado presente en la economía.
La gran pregunta dominante es si la convulsa realidad de la oposición, que en estos días fue subrayada por el match de fondo del kirchnerismo, entre cristicamporistas y kicillofistas, es un buen síntoma para el Gobierno, como muchos interpretan. O, si en cambio, enciende una luz de alarma a la que la Casa Rosada y sus analistas predilectos pueden estar desatendiendo.
La primera respuesta certera es que esa alteración de la dinámica y de las actitudes en el fragmentado campo de la oposición se produce al mismo tiempo que se advierte (no solo en las encuestas) una incipiente fisura en el hasta hace poco hegemónico humor social, favorable al oficialismo libertario.
Por ahora, el Gobierno tiene un buen motivo para desestimar la preocupación o para no darle mayor entidad. La modificación que se está dando en las dimensiones social y política no es (por ahora) convergente. El aumento del número de quienes cuestionan al Presidente y a su gestión no pasan a engrosar el volumen de simpatizantes de otras fuerzas o dirigentes políticos.
El rechazo a lo que había y el vacío de ofertas atractivas para la gran mayoría de la sociedad que existe fuera del oficialismo sigue siendo el gran ordenador político. En beneficio de Javier Milei.
Más aún, la discusión política podría en esta etapa ampliar la brecha entre esos caminos paralelos por los que transita la mayor parte de la ciudadanía, por un lado, y la muy heterogénea dirigencia política opositora, por el otro. La gente quiere soluciones, no dirigentes que se peleen, podría ser la frase que sintetice la opinión dominante de la ciudadanía.
Sin embargo, el aumento de la fatiga o la insatisfacción social así como el hostigamiento mileísta a todo a aquel que no se le someta y sus crecientes maniobras de cooptación de dirigentes opositores empiezan a tener derivaciones menos lineales y a estimular el desperezamiento de los espacios arrasados por la ola libertaria.
El instinto de preservación, la prolongación de la incertidumbre en casi todos los planos y la cercanía con el comienzo del año electoral operan como incentivos para reaccionar en el entramado no oficialista. A contrapelo de la física, la ebullición no vuelve gaseosa a la política, sino que la hace un poco más líquida de lo que era, en busca de alguna solidez y consistencia. Nada que ahora pueda llegar a plasmarse, sin antes pasar por un proceso de reconfiguración profunda, cuyo final parece imposible de avizorar todavía.
El peronismo, en primer lugar; el radicalismo, luego, y el macrismo, finalmente, están atravesados por esos incentivos revisionistas con distinta intensidad.
Las preguntas respecto de la identidad de cada uno, la calidad de su oferta política-electoral y la viabilidad de su espacio son interrogantes vitales que no pueden dejar de hacerse ni de disparar debates (o enfrentamientos).
El Gobierno, que no termina de encaminarse (como pretende hacer ver) ni de fracasar (como imaginaba la oposición más dura) no les ha resuelto esos cuestionamientos. Ni para bien ni para mal.
Por eso, buena parte de los dirigentes opositores con expectativas de futuro y con experiencia de fracasos se han puesto en movimiento en busca de algún destino. Algunos lo hacen de manera subterránea. Otros a la luz del día (y con amplificadores).
Kirchneristas y radicales están en la vanguardia ruidosa de ese debate. El macrismo, más sigilosamente, no se queda al margen.
Asordinada por su padre fundador y acosada por la neomileísta Patricia Bullrich, la dirigencia de Pro que no fue sumada al Gobierno, pero se ve obligada a apoyarlo (por convicción, por conveniencia o por obediencia) empieza a verse atravesada por los replanteos. Los últimos días fueron revulsivos.
FILTRACIONES DEL TAPÓN CRISTINA
En el peronismo, el recobrado protagonismo público de Cristina Kirchner está generando un movimiento de placas tectónicas, que llega hasta la superficie del kirchnerismo.
“La jefa” obtura como un tapón o monopoliza el debate y elude toda autocrítica, al mismo tiempo que, a través de su hijo Máximo, intenta adueñarse de la construcción a futuro. Pero cada vez genera más reacción y filtraciones.
Así, todo parece indicar que, a diferencia de la máxima de Perón, los peronistas, incluido el otrora monolítico kirchnerismo, no se están reproduciendo sino que gritan solo porque se están peleando. Al menos, por ahora.
“Para poder volver a ser una alternativa de poder tenemos que revisar muchas cosas. Y, sobre todo, hacernos cargo de haber sido los grandes responsables de la llegada de Milei por el fracaso del gobierno, porque lo ayudamos a armar sus listas, le financiamos la campaña y le cuidamos la boleta en las PASO. Cristina y los suyos no pueden hacerse los desentendidos y pretender seguir siendo los dueños del peronismo”, dice con crudeza un veterano dirigente que fue parte de los cuatro gobiernos kirchneristas.
“Tenemos que ser mejores para volver”, es el estribillo de la nueva canción que entona Axel Kicillof e irrita al cristicamporismo, liderado por el hijo Máximo, como quedó expuesto el viernes pasado en el acto de su espacio. Allí, el diputado salió a desafiar tanto al gobernador, con el que disputa la herencia de la madre Cristina, como a los intendentes que no quieren seguir sometidos a los dictados del Instituto Patria y, mucho menos, al expansionismo voraz de La Cámpora.
El avance del proyecto de ley de “ficha limpia”, que podría impedir para siempre una candidatura de Cristina Kirchner, de confirmarse en segunda instancia la condena en la causa Vialidad, acelera la reconfiguración y, especialmente, el avance de la agrupación que lidera Máximo Kirchner ante el riesgo de que el futuro se anticipe y el paraguas maternal pierda más eficacia.
“Axel [Kicillof] dice que no se va a pelear con Cristina y que se va a alinear con lo que ella disponga, pero si ella no lo apoya y sigue bancando el avance de Máximo y los suyos, se va a complicar”, dice un experimentado armador del peronismo bonaerense. Cada vez que repite esa promesa, el espejo le devuelve al gobernador la imagen de Alberto Fernández y su ignominioso fracaso. También la de Horacio Rodríguez Larreta, que se veía predestinado a suceder a su jefe. No son buenos antecedentes,
El resto del peronismo, mientras tanto, hace su juego. Los gobernadores se dividen entre los colaboracionistas con el Gobierno, encabezados por el tucumano Osvaldo Jaldo y el catamarqueño Raúl Jalil, y los opositores sin fisuras, que comparten ruta con Kicillof, pero sin cederle los derechos de representación.
En ese último conglomerado aparece el eterno Gildo Insfrán, cuyo portavoz José Mayans, después de decir que quien impuso la candidatura de Alberto Fernández debería ir al psiquiátrico, ahora sostiene que Cristina Kirchner “tiene que ser la conducción del peronismo porque es la persona que más consideración tiene”.
Los que dominan el dialecto político del peronismo formoseño advierten que no hay contradicción en sus dichos, sino que se trata de una argucia para tratar de obligarla a ser jefa de todos y no del camporismo, con el objetivo de neutralizar su avance y abrir el juego. Demasiadas sutilezas frente a alguien que no reconoce más juez que a ella misma y cuya performance para elegir candidatos está en rojo.
Mientras tanto, el ala restante del panperonismo, liderada por el silencioso Sergio Massa, espera que se aclare un poco más el panorama, mientras opera en las sombras y cuida su capital distribuido en varios fondos de inversión.
De cualquier manera, el hecho relevante es que el peronismo, a su manera, empezó a discutir la renovación. No le será fácil recuperar el potencial electoral. El vínculo emocional con los sectores populares, que lo ha sostenido a lo largo de 70 años, está agrietado, pero no ha sido reemplazado.
Por ahora, la emocionalidad que motoriza Milei se sostiene mayoritariamente en el segmento social que históricamente votó a peronistas más por sentimientos negativos que por la fe en un nuevo líder.
En ese angosto desfiladero puede terminar por definirse el futuro mapa político nacional. Por ahora, el protagonismo cristinista sigue favoreciendo a Milei.
EL PARTIDO RADICAL
El radicalismo, por su parte, atraviesa un terremoto disparado por fuerzas contrapuestas.
Por un lado, opera el anzuelo mileísta, con la carnada de Patricia Bullrich. A su candidatura habían adherido en las pasadas elecciones los dirigentes y legisladores de territorios en los que sus votantes están más dominados por un antiperonismo cerril que por el apego al credo partidario, por lo que no los espanta el liberalismo conservador de Milei. Son ellos los que, como el provocador diputado tucumano Mariano Campero, alimentan la ilusión mileísta y disparan la reacción interna partidaria.
Por otra parte, el muy cuestionado liderazgo partidario de Martín Lousteau, signado por un antioficialismo militante, tiene una deriva en la interna de la provincia de Buenos Aires que agita más las aguas.
Allí Lousteau, junto con el también antimileísta Facundo Manes, pretenden enfrentar la conducción del senador Maximiliano Abad, que hace gala de ubicuidad para transitar por la avenida de la oposición colaborativa, pero que podría verse obligado a adoptar posiciones más nítidas.
A esto se suman las necesidades de lo gobernadores radicales. Un caldo de cultivo ideal para la proliferación del virus del internismo, pero al que la agresividad y la velocidad del avance oficialista le podría estar creando anticuerpos.
El presupuesto de déficit cero, algunos proyectos de ley por tratarse en el corto plazo, así como el armado electoral del oficialismo en sus respectivas provincias podrían alterar la relación cooperativa que los mandatarios provinciales mantienen con el Gobierno. El dialoguismo del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se pondrá a prueba. Todos no entran en el arca de Milei.
En el macrismo puro, a su vez, empieza a generar malestar y preocupación el avance de Bullrich en la mesa de decisiones del Gobierno y la consecuente deriva antimacrista, que busca minar lo que queda del capital del expresidente. Los últimos acontecimientos pusieron en alerta hasta a algunos de los legisladores de Pro que han hecho más por el oficialismo en el Congreso que los propios libertarios. No sería una buena señal para el Gobierno.
“Nosotros seguimos los lineamientos que marcó Mauricio [Macri] y por eso bancamos los proyectos del Gobierno, hasta los que podrían tener costo para nosotros. Ahora vamos a ver si él no se está empezando a arrepentir y habrá que discutir cómo seguimos”. La advertencia proviene de una de las figuras del macrismo en Diputados, molesta ante la nueva realidad y a la espera de una reunión con su jefe, cuando este encuentre un hueco en su agenda dominada por el fútbol mundial y los negocios personales.
La liquidez de la política se ha empezado a acelerar ante la prolongación del ajuste, la demora de la recuperación y el creciente cansancio social. El futuro siempre puede llegar más rápido de lo que los dirigentes imaginan y nadie quiere quedarse afuera antes de tiempo. Expresiones de un cambio de clima.
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Muertos que deberían estar vivos: de eso no se habla
Silvia Fesquet
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
23/9/024
El tema desapareció de la conversación pública y los discursos oficiales. Sin embargo, está cada vez más presente en otra conversación: en la de todos los días de los ciudadanos de a pie, sin importar la edad, el género, la condición social, el estado civil o la ocupación. En la de las víctimas reales y en la de todas las que podrían llegar a serlo. Es decir, todos y cada uno; cualquiera: nadie está a salvo de la inseguridad.
Algunas zonas son más calientes y más tierra de nadie que otras: el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, acaba de anunciar que recomendará a los policías de la Ciudad que viven en el Conurbano bonaerense que usen el chaleco antibalas cuando vuelven a sus casas después de trabajar.
Fue a partir del asesinato del detective de la División Homicidios José Luis Gómez, en Lanús, en un intento por robarle la moto. Que está lejos de ser una excepción: de los últimos trece policías de la Ciudad que cayeron en servicio, según Macri, a doce los mataron yendo y viniendo de sus hogares en la provincia de Buenos Aires. Y apuntó a la falta de decisión política del gobierno de Axel Kicillof para enfrentar el delito. De las sobreactuaciones de Sergio Berni al frente del Ministerio de Seguridad bonaerense -mucho ruido y pocas nueces- se pasó al mutis total en la materia.
Ya el año había arrancado muy mal en el distrito: en 34 días hubo diez muertes por robos, la mayoría de ellos en el Conurbano. Tres de los asesinados eran menores: Uma Aguilera, de 9 años, Jennifer Campos, de 13, y Nicolás Riccardi, de 16.
En ocasiones, las muertes no se producen apenas por casualidad, o por milagro. El pasado miércoles 11, por caso, la tarde de una tranquila calle de Hurlingham se vio sacudida por lo que pudo ser una masacre, cuando dos motochorros le dispararon a un gendarme para robarle la moto, mientras el conductor de una camioneta, en marcha atrás, atropellaba a uno de los ladrones, que escaparon para volver al cabo de unos minutos a los tiros, mientras los vecinos aterrados se escondían detrás de los autos. Minutos antes una señora mayor, con mucha dificultad, lograba entrar a su casa casi en simultáneo con el paso de los asaltantes por el lugar.
Aunque la inseguridad esté ausente en la agenda de la política, está muy presente en la de la gente. Según una encuesta de Ipsos, el 39% de la gente está preocupada por el crimen y la violencia. En la última medición del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la UBA, Inseguridad y Delincuencia aparecen al tope de las preocupaciones, con el 41% de respuestas espontáneas. Para un 71% se trata de un problema extremadamente grave (46%) o muy grave (25%). Un 63% opina que en el último año aumentó “mucho o algo”.
El 49% manifiesta haber sufrido algún delito: de ellos, el 44% admite no haberlo denunciado. Ocho de cada diez consideran como “muy probable o bastante probable” ser víctima en el corto plazo. Y más de la mitad cree que, también en el corto plazo, la inseguridad crecerá “mucho o algo”. La Plata, y el Oeste y el Sur del Gran Buenos aparecen entre los distritos más inseguros.
Cuando se pide que se exprese con una sola palabra qué se piensa o qué se siente acerca de la inseguridad, “miedo, temor, impotencia, bronca y abandono” son las principales emociones registradas.
En respuestas múltiples, Impotencia aparece al tope de la lista, con un 70%, seguida por Bronca con un 49% y Alerta y preocupación permanente, con 37%.
Los casos y las muertes se suceden, en una lista que apabulla. ¿Alguien se decidirá a escuchar?
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
DNU de Milei que habilita un canje de deuda sin control
Raúl Dellatorre
Página/12
24 de septiembre de 2024
El DNU 846 publicado este lunes por el gobierno lo habilita a realizar un canje de la deuda en dólares que vence en 2025 aunque empeore las condiciones de pago ya vigentes. En una actitud que podría calificarse de desesperada ante el fracaso de las gestiones por conseguir financiación externa, ahora el Poder Ejecutivo intenta auto habilitarse a emitir nueva deuda sin pasar por el Congreso ni cumplir con los requisitos de la Ley de Administración Financiera. El DNU dispone que las futuras emisiones de deuda «no estarán alcanzadas por las disposiciones del art. 65 de la Ley 24.156» de dicha ley de control sobre las acciones del sector público. Significa que se podría ignorar la exigencia de que cualquier canje de deuda se pueda hacer sólo si se mejoran las condiciones de monto, tasa y/o plazo de pago.
Dichas exigencias fueron introducidas en 2007, precisamente, para que no se repita la amarga experiencia del megacanje de 2001, que tuvo a Federico Sturzennegger en un rol protagónico. Esa operación significó un incremento del volumen de deuda en un 40 por ciento sin recibir fondos en efectivo a cambio, con la supuesta intención de evitar un default que igualmente ocurrió seis meses después, con la crisis política, económica y social recordada. «El paralelismo entre la situación que se está generando hoy y el escenario del 2001 es muy alto», advierten voces muy calificadas.
«¿Qué quiere hacer Caputo con los próximos vencimientos de deuda? ¿Volver a incendiar el país en la hoguera de la deuda como hizo con Macri y el FMI?», planteó la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner en referencia al DNU por el cual se eliminan los requisitos del Ejecutivo para reestructurar deuda pública. Este posteo en la red X provocó un contrapunto con el ministro de Economía (ver aparte).
El DNU dispone en su art. 2 que las futuras suscripciones de deuda pública «se puedan hacer con instrumentos de deuda pública cualquiera sea su moneda de pago». Esto es, habilita el canje de deuda. Y que «dichas operaciones no estarán alcanzadas por las disposiciones del art. 65 de la ley 24.156».
La intención oficial de saltear la Ley de Administración Financiera, en lo referido a las pautas de reestructuración de la deuda pública, ya había sido incorporada al proyecto de Ley de Presupuesto Nacional presentado al Congreso la semana pasada, tal como lo precisó Página 12 en su edición del viernes pasado. En el texto de dicho proyecto se eludía de forma indirecta las obligaciones que impone el art. 65 de la ley de administración financiera, pero ahora se reforzó ese propósito mediante un DNU que directamente define la posibilidad de desconocer esos requisitos.
«Sin haber conseguido hasta ahora respaldo financiero del FMI, sin los resultados que esperaban del blanqueo, este DNU de parte del gobierno es como aceptar que van a intentar reprogramar los vencimientos del año que viene», expresó a Página 12 Roberto Feletti, ex viceministro de Economía y quien, siendo diputado nacional, encabezó la Comisión de investigación de la deuda externa. «La situación macroeconómica es muy grave, y se están tomando decisiones que deberían preocuparnos», advirtió.
El megacanje o «reestructuración de deuda soberana», como formalmente se la llamó en 2001, durante el gobierno de Fernando de la Rúa, fue un último intento del gobierno de la Alianza por evitar la cesación de pagos. Fracasado el «blindaje financiero» de fines del año 2000 (garantía de fondos del exterior por casi 40.000 millones de dólares), De la Rúa cambió su equipo económico convocando a Domingo Cavallo y Federico Sturzennegger, para «generar confianza en los mercados, cambiar las expectativas y por ese camino reactivar la economía».
El plan del nuevo equipo económico tuvo dos puntales: el «déficit cero» y el megacanje. Su final, como se sabe, fue catastrófico. Tal resultado motivó a que en 2007 se modificara la Ley de Administración Financiera imponiendo mayores condicionamientos a las reestructuraciones de deuda, para evitar las consecuencias ruinosas a la que llevaron las renegociaciones en situaciones desesperadas. Son esas medidas preventivas las que ahora, por DNU, Javier Milei y Luis Caputo se proponen ignorar.
«Si se permite que se eluda ese condicionamiento que se impuso justamente para evitar repetir la experiencia de 2001, es muy probable que el gobierno nos lleve a un nuevo megacanje», razonó Feletti. «El volumen de vencimientos de deuda es muy importante, el gobierno no logró acumular reservas internacionales para afrontarlos y ni siquiera bajó lo suficiente el riesgo país, con lo cual se le dificulta un roll over (renovación de deuda) aceptable», apuntó.
El economista referente del peronismo bonaerense describió luego la política del gobierno que llevó a la actual situación. «Recurrieron al déficit cero con las consecuencias recesivas a la vista, apelaron a una operación de blindaje del Fondo y no lo consiguieron; con el RIGI y la Ley Bases persiguen el mismo objetivo que tuvo la política de 2001 de mejorar la calificación de deuda del país a Grado de Inversión bajándole los ingresos a los jubilados. ¿Y cómo terminaron? Fueron a una reestructuración de deuda aceptando las peores condiciones para evitar el default, que tampoco se evitó. El paralelismo entre esa trayectoria y lo que está pasando actualmente es muy fuerte».
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Karina Milei también quiere ser presidenta
Melisa Molina
Página/12
24 de septiembre de 2024
Una vez que regrese de Estados Unidos, el presidente Javier Milei tiene varios asuntos pendientes en suelo argentino: en principio firmar el veto contra la ley de financiamiento universitario –algo que anunció que hará y para lo que tiene tiempo hasta el miércoles dos de octubre, el mismo día que se realizará la marcha universitaria–. También deberá rubricar el decreto que reglamente la reforma laboral incluida en la ley Bases, que ya está listo. El jueves, en tanto, el oficialismo se prepara para recibir un duro golpe en los números: el Indec dará a conocer el dato de la incidencia de la pobreza y la indigencia en el primer semestre de 2024 y en Casa Rosada ya se preparan para que sea «muy malo». La respuesta, dicen, será «culpar al kirchnerismo». Como broche de la semana, el primer sábado de octubre el jefe de Estado encabezará un acto en el Parque Lezama en el que, con un tono épico, buscará desde lo discursivo, distraer a la población en medio de todas las malas noticias y de la caída en la imagen que tuvo su gobierno durante las últimas semanas. El Presidente lanzará junto a su hermana Karina Milei, el partido de La Libertad Avanza a nivel nacional.
El jueves de la semana pasada la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, presentó los papeles e hizo el pedido formal para la constitución del partido de La Libertad Avanza ante el Juzgado Federal N°1, a cargo de la jueza María Servini. Las autoridades del partido nacional finalmente tendrán a ella en el cargo de presidenta, el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, como vicepresidente y, el secretario de Gestión Institucional, Eduardo Menem, y el abogado Santiago Viola, como apoderados.
El objetivo de este armado, para el que vienen trabajando hace meses Karina, Lule Menem y el subsecretario de Gestión Institucional, Sebastián Pareja –entre otros– es que en las próximas elecciones LLA no tenga que depender, como sí ocurrió en las anteriores, de otros partidos para que le presten sus estructuras legales.
El acto del sábado se hará en un lugar cargado de «historia» para los fanáticos de Milei porque en el Parque Lezama el actual presidente cerró su campaña de 2021, que lo llevó a ocupar su primer cargo político como diputado nacional. El Presidente será ese día el único orador y dará un discurso que sus colaboradores ya califican como «estridente». Su hermana permanecerá en silencio. «Ella no va a hablar nunca», arriesgan algunos del entorno sobre los actos partidarios que se vienen.
Al parecer, esta vez no habrá antes del discurso del Presidente, ni después, un show musical –aunque todavía no terminan de confirmar que eso finalmente no ocurra– como sí hubo en el Luna Park, durante la presentación del libro de Milei. En su entorno, sin embargo, cuentan que el mandatario tenía el deseo de arrojarse al público, como si fuera un rockstar y que sus «fans» lo levanten en andas. Milei fue censurado por su custodia y por la Casa Militar cuando planteó la idea. Quienes están armando el acto tienen el objetivo de que vayan aproximadamente unas quince mil personas. Será el primer evento partidario que encabece el Presidente desde que asumió la gestión en diciembre de 2023.
El acto organizado por Karina, aclaran en Balcarce 50, no tendrá que ver puntualmente con la provincia de Buenos Aires, como sí el acto que se iba a llevar a cabo el 20 de agosto en La Plata. Allí la idea de Milei era presentar como su candidato en ese territorio para las elecciones legislativas del año que viene a José Luis Espert y también subir al escenario a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, pero los preparativos fueron cancelados cuando se conoció la noticia de la denuncia al expresidente Alberto Fernández por violencia de género. Desde el gobierno consideraron que les rendía más políticamente que eso quede en el centro de la agenda y no el acto de su espacio. Además, todavía el partido no estaba conformado legalmente en provincia de Buenos Aires y había dudas sobre con qué dinero se iba a financiar.
El miércoles de la semana pasada, en tanto, Pareja publicó en sus redes un texto que decía: «Tenemos nuestro partido en la provincia más grande de Argentina y ahora estamos trabajando por nuestro armado nacional», junto a una foto en la que se los veía a él, a Karina, a Lule y Martín Menem, a Viola y a otros libertarios celebrando el reconocimiento por parte de la justicia electoral bonaerense de LLA como partido político en esa provincia. La personería jurídica, finalmente, fue otorgada por el juez federal con competencia electoral Alejo Ramos Padilla.
Luego del acto del sábado en Parque Lezama, Karina Milei tiene la intención de comenzar a recorrer las distintas provincias. Por ahora los representantes elegidos en algunas de ellas son: Pareja, en la provincia de Buenos Aires; Martín Menem, en la Rioja; Gabriel Bornoroni, en Córdoba; Romina Diez, en Santa Fe; María Pilar Ramírez en la Ciudad de Buenos Aires y César Treffinger, en Chubut.
Más cerca de fin de año y durante el año que viene, que será electoral, el Presidente Milei, dicen en su entorno, deberá hacer lo propio. El mandatario se pone de mal humor y no le gusta recorrer las provincias, afirman. De hecho en la campaña anterior no lo hizo, pero en su entorno aclaran que esta vez lo deberá hacer sí o sí porque «ahora va a tener que ir a bendecir a quienes serán sus candidatos».