Por Carlos Tórtora.-
Desde el momento mismo en que asumió como Ministro del Interior, Diego Santilli pasó a ser la estrella mediática del gobierno. Y el nuevo diálogo político, para empezar con los gobernadores, pasa por su despacho. De este modo Javier Milei está repitiendo la estrategia que siguiera cuando en el 2023 designara a Guillermo Francos como Jefe de Gabinete en reemplazo de Nicolás Posse. Igual que Francos, Santilli es una paloma, es decir un conciliador, en un gabinete donde mandan los halcones Karina Milei y Luis Caputo. Igual que Francos, su principal función sería comprometer el apoyo de la mayor cantidad de gobernadores posible a las reformas laboral, previsional y tributaria. Teniendo en cuenta los antecedentes de la Ley Bases y el Pacto de Mayo, lo más probable es que, una vez que el presidente haya conseguido su objetivo, deje de cumplir con los mandatarios provinciales para resguardar el equilibrio fiscal. O sea, una muy probable repetición del ciclo de creación de expectativas. Cuando llegue la crisis, lo más probable será entonces que sea Santilli el que pague los platos rotos.
Pero Santilli tiene una utilidad muy particular para el gobierno: hizo carrera como uno de los hombres de confianza de Mauricio Macri y todavía explota su condición de dirigente del PRO. Esto le permite facilitar con una sonrisa el trabajo sistemático de absorción por LLA de cuanto legislador quede disponible, que es el trabajo que realiza Patricia Bullrich.
El pase de la senadora nacional del PRO Carmen Álvarez Rivero al bloque de senadores de LLA fue de tal gravedad que Macri llamó para este miércoles a una reunión de su plana mayor.
La prueba de fuego
Volviendo a Santilli, tiene por delante una misión extremadamente difícil. Esto es conseguir que varios gobernadores acepten ir contra la CGT y que sus legisladores voten la reforma laboral. Si fracasa, parece obvio que su subsistencia en el gabinete sería dudosa. Si tiene éxito, sería premiado con la candidatura a gobernador de Buenos Aires en el 2027.
En cierto modo, entonces, Milei hoy le está confiando a su Ministro del Interior la clave para su reelección como presidente. Tanto la administración Trump como los principales bancos de inversión condicionan ahora la gobernabilidad futura de Milei a que pueda convertir en leyes las reformas pendientes. Y, habría que agregar, que la justicia no invalide las mismas.
Nubes oscuras en el horizonte
La burbuja de imagen positiva creada en torno a Santilli no impide que en algunos círculos ya estén circulando cuestiones que lo vinculan con hechos de corrupción.
Uno de los temas más importantes es el desarrollado por el sitio El Disenso (Gotcha, los negocios de Diego Santilli). Siendo Santilli vicejefe de gobierno de la Ciudad, un contratista del estado que maneja un grupo de importantes empresas, Marcos Podestá, le prestó medio millón de dólares. Santilli saldó cuentas en un año con un sueldo mensual de 80.000 pesos. Haciendo cuentas, hablamos de 4.000 dólares por doce meses. Los ingresos totales de Santilli no alcanzaban ni para pagar el 10 por ciento de la deuda.
Este caso tiene múltiples derivaciones que lo conectan hasta con temas de lavado.
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