Por Hernán Andrés Kruse.-
Javier Milei admira a Donald Trump. Lo considera el líder de una gigantesca fuerza política de derecha que tiene la obligación moral de barrer con el socialismo, el wokismo, el colectivismo, o como quiera llamarse a toda ideología que no comparte los postulados fundamentales de esa derecha global. Ambos presidentes son ejemplos elocuentes de lo que la Dra. Laura Martínez (académica del Departamento de historia de la IBERO) denomina “la nueva derecha”. La nueva derecha es extremadamente moralista, es proclive a ensalzar figuras mediáticas alejadas de la política tradicional pero que son capaces de granjearse la simpatía de millones de personas que tiene en común su hartazgo por los políticos profesionales. A diferencia de las derechas moderada y tradicional, la nueva derecha puede ser antisistema y compartir con la extrema derecha su aversión por los inmigrantes, por el avance de la población LGTB+, las agendas feministas y manifestar sin pudor alguno un racismo extremo.
Laura Martínez explica que “la mayoría de los representantes de esta vertiente no tenían una carrera política previa, pero escalaron rápidamente como opciones para el electorado porque suelen ser muy desparpajados en su manera de hablar, tienden mucho al populismo, son figuras con “fuerte” presencia en redes sociales, con una gran capacidad de comunicación, se involucran de manera directa en estrategias de marketing y juegan bajo lineamientos que no estábamos acostumbrados a ver en la política tradicional porque suelen lanzar mensajes agresivos y hasta violentos contra sus opositores, con algunos asomos de manipulación de la opinión pública, generalmente expresan que el sistema está contra ellos y así se plantean como una alternativa frente a todo lo perverso del sistema mismo” (fuente: IBERO, Ciudad de México, 28/11/023).
Trump y Milei son casi hermanos siameses: nunca pertenecieron a lo que el presidente argentino denomina “la casta política”, se valieron de las redes sociales y del poder mediático para hacer competir por la presidencia, son proclives a demonizar a sus adversarios utilizando un lenguaje extremadamente violento y convencieron a la mayoría de la población de que con ellos en el poder emergería una nueva era histórica. Lo notable es que Trump y Milei se encuentran en las antípodas en materia económica. En efecto, el presidente argentino, como genuino anarcocapitalista, descree de la soberanía y considera que el estado debe desaparecer para dejar paso a la libre iniciativa de las personas. Trump se sitúa en la vereda de enfrente. Como bien expresa Roberto Cachanosky (Infobae, 4/2/025) Trump es un emblema del proteccionismo. “La estrategia de crecimiento de Trump”, expresa con meridiana claridad, “se basa en el proteccionismo. Su propuesta para las empresas norteamericanas es que aquellas que instalaron plantas productoras en el exterior para luego exportar a Estados Unidos, las trasladen nuevamente al país y, bajo esa condición, obtendrán una reducción de la carga tributaria. Si no lo hacen, cuando exporten a Estados Unidos desde otros países, deberán pagar aranceles más altos”. “Lo concreto es que el proteccionismo ha demostrado sobradamente que perjudica a los consumidores y general rentas extraordinarias para las empresas protegidas. En última instancia, el proteccionismo no es otra cosa que restringir la oferta de bienes y servicios mediante medidas arancelarias o para-arancelarias, para que los productos locales puedan obtener beneficios extraordinarios que no lograrían en condiciones de libre competencia”. “Sobre los prejuicios del proteccionismo para los consumidores y el crecimiento de los países, se han escrito innumerables ensayos. En particular, son recomendables los textos de Frédéric Bastiat, como la “Petición de los fabricantes de candelas, velas, lámparas, candeleros, faroles, apagavelas, apagadores y productores de sebo, aceite, resina, alcohol y, en general, de todo lo relacionado con el alumbrado”. En este breve ensayo, con gran ironía, el autor expone el sin sentido del proteccionismo”.
En materia económica Trump es partidario, por ende, de lo que Milei más aborrece: la intervención del estado en la economía. ¿Cómo explicar, entonces, la adoración que Milei siente por el presidente de Estados Unidos? Porque el presidente argentino no soporta a aquellos economistas argentinos que enarbolan la bandera del intervencionismo estatal (tampoco soporta a los economistas liberales, como Cachanosky, que osan criticarlo). Esos economistas los ha tildado de “chantas”. En consecuencia, Trump también es un chanta. Sin embargo, Milei lo idolatra. Le rinde pleitesía como si fuera un lacayo suyo. ¿Cómo explicar semejante dualidad? Las razones son varias. En primer lugar, Milei comparte con Trump su visión geopolítica mundial. En segundo lugar, necesita imperiosamente ganarse la “amistad” del magnate estadounidense para mejorar sus condiciones de negociación con el FMI. En tercer lugar, ambos comparten una cualidad muy común en los gobernantes de todas las épocas: la megalomanía”.
En efecto, Trump y Milei son megalómanos. ¿Por qué? Para responder a semejante pregunta nada mejor que leer el polémico ensayo de Emilio E. Encinas titulado “La tiranía de los derechos fundamentales” (Procesos de Mercado-Revista Europea de Economía Política-Vol. XVII-Número 1). Escribió el autor:
1) “Se ha visto que el delirio con el que se presenta la paranoia en el gobernante es la megalomanía. El megalómano es una persona que se cree superior al resto, pero no a éste o a aquel individuo, sino a todos. Establece una relación respectiva con los demás en los que el resto son inferiores a él. El megalómano, en su delirio, es el único ser humano singular, y, así, es fácil que llegue a creerse un mesías, un ser destinado a fines últimos e importantes, y, por ello, para él, todos somos medios. Para el megalómano, todo le sirve como “escalones” para sus “grandes”, “importantes”, “absolutos” y “verdaderos” fines. Al megalómano es fundamental atenderle, que se asienta cuando él habla, que se le siga, que se le aplauda. El paraíso que él ha fabricado en su mente enferma es tan real, tan posible, que no comprende que, quizás, alguien le diga que no quiere vivir en él. Fijémonos en los apelativos que se le dan: “rey”, “emperador”, “caudillo”, “jefe”, “generalísimo”, “padre de la patria”, etc. Toda la teoría de la legitimación del poder basada en un “dios”, en la superioridad de su inteligencia (oligarquía), en el aplauso de la mayoría (demagogia), les da un subidón de arrogancia. Ser “dios” en la tierra, ser la única persona capaz de escuchar a “dios”, rendir cuentas sólo ante “dios”, ser él quien conoce la verdad, subirse a un estrado y ver a la masa aplaudiéndole No se me ocurre qué cosa peor puede hacerse a un megalómano para mantenerlo enfermo de sí mismo”.
2) “Por este camino, barruntamos que, en realidad, las teorías de legitimación del poder son una forma de describir y justificar el gobierno de un enfermo. Y lo que digo no es exagerado. Los propios teóricos del poder hablan de estos sentimientos. Si no es por ellos (piensan), el pueblo se mataría entre sí, ¡¿qué haríamos los pobres hombres sin estos iluminados que nos guiasen!? En el entusiasmo de sus delirios matan a quien ponga en cuestión su trono; sin ambages, mandan a los hombres a una guerra devastadora para mantenerse en el poder y, mientras, rezan, ocupan puestos principales cerca de los altares, exhiben crucifijos en el pecho y el báculo. Los ejemplos que se pueden poner son tantos que a todos se nos ocurren. El lector puede poner cara a muchos de ellos paseándose por las salas del Museo del Prado donde cuelgan pinturas, de distintas épocas, de criminales de este tipo. También en el Congreso y el Senado y, en fin, en cualquier inmueble que hayan usado y usen los políticos, podrá el lector ver de qué modo se retratan y dejan rastro de su infame huella en el mundo”.
3) Por lo tanto, en una democracia, cada partido, cada candidato a ser elegido gobernante, tiene como misión principal anunciar a sus acólitos que su rival es un peligro. Cuanto más miedo infunda a la masa, más paranoica se volverá ésta y será más fácil que se arremolinen alrededor del megalómano y que le voten. Y así es, porque nunca lo importante en democracia es votar propuestas positivas. Quien vota en democracia, como se ha explicado más arriba, lo hace contra el “otro”. Los planes para la salvación del hombre-masa tienen las mismas características que las ideas que sirven para infundir miedo. Son irracionales, generales y fuertes”.
4) “No soportan el mínimo análisis racional. Por esta razón, los dirigentes políticos en democracia no necesitan ser personas especialmente instruidas ni morales. Más bien, lo contrario es lo que les da ventaja. Cuanto menos sepan, peor formados estén y más inmorales sean, menos escrúpulos y vergüenza tendrán a la hora de insultar, subirse a un estrado y decirles a los demás por dónde llevar sus vidas. El iluminado político demócrata sólo tiene que poner la lupa sobre los fallos del otro y, por contraste, los ingenuos votantes pensarán que la solución es él. Por eso, el político democrático eficaz no es el que se dedica a hablar en positivo, es el que denigra, demoniza y machaca al adversario. Con ello, el pensamiento de la masa se moverá automáticamente por efecto del miedo hacia la paranoia. Esta situación, que se repite a lo largo y ancho de las “democracias” occidentales, en mayor o menor grado, nos debería poner sobre aviso de que el ente colectivo, que actúa en democracia, es un enfermo dirigido por otro”.
24/02/2025 a las 3:39 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA
Victorias y derrotas dentro del escándalo
Joaquín Morales Solá
Fuente: La Nación
(*) Fuente: Notiar.com.ar
23/2/025
La victoria con sabor a poco no se refiere a la suspensión de las primarias obligatorias (el triunfo fue importante en ese proyecto de la administración), sino al rechazo del Senado a una iniciativa opositora para crear una comisión investigadora del criptogate.
La iniciativa de varios senadores radicales, rechazada gracias al transfuguismo de senadores radicales, fue descartada porque les faltó solo un voto a los dos tercios necesarios. Cuidado: la aprobación de esa comisión tuvo 47 votos a favor, de los 48 necesarios, y solo 23 en contra. Podría haber otros proyectos sobre criptogate que no signifiquen la creación de comisiones y que obtendrían una abrumadora mayoría.
Las comisiones parlamentarias son otra cosa: hacen investigaciones políticas y, por lo tanto, son distintas de la Justicia porque esta debe respetar la necesidad de la prueba indispensable. Por eso, el reglamento impone los dos tercios para su aprobación. La derrota sin paliativos, en cambio, fue la sesión especial que se cayó para tratar el acuerdo del juez federal Ariel Lijo como miembro de la Corte Suprema.
Esa sesión, que el Gobierno quería que se hiciera el viernes último, se levantó cuando el oficialismo comprobó que Lijo no contaba con los votos necesarios para los dos tercios que necesita el acuerdo de un juez de la Corte Suprema. Lijo fue el primer caído por el escándalo de la criptomoneda $LIBRA, difundida por un tuit del Presidente; debió existir alguna certeza de que el polémico juez lograría el acuerdo senatorial cuando se programó esa sesión especial para tratar su postulación a la Corte.
Todo cambió después de aquel fatal tuit. Ya desde el martes pasado, cuatro días después de que estallara el criptogate, el presidente del bloque peronista, José Mayans, le adelantó al oficialismo que ellos no negociarían nada sobre los jueces de la Corte hasta no escuchar el discurso del Presidente sobre el estado de la Nación el próximo 1º de marzo.
El pliego de Lijo entraba en zona de graves turbulencias. El miércoles, senadores de varios bloques escucharon al propio presidente provisional del Senado, el oficialista Bartolomé Abdala, aceptar que Lijo no tenía los votos necesarios. El escándalo de la criptomoneda crecía, y comenzaban a llegar los heridos al hospital de campaña. Lijo fue el primero.
¿Herido definitivamente? Nadie tiene esa respuesta todavía. Y nadie recuerda en el Senado una campaña tan intensa sobre los senadores para que votaran a favor de Lijo o para que se ausentaran y bajaran, así, el número de votos necesario para su acuerdo. Jueces federales penales de la Capital y del interior, empresarios, gobernadores y políticos oficialistas y opositores les taladraron las orejas a los senadores para que llevaran a Lijo a la Corte. Un magistrado hasta se animó a hablarle al senador Luis Juez, que tiene una posición pública tomada contra el pliego de Lijo. “Solo pedime que no use tantas malas palabras para oponerme a ese tipo”, le contestó Juez, corto y seco.
El radicalismo es hoy la nostalgia de lo que fue un partido político
Fuentes oficiales señalaron que la decisión de nombrar a dos jueces de la Corte en comisión por decreto se tomará –o no– cuando el Presidente regrese hoy de los Estados Unidos. “Debería prevalecer la experiencia de estos días y cambiar el sistema de toma de decisiones. No se puede hacer cualquier cosa”, se escuchó decir, con preocupación, a uno de los más importantes legisladores del oficialismo, también uno de los más cercanos a los hermanos Milei. ¿Asumirán los jueces designados por decreto?
Digámoslo de una buena vez: la Corte Suprema les tomará juramento a los jueces que hayan sido designados por decreto durante el receso parlamentario. Tal aclaración se hizo en importantes despachos del máximo tribunal del país. “Esa facultad del Poder Ejecutivo de designar por decreto en comisión, durante el receso del Congreso, a los empleos que necesitan acuerdo del Senado está en la Constitución, nos guste o no”, se explayó la fuente.
El Gobierno tiene solo la semana que se inicia hoy para aprovechar el receso. Esos jueces en comisión podrán permanecer en funciones hasta que concluya el siguiente período legislativo, dice la Constitución; es decir, hasta el próximo 1º de diciembre. Si antes los jueces designados no obtuvieran el acuerdo del Senado, deberán dejar sus puestos el último día de noviembre.
Sin embargo, hay una excepción en esa decisión de la Corte Suprema: se llama Ariel Lijo, que es juez federal. La Corte, según altos funcionarios del tribunal, no le tomará juramento como miembro de ese tribunal a alguien que ya es juez, salvo que antes haya renunciado a su actual cargo. El sentido común indica que no puede ser nombrado juez en comisión quien es juez en otra instancia con el debido acuerdo del Senado. Ya existe jurisprudencia de la Corte en ese sentido.
La decisión de la Corte, dicen los funcionarios que acceden a los despachos de los jueces supremos, no se aplicará solo a Lijo, sino a cualquier juez en funciones que se nombrara por decreto en ese tribunal.
El Gobierno, si aspira a hacer bien las cosas, debería retirar los pliegos de Lijo y del académico Manuel García-Mansilla (en caso de nombrarlo a este por decreto) porque si los dejara en el Senado correría el riesgo de que esa cámara revoque la decisión del Gobierno más pronto que tarde. Existe jurisprudencia de la Corte que admite que el Senado puede hacerlo. “La Corte no actuará a favor ni en contra de nadie. Simplemente decidirá de acuerdo con la ley y con la jurisprudencia del tribunal”, intentaron serenar cerca de la cima del Poder Judicial. Tranquilos. La Corte no está en guerra.
La victoria amarga del oficialismo sucedió porque el radicalismo es ya una nostalgia de lo que fue un partido político. El Gobierno estuvo a un paso de que el Senado designara una comisión investigadora sobre el criptogate, que disparó la mayor crisis política que le tocó vivir al gobierno de Javier Milei.
Las preguntas esenciales que deben responderse sobre ese escándalo son dos. Una: ¿quién les dio información privilegiada sobre la creación de esa moneda virtual a los pocos que ganaron mucho dinero en muy poco tiempo? La otra: ¿es cierto que en este caso, y también en otros, funcionarios de la Presidencia pidieron dinero a cambio de reuniones con Javier Milei?
La primera pregunta refiere a un supuesto y grave delito: la filtración de información presidencial muy reservada que le permite obtener enormes ganancias a un reducido número de personas. Esa precisa y decisiva información consistió en hacer saber en qué momento se crearía $LIBRA y en qué momento el Presidente la difundiría; fue media hora después. Milei calificó de jugadores de “casino” a los que apostaron por esa criptomoneda. No se explica, entonces, por qué el jefe del Estado salió a difundir un casino.
La segunda pregunta alude a prácticas que se registraron en los peores momentos de la historia, cuando entornos presidenciales pedían dinero por una reunión con el jefe del Estado. El Presidente solo debe recibir a personas cuya honorabilidad está garantizada y, además, le son útiles para gobernar. Milei aseguró entre íntimos que en adelante aplicará un rígido sistema para acceder a él, pero quienes lo conocen sospechan que la vigencia de ese sistema será breve. Él es como es, acotan. A su alrededor, agregan que el mandatario debería también reducir su permanente participación en la red social X porque termina casi siempre complicando la política del Gobierno. Los dedos son más rápidos que la necesaria reflexión de un presidente.
El caso del radicalismo es directamente la crónica del final del único partido centenario de la Argentina y del que mejor estructura tiene. El presidente del bloque de senadores radicales, el correntino Eduardo Vischi, firmó el proyecto para crear la comisión investigadora del criptogate y un día antes anunció en un programa de televisión que votaría a favor de esa comisión. Pero votó en contra.
Antes de que Milei le quite el saludo, el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, prefirió quebrar la coherencia de su partido y dejar como un obsecuente a su senador. Otros senadores radicales se desmarcaron del proyecto que propiciaron, todos ellos relacionados con gobernadores que sufrieron una presión insoportable del gobierno federal, según contaron algunos mandatarios. Hubo casos caricaturescos. Veamos: el senador radical chaqueño Víctor Zimmermann adelantó una semana su regreso de una licencia que había pedido para ser ministro del gobernador radical de su provincia, Leandro Zdero, y obviamente votó en contra de la creación de la comisión. El caso de Santa Fe es una prueba de la presión a los gobernadores.
El senador radical Eduardo Galaretto, muy cercano al gobernador radical Maximiliano Pullaro, votó contra la creación de la comisión investigadora, mientras la senadora radical de esa provincia Carolina Losada, que preserva su independencia, votó a favor de la comisión. Losada es el ejemplo de que las PASO sirven para algo; ella llegó al Senado porque ganó una elección primaria. No le debe nada a nadie. Sea como fuere, Vischi no puede seguir siendo el presidente del bloque de senadores radicales después del antológico papelón que hizo bajo las luces encendidas del escenario político.
La Justicia argentina es lenta, lentísima a veces. El lunes pasado, después del fin de semana del ruido y la furia por el inicial criptogate, se presentaron una decena de denuncias contra el Gobierno y los responsables de la criptomoneda en los tribunales federales, que cayeron por sorteo en el juzgado de María Servini. Le tocó al fiscal Eduardo Taiano, quien se encontraba de licencia; solo el jueves se hizo cargo del caso. Los primeros días de cualquier investigación son cruciales para preservar las pruebas. Para peor, la jueza Servini delegó en Taiano la investigación.
La Justicia argentina se moverá, como sucedió siempre, según el ritmo de la Justicia norteamericana. El estudio jurídico norteamericano Burwick Law dice representar ya a decenas de damnificados por la criptomoneda difundida y luego ignorada por el presidente argentino. Ese movimiento contradictorio del mandatario provocó que algunos ganaran mucho dinero en un plazo muy breve de tiempo y otros lo perdieran, cuando Milei borró su tuit.
El caso está siendo evaluado también por el FBI y por la poderosa SEC (como se llama en Estados Unidos la Comisión Nacional de Valores). Aunque los mercados financieros internacionales no registraron la crisis política que atraviesa el jefe del gobierno argentino, otros sectores extranjeros, como la política y la Justicia, comenzaron a actuar. Milei necesita explicar no solo que se equivocó (como ya lo dijo a su manera), sino demostrar que está dispuesto a cambiar el sistema demasiado personalista –un unicato virtual– que gobierna la administración.
Mientras tanto, una encuesta realizada por Taquion, que dirige Sergio Doval, detectó que siete de cada diez argentinos creen que el escándalo afectó negativamente a Milei. El 67 por ciento no estuvo de acuerdo con que el Presidente hiciera una aclaración en una entrevista grabada. Si bien Milei conserva un 50 por ciento de imagen positiva (cayó solo 5 puntos tras la polémica), el 43 por ciento dice que fue responsable y que sabía lo que hacía frente a un 24 por ciento que sostiene que actuó con irresponsabilidad. En las redes sociales, el 72 por ciento de las menciones a Milei tras el criptogate fueron negativas.
El ciberespacio que él controlaba también huyó. Ni el volumen ni el ritmo de la polémica bajarán cuando el escándalo compromete a un presidente entretenido en construir enemigos.
24/02/2025 a las 3:49 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Cristina se juega el liderazgo del PJ, Macri se planta contra el carancheo mileista y hay ajuste de cuentas en la UCR
Ignacio Zuleta
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
23/2/025
¡VIVEN! SIN PASO, LOS PARTIDOS SALEN DEL FREEZER
La colectividad política saca turno para no chocarse en este super-lunes de comienzo de la temporada 2025. Arranca como un tren de alta velocidad, echando chispas y creando suspenso. Sin las PASO se liberan los instintos más bajos de la ambición política. Con la restauración del orden reglamentario, que entró al freezer en 2010 con la ley de PASO, los partidos recuperan vida.
Para este super-lunes reclaman atención mediática para no amontonarse; no hay tantos movileros, opinadores e infotainers como para cubrir la cantidad de actividades superpuestas. Tienen que atender la reunión del PJ Nacional, la convención de la UCR porteña y la sesión preparatoria del Senado.
CRISTINA SE JUEGA EL LIDERAZGO
Por lo estridente, se destaca la cita de la mesa del PJ Nacional convocada por Cristina de Kirchner en la sede de la calle Matheu. Es para formalizar la constitución de la nueva mesa nacional que encabeza Cristina. La reunión de Matheu tiene más valor simbólico que contante y sonante. El PJ Nacional este año no participa en ninguna elección porque habrá 24 elecciones provinciales.
La integración de la mesa nacional pondrá todos los faroles sobre la capacidad de Cristina de conducir al polo del peronismo como oposición eficiente en ese mosaico de elecciones distritales. No habrá discusión sobre distritos complejos como CABA ni provincia de Buenos Aires. En la Capital hay elecciones adelantadas y el Congreso que conduce Juan Manuel Olmos delegó el armado de candidaturas en una comisión compuesta por los Apoderados (3), el presidente de la Junta Electoral y el secretario general del Congreso.
En Buenos Aires el partido está conducido por Máximo Kirchner y el peronismo trata de cuidar el principal activo que le asegura competitividad en las elecciones, que es la unidad. Pocos se quieren comer la curva de la pelea con Kicillof que puede terminar en una unidad que aproveche la fragmentación de las fuerzas del no peronismo.
QUIÉN PAGA LA FIESTA
La aprobación de la suspensión de las PASO nacionales disparó el acuerdo entre los Macri y el peronismo de la CABA para adelantar las elecciones porteñas. La Legislatura quedó habilitada para suspender las primarias y, principalmente, para acortar los plazos y adelantar todo lo posible la fecha de las elecciones y madrugar al mileísmo del distrito. También Axel Kicillof quedó en condiciones de avanzar en un desdoblamiento de las elecciones en Buenos Aires. Elecciones desdobladas de las nacionales significa una provincialización extrema de las elecciones locales. Este desacople implica que habrá alianzas de todo tipo entre partidos y agrupaciones, enfrentados en el orden nacional, que expresarán la voluntad de los protagonistas de ganar a costa de cualquier recurso.
«¿PODÉS DEJAR DE FILMARME, NENE?»
La suspensión abre también un turno judicial. Los partidos, ahora sin PASO, tienen que sacarle el polvo a sus cartas orgánicas y ponerlas al día para asegurar a competitividad. El art. 38° de la Constitución obliga a que los partidos garanticen “la representación de las minorías, la competencia para la postulación de candidatos a cargos públicos electivos”. El marco general es que los partidos tienen que asegurar su “organización y funcionamiento democráticos”.
A propósito del funcionamiento, la convocatoria para este lunes del Consejo Nacional del PJ prevé tratar el ítem «Contribuciones partidarias». Es para poner al día la cobranza del aporte al partido al que obliga la carta orgánica. Ese aporte equivale al 5% del salario de legisladores y funcionarios nacionales. En el Congreso eso se descuenta de manera automática por planilla y lo recaudado pasa a control de la Cámara Nacional Electoral. Gobernar facilita muchas cosas, pero si estás en la oposición nunca alcanza. Cristina quiere poner orden en esos números.
PAÍS DE TERCIOS
Los escenarios se basan sobre presunciones que surgen de algunos sondeos. Un estudio del Equipo Mide (consultora de Manuel Terrádez, Pedro Antenucci y Gonzalo de Janin), ha registrado durante toda la gestión de Milei un escenario prácticamente dividido en tercios. En su última medición, un 35% de los consultados se considera oficialista, un 32% opositor y un 33% independiente.
Los números son similares con respecto al escenario electoral: en el mes de diciembre de 2024 el 31% de los encuestados señaló que va a acompañar a los candidatos del oficialismo que apoyen el proyecto de Javier Milei, un 35% que no acompañará a los candidatos del oficialismo y un 34% que aún no lo tiene decidido.
La clave, para estos analistas, será cómo se organizará la oposición política, es decir, cuántas opciones electorales tendrán aquellos que declaran que no apoyarán con su voto al oficialismo. Un dato muy significativo es que de aquellos votantes que en las elecciones presidenciales de 2023 optaron por Juntos por el Cambio, un 60% se declara oficialista (sólo un 6% se define como opositor) y un 59% señala que votará a los candidatos que apoyen el proyecto de Milei, mientras que un 1% (no es 1%? Sino no suma 59%) que se inclinará por una opción opositora.
NI CON CRISTINA NI CON MILEI
En CABA, la Unión Cívica Radical, socia de los primos Macri en la administración local, anima la plaza con otro encuentro de postín: la convención partidaria se reunirá para aprobar la estrategia de cara a las elecciones del 18 de mayo. Avalarán la integración de frentes con quien se les ofrezca, con dos excepciones: ni con el peronismo ni con Milei. La convención es presidida por el titular del partido, Martín Ocampo, un radical que además es el procurador del gobierno de la ciudad. Mantiene ese cargo porque tiene terminales en todas las tribus del radicalismo.
El lema «Ni con Cristina ni con Milei» traduce el armado que imaginan los Macri para todos los distritos en donde gobierna o cogobierna con quienes integraron Juntos por el Cambio en el pasado. En el caso de Jorge Macri es el mejor camino para intentar retener el distrito para su fuerza. Busca sumar todas las tribus que estallaron en las PASO de 2023, que los llevaron a la derrota nacional.
Hoy significa recuperar la relación de los Macri con Horacio Rodríguez Larreta y no dejar sin representación a la demografía radical, clave en el proceso de construcción de poder en la CABA en los últimos 20 años. Esto significa encontrarle un lugar a Martín Lousteau, un jarrón chino en la definición tradicional -grande, valioso pero que no encuentra su lugar en recintos achicados- pero que hoy además está algo trizado. Podría ayudar la amalgama que emplea el «Tano» Daniel Angelici, agente múltiple de la UCR y el PRO para enmendar lo que parece irreconciliable.
SE CARANCHEAN ENCIMA
La frutilla de esa torta es convencer a Mauricio Macri de que encabece la lista de candidatos a senadores nacionales en las elecciones de octubre. La última semana Mauricio pareció romper las relaciones con el gobierno de Milei por la invasión del oficialismo nacional sobre el poder del PRO en CABA. También por la acusación de haber frustrado la licitación de la Hidrovía, algo que seguramente festejó Macri.
Ante los jóvenes del partido en la quinta de Jorge Triaca, Mauricio dijo que es difícil hacer alianzas con Milei, y que, si hay que ir solos a elecciones, irán solos. Habló de ir al desierto. Estremecedor. El fin de semana hizo una minigira con Cristian Ritondo por Zárate, Arrecifes y Capitán Sarmiento: un cateo de las posibilidades de acuerdos distritales.
En Capitán Sarmiento se quejó del carancheo de los mileístas, que le soplaron al PRO la intendenta que sucedió a Javier Iguacel. “Esta cosa garrochista y oportunista habla muy mal de la persona que lo hace», se quejó. Fue el mismo día cuando Fernanda Astorino, que de ella se trata, estaba con Sebastián Pareja, presidente de LLA de Buenos Aires. Le respondió a Macri que ellos no caranchean a nadie, que los dirigentes se caranchean solos: «Son esos dirigentes, que, por distintos motivos, definen abandonar sus lugares de militancia».
INTERNA FORMOSEÑA EN EL SENADO
El Senado llega a la sesión preparatoria más trizado que Lousteau. Con un peronismo que tiene 34 bancas, a tres de las 37 que le darían la mayoría, la actual conducción de Victoria Villarruel y el arco del no peronismo de «Los 39» (hoy 38 por autocombustión de Edgardo Kueider) tiene que renovar acuerdos para mantener el poder en la casa.
El peronismo intentará mover algunos patitos para llegar a los 37 e imponerle un presidente provisional de su fuerza en el Senado. Algo así como lo que hizo el peronismo en 2001 cuando eligió a Ramón Puerta como virtual vicepresidente. No aparecía hasta este fin de semana el candidato a reemplazar a Bartolo Abdala, que tiene todos los votos para retener el cargo. Depende de cómo otros bloques digieran el tumulto de la última sesión, que dividió a varias tribus de «Los 38» que coordina de facto Juan Carlos Romero.
Tampoco el peronismo ha acercado nombres. Alguien dejó caer el de Francisco Paoltroni, librepensador de La Libertad Avanza que estuvo a punto de quedarse con ese cargo en 2023, pero fue reemplazado por Abdala. Tiene un monobloque y se ha enfrentado con la candidatura de Lijo y con Santiago Caputo. Pero para quedarse en el cargo tendría que saltar un charco más grande que el de Macri (guglear) y contar además con el voto de un comprovinciano como José Mayans que preside los dos bloques del peronismo, y no permitiría que un formoseño que no fuera él quedase en la línea de sucesión.
AJUSTE DE CUENTAS EN LA UCR
Antes de la preparatoria habrá una jugosa reunión del bloque radical en la que los senadores se sacarán las ganas. En la sesión del jueves, el voto del presidente del bloque «Peteco» Vischi impidió que se crease una comisión para investigar el Cripto-Gate, después de haber firmado la propuesta para crearla.
Vischi y quienes lo siguieron argumentan con cierta racionalidad. Los radicales habían mocionado para la creación de esa comisión. Pero el acuerdo era que el proyecto se aprobase, pasarlo a comisión, decidir si era unicameral o bicameral y tratarlo en la primera semana de marzo.
El peronismo se entusiasmó por la ola de votos en apoyo de la creación de la comisión, y mocionó para que se aprobase en esa misma sesión del jueves. Adelantó que vetaría nombres, como el de Camau Espíndola, del bloque que integraba el tránsfuga Kueider. Se apuraron, pidieron que se integrase la comisión en esa misma sesión, y perdieron. Ganó el Gobierno.
Es el mismo impulso que tuvo Cristina de Kirchner ante el estallido del Cripto-Gate: se apuró, entusiasmada por la cadena de errores del Gobierno, buscó confrontar y acabó echando el tema al vaciadero nuclear de la polarización. Terminó de reforzarlo a Milei en su contradicción y olvidó el consejo napoleónico que dice que cuando tu enemigo se está equivocando, déjalo que siga solito.
MILEI CON TRUMP. CRISTINA PONE EMBAJADOR@
Y a todo esto, se impone el reparto de tareas. Mientras Milei se ocupaba del Salón Oval, Cristina se encargaba de poner al embajador del Uruguay en la Argentina. Tomó distancia del teatro de operaciones del Senado el jueves. Discretamente se fue al Uruguay a reunirse con Pepe Mujica. El expresidente está enfermo y tiene las visitas restringidas. Igual sigue ejerciendo influencia en la agenda de su país, en donde el Frente Amplio ganó las elecciones presidenciales.
El electo Yamandú Orsi está armando el gabinete y Mujica arbitra entre nombres para ocupar la embajada en la Argentina. El presidente uruguayo asume el próximo sábado 1° de marzo y en estas horas hay dos nombres en carrera para reemplazar al representante del gobierno que se va, Carlos Enciso, el «Pájaro» (tal es su apodo) más entonado del cuerpo diplomático. Uno es el ex subsecretario de la presidencia de Mujica, Diego Cánepa, y la otra es la ex cónsul en Buenos Aires, Lilian Alfaro. Esta candidata es la representante personal de Mujica en Buenos Aires, en donde coordina un Movimiento de Participación Popular (MPP) y, además, se desempeña a cargo de un servicio de transporte escolar. En la era de la política líquida las paralelas no se juntan ni en el horizonte.
La visita de Cristina a Mujica, quien decide quién será embajador de su país, ocurrió en las mismas horas cuando Milei levantaba la mano para que lo recibiese el Dr. Trump. No está confirmado que Milei asistirá el sábado a la asunción de Yamandú, que ha avisado que llegará al acto en un auto eléctrico, para dar un mensaje ambientalista a la sociedad y al universo mundo.
24/02/2025 a las 3:52 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Petri y Cúneo, en el menú de cambios; el triángulo de poder quedó expuesto; Macri ¿revitaliza el PRO?
Ricardo Kirschbaum
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com
23/2/025
Hay una frase que calza justo con la situación que vive hoy el Gobierno y que recordó un agudo observador. Dice: si en política no estás sentado a la mesa, figuras en el menú.
Es interesante aplicarla en un momento que el Gobierno, por primera vez, está a la defensiva por graves errores propios que involucran sin excusas al famoso triángulo de poder, Milei, su hermana Karina y el poderoso Santiago Caputo. Y también, por extensión y cada vez en más estrecha cercanía, a Manuel Adorni.
En mayor o menos medida, todos han sido alcanzados de lleno o salpicados en esta semana negra para la administración libertaria.
Los que están en la mesa deben decidir qué van a hacer porque, hasta ahora, todas las maniobras para desviar la atención del escándalo cripto no han hecho otra cosa que traerlo una y otra vez al escenario. El costado más riesgoso es la investigación judicial en Estados Unidos: en los despachos del poder ese fantasma asusta porque no hay control ni garantías.
El viaje de Santiago Caputo a Washington, una teatralización de apoyo explícito de Milei a su operador estrella, ha llenado de zozobras al resto del elenco que se siente que forma parte del menú de cambios. Pueden ser inmediatos o luego del discurso presidencial en el Congreso el 1° de marzo, mensaje que estará enmarcado en el escándalo del auspicio de Milei a un memecoin, que la política y la opinión pública ya caratuló como estafa.
Siguiendo los usos y costumbres, habrá consecuencias.
Antes de llegar al menú, primero hay que analizar la conducta de los comensales y el endeble, confuso y contradictorio arsenal de argumentos que no pudieron sofocar el escándalo.
El lanzamiento del $LIBRA no sorprendió a Milei, que lo difundió con generosidad; no fue improvisado ni pensado para fondear pequeñas empresas argentinas; los que armaron la operación eran conocidos de los comensales de esa mesa, con algunos de los cuales el Presidente trabajó antes de lanzarse a la política. Milei nunca criticó, hasta ahora, a esos jugadores dedicados a la timba global.
El escándalo sacó a luz otra cuestión seria: la sospecha de que las entrevistas con el Presidente estarían tarifadas por quien le maneja su agenda o por quienes dicen tener acceso a esa oficina, alguno de los cuales fue mencionado en el escándalo cripto. Versiones envenenadas, con consecuencias prácticas.
Quizás el primer damnificado sea el ministro de Defensa Luis Petri, ex compañero de fórmula de Patricia Bullrich, a quien harían responsable de un comentario en televisión de su pareja -una respetada periodista- sobre esas denuncias. Ya se habla de Luis Juez como reemplazante, el cordobés que sigue intentando ser gobernador de su provincia, esta vez escalando por la vertiente libertaria. A Petri lo critican por otras cuestiones vinculadas con la compra de los aviones F-16 y los hangares en Tandil, pero el fondo del asunto es que Karina Milei se sintió afectada por los rumores.
Otro que está anotado en el menú es Guillermo Montenegro, el ex juez, intendente de Mar del Plata, e inmigrante en La Libertad Avanza. Se lo ha mencionado como posible reemplazante de Mariano Cuneo Libarona, quien pagaría los platos rotos por la operación para poner a Ariel Lijo en la Corte. Aunque es obvio que Cúneo no participó de esta maniobra, que pensó y ejecutó Ricardo Lorenzetti, el miembro de la Corte. El ministro de Justicia sería el chivo expiatorio.
Pero si hay un hecho notorio es que el escándalo cripto obligó a Santiago Caputo a salir de las sombras. Su torpe intervención en un reportaje, tolerada por quien lo conducía, fue una grosería, argumentan, para evitar un papelón mayor. Caputo conoce a Milei y temía un desborde mientras observaba cómo iba juntando presión cuando le recordaban en el reportaje que sus acciones no pueden escapar a su investidura presidencial. Es que el argumento de que el Presidente puede tener “acciones personales” es una muestra de la torpeza argumentativa y de la tribulación que ganó al gobierno por este asunto.
Las críticas a Santiago Caputo fueron una novedad. Parecieron surgir de un libreto estudiado, salvo Guillermo Francos que se animó a ir más allá: nadie es imprescindible, dijo, y esa calificación no pasó desapercibida. Francos hoy resiste una embestida para desplazar a Lisandro Catalán, su mano derecha, y reemplazarlo por Sebastián Pareja, armador de Karina Milei en el territorio bonaerense. ¿Tolerará el jefe de Gabinete esa amputación?
Mauricio Macri apuntó también a Caputo y Karina: el Presidente está mal rodeado, golpeó. Y, sobre caliente, embistió sobre el asesor por otro asunto opaco que fue la caída de la licitación de la Hidrovía.
Es cierto que las encuestas cantan, por ahora, que el nivel de adhesión electoral a Milei no se ha modificado, pero sí ha sufrido la credibilidad en este gobierno. Un sondeo dice que el 56,2% de los consultados le adjudica responsabilidad al Presidente. Y lo que más importa a Milei es que en el exterior su imagen ha sido afectada. Pero hay que observar, también, que esta ruptura del cristal en el mundo libertario puede significar cierta revitalización del PRO, cuya única opción de supervivencia y de capacidad de alianzas está en que Mauricio Macri se decida a recuperar su partido y ofrecer una oferta moderada en la Ciudad.
Milei, paradójicamente, ha sido “ayudado” por la reacción visceral de sus opositores, que han salido al toro a criticarlo. Esta reacción abroqueló a quienes, sobre todo, no quieren que el kirchnerismo vuelva a la Casa Rosada. Faltó inteligencia y prevaleció la bronca.
El peronismo no tiene respuestas en cuatro asuntos clave:
1) La inflación;
2) El déficit fiscal;
3) La seguridad;
4) autoridad para hablar de corrupción.
Entonces, depende de los problemas que se genere el propio Milei, como en este caso, pero aun así no puede encontrar una estrategia que le ayude a recomponer su imagen y propuesta.
No hay tampoco que comerse el amague de una fractura del peronismo en la Provincia. Kicillof hace gestos de “autonomía”, no de ruptura. Un quiebre determinaría también que los renovadores de Massa harían rancho aparte.
La Provincia quedaría así servida para el triunfo libertario.
24/02/2025 a las 3:57 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Paradojas de la crisis política
Edgardo Mocca
El Destape
23/2/025
¿Cómo puede tener éxito una política estatal que atenta contra el propio Estado? La experiencia argentina de estos días plantea interrogantes que exceden a nuestro país y a cualquier estado de los existentes. ¿Puede un Estado-nación sobrevivir a la sistemática renuncia de las autoridades a ejercer su soberanía?
Mucho se puede argumentar que el Estado actual no es el Estado de la inmediata posguerra…mucho se puede argumentar en muchas materias. Pero de no funcionar el Estado de la posguerra no se puede saltar sin intervalo a la supresión del Estado. Entremos en la cuestión. Vayamos al hecho de un incidente producido por una jugada del “mercado” en el orden financiero. La jugada no fue del mercado, ni de las fuerzas celestes: fue el resultado de un procedimiento delictivo producido por decisión del propio presidente de la República. Una empresa de sabotaje de la estatalidad producida ¡por el propio presidente de la república! Es el primer acto de una revolución mundial o es una payasada a la que en algún momento la justicia tendrá que enfrentar en tiempos probablemente cortos.
A lo que asistimos es al festival de la clandestinidad en Argentina. El núcleo del espectáculo era la conversación “periodística” acerca del atentado contra nuestras instituciones perpetrada bajo la dirección del presidente de la república. En esa empresa se encontraron una serie de “rarezas” que podían activar a los malpensados que pretenden involucrar al gobierno en conflictos en los que está el juego el estado nación argentino.
Después de lo que vivimos estos días va a tener que funcionar mejor la maquinaria de la mentira en nuestro país. Con la mugre tan visible como fue en este caso, la pérdida de credibilidad puede adquirir una velocidad meteórica y un alcance catastrófico. La saga mileísta de estos últimos días terminará poniendo en la agenda legal algunos temas críticos como es, por ejemplo, los límites a la manipulación mediática. La oposición a la investigación de este mega-escándalo es un acontecimiento histórico en nuestro país: señala la extrema debilidad política de los sectores conservadores: está claro que sin el monopolio de las grandes empresas periodísticas sería imposible sostener este clima de ideas en nuestro país. La ocultación de acontecimientos públicos merecería un lugar importante en nuestro código penal. Se trata de una herramienta muy compleja que, además, soporta el asedio de los grandes monopolios u oligopolios mediáticos, celosos de una “libertad de prensa” que en la práctica reproduce de modo ampliado el monopolio de la palabra.
Milei no solamente consintió en la práctica de un delito, sino que participó de él en forma práctica y concreta. ¿Habrá que esperar la intervención en el caso de los tribunales norteamericanos para “desbloquear” la figura de un mandatario que participa gustoso (si es que directamente no lo crea) en un operativo público de ocultamiento de la verdad? ¿No es incompatible eso con una democracia liberal? Claro que esta defensa incondicional de la conducta del gobierno constituye un avance contra la libertad de argentinos y argentinas.
Probablemente los argentinos terminemos observando las imágenes de lo que inevitablemente será un juicio internacional a la conducta de Milei en algún canal local o extranjero que no tenga más remedio que comunicar los resultados de una investigación criminal que mostrará los peligros de la manipulación mediático-monopólica de los acontecimientos políticos nacionales. Estamos en una instancia histórico-política paradojal. Estamos en un país agredido por el dominio irrestricto de los grandes grupos económicos que operan en su interior que no está en condiciones, no ya de control, sino siquiera de acceso a los sitios donde esta grave manipulación se elabora.
La situación política argentina muestra un aire extraño: se habla de dirigentes que lanzan o preparan su candidatura, de partidos que discuten sobre su táctica electoral próxima, de alianzas y de rupturas. Pero de la crisis orgánica insoluble por sí misma de la democracia argentina nadie opina. Sobre el “golpe” blando de Milei sobre los medios de comunicación para unificar sus políticas genuflexas ante el gobierno, sobre eso no se discute.