Por Luis Alejandro Rizzi.-
“Para mí, en Argentina todo termina mal, incluso lo que empieza y se desarrolla razonablemente bien. Las transformaciones profundas parecen siempre condenadas a un fracaso cultural: el país nunca termina de aceptar ni lo bueno ni lo malo de sus propios procesos.” Jorge Asís.
Es cierto lo que dice Asís. La pregunta que nos tenemos que hacer es “por qué”.
Lo primero que se me ocurre es que nos falta una visión holística del país, tema esencialmente cultural.
Esa maculopatía intelectual nos impide ver el funcionamiento integral del país y empezamos a confundir las partes con el todo, lo que nos lleva a tener una visión distorsionada, malos diagnósticos, medios inapropiados y, como en el pasaje evangélico, todas las buenas intenciones terminan mal, como dice Asís, en el infierno.
La otra cuestión es la de buscar culpables e imputarles culpas y responsabilidades. Es la sofística del “anti”, como muestra suficiente de comportamiento virtuoso.
Estamos sembrados de “antis”; de lo que no nos damos cuenta es que así terminamos imputándonos nosotros mismos, porque nos generamos como tales.
Somos un conjunto de “fragmentos”; cada uno tiene su propia órbita y es natural que, en un espacio tan chico, choquemos o las órbitas se superpongan o confundan.
También tenemos comportamientos infantiles en la ponderación de los hechos y se pretende convertirlos en éxitos clamorosos, negociaciones y acuerdos, por el solo hecho de lograrlos, sin ponderar sus contenidos y consecuencias.
Varios ejemplos de esta forma de ser.
El gobierno de Milei colapsó y fracasó estrepitosamente el 8 de octubre pasado; se ponía, con fundamentos serios, en duda su continuidad.
Lo rescató el Tesoro de EEUU con una “compra” de miles de millones de pesos, suficientes para condicionar nuestro “mercadito de cambios”, como lo describió en la UIA el ministro Luis Caputo.
Esa intervención, no hay duda, ese “plan platita”, que esta vez no llegó a la gente sino a los jugadores del “mercadito de monedas y bonos”, produjo el resultado mínimo; sólo 27% de los votos emitidos fue suficiente para disolver a los que no votaron ni a los que votaron contra el gobierno. Se magnificó el valor de un triunfo mínimo.
El gobierno de Milei era el Titanic, que esta vez un rescatista logró mantenerlo a flote, nada más que eso, los motores no funcionan y las averías no fueron reparadas. Más deuda cumple la función de un buen parche temporario. Pero el Titanic averiado -el gobierno de Milei- sigue en el medio del mar.
Se juegan todas las cartas, otra prueba de infantilismo, a la reforma laboral, tributaria y previsional.
Lo primero, si así fuera, los resultados demorarán años en verse y tampoco se puede garantizar sus buenos resultados; como dice Asís, pueden terminar mal, por más empeño que se ponga en la tarea reformista, que la mayoría de las veces no pasa de un gatopardismo vulgar.
Mis lectores saben que yo creo que el derecho laboral será reabsorbido por el derecho privado. Durante el gobierno de Cristina se dio un paso fundacional; se unificó el derecho civil y comercial, falta la unificación jurisdiccional en el fuero judicial.
Quizás fue una de las pocas cosas que Cristina hizo bien y perdura sin discusión.
Nuestra ley de contrato de trabajo, que data del año 1974, vista objetivamente, fue de avanzada cuando se sancionó; lo que pasó fue que no se la podía financiar porque no se tuvo en cuenta que cada derecho tiene un costo.
Pero cumplió una función cultural, corrigió muchos abusos que ocurrían en la relación de trabajo, que hoy ya son valores culturales, más sólidos que la garantía que le pueda dar cualquier ley o “DNU”.
La reforma tributaria es un fragmento. Lo que debemos pensar es en lo que debe gastar el estado y la ley tributaria debe responder a esa necesidad.
Debería pensarse un presupuesto plurianual que responda a un consenso político perdurable, en una negociación que debe estar guiada por principios culturales.
Reforma previsional. El sistema actual es ficticio; sólo alcanza para conceder mensualmente una limosna. Deberá financiarse con impuestos exclusivamente, lo que debería llevar a un rediseño en el que los beneficios previsionales serán inversamente proporcionales a lo pagado en impuestos a lo largo de la vida.
Quienes menos pagaron por su nivel de ingresos, mejor beneficio deberían tener, porque tuvieron menos posibilidades de ahorro.
Principio elemental y básico de justicia liberal.
En fin, hay posibilidades de empezar cosas que terminen bien o un poco mejor, mi respetado Jorge Asís.
17/11/2025 a las 2:15 AM
MAESTRO SE LO DIJIMOS HACE POCO, CON OTRAS PALABRAS. SE VE QUE NO LLEGO EL MENSAJE.
USTED PERMANECE EN EL ERROR DE MIRAR EL GOBIERNO DE MILEI, COMO SI FUERA UNA FOTO.
CUANDO DEBERIA (EN NUESTRA OPINION, POR SUPUESTO) ANALIZARLO COMO UNA PELICULA.
QUE RECIBIO, COMO GESTIONA Y CUAL ES EL FUTURO INMEDIATO Y MEDIATO DE ACUERDO
A LAS MEDIDAS QUE SE HAN TOMADO.
TAMPOCO ANALIZA EL MARCO EN EL QUE SE DESENVUELVE, CON UN CONGRESO EN CONTRA, QUE CAMBIARA PROXIMAMENTE Y UN PERIODISMO ENSOBRADO Y/O OMNUBILADO EN CONTRA, SIN ARGUMENTACIONES TECNICAS QUE JUSTIFIQUEN LA CRITICA CONSTANTE Y ABSURDA.
TOME DISTANCIA, OBSERVE DESDE UN PUNTO EQUIDISTANTE Y LUEGO OPINE DESPOJADO DE
TODA INFLUENCIA IDEOLOGICA Y VERA QUE TENEMOS RAZON.
17/11/2025 a las 8:28 AM
Adscribo totalmente al comentario anterior. Este «intelectual» compara 23 meses de un gobierno con un arranque con todo en contra y toda la casta (sí la casta) de la que este «intelectual» forma parte, con los cuarenta años de fracaso en fracaso que nos deparó la casta «democrática». Más objetividad y disimule un poco más su pertenencia al aplaudidor de fracasados.
17/11/2025 a las 8:41 AM
Otro día más que pasa y el gobierno no le exige a la ladrona, condenada y presa que devuelva lo robado!
Otro día más que no sabemos a donde se llevaron el oro del Banco Central, el Ministro de Economía y el presidente del BCRA (que sigue teniendo reservas negativas, es decir está quebrado).
Ni siquiera se lo informan a la Auditoría General de la Nación!!