Por Hernán Andrés Kruse.-
DOS ACTITUDES HACIA LA VIDA Y LA POLÍTICA: LIBERTAD NEGATIVA Y LIBERTAD POSITIVA
“Uno de los escritos centrales del pensamiento de Isaiah Berlin es Two Concepts of Liberty, que fue la conferencia inaugural de su toma de posesión de la cátedra de Teoría Social y Política en la Universidad de Oxford. Como así admiten los estudiosos de su obra, dicho ensayo es el “más célebre y se ha convertido en una pieza obligada para todo aquel que quiera ocuparse del tema de la libertad política” (Rivero). En efecto, Dos conceptos de libertad es uno de los escritos políticos que mejor contribuyen a la ardua tarea de comprender el devenir de la libertad política en la historia y, en concreto, a lo largo de la modernidad. Para abordar dicha tarea, Berlin se apoya en los grandes pensadores del liberalismo clásico como son Montesquieu, Benjamin Constant, John Stuart Mill y Alexis de Tocqueville. De ellos toma varias ideas fundamentales, pero también se distancia, ya que él trata de repensar la idea de libertad a la luz de los trágicos acontecimientos de “un siglo terrible”, como el XX.
Berlin, en el citado ensayo, pretende diferenciar dos conceptos de libertad: la libertad negativa frente a la libertad positiva, sin que tal distinción suponga una apuesta “a favor” o “en contra” de tales conceptos, en principio. El teórico político de Oxford se propone, más bien, comprenderlos en su profundidad moral y desde sus raíces filosóficas e históricas para indagar en las posibilidades de acción del hombre contemporáneo. Además, tales conceptos no son meros instrumentos de la teoría política para diferenciar ámbitos de acción humana, sino que los mismos contienen dos visiones y/o actitudes morales-radicales ante la vida. De ahí, la importancia de la reflexión desarrollada por Berlin. Asimismo, en Dos conceptos de libertad el autor argumenta los principios de su teoría política, a la vez que elabora una crítica de la filosofía neopositivista de Oxford (que abrazó en su juventud) y expone una defensa de la filosofía política y de la historia de las ideas.
Dicha obra también es una apuesta en el campo político de la guerra fría, en el cual Berlin defiende la postura de la libertad formal-liberal (o negativa) auspiciada por las sociedades liberales democráticas y, por tanto, en clara oposición a la promesa de una libertad material-sustantiva (o positiva), defendida por el proyecto político de la Unión Soviética. Por último, Dos conceptos de libertad es, ante todo, una llamada a un liberalismo escéptico, prudente y en defensa del pluralismo radical de valores, en el sentido antes expuesto. Berlin, por tanto, define ambos conceptos de libertad y, a la vez, hace una disquisición profunda sobre las consecuencias sociopolíticas que en la vida práctica tienen los referidos conceptos de libertad.
Respecto al concepto de libertad negativa, lo define de la siguiente forma: el ser humano es libre si en su acción individual no existen interferencias o trabas sociales y políticas, es decir, humanas. El propio Berlin definió este concepto de libertad como no ser importunado por otros. Sin embargo, este tipo de libertad es el que históricamente más se ha opuesto a la tendencia general de la historia y, por ende, el menos frecuente. De hecho, el ser humano ha sido obligado, por doquier y contra su propia voluntad, a seguir cursos de vida en favor de su supuesta perfección individual y/o social que le han coartado su capacidad de elección. John Stuart Mill, quizá el pensador liberal con quien contrajo más deudas Berlin, definió y defendió la libertad negativa de manera clarividente: “La única libertad que merece este nombre es la de buscar nuestro propio bien, por nuestro camino propio, en tanto no privemos a los demás del suyo o les impidamos esforzarse por conseguirlo. Cada uno es el guardián natural de su propia salud, sea física, mental o espiritual. La humanidad sale más gananciosa consintiendo a cada cual vivir a su manera que obligándole a vivir a la manera de los demás”.
Así entendida la libertad política es el espacio en el que un ser humano actúa sin ser molestado por otros seres humanos. El problema de la libertad así concebida es que vivir en sociedad, y el ser humano no puede vivir fuera de ella -solo un dios o una bestia puede vivir fuera de la sociedad, como decía Aristóteles-, implica asumir ciertas coacciones o limitaciones, que vienen dadas fundamentalmente por las leyes civiles y políticas, reglas de comportamiento social y normas morales que se construyen entre los seres humanos para facilitar su convivencia. Es decir, la persona no puede ser libre al margen o fuera de la ley y de la sociedad, en la medida en que está continuamente socializada, establece entramados de relaciones sociales y en ella persiste, pues, “la inclinación fundamental […] hacia los demás” (Elias).
Así, dice el propio Berlin: “Los hombres son muy interdependientes y ninguna actividad humana tiene un carácter tan privado como para no obstaculizar en algún sentido la vida de los demás […] La libertad de unos depende de la contención de otros”. He aquí el problema radical sobre el que se asienta este concepto de libertad negativa, el cual responde, a su vez, a preguntas centrales de la existencia humana: ¿puedo hacer lo que quiera sin que los demás seres humanos me lo impidan?, o dicho de otro modo; ¿cómo es posible evitar la interferencia de las demás personas en mi vida y acción individual? Sin duda, este ideal de libertad se vincula a un concepto muy concreto de hombre, el cual está enraizado en una concepción individualista del mismo, de lo cual es plenamente consciente el filósofo británico, tal y como deja dicho al comienzo de Dos conceptos de libertad: “Toda defensa de las libertades civiles y de los derechos individuales, y toda protesta contra la explotación y la humillación, contra los abusos de la autoridad pública, contra la hipnosis de masas de las costumbres o contra la propaganda organizada, tiene su origen en esta muy discutida concepción individualista del hombre”.
Evidentemente, cualquier elección/opción humana entre valores últimos tiene unas consecuencias patentes. Si optamos por crear una organización sociopolítica en la que impere la libertad negativa y, por tanto, no haya obstáculos o interferencias en dicha acción individual de cada agente humano (soy libre en la medida que no soy importunado por nadie), entonces puede ocurrir que los agentes más fuertes, con más recursos socioeconómicos, más inteligentes o más hábiles en las distintas esferas de la vida, se impongan a los más débiles, provistos de menos recursos, menos inteligentes o peor dotados de habilidades sociales. Expresado de otra forma: en un mundo donde no existan trabas sobre la acción de los individuos y, por tanto, se carezca de leyes, reglas y normas para la convivencia, surgirá una tiranía de los agentes humanos mejor provistos de todo tipo de recursos, y las desigualdades sociales se extenderán por doquier.
Las preguntas que se derivan de esta breve reflexión son, por ejemplo: ¿estamos dispuestos a dejar el máximo espacio de libertad individual, a costa de que se imponga la ley del más fuerte?, ¿dejar libertad absoluta a la acción individual llevaría a la imposibilidad de la convivencia humana?, ¿introducir la libertad negativa absoluta daría lugar a una sociedad indecente, injusta e insoportable? En cualquier caso, tales preguntas tienen respuestas complejas, variadas y nunca satisfactorias. Si tuvieran respuestas fáciles y siempre satisfactorias, no tendría cabida la reflexión teórica y práctica sobre la política; y es evidente que tal reflexión continúa su curso en variadas ramas de las ciencias sociales. El ideal de libertad política negativa, defendido enardecidamente de diferentes maneras, es el que aplaudieron los grandes pensadores liberales, tales como John Stuart Mill, Benjamin Constant o Alexis de Tocqueville. Todos ellos apostaron por una idea de libertad negativa, siendo esta libertad la que más claramente defienden los modernos según Constant, que condujera a un desarrollo más civilizado del ser humano en este mundo siempre imperfecto y mejorable.
Berlin pensaba que la idea de libertad negativa es producto de una sociedad moderna refinada y civilizada en la que, no sin dificultad, la razón individual se sobrepone a las pasiones colectivas humanas. Precisamente por la imposición de estas últimas (véanse, los movimientos sociales que defienden ideales absolutos como la uniformidad cultural, el predominio de ciertas creencias religiosas sobre otras, la supremacía de una identidad nacional, la superioridad de un grupo social sobre los demás, etc.) la libertad negativa no ha sido la normalmente defendida a lo largo de la historia, pues surge tardíamente durante el esplendor humanista en el Renacimiento y la consiguiente confianza en la capacidad de acción racional del individuo:“La dominación de este ideal ha sido más bien la excepción que la regla, incluso en la historia reciente de Occidente. Ni tampoco la libertad considerada en este sentido ha sido el grito de combate de las grandes masas de la humanidad. El deseo de que no se metan con uno, que le dejen en paz, ha sido el distintivo de una refinada civilización, tanto por parte de individuos como de comunidades. El sentido mismo de la privacidad, de un ámbito de relaciones personales sagrado por derecho propio, se deriva de una concepción de la libertad que, a pesar de sus raíces religiosas, en su estado desarrollado apenas es más antigua que el Renacimiento o la Reforma. Por último, su decadencia señalaría la muerte de una civilización, de toda una concepción ética” (Berlin).
Respecto al sentido positivo de la libertad, Berlin la define como la posibilidad que tiene el ser humano de controlar su vida y de ser dueño de su destino. Se funda este sentido de libertad en el anhelo, por parte del individuo, de ser su propio guía. Ahora las preguntas radicales sobre la vida y el ser humano son las siguientes: ¿quién me gobierna?; ¿cómo puedo hacer para controlar mi propia vida y vivirla de la forma más plena posible? Si bien la libertad negativa es una libertad “de”, una capacidad de acción que tengo respecto a los demás hombres y sin que ellos interfieran en mi curso de acción; la libertad positiva es una libertad “para”, una capacidad para controlar mi propia vida y ajustarla a un proyecto por el que creo que merece la pena luchar y, por tanto, dedicar todos los esfuerzos posibles y hasta incluso el sacrificio de la misma vida.
A juicio del filósofo de Oxford, el sentido positivo de la libertad responde a una voluntad de poder y de autocontrol sobre la acción humana, la cual es volátil, incierta, movediza y cambiante. Ante tal volatilidad e incertidumbre de la acción, se pretende fijar un plan, un camino, un ideal que marque el rumbo de un ser tan errático como el ser humano. Desde luego, aquí subyace un concepto muy particular de hombre que se corresponde con una visión organicista del mismo, en virtud de la cual se cree que el hombre forma parte de un todo o ente dominante al que debe su vida. Ese todo o ente dominante puede ser, según cada perspectiva organicista, la sociedad, la cultura, la razón, una iglesia, un partido, una nación o un Estado donde ha nacido y crecido el ser humano. En cualquier caso, este último debe poner su vida a disposición de tales entes “superiores”, porque en última instancia se debe a ellos y, además, su vida (imperfecta, cambiante y efímera) sólo adquirirá sentido si la pone al servicio de los mismos. En definitiva, si quiero ser alguien en el mundo, y no un nadie; si quiero ser un sujeto pleno y no un objeto controlado por algo exterior a mi propio ser, debo obedecer las directrices de dicho ente dominante, del cual soy parte, y conducir mi vida de acuerdo con tales directrices.
Desde luego, optar por este sentido positivo de la libertad tiene unas consecuencias prácticas sobre la vida social y política. Para Berlin, una de tales consecuencias es que mi “yo individual” sea anulado y, a su vez, sea reemplazado por el citado ente dominante (o “yo superior”), convirtiéndose este último en el guía de todas mis acciones. Si esto ocurre yo como individuo perdería toda mi capacidad de acción individual e incluso la esfera privada de mi vida sería totalmente eliminada. Ello daría lugar a la conversión del “yo superior” en un enorme tirano, que ni siquiera me dejaría elegir en mi vida privada y que ahogaría mi iniciativa individual-personal. En el siglo XX, la imposición del “yo superior” o “yo colectivo” sobre el “yo individual”, hasta la eliminación de este último, ha resultado en grandes tiranías totalitarias. Ello, desgraciadamente, fue más bien la norma y no la excepción. Paradójicamente, anhelando defender el ideal de libertad positiva absoluta se pueden abrazar tiranías que supriman la libertad humana sin que nadie salga en su defensa (Arendt). Así, las guerras y las revoluciones fueron más frecuentes que los gobiernos democrático-representativos y los debates parlamentarios, hasta tal punto que dicho siglo ha sido denominado como la “era de la violencia idealista” (Del Águila) o “era de las catástrofes” (Hobsbawm).
Berlin, sin duda, es muy consciente de los peligros que entraña dicha conversión, pues las palabras e ideas que usamos en nuestro lenguaje político ordinario son mucho más importantes y decisivas de lo que comúnmente creemos, ya que con ellas presuponemos cierto concepto del ser humano, nos definen como agentes de una sociedad y nos modulan como creyentes en visiones del mundo particulares. Es decir, el lenguaje político cotidiano contribuye a pensar el mundo que nos rodea de una forma determinada y, a la vez, impone una serie de límites sobre lo que es pensable en ese mundo. Así lo expresa él, en el siguiente texto: “Se ha señalado en muchas ocasiones los peligros que entraña el usar metáforas orgánicas para justificar la coacción de algunos hombres sobre otros con el fin de elevarlos a un nivel “superior” de libertad. Pero lo que hace que este tipo de lenguaje resulte convincente es que reconocemos que es posible, y a veces justificable, coaccionar a determinados hombres en nombre de algún fin […], fin que ellos mismos buscarían si fueran más cultos, pero que no lo hacen por ceguera, ignorancia o corrupción. Esto facilita que me pueda concebir coaccionando a los demás por su bien, no en el mío”.
A MODO DE CONCLUSIÓN
“El pensamiento político de Isaiah Berlin enlaza con las principales preguntas planteadas por los pensadores políticos de todos los tiempos, de modo que replantea las cuestiones perennes de la teoría política normativa y de la historia de las ideas políticas. A través de esta última disciplina, forjada en tiempos de la Ilustración, Berlin se propone indagar en dichas preguntas y en la propia condición humana. Sin embargo, pese a reformular las mismas preguntas que, de una manera u otra, se han planteado recurrentemente a lo largo de la historia de la humanidad, el profesor británico intenta aportar luz sobre otras respuestas poco conocidas y transitadas por los filósofos clásicos. Lo más paradójico es que tales preguntas, en contra de los que han pensado muchos filósofos, no tienen una respuesta definitiva y única, sino más bien respuestas variadas y contradictorias que están en función de las situaciones sociopolíticas y de las perspectivas ante la vida que abrace cada ser humano.
En este sentido, Berlin elabora un enfoque propio para analizar los asuntos humanos y sociopolíticos que él mismo denomina pluralismo de valores. Con ser bastante problemático y discutible el enfoque por el que apuesta el pensador británico y, más todavía a la vista de los escasos resultados obtenidos por las políticas pluralistas y multiculturales en las diversas democracias liberales del mundo, dicho enfoque es una vía más prudente y aceptable que la doctrina del monismo filosófico (y el determinismo que lleva consigo) para abordar los conflictos políticos y morales que se ciernen sobre el mundo común de la política.
Por su parte, la diferenciación teórica entre los conceptos de libertad negativa y libertad positiva, ideada por Berlin, con ser bastante provechosa intelectualmente, va más allá del propio campo de la Teoría Política en tanto que forma parte de la condición humana. Como se ha visto, esta diferenciación tiene implicaciones prácticas de gran calado en la acción social y política. Sin duda, ésta está sujeta a las cambiantes y procelosas circunstancias de la condición humana, la cual se caracteriza, sobre todo, por su indefinición, por su mutabilidad histórica y, en definitiva, por seguir una pauta independiente a la pauta que imponen los valores absolutos. Precisamente por ello, para Berlin, los fines de la vida humana y los sentidos de la política pueden ser redefinidos y replanteados, respectivamente, en función de los valores que en cada momento prioricen los agentes humanos. Desde luego, así es posible la protección de la libertad negativa individual y la lucha contra los proyectos colectivos construidos en base a la libertad positiva que pueden convertirse en tiránicos. Sin embargo, nada en la esfera pública se consigue de forma inmediata y simple y, por ende, dicha protección demanda la acción continuada de los agentes sociopolíticos”.
(*) José Francisco Jiménez Díaz (Universidad Pablo de Olavide): “Pluralismo y libertad en el pensamiento de Isaiah Berlin”.
10/07/2025 a las 11:08 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El Gobierno tropieza con sus dificultades políticas en un momento crucial
Eduardo van der Kooy
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
9/7/025
No existe ningún indicio que permita suponer que la ingeniería de poder del gobierno de Javier Milei haya sufrido alguna modificación. Como eje de todas las decisiones sigue estando el Triángulo de Hierro que el mandatario comparte con su hermana, Karina, y el joven asesor Santiago Caputo. Ocurre, sin embargo, que los resultados políticos comienzan a ser mucho más magros en un momento crucial. Las vísperas de las elecciones legislativas cuya primera estación (luego de las nueve votaciones ya anticipadas) ocurrirá el 7 de septiembre en Buenos Aires.
Se trata de una jugada de Axel Kicillof, similar a la que ensayó Jorge Macri en la Ciudad, para despegar los comicios locales de la campaña nacional de octubre. Fueron pensadas cuando Cristina Fernández todavía estaba en libertad. Al jefe porteño, se sabe, la jugada no le salió nada bien.
¿Qué estaría sucediendo, entonces, en el universo libertario?. Se viene perdiendo gradualmente el orden que supo imponer la figura de Milei, entre propios y ajenos, para empujar la gestión. Esa fortaleza presidencial resultó suficiente este año y medio para concretar iniciativas que el desconcierto y la segmentación opositora no alcanzaron a frenar. De la misma manera fueron disimuladas las falencias libertarias que han tocado su esplendor en el Congreso durante las últimas semanas.
Las dificultades oficiales se visualizan en dos terrenos: el armado electoral y el funcionamiento del Congreso. Existe, por supuesto, una interconexión. Karina, Santiago Caputo y Eduardo “Lule” Menem han tenido bastante éxito en una tarea inicial: el sometimiento del PRO para la confección de listas en Buenos Aires. Allí trabajó el delfín de El Jefe, Sebastián Pareja. Tuvieron, claro está, la ayuda inestimable de Cristian Ritondo, jefe del bloque de diputados del PRO, y Diego Santilli. El partido de Mauricio Macri formará parte del que se denominará Frente La Libertad Avanza. El color identificativo de las boletas será violeta. De amarillo, nada.
Tal homogeneidad aparente exhibe sus estrías. Hay al menos 4 intendentes bonaerenses del PRO renuentes a aceptar otra imposición libertaria. Tener mayoría en las nóminas de concejales. Se contarían, en principio, los distritos de Vicente López, Junín, Pergamino y Puán. Manuel Passaglia, intendente de San Nicolás, y su hermano Santiago, lanzaron su propio espacio (Hechos) que pretende empalmar con los radicales y diversos dirigentes que resisten la fusión libertaria-macrista.
Esas negociaciones poseen dos planos, septiembre y octubre. Aunque el trazo grueso está echado subsiste un problema grande: quien será la cabeza de la lista de diputados en el segundo turno, el determinante para la suerte libertaria en el Congreso. Milei ya ha dicho que impulsa a José Luis Espert. Su hermana y Lule lo resisten cada día más. Por dos motivos: el escrache del que fue objeto por parte de funcionarios kirchneristas después de declaraciones suyas muy desafortunadas. Su pobre ponderación en las encuestas. De nuevo un puente: ese episodio no lo victimizó ante la opinión pública bonaerense. Como frutilla habría otro asunto del pasado: el presunto vínculo del diputado libertario con un detenido en la Patagonia por pedido de Interpol. Lo acusan por lavado de dinero. El lugar de Espert, por supuesto, lo pretende Santilli. Los libertarios aspiran a un candidato propio, de sello inconfundible. No sobran los nombres fuera del que propone el Presidente.
Las dudas en el oficialismo crecen después del amontonamiento enmascarado como unidad que consiguió el kirchnerismo. Fruto de las gestiones de Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa. Las intrigas en ese mundo no son muy distintas a las que circulan entre libertarios y macristas. La refleja una regla de juego establecida para conservar aquella amalgama. Cada sector (el gobernador, el hijo de Cristina y el líder Renovador) tendrá su fiscal a la hora de ubicar nombres en las listas. Las postulaciones deberán salir por unanimidad. Un solo veto bastaría para tumbarlos. Tarea súper ardua por delante.
Tal vez aquel ensimismamiento libertario por el desafío electoral que se avizora derivó en el descuido de otros frentes. La semana pasada, más allá de la interrupción de la sesión por el escándalo, quedó en evidencia que el Gobierno ha dejado de controlar Diputados. Lo supo hacer de la mano del PRO y con la asistencia de legisladores de varias provincias mandados por sus gobernadores. Los peronistas Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Raúl Jalil (Catamarca) resultaron en ese sentido decisivos. Para la aprobación de leyes medulares, como Bases, o la defensa de los vetos de Milei. Por caso, el que impidió el año pasado una mejora para los jubilados.
Aquel déficit oficial está reflejado de muchas maneras. Hay una emblemática: el célebre proyecto de Luis Caputo, el ministro de Economía, para que los ciudadanos puedan utilizar los llamados “dólares del colchón” ni siquiera pudo ser tratado todavía en alguna de las comisiones. Varias de ellas están inactivas: Presupuesto, Educación, Libertad de Expresión. El Gobierno machacó que con la aprobación de aquel proyecto la utilización de los dólares clandestinos en el mercado quedaría legalmente blindada. Podría ser una carencia que se advierte ahora en los mercados.
Hace mucho tiempo que Milei ha dado por concluida su relación con Victoria Villarruel. La vicepresidenta es la titular del Senado. En la Cámara Alta intenta bloquear una sesión que la oposición pretende formalizar mañana con una agenda que horroriza al Gobierno y su equilibrio fiscal. Está el proyecto para el aumento de las jubilaciones, con media sanción de Diputados, la emergencia en discapacidad y la posibilidad de la transferencia de nuevos fondos a las provincias. El gran reclamo de la totalidad de los gobernadores.
La vicepresidenta intenta un freno. Los opositores amagan con auto convocarse. Necesitarían los dos tercios. Sería un colapso político para el Gobierno y una deriva absolutamente incierta de la relación rota entre la Casa Rosada y Villarruel. Casi todo está entrelazado: muchos gobernadores también están fastidiados por el modo en que los libertarios desembarcan en sus provincias. Desechando asociaciones y complicando el panorama para aquellos que mandan. Hay dos casos a la vista: Gustavo Valdés, en Corrientes, ninguneado por La Libertad Avanza. Rogelio Frigerio en Entre Ríos.
El malestar creciente de los mandatarios provinciales tuvo una señal nítida en la víspera de la vigilia del Día de la Independencia en Tucumán. Apenas cuatro habían confirmado su presencia. Enorme contraste con los 18 que acompañaron en 2024 a Milei para la firma demorada del Pacto de Mayo. Entre esas ausencias masivas y la impronta de la niebla, el Presidente optó quedarse en Olivos.
10/07/2025 a las 11:11 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Reformas y plata, las razones detrás de la guerra entre Milei y los gobernadores
Marcos Novaro
Fuente: TN
(*) Notiar.com.ar
9/7/025
El principal clivaje que va emergiendo en la política argentina en la era Milei no es tanto izquierda vs derecha, que al Presidente y su gente tanto les interesa y del que hablan todo el tiempo, pero sigue sin importarle a la gran mayoría; ni tampoco entre dos liderazgos populistas contrapuestos pero también bastante parecidos, y que dejan tan fríos a una porción importante del electorado que prefiere quedarse en su casa. Es entre el gobierno nacional y las provincias.
Por una razón bastante sencilla: Milei triunfa ampliamente en cualquier competencia nacional, y lo va a seguir haciendo por un buen tiempo, pero no gobierna ningún territorio, ni va a hacerlo al menos hasta 2027; y en las demás fuerzas, dado el deterioro que sufren los liderazgos tanto de Macri como de Cristina, y su respectivo éxito en frustrar a sus potenciales sucesores, no hay ni liderazgos ni proyectos convocantes que generen mayor entusiasmo; así que los jefes de los 24 distritos del país tienen muchos motivos para pelearse con Milei, y el principal de ellos es, claro, la expresión más palmaria del poder, la plata, y pocas razones para no cooperar entre sí sorteando las diferencias partidarias, dado que ninguno de ellos es cabeza ni acompañante ni siquiera parte de algún proyecto con chances inmediatas de imponerse a los demás y jorobarlos como viene jorobándolos Milei.
Ni siquiera quien suele oficiar como primus inter pares entre ellos, el gobernador bonaerense, genera de momento mayor recelo o desconfianza en sus colegas.
Este es el principal motivo por el que los 24 gobernadores se han estado reuniendo en el CFI, para impulsar una agenda legislativa que ponga coto al control de recursos y gastos por parte del Ejecutivo nacional, y negociar en mejores condiciones su proyección en el tiempo a través de las reformas que Milei tiene in pectore, y pueden significar cambios sustantivos en el federalismo fiscal.
Con lo que tratan de revertir la derrota que este les impuso a comienzos de su mandato con la prórroga del presupuesto de 2023, prolongó y profundizó con los decretos de emergencia y la Ley Bases, y que a fines del año pasado el Presidente volvió a estirar, al volver a negarse a negociar un presupuesto para 2025.
En el medio, además, el Gobierno cometió un error garrafal, que le facilitó este juego cooperativo a los gobernadores detrás de una agenda legislativa propia, y problemática para el plan de ajuste.
Y es que, al menos desde hace un año, la agenda oficial empezó a pesar cada vez menos en el Congreso, porque el Ejecutivo decidió postergar para después de las elecciones legislativas la discusión de sus reformas estructurales.
Y como los legisladores, si el Ejecutivo no les da trabajo, se buscan por su cuenta el suyo, se volvieron cada vez más atentos, a falta de iniciativas convincentes y con chances de éxito de sus jefes de bloque, a las necesidades e iniciativas de sus jefes territoriales.
Esta agenda de los gobernadores es muy variopinta, pero tiene una lógica de negociación bastante sensata y un núcleo compartido por todos ellos que no es arbitrario ni inalcanzable.
Se han hecho eco de todo tipo de iniciativas dirigidas a distribuir recursos fiscales, en las que no todos los partidos a los que ellos responden están de acuerdo. Pero eso no representa mayor inconveniente, si les permite avanzar en los temas que más les interesan: los dos o tres proyectos que los beneficiarían sin distinción. Y en los que todos creen, además, que el gobierno nacional podría ceder y es posible forzarlo a que lo haga si se lo amenaza lo suficiente.
Esos proyectos que forman el común denominador que une a los 24 jefes distritales contra Milei son, ante todo, la reforma del impuesto a los combustibles y de los ATN, en un plano secundario (porque implica más diferencias entre ellos), la reforma de las retenciones, y en el mediano y largo plazo, la reforma de los demás impuestos coparticipables.
Para lograr sus objetivos comunes, como decíamos, los gobernadores no han dudado en dar aire a un montón de otras iniciativas: para empezar, la declaración de emergencia pediátrica (motivada en el conflicto del Garraham) y la compensación de atrasos presupuestarios para las universidades; e incluso a otros más amplios y potencialmente letales para el plan de estabilización (obra pública, jubilaciones, etc.).
Y puede que varios de ellos avancen, porque la dinámica legislativa ha variado notablemente a consecuencia del repliegue de la agenda oficial y la gravitación creciente de las agendas opositoras: los libertarios se han pasado las últimas semanas atajando penales, viendo cómo se las ingenian para frenar una reunión o despacho de comisión, frustrar el quórum, cerrar un orden del día o postergar una sesión plenaria.
Y lo más preocupante para ellos, cuentan para esas tareas puramente defensivas con la colaboración de cada vez menos legisladores de los que pululan en el disperso centro del espectro: los dialoguistas, los colaboracionistas e incluso los disidentes de sus propias filas, todos ellos parecen inclinados a prestarle mucha menos atención hoy a lo que les pide Milei que a lo que esperan de ellos los jefes políticos de sus distritos.
Esto no debería sorprender al gobierno nacional: ha sido su objetivo prioritario debilitar y fragmentar a las fuerzas de centro, para polarizar al mango la escena con el kirchnerismo, y crecer electoralmente, a costa del PRO, de la UCR, del peronismo federal y los partidos provinciales.
La apuesta a “ganar solos” de los violetas se revela así como un objetivo contradictorio, al menos de momento, con el control de la agenda política. Y como una apuesta potencialmente acotada en sus rendimientos: la LLA avanza, efectivamente, pero a costa de sectores que ya votaban los proyectos oficiales, así que no crecerá mucho a fin de año el número de legisladores que están dispuestos a formar mayoría detrás suyo; al contrario, al verse amenazados en su existencia y mal retribuidos por su colaboración, no pocos de los moderados que van quedando se inclinan a colaborar con la oposición dura, con tal de recuperar algo del poder de negociación que fueron perdiendo.
Es lo que hicieron esta última semana un gran arco de legisladores, respondiendo a gobernadores de distinto signo que, después de reunirse en el CFI con todos sus colegas, le exigieron a Milei que ceda más recursos, a través de los ATN (de los que llega solo una mínima parte a las provincias y el grueso sigue engrosando el superávit fiscal, igual sucedió que el año pasado) y el impuesto a los combustibles (que se sigue distribuyendo muy parcialmente, a través de un fideicomiso que es de los pocos que el PEN quiere preservar, para mantener el ahogo sobre las cuentas provinciales). Como eventual piezas de negociación, los gobernadores se mostraron dispuestos a abrir la puerta a otros proyectos, que molestarían aún más a Hacienda.
Participaron de esa movida, entre otros, legisladores peronistas de distintas orientaciones, de fuerzas provinciales y macristas: los que responden a Llaryora (Córdoba), Frigerio (Entre Ríos), Jalil (Catamarca), Sáenz (Salta), Weretilneck (Río Nedro), Passalaqua (Misiones) y Figueroa (Neuquén), entre otros. Todos con buenos lazos hasta hace poco con el gobierno nacional. Y lo que es tal vez más notable, varios de ellos todavía con planes de compartir listas en octubre con él. Pero cuyos reclamos por más recursos no fueron atendidos, y sus perspectivas de participación en esas listas compartidas vienen declinando, vista la mezquindad que al respecto enarbola la gente de Karina Milei y confirman los “acuerdos” bonaerenses.
Es cierto también que esos gobernadores ni quisieron tampoco dinamitar puentes con el oficialismo. De allí que ninguno de los proyectos en danza esté cerca de aprobarse, pese a que podrían haber avanzado mucho más. Bastó, de momento, con la amenaza de hacerlo en las próximas semanas. Pero si no hay una respuesta más atenta de Nación a sus reclamos, puede que pronto Milei tenga que vetar, en medio de la campaña electoral, proyectos sensibles para los votantes de muchos distritos, sin garantía encima de que pueda sostener esos vetos.
Para completar el nuevo panorama legislativo, se sumó la reactivación del proyecto de reforma del tratamiento legislativo de los DNU. Que apunta a modificar la regla, establecida en 2005 por impulso de los Kirchner, por la que basta que una cámara no se pronuncie para que un decreto del presidente quede firme.
Si el cambio de ese criterio prosperara, los DNU necesitarían aval explícito de las dos cámaras, y Milei, que pronto se quedará sin las facultades delegadas concedidas el año pasado, y tendrá que recurrir seguramente a más de esos decretos, estaría en serios problemas aun cuando sus bancadas propias dupliquen su tamaño en diciembre.
¿Por qué el oficialismo reacciona tan tarde a esta pérdida de control sobre el Congreso, cuando durante 2024 parecía haber avanzado bastante con sus aliados como para evitarlo?
Paga el costo de varias malas decisiones juntas. En primer lugar, como ya dijimos, haber vaciado su agenda legislativa, con la idea de que le convenía postergar el tratamiento de nuevas reformas hasta después de las elecciones. No presentó prácticamente ningún proyecto relevante, así que los legisladores que antes se ocupaban de negociar con él, pasaron a hacerlo entre ellos y con los kirchneristas, atendiendo a las necesidades de sus gobernadores.
Si el Gobierno no les daba trabajo, y oportunidades de influir y recibir compensaciones de su parte por hacerlo, se los buscarían por otro lado, y es lo que hicieron.
En segundo lugar, los negociadores legislativos del oficialismo, en particular Martín Menem, pasaron a desempeñar un rol mucho más activo en la estrategia de Karina Milei de armar listas propias en las provincias, para competir con esos gobernadores a los que otras alas del Gobierno, principalmente Guillermo Francos y Santiago Caputo, venían esmerándose en convertir en aliados.
Los afectados no tardaron en entender que el Presidente quería usar su representatividad legislativa para conseguir gobernabilidad, y al mismo tiempo anularla en las urnas en cuanto tuviera oportunidad. Y lógicamente se están resistiendo a ir mansamente al matadero, y más todavía a ayudar a su verdugo.
El tercer factor, coincidente con lo anterior, que parece estar pesando es la lección que dejan los distritos que ya votaron o están por votar. Lo que tienen en común la elección de Ciudad de Buenos Aires, con la caída estrepitosa del PRO y la perspectiva de su absorción por LLA, los resultados de Formosa y Rosario, con la resiliencia del electorado kirchnerista, y la perspectiva de una polarización extrema de la votación bonaerense, es algo que ya se conoció en tiempos de Macri, y en particular en las legislativas de 2017: que los que más votos pierden son las avenidas del medio.
Mientras que los candidatos, y por tanto los legisladores, que siguen respondiendo a Cristina, puede que aguanten mejor el avance oficialista: si esa tendencia se confirmara en octubre, LLA le robará al kirchnerismo entre 5 y 7 bancas en diputados y 3 o 4 en el Senado, y más de 20 y 10 respectivamente a los demás partidos.
La situación no es exactamente la misma que en 2017, porque ahora el liderazgo de CFK pesa mucho menos, el peronismo en las provincias es mucho más débil y está más dividido y, fundamentalmente, no hay una crisis fiscal y financiera a punto de estallar. Pero los números pesan de todas formas: si tanto el Gobierno como la principal oposición tendrán pronto más recursos para polarizar la competencia, los que pagarán el pato van a ser aquellos cuyos intereses no están bien representados en ninguno de los dos lados de esa “grieta”. Les conviene a estos entonces cobrarse lo más cara posible hoy mismo su colaboración, y apurarse a negociar ahora lo que se pueda, antes de que sus recursos para hacerlo decaigan.
Conseguir más recursos para encarar la actual campaña electoral es, por todo lo dicho, solo una parte de la cuestión en danza, y no la más importante. Lo que está gestándose en los acuerdos entre los gobernadores de todas las filiaciones es un contrapoder trans partidario, que más allá de cómo resulten las próximas legislativas, pueda negociar de igual a igual con el Presidente. Dentro del Congreso, frente a los Tribunales, ignorando la polarización, que a ninguno de ellos, ni siquiera a los más alineados con el kirchnerismo, les garantiza nada.
Es por esto que los encuentros entre ellos, aunque no tengan proyecto alguno que los una, carezcan de liderazgo y siquiera de un vocero reconocido, o mejor dicho precisamente por todo eso, porque solo los une una necesidad inmediata y crematística, han venido para quedarse.
¿Es bueno o es malo que los gobernadores le pongan límite, si es que lo logran, a la estrategia de Milei de descargar los costos del plan de estabilización, además de en los jubilados, en las provincias, vía reducción de transferencias, obra pública, etc? ¿Pueden esas resistencias hacer fracasar la lucha contra la inflación?
Está por verse. Si Milei sigue siendo inflexible, tal vez la represa que ha impuesto al aumento del gasto se resquebraje y derrumbe. Por la imposibilidad de sostener en el Congreso sus vetos a proyectos de gasto. Antes de que en diciembre asuman sus nuevos legisladores y puedan sostenerlos sin ayuda. O incluso después de diciembre, si igual no llegan a reunir el tercio que necesitan.
O puede que Milei logre quebrar el frente federal que se ha venido gestando, a través de concesiones puntuales a algunos mandatarios más afines, o de una negociación acotada a los menos costosos de sus reclamos. Para avanzar el año próximo con reformas que sigan cargándose sobre las cuentas provinciales, y obliguen a esas administraciones a profundizar su propio ajuste.
En cualquier caso, esas son solo escaramuzas. La madre de las batallas entre el Gobierno y las provincias recién está empezando a tomar forma y gira en torno a la reforma impositiva, que va a afectar inevitablemente quién y cómo recauda, y quién y cómo gasta en la Argentina.
Para llegar en las mejores condiciones posibles a esa discusión es que ambas partes están haciendo músculo y mostrando los dientes. Y tal vez el fondo del problema que estamos viviendo es que Milei no ha expuesto más que unas pocas ideas al respecto. Una de ellas es la reforma del IVA, que no es mala forma de empezar, pero tiene potencialmente muchos damnificados y nadie sabe a quiénes beneficiará, y hasta no conocer los detalles lo razonable para las provincias es prever que estarán en el primer grupo. De allí que la sola mención del tema haya también alentado a los gobernadores a atrincherarse, por si acaso.
Tal vez la mejor forma de lidiar con el frente federal, entonces, no sería atender puntuales demandas para salir del paso, sino definir los detalles de esa reforma y conformar algo así como una coalición reformista, con aliados territoriales más claros. Pero sabemos ya por experiencia que no es que Milei no lo haya pensado por falta de tiempo, es que eso de las coaliciones a él no le interesa, más bien le repugna.
10/07/2025 a las 11:13 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La tentación política por la marroquinería
Javier Calvo
Fuente: Perfil
(*) Notiar.com.ar
9/7/025
En nuestra historia reciente saltaron casos resonantes. Es imposible evitar la deducción de cuántos debieron pasar desapercibidos. Muchos. Demasiados.
Cómo olvidar a Mario Pontaquarto, que confesó haber trasladado bolsos con plata para pagar las coimas con las que se pretendía conseguir en el Senado la aprobación de la flexibilidad laboral, en tiempos del gobierno aliancista de Fernando de la Rúa.
Qué decir de las valijas con 800 mil dólares que llegaron a Ezeiza traídas durante el kirchnerismo desde Caracas por el venezolano Antonini Wilson, junto al entonces funcionario Claudio Uberti. O las pornográficas imágenes del exsecretario de Obras Públicas kirchnerista, José López, lanzando bolsos con 9 millones de dólares en un convento de General Rodríguez.
Pendiente el inicio del juicio oral, la causa Cuadernos asomó como el Disney de la marroquinería. Empresarios de obra pública, funcionarios K y choferes traficando de un lado a otros bolsos, bolsas y lo que se encontrara para transportar generosos aportes. Seguramente desinteresados. “Para la campaña”, como intentó justificarse en la Justicia uno de ellos.
Ahora estamos ante un nuevo suceso sospechoso que dispara estos recuerdos, digamos, poéticos. Los fiscales que investigan el hecho detectaron una serie de irregularidades que podrían encubrir delitos. Habrá que ver. Lo que por el momento se sabe es que un avión privado que llegó a Ezeiza desde EE.UU. en febrero pasado, trajo a una única pasajera con alrededor de una decena de valijas y bultos que no fueron controlados en el aeropuerto.
Esta sensible anomalía se robustece cuando se conoce que la viajera se llama Laura Belén Arrieta, una joven con nutridos contactos políticos en el mileísmo. Arrieta trabaja además para el dueño de la empresa propietaria del avión que la trajo, Leonardo Scaturicce, hombre muy vinculado a los servicios de inteligencia, al asesorísimo Santiago Caputo y a Donald Trump. Es el flamante adquiriente de Flybondi. A propósito: ¿será cierto que la aerolínea low cost tenía “comprador asignado”?
Cuando el colega Carlos Pagni reveló en el verano este episodio el Gobierno salió a negarlo tajantemente. El inefable vocero Manuel Adorni, el mismo que quiere denunciar las supuestas fake news del periodismo crítico, informó que era mentira y que se habían hecho los controles correspondientes.
Adorni no volvió a comparecer a las preguntas de la prensa acreditada en la Casa Rosada desde que la colega Luciana Geuna mostró por TN, el último domingo, los videos y fotos que exhiben la ausencia total de chequeo de la Aduana y la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Ese material fue dado por la PSA a pedido de los fiscales Claudio Navas Rial y Sergio Rodríguez.
Al respecto, circulan múltiples intrigas palaciegas en el Gobierno sobre por qué la PSA, que depende del Ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich, no alertó de la existencia de las imágenes que desmentían la posición oficial libertaria. ¿O sí avisó y alguien evitó transmitir la novedad?
La resonancia del suceso acaso opaca la aparición de otras imágenes controvertidas: aquellas que muestran a uno de los protagonistas claves de la estafa $Libra, Mauricio Novelli, sacando en mochilas vaya a saberse qué de sus cajas de seguridad en una sucursal bancaria. Ocurrió justo, pero justo, poco antes de que estallara el escándalo con esa criptomoneda que promocionó Javier Milei.
Qué difícil parece ser resistirse a la tentación marroquinera.
10/07/2025 a las 11:16 AM
LA ARGENTINA POLÑITICA: ENFOQUES
Trepa la tensión entre el Gobierno y los jefes provinciales: sin cita por el 9 de Julio, el foco se corrió al Senado
Eduardo Aulicino
Fuente: Infobae
(*) Notiar.com.ar
9/7/025
La niebla le ahorró al Gobierno una foto deslucida en Tucumán. Con base en los informes sobre las malas condiciones climáticas, Javier Milei suspendió el viaje para la celebración del 9 de Julio, una convocatoria que iba camino a exponer el crítico momento de las relaciones entre Olivos y los gobernadores: sólo un puñado de ellos -cuatro, en el mejor de los casos- dejaba trascender su predisposición a compartir la ceremonia con el Presidente. Un breve alivio, porque los jefes provinciales ya corrieron el foco al Senado, donde apuestan a avanzar con una potente demostración de su reclamo de fondos al poder central. Si los números dan, será este jueves. Después se vería el margen para reactivar negociaciones.
Esas iniciativas fueron formalizadas en la Cámara alta por los jefes de bloque de todos los espacios políticos que cuentan con gobernadores: dialoguistas, opositores duros, provinciales. Firmaron UxP, la UCR, el PRO y diversos bloques con terminal en alguna provincia. Los proyectos impulsan una reconsideración de la distribución de ATN y cambios en el Impuesto a los Combustibles Líquidos. El referido informe sostiene que el cuadro de las provincias es realmente grave: dice que “la caída de recursos fiscales sólo es comparable a la ocurrida durante la pandemia del covid”.
El núcleo, de todos modos, apunta a desarmar el discurso del Gobierno en este terreno, es decir, el rechazo a cualquier iniciativa que, en su lógica, atente contra el equilibrio fiscal. El informe sostiene que el “costo fiscal” de los dos proyectos sería del 0,11% del PBI. Algunos gobernadores sostienen que ni siquiera es ese el costo, porque se trata de fondos que ya pertenecen a las provincias, en el caso de los ATN, y de una reconsideración sobre el impuesto a los combustibles que no debería repercutir negativamente para la Nación.
El mensaje de fondo es claro. Se trataría básicamente de adelantarse a las cargas libertarias. Por un lado, destacaría las cuentas sobre el bajo o inexistente costo fiscal. Y por el otro, en cuanto a combustibles, retomaría una “bandera” de Milei: la eliminación de fideicomisos, para redistribuir tales fondos con base en criterios de Coparticipación federal. En concreto, se trataría de tres, supuestamente para infraestructura hídrica, transporte y redes viales.
El planteo sobre la distribución de ATN va más allá de la queja sobre el manejo discrecional, repetido frente a todas las gestiones presidenciales. Señala que, en realidad, ese fondo es “sistemáticamente subejecutado”, dice que la situación actual de las provincias justifica la consideración como emergencia para girar los aportes y, más aún, destaca que se trata de “recursos pertenecientes a las provincias”.
El equilibrio entre jefes provinciales de variado origen y diferente juego político frente a Milei se nutre de un malestar compartido por la falta de recursos y de lo que consideran como mínimo un “destrato” del Gobierno. Ese es el dato que explicaría en buena medida la reacción unificada de los gobernadores. Y por eso mismo, es además una prueba en las propias filas, especialmente en el Congreso. Las iniciativas que circulan en medio de cierta parálisis del oficialismo dividen aguas. Y lo que viene pondrá a la vista de todos hasta dónde se sostiene la convivencia de duros y dialoguistas.
El capítulo que concentra la atención de todos es la próxima sesión del Senado. En rigor, la convocatoria para este jueves depende del número que puedan conseguir los espacios opositores y, después, de la capacidad de acuerdo para lograr dos tercios y tratar los temas sin dictamen de comisión. La cuestión, por supuesto, es más que técnica.
Victoria Villarruel, excomulgada por Olivos, mantuvo una reunión con la mayoría de los jefes de bloques, sin resultado formal. Pero, de hecho, alcanzó para sondear la intención de sesionar. Existe esa voluntad, pero no es uniforme. La mayoría de los gobernadores no querría quedar pegada a los proyectos ya sancionados por Diputados sobre jubilaciones y sistema de discapacidad.
Están en discusión los dictámenes sobre esas iniciativas. Los textos sobre ATN y modificaciones al impuesto a los combustibles no pasaron por comisiones. En conjunto, es un interrogante el modo en que podría ser resuelto el tratamiento en el recinto, si se concreta la sesión. En la previa, circulan números que asegurarían el quórum.
El tema, por supuesto, no se agotaría ni siquiera en caso de que sean aprobadas las propuestas de los gobernadores. De hecho, sería una advertencia dura para Milei, pero podría abrirse una etapa de negociaciones antes de que avancen en Diputados. Y será determinante entonces cómo mueve sus piezas el Gobierno y la capacidad de mantener los equilibrios en el conglomerado de jefes provinciales.
Se mezclan finalmente otros dos factores nada desdeñables. Uno, estrictamente electoral, tiene que ver con el creciente clima de campaña y las decisiones de competencia en cada distrito: hay gobernadores, especialmente dialoguistas y provinciales, molestos por los intentos libertarios de disputarles poder territorial. El otro tiene que ver con la economía: no sería una buena señal la prolongación en el tiempo de un clima de crisis entre Olivos y los gobernadores casi como un todo. Tablero completo.