Por Luis Américo Illuminati.-
Tanto Manuel Adorni como Diego Santilli quieren convencer a la opinión pública, el electorado, que no han incurrido en las deleznables candidaturas testimoniales. Quieren justificarse y no reparan que sus explicaciones son una forma de insultar la inteligencia de los que los votaron, tratando de convencernos de que la Tierra no es un planeta sino un satélite de la Luna. Las candidaturas testimoniales son una estafa moral. Una tomadura de pelo a la gente. No hay doble lectura. La gente los votó para una cosa concreta: para diputados y si «a posteriori» son designados ministros, Adorni Jefe de Gabinete y Santilli ministro del Interior, eso es traicionar el mandato para el cual fueron elegidos. Invitados el primero por Luis Majul y el segundo por Joni Viale, a sus programas, los intentos de convencer a sus entrevistadores de que 2 + 2 es igual a 5 resultaron tan patéticas, burdas e increíbles, que a decir verdad sus perfiles quedaron por el suelo. Con esta torpeza LLA (la mano de Karina) le dan pábilo a los kirchneristas para que digan «Son unos farsantes, nos criticaron cuando éramos gobierno y ahora hacen lo mismo». En rigor, las candidaturas son un cachivache jurídico, un esperpento. La excusa que dan Santilli y Adorni de que ellos no sabían que luego el presidente los convocaría para otro cargo, es tan precaria, que se desintegra como papel picado. Esta actitud de negacionismo pueril, más que aclarar, oscurece. La gente los votó a los candidatos para un mandato determinado, para cumplirlo acabadamente, y ni siquiera el presidente de la Nación puede burlar dicho mandato. Hacerlo es burlarse de la gente. Una excusa más osada y ridícula que decir «no le puedo decir no al presidente» describe no un blooper risible y pasajero, sino una acción poco honesta, poco seria, una triquiñuela electoral, es decir, una vulgar chicana. Manipulando «a posteriori» la voluntad popular manifestada por el sufragante en un sentido inequívoco, es más que un error, que hará que la euforia de Milei dure poco y otra vez frustradas las expectativas de que supere al kirchnerismo. Y otra vez a cortar clavos. Si el elector hubiera sabido con anticipación que el candidato que va a votar puede renunciar tan fácilmente a su banca, dejando a un suplente, tal vez su decisión hubiera sido distinta a la que tomó y no tendríamos en puerta otro papelón -una pifiada que en lugar de darle a la pelota sale volando el botín del jugador que le da en la cara al arquero-, un acto apresurado más de Milei, quien no reflexiona suficientemente las cosas, incurriendo en los mismos vicios del kirchnerismo. Creemos que si en la boleta de los candidatos de LLA, hubiesen puesto un asterisco * con la advertencia candidato «polifuncional», la candidatura habría sido un acto absolutamente ético.
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