Por Oscar Edgardo García.-
Un colmo es una expresión coloquial que se usa para señalar algo que llega a un punto extremo, absurdo o exagerado, haciendo una situación especialmente cómica o irónica.
Entre los innumerables que existen, habitualmente se dice que el colmo de los colmos es «que un mudo le diga a un sordo que un ciego lo está mirando», así como también que el colmo de un zapatero es «atarse los zapatos con el cordón de la vereda» y el de una pastelera es «que no sepa hacer su propio pastel.»
Las elecciones últimas han creado el colmo de la pastelera a la que se le estaba quemando la torta sin que ni ella, ni nadie a su alrededor, atinaran a sacarla del horno antes de que se produjera un incendio.
Veremos qué harán ahora la sabionda «jefa» repostera y sus adláteres para revivir los trozos del bizcochuelo elaborado con el sacrificio de todos los argentinos y que está en riesgo de convertirse en cenizas en caso de que no se tomen las medidas necesarias para su salvación, porque los incendiarios están «vivitos y coleando».
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