Por Juan José de Guzmán.-

Es una pena que el Presidente no haya escuchado al Gran Joan Manuel.

“Cuidate mucho Juanito de las malas compañías”, le aconsejaba su santa madre a Serrat para que él eligiera “lo mejor de cada casa”, todo lo contrario de Javier, que tiene amigos como el Gordo Dan, que debe ser “lo peor que pueda encontrarse en cualquier suburbio”.

El execrable relato que propagó para denostar al senador Juez es de una bajeza propia de un amoral.

Haber inventado toda una historia alrededor de la hija diciendo que había sido producto de que “le había acabado adentro a una mujer”, que después de darla a luz tuvo que recurrir a la justicia para que el senador se hiciera cargo no entra en los cánones de cualquiera que no sea un simio descerebrado y despreciable. Esa mujer que aparece en ese relato mendaz es la actual esposa de Luis Juez, con quien tuvo 3 hijos (incluida Milagros).

Ante esto, es el propio presidente quien debió haber salido públicamente, con la misma vehemencia con que descalifica a periodistas, columnistas y/o todo aquel que lo contradiga o piense distinto a condenar ese horrible invento de “su amigo”, en vez de hacerse el “dolobu, mirando para otro lado” encomendándole a su hermana “la Jefa”, que mediante una llamada privada le dijera al senador “nosotros no pensamos lo mismo” y le pidiera disculpas.

Una importante mayoría lo ungió presidente para que hiciera lo que había que hacer, eliminar el déficit, bajar la inflación y encauzar la política exterior (cosa con la que, en gran medida cumplió), lo que esa mayoría no imaginó es que el costo de esas medidas iban a significar la pérdida de la sensibilidad que todo gobernante debe demostrar ante aquellos sectores desprotegidos dentro de la sociedad (médicos, personal del Garrahan, discapacitados y jubilados), Kicillof agradecido.

Ojo que Dan no es el único “amigo” del que debe alejarse, en el gabinete; a estas horas de la noche del domingo seguro que hay más de uno haciendo la cola de los eyectables.

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