Por Hernán Andrés Kruse.-
UNA OBRA QUE ROMPE CON LOS MERCANTILISTAS Y LOS FISIÓCRATAS
“Desde su aparición, La Riqueza de las Naciones parece marcar una ruptura con las representaciones económicas anteriores. Esto es particularmente claro en lo que concierne a ciertas concepciones económicas de autores franceses, ingleses o españoles reagrupados ulteriormente bajo la apelación de « Mercantilistas ». Estos autores, entre los cuales se puede colocar a Jean Bodin, Antoine de Montchrestien, Thomas Mun, pero también a William Petty y John Locke, desarrollaron análisis profundamente marcados por las diferentes coyunturas nacionales, a lo largo del siglo XVII, pero su influencia no se había borrado todavía en los primeros decenios del siglo siguiente.
Smith se opuso al « sistema mercantil », para retomar sus propios términos. El critica « el error » que ve en la abundancia de la moneda, más precisamente en la abundancia de oro y metales preciosos, la condición de la creación de las riquezas. Al contrario de los adeptos del « sistema mercantil », él pone el acento desde las primeras palabras de La Riqueza en el factor que, según él, está en su origen: « el trabajo anual de toda nación ». Esto último es « el fondo que la provee de todas las necesidades y comodidades de la vida que él consume anualmente ». La fuerza de La Riqueza reside precisamente en esta afirmación que el trabajo es la fuente de toda riqueza y la medida real del valor intercambiable de los bienes. La riqueza no está por tanto definida por Smith como un stock monetario, por ejemplo una cierta cantidad de oro y de dinero, sino más bien como « las cosas necesarias y cómodas para la vida » creadas por el trabajo. De este modo, al romper con el punto de vista mercantilista, no hace más que rendirle tributo al trabajo y lanzar una crítica al papel del oro y la moneda defendidos antes por autores tan diferentes como William Petty (desde 1671), John Locke (desde 1690), o incluso por Pierre Le Pesant de Boisguilbert (en 1704) en su Disertación de la naturaleza de las riquezas, del dinero y de los tributos.
De otra parte, él no comparte la visión pesimista de los mercantilistas que ven en el comercio exterior un juego nulo, es decir que si una nación gana en el comercio exterior es porque otra está perdiendo y a la inversa. El autor de La Riqueza considera que es posible establecer un juego con saldo positivo, es decir que cada nación puede salir ganando al desarrollar su comercio exterior. Sin embargo, contrariamente a las posiciones esbozadas en este tema por Smith, desarrolladas enseguida por Ricardo, luego por los neo-clásicos, y convertidas ahora en dogma tanto por la Organización de cooperación y desarrollo económico (OCDE) que por la Organización mundial de comercio (OMC), no deja de ser cierto que la historia económica y social muestra que han habido ganadores y perdedores, desde luego no siempre los mismos en diferentes épocas de la formación y la extensión de la economía-mundo capitalista, del siglo XVI hasta nuestros días.
Smith parece también separarse de las concepciones más características de los « fisiócratas » que dominan el campo de las ideas económicas en Francia durante la época de su viaje en compañía del duque de Buccleuch: él critica de manera firme el error de Francois Quesnay relativo a la esterilidad de la industria y condena lo que él llama el « sistema agrícola ». Para Quesnay y los miembros de la « secta fisiócrata » (es así como ellos mismos se denominaban), solo la agricultura era productiva. Ellos consideraban, siguiendo una concepción pre-científica de la química, que la agricultura tenía la capacidad de acrecentar el volumen de las riquezas mientras que la industria no haría más que transformarlas pero sin aumentar el volumen.
Hay que recordar que en el momento de esta controversia entre Smith y los fisiócratas, el peso de la industria era relativamente modesto con respecto a la agricultura que conoció crisis recurrentes debido a su debilidad productiva. Además, en esta época, la producción llamada hoy industrial reposaba todavía en una pequeña producción doméstica o artesanal. Incluso en Inglaterra estamos en los albores de la revolución industrial, la población agrícola de la Gran Bretaña representaba aún la mitad de la población activa en 1770. La evolución será, sin embargo, muy rápida porque la parte de la población activa agrícola no llegará a ser más del tercio desde 1800. Pero, aun recusando el error agrícola de los fisiócratas, Adam Smith se inscribe también en una cierta continuidad con los « economistas » franceses en la medida que se esfuerza, al igual que ellos, en describir la vida económica como un proceso puesto en movimiento por la inversión de capital y permitiendo su reconstitución. En otras palabras, como los fisiócratas, él va a desarrollar un enfoque basado en los términos de un circuito económico.
De otra parte, él se inscribe más bien en la perspectiva del liberalismo económico de los fisiócratas, y su concepción de liberalismo resulta ser menos radical que la de estos. Los liberales franceses de entonces estaban relativamente divididos y defendían tesis diversas. Se puede recordar aquí la importancia de un liberalismo igualitario, original y coherente que se oponía al liberalismo económico de los fisiócratas. Aparte de toda tentación extrema de nivelar las fortunas o de instaurar la comunidad de bienes, este liberalismo igualitario era profundamente político. El surge de un proyecto humanista liberal de cohesión de las necesidades sociales recíprocas, en consecuencia fundado en una concepción del hombre libre en que se afirma con fuerza la efectividad de la teoría lockeana de los derechos naturales, es decir, el derecho a la libertad, teniendo por corolario el deber de la igualdad o la reciprocidad. Smith no parece haber estado en contacto directo con los liberales igualitarios, tal vez podría pensarse en la influencia de John Locke por la vía de Hume para explicar el liberalismo temperado del autor de La Riqueza.
Como acabamos de ver, Smith innova sobre ciertos puntos tanto en relación con sus contemporáneos como en relación con concepciones más antiguas. Pero también adopta algunos temas, apoyándose en ocasiones en ciertos autores para criticar a otros, en ocasiones tomando por su cuenta algunos análisis para deslindarse de otros. Esos préstamos pueden ocupar algunos pasajes de su obra que no emanan de observaciones sobre el terreno o de discusiones de salón originales, sino más bien de síntesis efectuadas a partir de diversas lecturas. Por ejemplo, uno de los más célebres pasajes de La Riqueza, citado muy a menudo, es aquel consagrado a la división del trabajo en el cual desarrolla el ejemplo de una manufactura de alfileres (ejemplo tomado luego por Hegel y por Jean-Baptiste Say), proviene del artículo « Manufactura » consagrado a esta fabricación, redactado por Helvetius y publicado en La Enciclopedia de Diderot y D’Alembert. Agreguemos que si Smith hace énfasis en los efectos benéficos de la división del trabajo, especialmente en términos de ganancias en la productividad, de aumento de la producción y de difusión en el seno de la sociedad de la opulencia general, él no olvida de todos modos la cara opuesta de la moneda. El subraya el embrutecimiento de aquellos cuyo trabajo « se limita a un muy pequeño número de operaciones muy simples », así como el « adormecimiento » de sus « facultades morales »
LA METÁFORA DE LA “MANO INVISIBLE”, SÍMBOLO DE LA OBRA SMITHIANA
“Durante los últimos decenios, y muy a menudo, las lecturas retrospectivas de La Riqueza han contribuido a atribuirle a Smith unas concepciones económicas que han sido desarrolladas ulteriormente. La metáfora smithiana de « la mano invisible » ha conocido así una fortuna considerable. Ella ha sido estimada por los economistas, y también por aquellos que no lo son, como la metáfora por excelencia para designar el mercado. Se ha convertido en el símbolo de la obra de Smith puesto que los profesores de ciencias económicas tienden a invocar de manera casi mágica su « mano invisible » cada vez que ellos hablan del mercado, en su forma pura y perfecta, ante los estudiantes de primer año. La metáfora de la mano invisible tiene la reputación de ser la liberadora del secreto mecanismo de la concurrencia en el mercado donde cada agente racional, buscando maximizar su ganancia, haría su contribución a un mecanismo que conduce a un óptimo social.
Por ejemplo, Claude Jessua, autor de una Historia de la teoría económica, escribe un capítulo titulado « Adam Smith o la aurora de la escuela clásica » en que insiste sobre una fórmula extraída de La Riqueza : « En este como en muchos otros casos, (cada individuo) es llevado por una mano invisible a cumplir unos fines que nada tienen que ver con sus intenciones », antes de llegar a esta conclusión personal que, como veremos más adelante, es completamente abusiva : « La economía aparece desde entonces como un sistema que tiende al equilibrio general, donde los agentes no tienen más que obedecer a unas señales claras (los precios) y a unas demandas simples (el interés personal). Esta es la esencia de la posición liberal en materia económica ».
La lectura retrospectiva de Jessua atribuye aquí a Smith la concepción del mercado autorregulador (un sistema que tiende al equilibrio general) que fue formalizado al final del siglo XIX por Walras y por aquellos que han sido llamados los marginalistas o neoclásicos. En esta ultima frase, « es la esencia de la posición liberal en materia económica », vuelve al autor de La Riqueza un apologista liberal del mercado (anticipando en cierta manera las posiciones de un Hayek o de un Friedman). En efecto, si Smith pone en el centro de su obra el análisis de la creación de la riqueza y de los intercambios, no podemos olvidar que él no preconiza una mística del mercado y que su « mano invisible » es algo mucho más complejo de lo que parece y no corresponde a lo que dicen Jessua y la mayor parte de los economistas liberales.
Para empezar, Smith, aunque preconiza un funcionamiento libre del mercado, no está a favor sistemáticamente de ese « libre » juego del mercado. Igualmente, cuando se trata del libre cambio (free trade), es necesario recordar que él propone una especie de libre cambio temperado o moderado. Para él, el mercado exterior no debe forzosamente funcionar sin traba alguna, en ciertos casos, e incluso le parece saludable que sea controlado por el soberano. El evoca los ejemplos de algunos cantones suizos o de ciertos estados italianos que reglamentan el comercio del grano: en efecto, en cada uno de estos casos las autoridades públicas dirigen el comercio del grano para evitar, principalmente, las consecuencias desastrosas para la mayoría de la gente cuando se produce escasez. En este aspecto, Quesnay sostiene una posición mucho más radical.
En el espíritu de Smith, el Estado puede e incluso debe intervenir en la vida económica. Smith es muy explícito en este punto y concede al Estado un papel que supera las simples funciones regalistas. Citemos aquí en extenso al autor de La Riqueza: « El soberano sólo tiene que cumplir con tres deberes, tres deberes de gran importancia, desde luego, pero claros e inteligibles para el entendimiento corriente : primeramente, el deber de proteger la sociedad de la violencia y de la invasión de otras sociedades independientes ; segundo, el deber de proteger, en la medida de lo posible, a cada miembro de la sociedad de la injusticia o de la opresión de cualquiera otro miembro, o el deber de establecer una administración estricta de la justicia ; y, tercero, el deber de erigir y sostener ciertos trabajos e instituciones públicas, que no pueden ser jamás del interés de un individuo o de algunos individuos » (La Riqueza de las naciones).
No insistiremos sobre el primer punto cuando Smith evoca la función regalista del Estado. Es lo siguiente lo que nos interesa, aquello del « deber de proteger, en la medida de lo posible, a cada miembro de la sociedad de la injusticia o de la opresión de cualquiera otro miembro, o el deber de establecer una administración estricta de la justicia ». Este pasaje indica claramente que para Smith el Estado debe cuidar del bien público y que la economía no sabría funcionar a priori sin virtud. Este problema de la justicia y del bien común tiene relación con lo que él nos dice de la simpatía en la TSM. Los efectos perversos del mercado deben ser entonces combatidos por una intervención del Estado. El ideal moral y político de Smith está muy alejado de un liberalismo económico que sueña con un mercado « libre » que funciona sin trabas, y principalmente sin la intervención del Estado. El tercer punto de esta larga cita es todavía más interesante porque indica que para Smith el Estado debe, por ejemplo, hacerse cargo de los gastos en infraestructuras de transporte o de los gastos en la educación de los jóvenes como de « las gentes de todas las edades » (estos dos puntos son ampliamente desarrollados en La Riqueza).
Sería más fácil para el defensor contemporáneo de la intervención del Estado en economía, o para el defensor de los servicios públicos o de instituciones relacionadas con la protección social, apoyarse en este pasaje de la obra de Smith para contrarrestar las tesis de los liberales actuales y mostrar cómo ellos defienden posiciones que no corresponden al espíritu de aquel que han presentado erróneamente como el padre del liberalismo económico. Además de tener en cuenta que estas interpretaciones en favor de la intervención del Estado pueden ser apoyadas por las posiciones desarrolladas por Smith alrededor de la simpatía en su Teoría de los sentimientos morales.
Antes de terminar estas reflexiones, volvamos por última vez a la “mano invisible”. Esta metáfora que ha tenido inmensa fortuna aparece muy rara vez en su pluma, y también es rara en La Riqueza (dos veces solamente en la edición traducida por P. Taieb, PUF, p. 513 y 611), también dos en la TSM (una vez de manera explícita y otra implícitamente en referencia a “la mano que dispone de las piezas de un ajedrez”, p. 324). Antes de aparecer en La Riqueza ha sido ya utilizada por Smith en un texto anterior publicado en sus Essays in philosophical subjects (y en la TSM, pp. 257 – 258) para designar explícitamente a la providencia: “Ellos (los ricos) son conducidos por una mano invisible para cumplir con casi la misma distribución de las necesidades de la vida que aquella que habría tenido lugar si la tierra hubiese sido dividida en porciones iguales entre todos sus habitantes; y así, sin quererlo, sin saberlo, ellos sirven a los intereses de la sociedad y presentan los medios de multiplicación de la especie. Cuando la Providencia comparte la tierra entre un pequeño número de grandes señores, ella no olvida ni abandona a aquellos que parecían haber sido despreciados al momento de la repartición”.
Según este pasaje, la armonía nace menos de un mecanismo económico, en la circunstancia del mercado, que de la intervención divina. Observemos además que guiado por una “mano invisible”, el individuo smithiano de La Riqueza es llevado a cumplir un fin que no está dentro de sus intenciones: la mano invisible “lo conduce a promover un fin que nunca estaba en sus intenciones”. Smith agrega incluso que él está feliz de que sea así mientras que los economistas liberales contemporáneos utilizan la metáfora de la mano invisible para describir el funcionamiento de un mercado donde unos agentes racionales adoptan de manera óptima sus escogencias ante unas señales (los precios) que les suministran una información perfecta. De un lado, con Smith, el resultado es explícitamente producido de manera no intencional, mientras que de otro, según los economistas liberales standard, la mano invisible remite a un mercado transparente, al mercado puro y perfecto (o en extremo, ante lo absurdo de las hipótesis teóricas adoptadas, a un mercado imperfecto del cual se postula, a pesar de todo, que él podrá ser explicitado a partir del modelo puro y perfecto que dará origen, en consecuencia, a una u otra hipótesis de base).
En definitiva, para los heraldos del liberalismo económico el mercado es visto como una especie de “Providencia laicizada”. Smith, por el contrario, utiliza la metáfora de la mano invisible para asociar la Providencia con el mercado. Aquella viene en auxilio de éste cuando se revela incapaz de cumplir el papel que le es conferido: el de distribuir eficaz y equitativamente el capital y el producto. La mano invisible de Smith es, pues, en última instancia…la mano de Dios…porque el mercado es incapaz de funcionar sin reglas fijadas por fuera de él. Y ante la ausencia de tales reglas, la repartición tendrá que ser forzosamente inequitativa”.
(*) Roland Pfefferkorn (Director de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Marc Bloch-Strasbourg II, investigador en el laboratorio “Cultura y sociedades en Europa” del CNRS): “Adam Smith, un liberalismo bien temperado” (Revista Sociedad Económica-Universidad del Valle-Cali-Colombia).
08/07/2025 a las 10:34 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La ofensiva ampliada que sacude el plan económico de Milei
Jorge Liotti
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
6/7/025
La primera escena se representó el martes, durante la reunión de la Comisión de Trabajo del Senado. Allí, después de la elección de autoridades, la presidenta Carmen Álvarez Rivero (Pro) intentó dar por cerrada la convocatoria y amagó con retirarse. El kirchnerista Mariano Recalde, vice de esa comisión, le advirtió que él tomaría la conducción para avanzar en los dictámenes de las leyes jubilatorias. La cordobesa debió volver sobre sus pasos pero ya había perdido el control del debate. El peronismo, con el acompañamiento de Martín Lousteau y Guadalupe Tagliaferri, avanzó impiadoso y le dio su aval a los proyectos que otorgan un aumento del 7,2% a todas las jubilaciones y pensiones, elevan el bono para la mínima de $70.000 a $110.000, y prorrogan la moratoria que venció en marzo.
Esa misma noche se produjo la segunda escena, cuando los gobernadores de todas las provincias entendieron que se había agotado el plazo que le habían dado a la Casa Rosada para responder a sus reclamos de mayor distribución de fondos, y decidieron dar un paso más al presentar en el Senado sendos proyectos de ley para ampliar las partidas de ATN y cumplir con la coparticipación del impuesto a los combustibles. La revuelta que se había iniciado la semana anterior en la cumbre del CFI ahora tenía una traducción concreta. “Hay consenso mayoritario para avanzar en el Congreso. No es una amenaza, ya no hay marcha atrás”, aseguró un gobernador moderado que aclara que las propuestas no agravan el déficit.
Al día siguiente tendría lugar el tercer acto en la Cámara de Diputados, en una sesión que trascendió porque terminó con insultos y empujones como viene ocurriendo últimamente, pero que tuvo un trasfondo más importante. Pese a las escasas expectativas previas de que se pudiera abrir el debate, un amplio conglomerado que se nutrió de opositores furiosos al Gobierno pero también de actores que hasta hace poco eran aliados, logró el quórum para iniciar una sesión que pareció un Lollapalooza legislativo. Cada sector tenía su propia iniciativa y había en el temario desde los emplazamientos por el financiamiento universitario y la emergencia en el Garrahan, hasta las retenciones y el cambio del huso horario del país.
El oficialismo quedó como testigo en una sesión donde los proyectos pasaban casi sin filtro y que no terminó en una verdadera catástrofe para el Gobierno porque emergieron todas las diferencias que anidan entre las distintas tribus opositoras. Si bien varios abonaron la teoría de una entente entre libertarios y kirchneristas para abortar el debate, puede ser una lectura que sobreestime la capacidad de acción que tenía en ese momento LLA. No había quién pudiera negociar nada en nombre de nadie. Sólo hubo una confluencia de intereses en evitar la regulación de los DNU, unos por las necesidades del presente; los otros, por las de un supuesto futuro. Hay una convicción en ambos campamentos de que cada vez va a ser más difícil lograr mayorías en el Congreso y que los decretos terminarán siendo la alternativa para gobernar.
La escena de cierre se daría el jueves otra vez en el Senado, y nuevamente con los proyectos jubilatorios, pero en Presupuesto y Hacienda (además de una iniciativa sobre discapacidad). Su presidente, el libertario Ezequiel Atauche, se resistía a convocarla pero fue desbordado por un operativo comando que le tomó la comisión. El vice, el peronista Fernando Salino, asumió el control y permitió la firma del dictamen en todos los proyectos. Atauche le pidió a Victoria Villarruel que no mandara al secretario parlamentario, Agustín Giustinian, para que no validara la reunión, en un gesto desesperado para restarle legalidad. La vicepresidenta lo envió igual, aunque con el mandato de expresar que no era reglamentario el debate. Sin cámaras, en medio de un clima enrarecido y con todos los puentes cortados, las iniciativas quedaron en condiciones de ser tratadas en el recinto.
La inédita secuencia de episodios demostró cómo se profundizó el corrimiento de los aliados del oficialismo, que empezaron a jugar sin ruborizarse en confluencia con los opositores más duros. También que empezó a imperar un desorden operativo en el Congreso, en el que las comisiones son desbordadas por la arremetida de las mayorías, y en el que las sesiones están regidas por una dinámica aluvional y muchas veces violenta. En esa lógica tumultuosa, las minorías oficialistas llevan las de perder. Los tecnicismos parlamentarios se agotaron como vías de dilación.
Pero lo más preocupante es que esa seguidilla de traspiés exhibió una pasividad y una impotencia alarmantes en el Gobierno. Nadie hizo llamados preventivos ni hubo gestiones políticas. Se rompió el mecanismo de contención que tantas veces había salvado a la Casa Rosada de derrotas sonoras. La resignación que imperó en las filas libertarias fue inédita.
Un diputado que participó de la sesión del miércoles retrató: “Estábamos como espectadores, nos podían haber aprobado cualquier cosa. Nunca nos había pasado antes”. Un senador que intentó frenar la ofensiva en su cámara admite que “la ola opositora es grande y muy difícil de frenarla. Lo novedoso es que se sumaron los gobernadores a esta ofensiva, entonces es imposible resistir”. El Senado, especialmente, está fuera de control, y la oposición olió sangre. Allí LLA tiene seis legisladores, la vicepresidenta está fuera de juego, Karina Milei no tiene intérpretes y las promesas de Guillermo Francos a los gobernadores ya no rinden.
Esta semana el cuadro podría agravarse. El oficialismo tiene información de que la nueva alianza que los enfrenta prepara una megasesión para el jueves, en la cual podrían convertir en ley los tres proyectos jubilatorios y darle media sanción a las dos iniciativas de los gobernadores. “Viene para una goleada 5 a 0”, ilustró en clave futbolística un senador del espacio. Todos los proyectos tienen destino de veto presidencial, tal como anticipó el propio Milei, así que habrá que ver qué potencia tiene la ofensiva para insistir después.
En el oficialismo hay dos predicciones. Están los que minimizan los alcances de la embestida y sostienen que sólo es una expresión del malestar de los gobernadores porque no les abren la canilla de fondos, y del enojo de legisladores que tenían más aspiraciones en el reparto de las listas electorales. Confían en que no habrá tiempo ni voluntad para insistir. Para ellos se trata de escaramuzas preelectorales.
Otros, en cambio, aseguran que “esta vez va a ser mucho más difícil sostener los vetos porque perdimos el núcleo que el año pasado nos permitió resistir”. El término “resistir” aparece muy recurrentemente en la terminología del Gobierno, asociado a la necesidad de pasar el turbulento interregno hasta octubre, un camino que le puede resultar muy pedregoso si no enfría la dinámica adversa.
La inquietud de los mercados
Pero el problema mayor para Milei es que esta arremetida de viejos enemigos y entrañables exaliados impacta en las expectativas del mercado, que observa con preocupación cómo queda bajo asedio el corazón del programa económico: el equilibrio fiscal. Según el oficialismo, el proyecto de discapacidad es tres veces más costoso que los previsionales, y la moratoria implicará la incorporación de 500.000 nuevos jubilados. Para los fondos de inversión, son señales de que el Gobierno no puede garantizar sustentabilidad a futuro de su programa.
Además, todo esto ocurre en un momento de renovada inquietud por el triángulo de las expectativas frustradas: tipo de cambio + falta de acumulación de reservas + déficit de la cuenta corriente. Si a eso se le agrega la intranquilidad que aportó la detención de Cristina Kirchner porque le permitió recuperar protagonismo, y el fallo adverso por YPF, se puede entender por qué los últimos informes de las grandes calificadoras son tan cautas. Se trata de una enorme paradoja: el gobierno más liberal de toda la historia argentina parece retener mayor confianza y expectativa entre los votantes que entre los operadores del mercado. Quizás porque unos no tienen más alternativa que creer, y los otros sí tienen opciones para invertir.
En la Casa Rosada anidan algunas miradas drásticas sobre todo este proceso. En uno de los sectores internos más influyentes compartieron este diagnóstico: “El Gobierno atraviesa la peor crisis de gobernabilidad desde la asunción del presidente Milei, y la situación empieza a generar inestabilidad en la economía a cuatro meses de la elección. La relación política del Ejecutivo con el Congreso y los gobernadores aliados está absolutamente fuera de control”. Parece un dictado de Cristina Kirchner, pero surge de las entrañas del poder.
Santiago Caputo viene expresando su preocupación por la gobernabilidad y el incumplimento de los pactos con los aliados. Entiende que todo lo que ocurrió esta semana es producto de esos descuidos, que atribuye directamente al tándem de Lule y Martín Menem. Quizás un eufemismo para no decir Karina Milei. En su equipo disimulan y dicen que los Menem no le cuentan todo lo que pasa a la secretaria general. Otro capítulo de la novela clásica “el culpable es el entorno”.
Hace un mes, hubo una suerte de cumbre entre Caputo y la hermana presidencial para ordenar la interacción entre la gestión y la estrategia electoral. Fue un fracaso absoluto, porque desde entonces la desconexión se ahondó. Solo alcanza con un detalle: el asesor le bloqueó el contacto a Lule Menem y directamente cortó la conversación.
En la vereda karinista atribuyen esta agitación a que Caputo viene perdiendo incidencia interna, como se evidencia en los cierres de lista en las provincias. Allí está dominando claramente la estrategia de los Menem de competir con LLA en todos los lugares posibles, más allá del vínculo político que haya con el gobernador local.
El ejemplo más reciente fue el cierre de alianzas en Corrientes, en donde a pesar de la enorme sintonía con Gustavo Valdés se resolvió ir con un candidato propio y no compartir listas (fue un caso testigo que generó un fuerte impacto en el chat de gobernadores, porque muchos pensaron que si así trataron al que más acompañó al Gobierno, qué le espera al resto).
El argumento oficial fue que “Valdés quería poner de candidato a su hermano y si lo acompañábamos hubiésemos avalado otra expresión de nepotismo”. Los caputistas sostenían que había que cerrar con el radical y sumar a Camau Espínola, quien también se quedó del otro lado. Francos, el interlocutor natural con los gobernadores y con la oposición, busca hacer equilibrio entre las dos alas, pero no está en desacuerdo con la idea de “fortalecer lo propio”. Quizás guarde algún rencor con Santiago Caputo.
En este enfrentamiento de miradas, hay un elemento central: la prescindencia de Milei hace que cada sector se sienta tributario de su pensamiento. Las Fuerzas del Cielo aseguran que el mandato principal del Presidente es priorizar la gobernabilidad como sostén del plan económico y que su foco está exclusivamente puesto en las elecciones nacionales de octubre. Las Fuerzas de la Tierra, en cambio, traducen que acordar con los gobernadores es “pactar con la casta” y que necesitan construir un andamiaje propio más fuerte para no depender de vínculos volátiles y caros. Los dos sectores creen interpretar el mandato de un líder que no parece intuir un riesgo detrás de estas disputas.
Es natural una colisión de estas características, porque es la primera vez que los libertarios enfrentan el desafío de tener que estructurar una oferta electoral, mientras que al mismo tiempo deben gobernar. Aunque muy relacionadas entre sí, son dos ciencias distintas. Y el Gobierno parece tener mejor resuelta la primera ecuación que la segunda.
Si bien hay indicios evidentes de estrés en el programa económico, no sólo por lo monetario y financiero, sino por la falta de señales más robustas de recuperación productiva, no parece que ese cuadro termine de configurar un clima adverso para los libertarios de cara a octubre. Le podría alcanzar con la estabilización macro y la reducción de la inflación.
Hay allí una clave que define la disputa de octubre: cuál es la pregunta ordenadora de la elección. Si el Gobierno impone su eslogan “kirchnerismo o libertad”, ganará la batalla, porque eso implicaría que el debate girará en torno del pasado y prevalecerá una comparación entre la situación actual y la del gobierno anterior, donde sale muy favorecido.
Si por el contrario, el peronismo prevalece con la idea “Milei o patria”, la discusión será en torno del presente, de los déficits de la gestión, del impacto del ajuste y de los riesgos de recesión y desempleo. Según las encuestas, la memoria negativa del último mandato peronista sigue vigente y los libertarios tienen logros para mostrar y dominar esa disputa de marcos narrativos. Además influye que LLA mantiene una promesa vigente que deberá cumplir, mientras que el peronismo todavía no logró articular una propuesta alternativa y renovada que supere el mero rechazo al plan libertario.
La segunda variable es la que hoy genera más dudas, incluso que lo electoral. Ahí la pregunta central gira alrededor de la capacidad de LLA de garantizar la continuidad del plan de gobierno que se trazó Milei, no sólo para la transición hasta diciembre, cuando se renueven las cámaras, sino especialmente para la segunda mitad de su mandato. Porque esa partida ya se está jugando a partir de ahora y empieza en las definiciones electorales.
¿Está Milei imaginando que un gran triunfo electoral diluirá las resistencias y hará volver a los viejos aliados mansos y resignados a su redil? ¿No va a necesitar de una configuración política más voluminosa que la que le puede aportar LLA, aún después de una victoria en las urnas? ¿Explora la idea de una tonificación de su equipo ministerial para afrontar el desafío de las reformas que planea?
Las respuestas dependerán de cómo terminen configuradas las listas, porque eso definirá los contornos del oficialismo para una etapa decisiva. Cuánto componente violeta puro tendrá, cuánto reciclado, cuánto aliado. También será clave el sostenimiento de los vínculos con los gobernadores cooperativos, a sabiendas de que ni con el mejor resultado posible el Gobierno logrará mayorías propias en el Congreso. Cuán lesionadas quedarán esas relaciones, hasta qué punto habrá competencias consensuadas.
La nueva oposición ampliada ya está jugando la partida de la segunda mitad del mandato. Milei también. Por eso el empinamiento de la disputa se aceleró. No sólo está en juego el resultado electoral. Lo que se decide también es la ecuación de fuerzas para los próximos dos años.
08/07/2025 a las 10:44 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
¿El PRO acuerda y se parte? Karina, con mano de hierro; el peronismo, después de Cristina
Ricardo Kirschbaum
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
6/7/025
En el país de la desmesura, los juicios sobre las acciones de los otros son extremos. Se han tomado muy a pecho aquella frase bíblica del Apocalipsis que condena a los tibios, como si la religión pueda ser trasladada mecánicamente a la política y la moderación, en este caso, en vez de atributo fuera una afrenta insoportable. La sobreactuación, en todo orden, incluido el judicial, añade tensión al contexto de violencia que crece en espejo, impulsada por quienes no conciben la política sin humillación. Como Milei o Néstor o Cristina Kirchner.
Las reacciones que ha despertado la formalización de un “frente” entre el mileísmo y el PRO en la provincia de Buenos Aires ha cubierto toda la gama: desde el realismo puro y duro de Ritondo y Santilli, reconociendo la debilidad política de su formación, hasta los que proclaman que el macrismo entregó hasta la dignidad. Los primeros se escudan en las encuestas: el PRO ya no mide los 40 puntos de antaño, que les dio el triunfo en ese distrito, sino que ahora con suerte araña los 6 o 7 puntos de preferencia. ¿Con qué herramientas se podría negociar con La Libertad Avanza, que amenaza con pintar de violeta el principal territorio hostil?, preguntan los que han alentado la adhesión al oficialismo nacional.
Desde la otra vereda, responden que han firmado el certificado de defunción del macrismo y que si repiten esa conducta en la Ciudad -Jorge Macri, hasta ahora, resiste la presión de su primo Mauricio- el PRO habrá dejado definitivamente de existir.
El debate tiene importancia por varias razones. La primera, la pulsión de Milei y de Macri de terminar con el peronismo-kirchnerismo, derrotándolo en su santuario principal. La segunda, también esgrimida en el debate, es que las políticas económicas de Milei deben ser respaldadas. Cualquier tropezón, argumentan, pondría en peligro la estabilización económica, su principal activo. En síntesis, se resignan, hay que tragarse el sapo, mirar para otro lado cuando el Presidente se va a la banquina en sus catarsis insultantes y sus exabruptos escatológicos, y admitir sin sonrojarse que el fin justifica a los medios. Ya hemos visto a dónde puede conducir esa concesión peligrosa.
La contracara también tiene sus razones. Aluden a la necesidad de no confundirse en la manada y que los ciclos políticos, cada vez más cortos, necesitan de alternativas y de matices. Por eso, probablemente un sector del PRO -se habla de los intendentes de Junín, Pergamino, Vicente López, entre otros- pueden hacer rancho aparte con los intendentes radicales y referentes de otros sectores, como Emilio Monzó. Y están impulsando que en septiembre se libre una batalla que deje una señal para el futuro. Hablan del economista Melconian en la Tercera Sección, o de Stolbizer en la Primera. En octubre, podrían aglutinarse alrededor del proyecto que vuelve a impulsar Schiaretti, quien se relanzará en Córdoba.
Hay un factor que hay que tener en cuenta: los negociadores se encuentran con la intransigencia de Karina Milei, que refleja su estrategia propia o delegada de control absoluto. No pocos observaron la creciente centralidad que la hermana del Presidente está teniendo. Un último ejemplo fue su ubicación preferencial en los actos oficiales -el último, el homenaje a los policías caídos en el atentado de Montoneros a Coordinación Federal- restándole protagonismo a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, con la que la relación no parece ser muy fluida.
La dureza negociadora –“todo violeta”, como acaba de experimentarlo el gobernador de Corrientes Valdés, que abortó el acuerdo con la LLA- choca con una actitud más dialoguista de Santiago Caputo, quien desde los resultados discretos que está obteniendo el oficialismo en las elecciones, pugna por no ser tan hostil con los gobernadores de las provincias en las que se debe elegir senadores: Salta, Santiago del Estero, Río Negro, Neuquén, Chaco y Entre Ríos. Obvio: en la Capital, donde también se eligen senadores, el caso es distinto.
La guerra con Jorge Macri parece desatada. Y el macrismo está cada vez más tentado en alguna combinación con radicales y la Coalición Cívica. Mauricio Macri desalienta esa alternativa porque no quiere quedar atrapado en el brete de volver a ser candidato, como le exigirían desde el Gobierno de la Ciudad.
Saben que desde la Casa Rosada se alienta la candidatura de Bullrich como senadora porteña y se la entusiasma para que dispute la jefatura de Gobierno en 2027. Cualquier cosa para desalentar su proyecto presidencial, apoyada en las buenas mediciones que tiene en las encuestas la actual ministra.
En la Casa Rosada dejan trascender que Guillermo Montenegro, intendente de Mar del Plata y uno de los promotores de la alianza con Milei, sería el reemplazante de Patricia. Con un agregado: también le darían al ex PRO la cartera de Justicia.
El peronismo se prepara para septiembre como si fuera una elección nacional. Milei hace lo propio. Los resultados de esta vuelta provincial marcarán mucho lo que puede ocurrir un mes después.
En principio, el peronismo iría unido -o “amontonado”, como prefieren describir hoy la situación interna- y alentado por el interés de marcarle a Milei la cancha en un momento, dicen, que la economía familiar está dando síntomas inequívocos de sufrimiento. Y también dicen advertir nubarrones en la macroeconomía, puesta hoy en función de la elección por venir.
Estaría resuelto que Mayra Mendoza vaya a la Tercera Sección como candidata y que Máximo Kirchner, que no quiso correr el riesgo, siga en donde está. El diputado siente que los tiempos de encarnar el vicariato se están terminando y que, pronto, deberá seguir su carrera política sin la sponsor principal.
Con Cristina en arresto domiciliario -recibió a Lula, quien desoyó los consejos de su diplomacia de que no lo hiciera- y sin otro liderazgo indiscutible, el peronismo debe comenzar a buscar tras este turno electoral otra fórmula y otra propuesta que otra vez atraiga a un electorado cada vez más desencantado con la política.
Esos diálogos frentistas y negociaciones preliminares son por ahora informales y sugerirían que la era post Cristina comenzará después de octubre.
08/07/2025 a las 10:52 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Amenazas para el liberalismo del ojo por ojo
Martín Rodríguez Yebra
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
6/7/025
La narrativa pública de Javier Milei ha dado un salto en su nivel de desmesura. Se declara en guerra contra “enemigos” que buscan matarlo. Dice que quienes no coinciden con él están “infectados con parásitos mentales”. Se vanagloria de ser cruel. Reparte insultos y neologismos denigrantes. Aplaude a quienes dicen que hay una violencia buena según quién sea el destinatario de ella. Pasó de solo odiar a los periodistas a desearles graciosamente la décima plaga de Egipto (la muerte de los primogénitos).
La relevancia de esta escalada reside no tanto en el contenido del discurso sino las acciones políticas que derivan de él. Como les pasa a menudo a gobernantes que merodean la cima, Milei olvida la lección cínica que les dan a los principiantes en el arte del poder: nunca compren el buzón que venden.
Al atarse a una fábula excluyente, la del profeta vengador en un país de buenos y malos, sacrifica dosis del pragmatismo que le ha permitido gobernar con estabilidad a pesar de su escueta minoría parlamentaria.
Un mes atrás hubiera sonado inverosímil que los 24 gobernadores se pusieran de acuerdo para presentar dos proyectos de ley, como hicieron esta semana, para recomponer las cajas provinciales. Esa alianza en defensa propia que integran kirchneristas, peronistas camaleónicos, macristas, radicales y aspirantes a libertarios es producto de las carencias y el hartazgo. “Hacen el ajuste con la nuestra”, se queja uno de los jefes provinciales que añoraba un 2025 en paz.
El recorte de partidas fue la chispa final que encendió la bronca de los que se mantenían en el lote de los aliados por necesidad. La estrategia electoral de los primos Menem, validada por Karina Milei, deja heridos por todo el mapa. La Libertad Avanza les pisa el territorio a los gobernadores que habían dado apoyo al oficialismo hasta ahora. Les ofrecen pactos leoninos, bajo la amenaza de armar listas opositoras y resquebrajarles la gobernabilidad local.
Entre las arengas de Javier y la acción de Karina, los Milei cantan un jaque al sistema político aún más enfático que el que implicó su desembarco en el poder. Despliegan un liderazgo que demanda lealtad entendida como obsecuencia. Y azotan a quien no entienda la diferencia.
Les pasó esto a los diputados Martín Arjol, en Misiones, y Mariano Campero, en Tucumán. Eran los pioneros del mileísmo dentro de la UCR, pero se quedaron secos en el reparto electoral. Ahora resisten las directivas del oficialismo en el Congreso. Son “radicales momentáneamente sin peluca”; oficialistas en modo espera, que en el mientras tanto constituyen un peligro latente para los planes legislativos de Milei.
En el Pro también avanza el desconcierto por la negociación de un acuerdo en Buenos Aires. Milei riega la discusión de palabras ofensivas para los “ñoños macristas” que le cuestionan sus formas ásperas; su hermana exige sumisión en el armado de las listas. A Cristian Ritondo –entusiasta del pacto- le costó entusiasmar el viernes a los intendentes que se perciben marchando hacia la disolución del partido en el que militan desde hace 20 años. Todo indica que competirán juntos contra el kirchnerismo bajo el nombre Frente La Libertad Avanza. “Guarda que lo de ‘frente’ somos nosotros y lo ponen adelante”, ironiza un jefe comunal que se hace mala sangre con la situación.
CONGRESO TURBULENTO
La combinación de gobernadores enojados y aliados desilusionados anticipa un mes turbulento en el Congreso. El Senado pretende sancionar la ley de aumento de las jubilaciones que ya pasó por la Cámara de Diputados. Los votos están. La presión desde las provincias permite pensar que, de no mediar algún gesto de la Casa Rosada, avanzarán los proyectos para regular el reparto de los Adelantos del Tesoro Nacional (ATN) y para hacer coparticipable el impuesto a los combustibles líquidos. Las iniciativas para blindar el financiamiento del Garrahan y ampliar los fondos para las universidades también ganan impulso al calor de la temporada electoral. Y nada enciende más alarmas en el Gobierno que la intención opositora de endurecer los requisitos para convalidar los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU).
El Congreso se salió de control. Se vio el miércoles en la sesión donde casi terminan a las piñas la diputada kirchnerista Paula Penacca y la libertaria Juliana Santillán. Pero también en las disparatas reuniones de comisión en el Senado en las que se discutió sobre los haberes jubilatorios y el dinero para asistir a la discapacidad. Las internas libertarias no ayudan a calmar las aguas.
Milei insiste que vetará todo lo que afecte el superávit fiscal y anticipa una avalancha de acusaciones contra aquellos que lo desafíen.
A su juicio no son rivales políticos. “No contemplo la posibilidad de una oposición constructiva. Son enemigos que intentan matarte”, dijo. Su ideólogo favorito y jefe además de la organización recaudatoria Fundación Faro, Agustín Laje, dijo esta semana que “no está mal” usar “formas violentas contra el mal”. ¿Y qué hace a alguien malvado? “Un corrupto es una persona malvada, una persona que vota a un corrupto es una persona malvada, una persona que genera inflación es malvada”, opina.
Otro escritor libertario, el chil¡”o Ax’l Kaiser, conquista a Milei con la teoría de los “parásitos mentales”. Lo explica así: “Hay ideas que se instalan en tu sistema nervioso como parásitos. Se llaman neuroparásitos. Muchas de esas creencias tú las encuentras en grupos políticos como el kirchnerismo”. Esos neuroparásitos “les impiden pensar racionalmente y los condicionan a reaccionar de manera violenta”. Los kirchneristas, a su juicio, “son seres humanos cuya mente está infectada por estos parásitos”. Hay un lado positivo: pueden curarse “si abrazan las ideas de la libertad”.
Los parásitos de Kaiser son siete, según el libro que escribió, entre ellos la justicia social, los derechos sociales, el Estado benefactor, la responsabilidad social empresarial y la diversidad. ¡Cuánto trabajo por delante para las Fuerzas del Cielo!
LA LEY DEL TALIÓN
Milei le añade condimento propio a la retórica divisiva que importó de experiencias pioneras de la nueva derecha internacional. Configura una suerte de liberalismo del ojo por ojo cuando advierte que su lógica de interacción pública es responder a todo aquello que considere una agresión con una violencia mayor.
Normaliza así una degradación del debate y coloca el escarmiento por encima de la justicia. Por ejemplo, su candidato deseado en la provincia de Buenos Aires, José Luis Espert, llegó a expresar la siguiente fórmula para acabar con la inseguridad en el conurbano: “Colgas cuatro o cinco de estos delincuentes en la plaza pública, llenalos de balazos y decí ‘el próximo sos vos, hijo de puta’”.
El propio Espert sufrió un repudiable acto vandálico en la puerta de su casa, cuando militantes kirchneristas tiraron estiércol, colgaron un pasacalle y tiraron volantes ofensivos. La inusual detención en una cárcel común por ese hecho de la dirigente camporista Alesia Abaigar recibió el aplauso del Gobierno bajo el lema bullrichista: “El que las hace las paga”.
Milei volvió habitual la expresión “no se bancan el vuelto”. La usó para amplificar una campaña de desprestigio contra una periodista, Julia Mengolini, que hace dos años dijo que Milei estaba “enamorado de su hermana”. Festejó que sus seguidores la acusaran falsamente de tener una relación incestuosa con su hermano y difundieran videos escabrosos hechos con inteligencia artificial. “Acción-reacción”, explicó el Presidente.
A otro periodista, Fabián Doman, lo denunció por injurias porque opinó en un programa de streaming que puede ser interesante saber sobre la vida sexual de los líderes políticos. El abogado que firma la demanda consideró aplicable en ese caso la doctrina de la real malicia, que refiere a quién miente a sabiendas o afirma algo con “total desprecio por la verdad”. Es decir, lo que hace Milei de manera explícita cuando alienta la reprimenda a sus críticos con la difusión de falsedades.
Denunció también a Jorge Rial porque un periodista que reporta a él contó que le había pedido conseguir “información sobre los perros” de Milei. Lo tomó como la prueba de “una operación de inteligencia” en su contra. “Esta lacra moral va contra los hijos”, escribió el funcionario Santiago Oría, que trabaja de alimentar la cruzada presidencial contra el disenso.
Se enardece también con quienes tildaron de homofóbico su discurso en Davos, pero no corrige a los propagandistas del Gordo Dan cuando tratan de pedófilo y le desean que contraiga el sida al diputado Esteban Paulón, del socialismo de Santa Fe.
En los tuits donde llama a “odiar” a los periodistas Milei ahora añade una alusión a la décima plaga de Egipto. Es decir, la muerte de los primogénitos, el castigo final con el que el Dios de la Biblia logró que el faraón se rindiera y liberara a los hebreos. ¿Desea la muerte de los hijos de quienes osan criticarlo? Hay que suponer que no quiso ser literal. Es indudable, en cambio, que incurrió en un error de lectura o de memoria. Se le mezcló el libro del Éxodo con una vieja película sobre la vida de Moisés. Interpretó entonces que la décima plaga era una venganza divina por una amenaza proferida por el faraón ante Moisés. Lo que intentó decir Milei es que aquel que hable contra él debe saber que lo que diga se volverá en su contra.
Suele caer en despistes cuando se entusiasma en el señalamiento de los réprobos. El mismo día en que aludió a las plagas había atacado a los “pelotuditos de las formas” que lo critican por su virulencia y dijo que le recordaban una frase del tango Cambalache: “Un disfrazado sin carnaval”. En realidad, es una línea de Qué vachaché, una pieza anterior de Discépolo. También se alegró del apoyo que, afirmó, le había dado “la versión en español de The Economist” porque en la Argentina se estaría viviendo un “ajuste expansivo”. El artículo al que aludía salió en El Economista, un medio madrileño sin relación alguna con la prestigiosa revista británica. Es un texto sin firma que presenta como única fuente a Juan Ramón Rallo, un libertario que integra el círculo de amigos presidenciales en España.
Este sábado Milei ensayó su blend de espiritualidad religiosa y racionalidad económica en el Chaco, donde asistió a la inauguración del megatemplo de un pastor evangélico que presume de hacer milagros en el escenario en favor de los afortunados que pueden pagar la entrada para verlo. Les recitó los males de “la casta” a fieles que acababan de caer en trance y a aparentes lisiados que volvieron a caminar. ¡Bendiciones!
LA TENTACIÓN DEL ENEMIGO
La degradación del debate público y la radicalización contra quienes piensan diferente plantean un reto delicado para el porvenir del Gobierno. El programa de Milei logró bajar la tasa de inflación y ordenar las variables macroeconómicas, lo que le da la popularidad suficiente como para ilusionarse con un triunfo en las elecciones de este año. Sin embargo, la tarea por delante es más que desafiante. El préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) que le permitió hace tres meses sortear una crisis en gestación requiere una serie de reformas estructurales -jubilatoria, fiscal, laboral-que solo pueden conseguirse a partir de un amplio acuerdo político.
Al deshumanizar a los diferentes y comparar el consenso con la corrupción, Milei les ofrece a sus rivales políticos pocos incentivos para colaborar en la transformación a la que apunta su programa.
La alternativa al acuerdo es una selva donde la tentación de los opositores calificados como enemigos consiste en sentarse a esperar un fracaso del Gobierno. Frente a un programa de ajuste en el que las cargas no se reparten de manera equitativa, donde habrá ganadores y perdedores al menos en sus primeras instancias, les queda servido el relato de defensa de los desprotegidos. La Argentina está llena de políticos entrenados en la gimnasia de prometer salidas fáciles y rápidas a problemas que solo podría resolver el largo plazo.
Los inversores que deben financiar el cambio miran con desconfianza la archiconocida película del péndulo. ¿Y si otra vez termina igual?
Milei había parecido intuir la encerrona cuando el 1 de marzo de 2024 presentó el Pacto de Mayo, pero la aventura terminó, un año después, en una mesa en la que solo se sientan políticos elegidos a dedo por el Presidente a avalar ideas escritas por el Presidente.
Sus funcionarios se mimetizan con el clima de época. Hasta los ministros de perfil técnico le copian el tono pendenciero en busca de un like en las redes. Otros son más literales, como las diputadas Lilia Lemoine y Juliana Santillán, que van por la vida con un mameluco de YPF igualito al que usa Milei con su perro Conan. El cosplay de Estado ya está aquí.
08/07/2025 a las 10:57 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Uniones de poco amor y demasiada desconfianza
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
7/7/025
Desconfianza. Ese parece ser casi el único denominador común en el seno de las principales fuerzas políticas cuando quedan solo 48 horas para la inscripción de alianzas que competirán el 7 de septiembre próximo en las elecciones de la provincia de Buenos Aires. Unos comicios cruciales que se ofrecen como el gran aperitivo de las legislativas nacionales.
El recelo dominante es el resultado de dos realidades complementarias que operan en este momento. Por un lado, resalta que el proceso de reconfiguración del mapa político iniciado hace dos años con el triunfo nacional de La Libertad Avanza aún no ha concluido. Lo viejo no terminar de morir y lo nuevo todavía no se consolida.
Por otro lado, queda expuesto que el bicoalicionismo forzoso y forzado que se enfrentará en territorio bonaerense es solo producto de la conveniencia y el rechazo a otros antes que fruto del afecto entre las partes con un proyecto de futuro compartido.
El panperonismo de un lado y, por el otro, los libertarios junto al macrismo subsumido llegan al filo de la fecha tope para inscribir las alianzas bonaerenses con enormes dificultades y demasiados cabos sueltos.
Se trata de una carrera contra reloj que en ninguno de los campamentos todavía pueden dar por resuelta y que aún puede deparar sorpresas y dejar algunos heridos por el camino. Antimileísmo y antikirchnerismo son un frágil y provisional imán que sostiene el relativo poder de atracción de cada uno de los polos. Solo el rechazo a la alteridad mantiene la pulsión (más que la vocación) acuerdista.
El preacuerdo alcanzado hace dos días entre cristicamporistas y kicillofistas, con la anuencia del massimo, tiene todavía demasiado por resolver. Ni siquiera el nombre de la alianza pudo ser zanjado. Resulta una obviedad decir, entonces, que no hubo avances sobre asuntos más complicados, como la representación de cada sector y los candidatos que irán en las listas de cada sección electoral y de cada municipio. Todo esto quedará para resolver en los diez días siguientes que restarán hasta la fecha y hora límites para la inscripción de las listas y postulantes.
“Yo creo que, al final, vamos a cerrar, pero va a ser durísimo. Lo del fin de semana fue un preacuerdo sobre la cancha en la que vamos a jugar, pero ahora empieza el partido en serio y va a sobrar pierna fuerte. Todos se guardan un sello de reserva por si a último momento se pudre todo”, dice uno de los cuatro miembros de la tetrarquía peronista que deberá cerrar los detalles para inscribir la alianza.
Si bien es considerado un tema menor, la discusión sobre el nombre de la coalición panperonista ni siquiera está saldada.
La propuesta de Sergio Massa de que se llame “Peronismo” logró el aval del cristicamporismo, que la considera una señal de identidad clara para confrontar con la oferta del oficialismo nacional, al que pretenden exponer como la representación máxima de lo antinacional y antipopular.
Sin embargo, para Axel Kicillof y los suyos no es una buena denominación porque “excluye a muchos que son antimileístas, pero no peronistas. Y, además, huele a viejo”.
Al margen del nombre, de los nombres propios y de los porcentajes de reparto, hay otro factor de complicación que sumó el cristicamporismo: la demanda de que el armado de las listas bonaerenses se haga en simultáneo con el de la nómina de candidatos a diputados nacionales, para la elección que se hará el 26 de octubre. Como si no hubiera ya demasiadas diferencias.
“Lo importante es la elección nacional. Tenemos, como mínimo, que lograr renovar los 15 diputados que entraron en 2021, cuando perdimos con la boleta que encabezó Vicki Tolosa [por Victoria Tolosa Paz]. Por eso hay que cerrarlo todo junto. Lo importante es conservar, como mínimo, la capacidad de ser una oposición efectiva en el Congreso para ponerle límites al Gobierno y nosotros somos los únicos que podemos asegurarlo. Hoy los gobernadores se han empezado a plantar, pero apenas les tiren un poco de guita y algunas obras, se van a volver funcionales a Milei”, sostiene uno de los voceros del camporismo para justificar la demanda de anticipar discusiones.
La mención a la exministra albertista no es solo una referencia temporal, sino una buena manera de disimular que en esa nómina el cristicamporismo se llevó la mejor parte. Y allí reside uno de los nudos del problema panperonista, ya que ahora las acciones deben distribuirse entre tres (cristicamporistas, kicillofistas y massistas) cuando hace cuatro años se repartieron entre dos espacios y de forma asimétrica.
“Cristina y La Cámpora quieren que se les pague por lo que fueron, pero ya no son. Menos ahora cuando ella ya no puede ser candidata. Estamos ante un cambio de régimen, cosa que ellos no quieren ni pueden a aceptar”, dice un estrecho colaborador del gobernador para explicar el núcleo de las dificultades.
La otra parte de ese razonamiento dice que “mientras tanto, Axel tiene que dar un paso firme para consolidar la imagen de que empezó un camino propio y no por delegación. Por lo tanto, tiene que ponerse al frente de la estrategia y que su espacio sea reconocido en igualdad de condiciones, cosa que no están haciendo”, explica quién es, además, un importante referente territorial del conurbano. No espera horas sencillas.
MÁXIMO Y SERGIO
En ese punto, asoman dos nombres fuertes que son parte de la discusión y las charlas intrasectoriales.
Por un lado, aparece el de Máximo Kirchner para reemplazar a su madre a la cabeza de la lista del bastión de la 3ª sección electoral, aunque él haya dicho que se siente incómodo de suplantar a su “mamá y jefa, porque fue proscripta”.
En el kicillofismo, sin embargo, no descartan que quieran imponerle al vástago. Por eso, ya se empezó a instalar el nombre de otra mujer de ese territorio: la vicegobernadora de Kicillof y exintendenta de La Matanza, Verónica Magario. No parece sencillo. Por eso, como prenda de unidad algunos intendentes empiezan a barajar la carta del intendente de Almirante Brown, Mariano Cascallares, que estuvo al frente de esa boleta en 2021.
El otro nombre propio en danza para apurar el cierre nacional es el de Sergio Massa, a quien algunos referentes tanto cristicamporistas como intendentes del kicillofismo soft fueron a sondear con la intención de que encabece en octubre la lista de candidatos a diputados por la provincia.
El exministro de Economía, que nunca abandona el sueño de volver a ser candidato a Presidente y siempre evita revelar su juego hasta último momento, eludió las definiciones, sin dejar de transferir culpas y responsabilidades en los dos sectores que lo estaban tanteando. Nunca es fácil negociar con Massa y menos bajarle el precio.
“Primero ayuden a cerrar la unidad en la provincia y después hablamos de octubre, Yo no elegí que haya elecciones desdobladas. Ahora hay que ordenarlo. Después de eso hablamos”, les dijo el tigrense a las dos delegaciones, sin cerrar ninguna puerta. Mientras tanto otea el horizonte para ver si tiene plafón para algo más que verse obligado a jugar un partido demasiado difícil en octubre. En el peronismo consideran elevada la probabilidad de una derrota y él ya tiene demasiadas sobre su espalda.
El pasado sigue pesando en la sociedad, aunque el presente no se presente luminoso, inclusive para sectores históricamente votantes del peronismo, que en 2023 le dieron su voto a Milei. La perspectiva de que la tendencia abstencionista se ratifique en el territorio bonaerense cobra cada vez más entidad.
“No hay clima de rebelión. En realidad, abajo hay más bajón, tristeza y desilusión, que bronca. Eso se ha profundizado en el último mes. Encima ni siquiera hay fútbol. Y, en este contexto, los cristinistas quieren que la campaña tenga por eje ‘Cristina libre’. Es demasiado”, señala un aliado de Kicillof, que controla un territorio complicado del gran Buenos Aires.
El pasado que se empeña en seguir presente, las disputas por preservar lugares de poder y la dificultad para estructurar una narrativa común de campaña complican más las conversaciones y profundizan la desconfianza en el universo panperonista. Ni siquiera el borgeano espanto es suficiente aglutinante para evitar que las discusiones sigan abiertas mientras el tiempo se agota. Los capítulos finales de esta serie serán de mucho suspenso.
EL AAFAIRE LIBERTARIO-MACRISTA
Nada demasiado distinto, aunque por razones diferentes, es lo que ocurre en el lado antikirchnerista, cuya oferta ya es un hecho que estará teñida de violeta furioso, con la incorporación de algunos amarillos bien desteñidos y, sobre todo, desalineados del padre fundador del Pro. Mauricio Macri rumia sus pesares entre deseos de venganza y compromisos asumidos que lo obligan a colaborar con el mileísmo. Pocas veces estuvo tan incómodo desde que ingresó en la política.
“Estamos a nada de un cierre de frentes y en otros años electorales a esta altura ya teníamos claras las reglas internas y, más o menos, como se iban a acordar las listas. Hasta ahora no tenemos claro como es el acuerdo macro. O mejor dicho, si va a concretarse lo que está hablado. Y no es desconfianza en Cristian Ritondo (el interlocutor delegado), Pero La Libertad Avanza no se maneja con los mismos códigos”, explica un importante jefe comunal macrista. Se ubica entre los que miran con absoluta desconfianza las discusiones y que no descarta, como al menos otros tres pares suyos, descolgarse del armado provincial y nacional para presentar listas en soledad en su distrito.
“El Pro de Ritondo seguramente va a recalar en LLA. Y digo Pro de Ritondo porque los que no son de él van a tener poco lugar, sobre todo lo que no gobiernan municipios. En mi caso, estamos esperando a ver lo que sucede y si no podemos hacer un arreglo que respete lo que tenemos iremos separado. No sé si eso se va a resolver antes del miércoles”, explica uno de esos jefes comunales que teme un desembarco de okupas libertarios.
El problema para algunos de esos intendentes es que en sus distritos los concejales libertarios son experonistas reconvertidos en mileístas, que han votado más con el peronismo que con el oficialismo cambiemita local y ahora podrían ampliar una representación muy poco confiable, en condiciones de complicar la gobernabilidad.
Por eso, el armado localista que iniciaron los hermanos Passaglia, en su bastión nicoleño, empieza a ser objeto de interés y deseo para otros colegas macristas y también radicales, que ven en ese armado una tercera opción no solo para esta elección sino para una construcción de cara a 2027.
Si bien todo parece indicar que en río revuelto, todo será ganancia de los pescadores mileístas, la voracidad, la precariedad, la escasa confiabilidad y cierto amateurismo de los armadores del oficialismo nacional podrían hacer que su emprendimiento les ofrezca una renta de corto plazo y rendimiento moderado.
También en el universo antikirchnerista sobra la desconfianza y escasea el afecto societario sincero. Serán horas y días decisivos. No solo para las próximas elecciones de septiembre y octubre. La incertidumbre es un recurso inextinguible en la Argentina.