Por Oscar Edgardo García.-

Diego Guelar logró una singular notoriedad en los recientes días al calificar muy groseramente a Mauricio Macri por haber acordado compartir con La Libertad Avanza las candidaturas en la Ciudad de Buenos Aires para las próximas elecciones nacionales.

Sobre la extensa trayectoria del exembajador de la Argentina en China durante la gestión de Cambiemos cabe recordar que, en la época de la denominada «plata dulce», su familia creó el Banco del Oeste en la localidad bonaerense de Mercedes, trasladándose posteriormente a la Capital Federal, para constituirse en el banco que ofrecía pagar las mayores tasas de interés a los «inversionistas» por la colocación de sus ahorros.

Su hermano Guido ostentaba el cargo de presidente del directorio del banco hasta que en el año 1986 produjo su quiebra fugándose a Estados Unidos y luego a México.

Wikipedia resume textualmente la actividad de «Don Diego» en el banco con el siguiente párrafo:  «Diego hacía que los ahorristas depositaran sus dólares a cambio de un papel sin membrete ―ilegal―, porque les decía que esa tasa de interés sólo se pagaba en operaciones en negro».

A raíz de ello, un significativo grupo de pequeños y medianos empresarios resultaron víctimas del accionar inescrupuloso de los Guelar, debiendo asumir resignadamente la pérdida de 100 millones de dólares.

Con toda seguridad, los inocentes inversores damnificados del Banco del Oeste deben mantener para Diego Guelar la misma adjetivación que él expresó inaceptablemente para el expresidente de la Nación.

El desacertado calificativo del exembajador denota su omisión de una célebre frase de la Biblia: «Ver la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el propio».

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