Por Luis Alejandro Rizzi.-
Esta nota está escrita antes de la Reunión Milei -Trump, porque sabemos que será la mejor Reunión de la historia , del mundo y del futuro. Será una Reunión performativa y el plan “platita” de Massa quedará en la historia humorística de la política, como los cuentos de Pamela, personaje creado por Roberto Gil en aquel programa radial “Calle Corrientes”. Los dólares caerán del cielo, pero dónde los llevaran los vientos, sólo Bessent lo sabe…
Alguien metió la cola, Milei se quedo sin Salón Oval, almorzarán y a casa, será el mejor almuerzo de la historia, con el mejor postre.
“Dicho de un organismo animal o vegetal, que vive a costa de otros de distinta especie, alimentándose de él y depauperándolo sin llegar a matarlo”, RAE. Primera acepción de la palabra “parásito”.
La Argentina comparte esa definición, pero con una diferencia, se “depaupera” a sí misma. Chesterton diría que somos un país “loco”, que pretende encarar aventuras cuerdas, riesgosas y racionales comandados por capitanes incultos, carentes de idoneidad profesional, neuróticos y que se creen providenciales.
Así vamos de salvataje en salvataje, porque siempre terminamos estrellados contra nosotros mismos. No es necesario dar datos, porque todos sabemos “que no hay plata”. La única forma de subsistir es siendo parásitos de uno mismo, aunque a costo, en este octubre negro de Milei, de los “contribuyentes norteamericanos”, como dice Paul Krugman.
En momentos en que se reunirán Trump, aparente, sólo aparente arquitecto de la paz en medio oriente próximo, vestido con sus mejores galas principescas y el sumiso “Javo” que, con la timidez propia de los eunucos, le preguntará qué debo hacer, y dónde pongo mi huella digital. Sólo a eso se reducirá la tan anunciada “negociación” y le obsequiará alguna confitura preparada por las propias manos de su hermana Karina.
Pese a tanta zalamería, habrá que aceptar condiciones sujetas y condicionadas al resultado del 26 de octubre.
Lo que es evidente, es que finalmente en esa fecha, los argentinos resolveremos si nos seguimos gobernando por nosotros mismos, por cierto bastante mal, o aceptamos una “desinteresada” curaduría del “friendly Donald Trump”.
Anoche en “Odisea”, Carlos Pagni recordaba que: “…habría que preguntarle a Federico Sturzenegger, porque él tuvo un gran amigo y maestro en su formación en Massachusetts. Rudi Dornbusch, un economista alemán con gran protagonismo en la escena norteamericana, quien escribió en 2001 que “la Argentina tenía una sola salida: la intervención de un gobierno extranjero. Porque los argentinos solos no se pueden gobernar.” Algo así parece expresar el ancla estadounidense y una intervención, que no sólo es la de Bessent, sino también la de Bennett. En un departamento en Barrio Norte-estuvieron Ritondo, Pichetto y de Loredo, diciendo cuál debe ser la política interna argentina para el paladar del gobierno de Trump con Santiago Caputo como garante de la conversación. Estamos ante una época distinta. ¿Ingresamos a otro régimen político en el que lo que era raro pasa a ser habitual?”
Milei, ¿estará privatizando su gobierno en manos de los Bennet, Bessent y Caputos?, Santiago en cierto modo actúa como gestor tutor, es un simple asesor, pero ¿tiene poderes irrevocables?
Milei bien puede decir, como Groucho Marx, “si no le gusta este Caputo, tengo otro y otro y quizás otro más y en último caso un Macri.…”
En esa reunión a la que hizo mención Pagni, de Loredo y Ritondo habrían salido convencidos, según me comentó una persona “de mi confianza”, como dice la “Chiqui”.
La Argentina parasitaria puede ser un buen negocio, porque según la IA, “…Desde una perspectiva ecológica, también pueden desempeñar un papel en la regulación de poblaciones de plagas en la agricultura y actuar como una fuerza evolutiva.”
Podemos ser buenos parásitos, no todo está perdido, tampoco ganado…
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