Por Luis Américo Illuminati.-
«La humildad es una virtud tan práctica que los hombres se figuran que debe ser un vicio» (G.K. Chesterton).
La tremenda derrota de Milei, no es el triunfo del kirchnerismo -una aberración humana- sino el resultado de haber mordido Milei la mano de los que lo apoyaron. La soberbia lleva a la ceguera política y de ahí para adelante, no hay otro antídoto que revestirse de una verdadera humildad (metanoia), despedir a gatos, chantas, trepadores, obsecuentes y corruptos y convocar gente cuerda. Perder por 14 puntos -y como correlato bajaron un 22% las acciones argentinas en Wall Street- frente al peronismo es el resultado de haberse pegado un tiro en el pie Milei. Este fracaso es el resultado de su inflada gesticulación, su histrionismo, sus hipérboles retóricas, sus constantes descalificaciones a cualquiera que discrepe y discuta sus postulados y axiomas, sus estúpidas peleas con personajes de la farándula -caso de la cantante popular Lali Espósito-, su hábito de apostrofar a sus adversarios y críticos en términos tan descomedidos que su principal rival Axel Kicillof -bruto y mentiroso reincidente- quedó como un puritano. Como a LLA le faltó una estructura política, lo que hizo que Milei, su hermana y Santiago Caputo -el triángulo de hierro- la llenaran con un rejunte de aventureros, saltimbanquis y personajes exóticos, algunos con antecedentes penales. Un error garrafal imperdonable de Milei fue haber permitido el continuismo de personajes nefastos del kirchnerismo, sobre todo en la Afip y la Aduana. Su amplio triunfo sobre Sergio Massa, candidato forzoso de Cristina, trajo una gran esperanza. Llegó a la Casa Rosada como un salvador. Con grandilocuencia invocó las fuerzas del cielo. Su carrera meteórica surgió como un producto de la televisión, como un ignoto y extravagante panelista de Intratables, desde allí empezó a hablar de economía como si fuera un clon de Milton Friedman. Con su melena de león parecía Einstein, un iluminado. Un profeta. Muchos argentinos lo votaron masivamente para acabar con el kirchnerismo. Al poco tiempo comenzaron los problemas internos: discusiones y tironeos con Macri, quien en el ballotage lo ayudó con el voto de sus partidarios. Y para escándalo de propios y ajenos alcanzó el récord de funcionarios despedidos, se peleó con casi todos los periodistas del medio, rompió con los gobernadores que eran sus aliados. Y cometió el peor capricho: empoderó a su hermana -que no tiene ninguna experiencia política -igual que él- salvo hacer tortas, actividad muy respetable, pero que resulta una locura haberla erigido en una suerte de «Primera Ministra», con poder real para designar, nombrar y despedir a quien se le ocurra si no sigue sus dictados e instrucciones. Y llamarla «el jefe» es un verdadero papelón. El periodista y médico neurólogo que años atrás supo diagnosticar a Cristina Fernández, recientemente dijo que Milei mantiene “una relación patológica con su hermana”. Psicológicamente Karina Milei ocupa el papel de una madre y Santiago Caputo (el mago del Kremlin) ocupa el lugar de un padre. Javier Milei es un niño grande, un hombre grande que no maduró, se quedó en la rebeldía y bravuconerías de la adolescencia, vive como si fuera un muchacho aventuras amorosas como un cultor de la vida loca, cambia de novia como de camiseta, la forma en que se viste, la pedantesca fraseología, su imagen de Don Juan Tenorio como el inefable seductor Carlos Saúl Menem, a quien admira e imita, todo ello ha contribuido a esta bochornosa derrota. Hace un año dijimos en esta misma página que Manuel Adorni no era la persona indicada para ser el vocero presidencial, porque nos parecía una caricatura, un reverendo palurdo, por no decir otra palabra más drástica, lo mismo que Luis Petri, ministro de defensa, cargo que le queda muy grande. Una medida inteligente y conciliadora que ayudaría a Milei a recuperar la confianza perdida y que tiene que tomar lo más pronto posible es reemplazar a Karina y en su lugar designar otra persona en el cargo de Secretario General de la Presidencia, una persona idónea, circunspecta y moderada como Guillermo Francos, con facultades ordinarias. Y a la hermana -desde el primer día debió hacer esto- ponerla como su secretaria privada, con un rol que no exceda sus funciones, guardando un bajísimo perfil, sin concederle facultades estelares de primer nivel; así su hermana ya no tendría un rol de tanta trascendencia y protagonismo político, sobre lo cual ya ha demostrado que no tiene las mínimas cualidades necesarias. Esta decisión sería una medida salomónica. Si la hermana lo entiende y acepta no sería humillante para ella sino un acto de solidaridad con el presidente de la Nación y también para los que lo votaron y confiaron en él. Si bien faltan casi dos años para que Milei concluya su mandato, puede tal vez desandar el camino equivocado y aunque no consiga su reelección en 2027, si consiga retirarse con el orgullo de haber sabido reconocer con humildad sus errores, y por el bien de todos, tomar el timón con destreza para mantener hasta el último día la nave a flote. La humildad, es una virtud que muchos la ven como una debilidad, pero que suele ser el camino del arrepentimiento, de la lucidez y de la sabiduría. Dos años es un tiempo suficiente para madurar y templar los planes y repensar las ideas. Si Milei procede de esta forma las ilusiones de Axel Kicillof de ser el próximo presidente, naufragarán como su castigada provincia, asediada por la corrupción, la miseria y la droga. La historia de un país es un registro tanto de los éxitos como de los fracasos de sus dirigentes. Vivimos tiempos oscuros, en que los peores han perdido la vergüenza y los mejores la esperanza. Sobre la víspera de la concurrencia a las urnas- sábado a la tarde- como un sello macabro del calamitoso gobierno bonaerense, un adolescente -Dilan Insfram- fue asesinado de tres balazos frente a la puerta de su casa en La Matanza, del barrio González Catán, al querer defender a su madre de un robo (Clarín, 08/09/25).
10/09/2025 a las 11:04 AM
Luis Illuminati ofrece al lector puntuales observaciones sobre las conductas de políticos, funcionarios, obsecuentes y recalcitrantes que están «bajo fuego» (amigo y enemigo) en vísperas de desenlaces electorales inciertos pero previsibles.
Pretendiendo aportar, agrego un certero consejo: «Procuren de no perder/ Ni el tiempo ni la vergüenza./ Como todo hombre que piensa,/ Procedan siempre con juicio;/ Y sepan que ningún vicio/ Acaba donde comienza.» (Martín Fierro. Verso 7042).
10/09/2025 a las 11:12 AM
ya se metió con Chesterton el literato frustrado
10/09/2025 a las 11:32 AM
GRACIAS POR TUS PINTORESCAS COLUMNAS CORKY.
ADMIRO MUCHO EL ESFUERZO QUE HACES, A PESAR DE TODAS TUS ADVERSIDADES CONTINUAS CON LA ESCRITURA.
LOGRAS EMOCIONARME UN POCO MÁS CADA VEZ QUE OBSERVO TUS COMENTARIOS SIN DEJAR VENCERTE POR TU CONDICIÓN.