Por Otto Schmucler.-

Aquí, en Argentina, korrupción se escribe con “K de Kirchner”.

“Señores jueces, este es el momento, es corrupción o justicia”, decía en su histórico alegato el Fiscal Diego Luciani en su acusación en el juicio “Vialidad Nacional”. No hay otra vía posible para la Argentina que TODOS queremos.

Porque por más que sus amanuenses en el Congreso pongan cartelitos con la leyenda “Cristina libre” o que los alcahuetes cómplices realicen la jura en sus cargos “por la Patria, bla, bla, bla y Cristina Libre” los argentinos en gran número han empezado a tomar conciencia del tremendo mal que el matrimonio Kirchner le ha hecho al país.

Hoy, repasando videos de Facebook, Tiktok e Instagram, me topé con una recopilación de “La ruta del dinero K”, donde Lanata, allá por los años 2011, contaba lo que había logrado concluir tras las entrevistas realizadas a Fariña y Elaskar respecto a cómo se fugó parte del dinero obtenido de la Korrupción (robado al Estado argentino) en vuelos cargados con bolsos y valijas repletos de billetes de euros y dólares (a los que Fariña llamaba “el físico”) provenientes de Santa Cruz, que terminaban en paraísos fiscales como Panamá, Islas Seychelles, Luxemburgo, etc., etc.

Mientras veía cada uno de esos videos de PPT, venían a mi memoria, como fichas de un rompecabezas de la corrupción en el mundo, los días posteriores al derrocamiento y muerte de Kadafi y la increíble fortuna amasada por el líder libio esparcida con formato de grandes emprendimientos, en otros países y en distintos paraísos fiscales como también la de Idi Amín (el carnicero de Uganda), o Nicolás Maduro en Venezuela, Correa en Ecuador, Morales en Bolivia, Ortega en Nicaragua, los Castro en Cuba o Alan García en Perú (aunque éste no se escudó en el latiguillo fácil del “Lawfare” y con el último resto de dignidad que le quedaba tomó la determinación de suicidarse cuando la policía, ya en su domicilio, se aprestaba a arrestarlo para que compareciera ante la justicia por el caso Odebrecht).

Todas esas incalculables fortunas fugadas significan un inmenso quebranto para los países origen de las mismas y eso repercute en el nivel de vida de sus habitantes. ¿O alguien piensa que con los 684 millones de dólares, calculados de defalco por Vialidad, no se podrían haber hecho cloacas, calles, semáforos y casas dignas para toda la sufriente y postergada “Matanza”? (Fernando Espinoza no tendría que sacrificarse viviendo en Puerto Madero).

Decía más arriba, parte de lo robado al Estado, porque a raíz del decomiso de bienes que se pretende realizar para que los condenados en el juicio de Vialidad devuelvan lo robado al Estado, hurgando en escribanías, actas societarias y otros bienes de los reos, aquí en casa, los Kirchner han acumulado otra fortuna en empresas, propiedades y campos que administran Sanfelice, Máximo (en su DJ como diputado declaró una fortuna de 8.311 millones de pesos sin habérsele conocido un solo emprendimiento laboral, sólo pases de propiedades o transferencias financieras) y los Báez. ¿Y los dólares/euros termosellados, enterrados en algún lugar de los miles de kilómetros cuadrados de terrenos y estancias adquiridas por los Báez? ¿Serán un mito o los habrán podido ubicar en algún otro lugar menos húmedo? Pregunta: ¿ningún fiscal, de oficio, pudo investigar sobre “la parada técnica de 13 horas (para que descansen los pilotos) en Seychelles realizada por el avión que traía de regreso a la entonces Presidenta Cristina de su viaje a Vietnam?

La justicia en nuestro país, a pesar de haber dado algunos pasos esperanzadores, todavía está en deuda con los argentinos; tiene aún por lograr el decomiso de muchos bienes pertenecientes al Club de los Ladrones (o de los Malos, como los llama Borensztein).

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